sábado, 29 de noviembre de 2014

LA RENUNCIA

El Artículo 233º constitucional vigente reza que “serán faltas absolutas del Presidente o Presidenta de la República: su muerte, su renuncia (…) así como la revocación popular de su mandato”.  La renuncia es el acto voluntario, sin coacción ni apremio, que un trabajador  toma para rescindir unilateralmente el contrato contraído con su empleador.

Ahora bien, ¿Puede un empleador pedirle al trabajador que renuncie? La respuesta es compleja, y habría que considerar las condiciones de antes y después del decreto de inamovilidad laboral vigente, ad infinitum, o al menos de manera indefinida, que existe por virtud de la ley habilitante que lo mantiene como una manera de ganar dadivas con escapulario ajeno, toda vez que el gobierno no lava ni presta la batea, pues no estimula, fomenta, ni garantiza, las condiciones para que existan y funcionen a full capacidad, o a pleno empleo, las empresas, industrias y comercios para el desarrollo nacional, como tampoco produce los bienes y servicios en las empresas que confisca o expropia. De igual manera, tampoco puede contratar a todos los que quedan desempleados. De tal forma que la situación es como una culebra que se muerde el rabo, un círculo vicioso, como le dicen los expertos. Los trabajadores quedan desempleados porque las empresas cierran y el estado no cuenta con empleos para absorberlos. De manera inversa, si el estado botara sus empleados no habría empresas que los contratara. Por ello, existe ese decreto de inamovilidad.

Antes del decreto de inamovilidad existían dos opciones para la terminación de la relación de dependencia entre empleador-trabajador, el despido justificado y el despido injustificado. Para el primer caso, el empleador debía acudir a solicitar la calificación de despido y esperar que el tribunal del trabajo lo aprobara. Para ello, debía acompañar tal solicitud de calificación de despido con los recaudos necesarios para probar los deméritos en los que el trabajador habría incurrido, base para que el empleador haya tomado la decisión de rescindir unilateralmente el contrato de trabajo.  La otra forma, la del despido injustificado, daba lugar a indemnización conocida como el célebre decreto 21 de CAP, o el “.Págame doble y me voy”.

Luego del decreto de inamovilidad, estas dos posibilidades, a mi juicio,  perdieron sentido, primero porque no existe el despido justificado, ya que el tribunal del trabajo siempre se pronunciará en favor del trabajador, como  tampoco se da lo del despido injustificado y el pago doble de prestaciones, porque el trabajador sencillamente no saldrá nunca de su empleo, ni que le paguen doble ni triple: pues, nadie deja esa manguangua, mucho menos si no hay empleos en las empresas privadas a donde acudir. En resumen, en la empresa privada es muy difícil salir de un empleado, así éste no sirva. Pareciera que éste fuera el mismo caso en la empresa púbica.

Un detalle para nada de obviar es que los sindicatos están  para defender los derechos y conquistas de los trabajadores; es decir, para darle fuerza al factor TRABAJO frente al factor CAPITAL. No obstante, en el presente status quo socialista del siglo XXI, este estado, que se dice como tal, no discute los contratos colectivos y es el único que puede despedir trabajadores, porque simplemente, no existiendo la separación de poderes y el Defensor del Pueblo (Puesto) no actúa,  nadie le gana un juicio al estado.

Dicho lo anterior, cabe preguntar: ¿Puede el pueblo exigirle al presidente su renuncia?

Obviamos decir que en el caso de las empresas privadas, se considera inmoral que un jefe presione al trabajador para que éste pida su renuncia. Incluso si el trabajador puede demostrar que existe tal presión, allí  de inmediato procede lo del despido injustificado, y el pago doble de prestaciones. Por supuesto, con el decreto de inmovilidad vigente, no se puede de ninguna manera jurídica ni práctica salir del trabajador.

En el caso del presidente, como vimos, existe el referendo revocatorio del mandato, para el cual hay que esperar la mitad del periodo; o sea, tres años. Ahora bien, ¿Puede y debe un pueblo aguantar tanto?

En sentido moral, no tanto el jurídico, el empleador del presidente es el pueblo y ser mandatario no significa sino eso, alguien que recibe un mandato, no que manda y ministro significa servidor; o sea, ese trabajador elevado que es el presidente está allí para servir y no para ser servido y su condición de mandatario no es más que para que cumpla un mandato de cierta naturaleza y durante un periodo establecido.

