SOCIALISMO Vs. CAPITALISMO
La
diatriba entre el Socialismo y el Capitalismo en Venezuela parece no tener fin.
Por un lado tenemos algunos ideólogos y sabios del proceso revolucionario
quienes se han dado a la tarea de patear el país para educarnos acerca de los
nobles fundamentos, para que prefiramos al socialismo o comunismo (su forma
ulterior) como forma idónea para resolver los problemas de nuestra sociedad. Le
asignan solo bondades al socialismo, en cambio al capitalismo todos los males.
Los fieles del capitalismo están en la acera del frente ideológicamente, más
bien política y económicamente.
Como
no tengo el suficiente conocimiento político ni económico como ellos, quienes
son economistas los capitalistas y los socialistas revolucionarios son “cuadros” bien formados inclusive en Cuba, y
no puedo rebatirlos con argumentos conceptuales de sus nomenclaturas y
preferencias, me limitaré a explicarlo de la manera más sencilla, la del lego
aficionado práctico en política y economía.
Un
país necesita producir los bienes y servicios que sus ciudadanos necesitan para
vivir. Debe entonces producir para el consumo interno, pero no puede producirlo
todo, para ser autárquicos, sino que solamente producirá aquello en lo cual
tiene capacidades instaladas, aquello que su territorio y sus condiciones
naturales se lo permiten. Aquello donde sea competitivo y tenga
comparativamente los recursos para hacerlo de manera económica y eficiente. En
tal sentido, debe importar algunos rubros, bien sea porque no puede producirlos
o porque no debe, porque no le es económicamente adecuado, practicable o
aceptable. Por las mismas razones, el país debe producir para exportar y vender
ese excedente a otros países, pues es la única manera de obtener dólares,
divisas, moneda fuerte, de alto poder adquisitivo mundial. Es decir, el salario
de un país son sus exportaciones. El país debe también invertir, ahorrar, pagar
subsidios directos e indirectos, etc. la fórmula del ingreso en economía así lo
define y contempla todos estos elementos en su teoría.
El
modelo capitalista, que es el único que sabemos genera riquezas, es acusado de
tener una lógica fundamentada en la optimización de los recursos productivos
para generar las máximas ganancias y cuya lógica no respeta aspectos de orden
moral, sino estrictamente eso, optimizar las ganancias. Los revolucionarios
denuncian que los empresarios explotan a la clase trabajadora y se quedan con
la plusvalía y que los políticos en ese sistema capitalista odiado, están en
connivencia con los empresarios capitalistas, quienes les financian sus
campañas y a quienes les pagan con políticas públicas que les permiten mayores
ganancias, para recuperar el capital empleado para ponerlos allí.
Los
comunistas y los socialistas no son lo mismo, porque las categorías para
definir a los primeros están en el terreno de las ciencias políticas y los
segundos en el de la ciencia económica, pero que, a todo efecto, es lo mismo,
según respondió el sabio Fidel Castro cuando Patricia Davis lo entrevistó y le
preguntó ¿Qué es para Ud. el socialismo
del siglo XXI ahora? y al zorro viejo se le “chispoteó” la siguiente respuesta
al rompe: “!Es Comunismo!”…“! El que el propio Marx definió como como comunista
como el Comunismo”! ¡Así de simple! Y no tengo argumentos para rebatir
a tan alto personaje.
Los
socialistas esgrimen las bondades de su sistema ideal y perfecto, según el cual
los venezolanos deben olvidarse de la propiedad privada individual, como
tradicionalmente conocemos, donde de acuerdo a la Ciencia Económica las
familias son las propietarias legitimas de los factores productivos (Tierra,
Capital y Trabajo) y en su lugar deben aceptar que el estado sea el amo de la
propiedad colectiva de los mismos. Por eso no cumplen las prescripciones
constitucionales para la expropiación y aplican la confiscación, de la que
María Corina Machado le enrostró al difunto en la AN con la frase lapidaria de “Confiscar
es robar”. De paso, los socialistas y comunistas, quienes repudian la
plusvalía, se quedan con la que les generan los proletarios “uníos”, verbi
gracia lo que pasa con los médicos cubanos por los que los Castro cobran 20.000
dólares por cada uno a Venezuela, y a ellos les pagan miseria. Es tan alta la
deuda que Venezuela tendría en este acuerdo leonino en favor de la isla, que
hace unos meses Cuba respondió que los 17.500 lingotes de oro que el difunto
les envió desde la también odiada Europa, donde estaban en depósito, a sus
arcas más confiables, están en Cuba en garantía para dicha deuda. Creo que los
20.000 MM de dólares de la reserva que completaban aquella decisión, también
pelaron. Nosotros les vendemos 130.000 MM de barriles de petróleo y ellos usan
30.000 y venden 100.000; o sea, son ahora brokers petroleros, como
intermediarios comisionistas de todo cuanto nuestro país compra a terceros. Una
"manguangua".