¿Está sujeto el presidente a alguna condición o limite a su ministerio o mandato?  Pues, que lo está, el Capítulo II, Del Poder Ejecutivo Nacional, en su Sección Primera: Del Presidente o Presidenta de la República establece las condiciones y requisitos para ser elegido y demás consideraciones referidas a tiempo de su período de gobierno y otras, y  la Sección Segunda nos habla de las Atribuciones del Presidente o Presidenta de la República.  Adicionalmente,  Venezuela es signataria de acuerdos y tratados tales como la Carta Democrática de la OEA, la cual establece que no sólo se requiere y reconoce una legitimidad de origen o lo que es lo mismo, ser electo por el pueblo, sino que el presidente debe proceder a ejecutar su gobierno conforme a condiciones que allí se establecen y que nos hablan de una legitimidad de ejercicio o desempeño. De más está decir que el presidente es el primero que debe cumplir y hacer cumplir la constitución y leyes. Por cierto, el presidente deberìa cumplir con el  programa de gobierno que cada candidato debe presentar cuando se inscribe,  así como con sus promesas de campaña. Es más que evidente el estrepitoso fracaso del gobierno, por causa del errado modelo escogido. No se cumple con la constitución y leyes y estamos en grave situación de crisis económica,  insuperable con los mismos métodos que la causaron.


"He renunciado a ti, no era posible"...Andrés Eloy Blanco dixit, y el último gobernador de Venezuela para el 19 de abril de 1810, el Capitán General, Vicente Emparam, al serle solicitada su renuncia ...(Que él aceptó) solicitada por un pueblo desesperado, orientado por el dedo del padre Madariaga…resolvió la cuestión con su célebre frase: 

Bien, si ustedes no quieren mi gobierno, yo tampoco quiero mando...


martes, 18 de noviembre de 2014

“Preaching to the choir”

Preaching to the choir” es una expresión inglesa muy sabia, la cual traduce “Predicando al coro” y significa que el predicador dirige su sermón para convencer a oyentes que ya están convencidos. Audiencia que no necesita ser convencida porque de antemano lo está y lo que hace es fastidiarse de escuchar otra vez lo que ya está en su cerebro conformando actitudes. Como sabemos, las actitudes son esas posiciones que tenemos formadas con respecto a algo y son las que motivan a su vez las conductas. Nada hacemos tratando de modificar conductas. Hay que modificar las actitudes para generar conductas acordes. Quienes actúan distinto a las actitudes sufren de  Disonancia Cognitiva.

David Goleman, por su parte, nos demostró en su libro LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, que existe una medula oblongatta dentro de nuestro cerebro límbico, o lugar de asiento de las emociones ubicada hacia el cerebelo, donde se dan las respuestas más rápidas posibles a estímulos exteriores. La palabra “emoción” deviene de la palabra latina “motere” o mover, movimiento. Estas emociones son las que precisamente nos mueven, casi sin necesidad de pensar, y son sólo eso, sentimientos que impulsan una respuesta fisiológica  adquirida, como el célebre perro de Pavlov, y producen reacciones que impulsan, o mueven a la persona para una acción inmediata o de emergencia, determinada.

El sistema límbico  es un sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad), personalidad  y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo. El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el sistema nervioso autónomo.

Los pensamientos en cambio, son elaboraciones avanzadas que se producen en la neocorteza cerebral a manera de procesador central de alta capacidad, donde están las estructuras cerebrales superiores y donde se van construyendo no respuestas fisiológicas, emocionales, sino complicados conceptos o actitudes que ameritan de reflexión y evaluación de ideas, versus hallazgos de la observación del ambiente donde vivimos, para obtener una respuesta reflexiva, de tiempo mediato o a largo plazo. Alguien dijo que los pensamientos son, en esencia, emociones elaboradas o racionalizadas en el tiempo.

En algunas ocasiones, las normales, el hombre tiene tiempo para acudir a su neocorteza y evaluar y buscar una respuesta racional. En cambio, existen otras donde el hombre debe reaccionar inmediatamente, sin reflexión, para sobrevivir de un encuentro con algo que le significa una amenaza que le recuerda una reacción primitiva aprehendida, basada en sentimientos de cuando éramos neardenthales o cromagnones, respuestas inmediatas a preguntas esenciales, tales como: “¿Me come? ¿Me lo como?  Una disyuntiva agonal para las cuales no puede darse el lujo de ralentizar su reacción, sino darle respuesta violenta de ser necesario para sobrevivir.

Estas respuestas o reacciones límbicas perduran en nosotros ante estímulos a los cuales no les damos lugar a pensar, tales como las sonrisas. En la sonrisa mostramos los dientes en señal de que no morderemos, de allí que se sonríe a boca medio abierta. La risa es más elaborada y es continuación de la sonrisa, una vez que hemos resuelto que no me comerá, y abrimos la boca totalmente y soltamos la carcajada.  Goleman nos demuestra que es más exitoso quien domina su inteligencia emocional a quien tiene una muy alta inteligencia racional que llamamos I.Q. La inteligencia emocional no tiene demostración cuantitativa sino cualitativa y se traduce en serenidad, aplomo, respeto de loa demás y admiración por el buen carácter y la capacidad de dominio de situaciones. Que triunfa quien aprende a trabajar con su cerebro límbico para demorar y controlar sus emociones y dar respuestas con su neocorteza, sin acusar esas emociones, a las cuales les decimos en criollo: “ese amargado nos salió con un pata de banco”.

Es necesario que el líder político, social o gerencial tome conocimiento y en cuenta estos fenómenos del pensamiento y la acción. Técnicas como el Análisis transaccional y más recientemente la Neurolingüística, nos enseñan los mecanismos necesarios para identificar esas emociones y sus bases en nuestra mente, bien sea en respuestas desde la cinta grabada del padre, la madre o el niño, o en anclajes neurolingüísticas para obtener una mejor comunicación o para  la venta y promoción de ideas y ser eficaces y efectivos en nuestra labor de difusión del mensaje que deseamos transmitir.

La oposición debe elaborar y aplicar un método ecléctico, el cual enlace y articule los mejores conceptos esenciales de estas ideas que he expuesto, para acudir al centro de las masas, a los hogares y tratar de explicar el mensaje a quienes están en las capas más sensibles y sencillas del sistema social y tratar de formar esas actitudes resultantes del conocimiento y la convicción para que la gente cambie sus actitudes y aprenda a dominar la Inteligencia emocional y no reaccione desde la médula y desde su sistema límbico, sino de una reflexión profunda, sin dejarse manipular, que le demuestra las causas esenciales de la crisis en la cual vivimos y que le permita transformar la sociedad a largo plazo, pero con una fase mediata no tan larga, en la cual se sienten bases para que nuestro país salga de la crisis y avance.

Dejemos de pelear entre los hombres y mujeres preparados y con buena formación académica o dirigiendo nuestros mensajes a nosotros mismos, como “predicando al coro”. El coro al que necesitamos predicarle nuestro evangelio  es esa gente que ha aprehendido claves y códigos revolucionarios, como ese malhadado concepto de aquella odiosa arenga de: “Con hambre y sin empleo…” o esa reacción visceral que dan cuando se sienten amenazadas por la razón y responden sin pensar: “No volverán”, sin pensar que ese mensaje ya aplica mejor a sus ideas y no a las de quienes estamos exponiendo el análisis y reflexión de, precisamente, las causas de lo que nos consume y estamos ofreciendo respuestas.

Personas cercanas muy queridas me decían o se decían entre ellas: “Eddy está equivocado” y me trataban como quien guarda compasión cristiana con alguien enfermo, algunos pontificaban tratando en vano de decir que el finado lo hizo bien y que el sucesor es quien lo echó a perder. La realidad ahora les golpea en el rostro y les demuestra quien estaba errado. No obstante, algunos siguen sin despertar. Hay que demostrarles que eso que creían no es cierto, que estaba malo desde su concepción al seleccionar el modelo adoptado sin cuestionar, y que el finado fue el elemento activo esencial para la siembra de esas ideas y que éste lo que hace es seguir el libreto. Es a este libreto o sistema de ideas a las que hay que atacar, mediante el trabajo apostólico de casa en casa, de mente en mente, primero en la médula social de las masas alienadas, para producir el cambio de actitudes. En el principio del proceso en 1998, confieso, era más difícil, porque las tácticas populistas y demagógicas encontraban sustento en la frustración y compraban adeptos con la abultada chequera revolucionaria. Hoy, la realidad petrolera y el fracaso del aparato económico productivo fungen de despertador de cebollita, encendido todo el día, a cada hora, en cualquier lugar y ámbito del fenómeno socioeconómico. Ese repicar de campanas acompaña cada una de las actividades, desde las más complejas hasta las más sencillas, que debe un ciudadano acometer en su cotidianidad.  