En
el sistema o modo de producción socialista, la propiedad colectiva debe ser
trabajada por todos “según sus
capacidades”, que cada uno tenga para crear riqueza, para formar un pote
que el estado comunista o socialista empleará para brindarle a todos la mayor suma de felicidad
posible. La distribución de la riqueza creada bajo este modo de producción será
hecha únicamente por el estado, quien lo hará con sentido de justicia social,
con equidad. El lema es: “De cada quien según sus capacidades, a
cada cual según sus necesidades”.
Los
líderes y caudillos eternos de la nomenclatura prometen satisfacer las demandas
de todos, sin que exista marginación, ni discriminación, ni desigualdades que
empobrecen al hombre en el sistema capitalista al cual se oponen y el que,
según el marxismo:
“El
capitalismo es un engendro maligno, cuyo fin primordial es
la acumulación de riqueza mediante la explotación de las personas”, agrega que:
“aunque el capitalismo se jacta de haber conseguido grandes logros en los
planos científico-tecnológico, ha sido incapaz de resolver los grandes
problemas que afectan a la humanidad en su globalidad, la miseria, el hambre,
la sobrepoblación, la destrucción del medio ambiente, la violencia, la
explotación y el abuso, la mentira y la manipulación”. La profecía de Marx era que: “El capitalismo desaparecerá consumido en
sus propias perversiones” ya definidas.
El
socialismo se ufana de que el pueblo debe ser empoderado para que asuma las
riendas de su propio destino. Como vemos, todo esto suena como un sueño, una
utopía preciosa, una que muy difícilmente puede ser rebatida por un hombre de buenas costumbres, sensible y
justo. El hombre, por desgracia, se rebela en la práctica a tan bellos
propósitos, y aún bajo un sistema socialista y en su desenlace ulterior del
comunismo, deviene en inmensas desigualdades, donde - aunque dicen que es para que todos seamos iguales, unos se convierten
en “más iguales que los otros”- termina fracasando, como ha fracasado en
todos los países donde se ha intentado.
En
Venezuela lo que ha ocurrido, para confirmar la regla, lo vemos en su
estruendosa como cruda y cruel realidad que hoy sufrimos. El socialismo del
siglo XXI ha fracasado, una vez más. Hoy no tenemos alimentos, no conseguimos
medicinas y hacemos largas colas sin importar e ignorando casi siempre cuál
rubro venderán ese día, en cantidades de una unidad por persona, según sea el
digito terminal de su cedula de identidad. Colas humillantes y denigrantes,
bajo sol y lluvia por horas, donde nos maltratan y hacen control social,
disuasión y proselitismo.
Los
líderes del régimen son clasificados por organismos especializados
internacionales como Narcotraficantes y Terroristas convictos y confesos, y
algunos “cantantes” (familiares cercanos a la pareja presidencial han sido
declarados culpables por un jurado), el gobierno ha establecido alianzas con
intereses ajenos y a contrapelo del interés nacional, comprometiéndonos en una
realidad geopolítica mundial inconveniente y contraproducente. Han quebrado
PDVSA y venden sus activos a precio de gallina flaca para obtener liquidez y
pagar gasto público. En fin, “VENEZUELA ESTA EN QUIEBRA”.
No
sé si alguno desea completar este cuadro o diagnóstico de la realidad del conflicto socialismo Vs.
Capitalismo en nuestro país.
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