La oposición se dejó tomar la iniciativa de parte de los revolucionarios, quienes comprendieron de inmediato en 1998 y antes, quiénes eran las personas a quienes se debía dirigir el sermón, como son las capas marginales de la sociedad, no a la clase media o altas de la misma. Por ello, empezaron una labor de hormiguita, comenzando por enseñarle a los llamados “cuadros” los elementos esenciales de su ideología, para que éstos actuaran como los granitos azules del famoso detergente para ropa, y multiplicar así los efectos deseados y… lo lograron. Las masas hoy están totalmente alienadas y son las que aún mantienen medio viva a la revolución. Ellos son los que compran esas aparentes sartas de necedades y conceptos que emiten sus líderes y estas arengas, llamadas líneas,  actúan como el evangelio y quienes las difunden como apóstoles del comunismo., por tanto, el trabajo es ahora más simple; pero, eminente, no admite demora. 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

ROL DE BALDEO

A regañadientes asumo la orden de baldeo de mi capitana. Temprano tocó rol y me colocó en manos una escudilla llena de agua jabonosa y me dio un  trapo mojado y otro seco. “Toma mi amor, de los que a ti te gustan” me dijo engañosa, como para predisponer mi ánimo senil de  viejo saliendo de la chikungunya. Ella me conoce y sabe, porque le he contado y es esposa experta, por no decir veterana, de un marino, que cuando abordo se dice “Rol de Baldeo” todos nos uniformamos de pantalón corto, franela y sandalias y nos hacemos de trapos y demás parafernalia de aseo, y procedemos a limpiar nuestro buque. Por supuesto, los marineros llevan la carga más fuerte; pero, en realidad, hasta el comandante aprovecha para limpiar y acomodar sus cosas privadas, mientras sus camareros le hacen la parte dura de su cuadrado, o camarote. Camarote sagrado del Dios de abordo, como lo es su silla en el puente y todo cuanto atañe a su figura.

He dicho Dios y debo explicar que el comandante de una nave de guerra, y aquí aprovecho para  aguijonear a mi amigo y padrino de blog, el experto ex comandante de fragatas misilìsticas, el CN Bernardo Jurado, para que me apoye o desmienta, que EL COMANDANTE es un ser tan poderoso que el Presidente de su nación le otorga una patente de navegación que dice, según recuerdo, algo así como: “ está autorizado para hacer la guerra y la paz” ; o sea, ese personaje solitario, confinado dentro de los límites de su alma, constreñida entre sueños, exigentes órdenes de batalla, complejas reglas de enganche y  la responsabilidad absoluta de vidas y destinos de hombres (ayer) o de hombres + mujeres (hoy) de su tripulación y las consecuencias jurídicas internacionales que se derivan del ejercicio de su juico, es un ser único inter pares y su responsabilidad no puede uno ni imaginársela, ya que su unidad no sólo goza de la extraterritorialidad que se le atribuye a todo buque, como el terreno virtual de una embajada itinerante, y mucho más uno de guerra; sino que, en esencia, cuando se trata del segundo referido, es un instrumento y proyección indirecta de la política exterior de una nación y podría comprometer al país por alguna indiscreción o falta de juicio que cometiere, voluntaria o involuntariamente.

En mi casa sí que no tenemos problemas de comando, mi capitana y yo hemos llegado a un acuerdo, ni ella se mete con mi control del DIRECTV TV Plus y yo no me meto en “mi” (su) cuenta BANESCO nómina, la cual domina desde que firmé un papelito frente a un grupo de familiares y amigos, por allá por el 77 del siglo pasado. Yo mando (ella me deja); pero, en casa se hace lo que ella dice, aunque no mande. ¿Cosa rara, verdad?…bueno ese es el acuerdo tácito, pero funciona mejor que la ONU. 

El asunto es que, cada fin de año, ella me endulza y me hace lo mismo, me convence de la necesidad y conveniencia de sacar los libros de mi biblioteca que debería, y deberían mis hijos,  usar pero volver a colocar en su sitio; pero, que están siempre donde no deben estar, llenos del polvo que se les acumula sobre, entre y detrás de ellos, aunque por su cara frontal se vean limpios. Hay que sacarlos, limpiarlos, limpiar los estantes con pulimento de madera (el poco que queda del potecito del año pasado) y volverlos a organizar con celo de bibliotecònomo que no somos.

Ella ha ido ajustando el tiempo para tocar oportunamente el rol, para atacar la biblioteca y la cocina, esta última acumula grasa de las frituras, polvo, etc., para que esté limpia para las hallacas y por eso debe prever que yo, inevitablemente me ponga a releer cosas que encuentro en mi biblioteca o que, al encaramarme en los estantes superiores de la cocina, me dé por usar algún aparato empaquetado en plástico y que usamos una vez, cuando lo compramos y que desde entonces reposa en la parte superior (la que más se llena de grasa) y que no usaremos hasta el año que viene. Lo abro, lo jorungo con rabiosa frustración, porque botamos el manual y se me olvidó cómo se operaba, y vuelvo a meterlo en plástico nuevo, no sin rabiar para quitarle la mugre, y…hasta el 2015, cuando me vuelvan a tocar rol de baldeo.

Así, esta mañana me encontré con el tomo 40 de la colección de 52, titulada como “BOLIVAR, DOCUMENTARIO DE LA LIBERTAD”, que por generosidad del GD (Ej.) Jacobo Efraín Yépez Daza éste me regalara al término del curso de Comando y Estado Mayor Conjunto en el GPO No.1, en 1985, para premiar mi rendimiento. Curso que él dirigió de manera personal y exclusiva, prácticamente personalizada, asistiendo a todas las actividades y tomando parte como un alumno más, cuando no era él quien dictaba clases o conferencias, y atendiendo a cada cursante como su hijo, bajo tres criterios Realismo, Utilidad y Excelencia. Me siento  a echar el carro” hojeando el libro, que es como decimos los navales cuando estamos en una faena y nos escapamos de la mirada del jefe y nos ponemos a hablar o “cortar una pajita” y, de repente, me atrapa la carta que Agustín Gamarra (Presidente de Perú) le escribió a General José María Pérez Urdininiea (Presidente de Bolivia), fechada “Cuartel general en Puno, 3 de enero de 1828”. Lo primero es que no recordaba quienes eran esos próceres hasta que investigué y, lo segundo, que es lo que me motivó a comentarles, es que desde su segundo párrafo, después del saludo protocolar de rigor,  Agustín le dice a José María lo siguiente:

Ud. se digna a invitarme en  la referida comunicación a una entrevista particular, para dar principios a transacciones que terminen las desavenencias que se notan con dolor entre dos republica hermanas, y me manifiesta los sentimientos de paz y concordia que animan a su gobierno como a Ud. mismo: hago la justicia que se merecen ideas tan nobles como americanas: puedo asegurar a Ud. más, que mís principios y opiniones personales simpatizan con las de Ud. Y creo que no habrá ni un alto ni bajo peruano que no desee lo mismo, porque la naturaleza se resiente a la efusión de sangre fraternal, y al fin ¿es para degollarnos que hemos luchado y apetecido la independencia? Esto sería conceder al mayor triunfo del enemigo como ofender la santidad de la causa americana, y dejar una mancha ignominiosa en los anales de nuestra grande revolución.


Pienso entonces que los venezolanos de hoy tenemos mucho que aprender de la carta de Gamarra a Pérez Urdininiea, ya que desde 1999 hemos sido sometidos a arengas revolucionarias de nuevo cuño, en las cuales se nos trata de convencer de que la independencia obtenida por nuestro libertador Simón Bolívar y el General Páez, Negro Primero, Cedeño y Plaza, cientos de oficiales y miles de soldados que lucharon en la Batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821, reafirmada en la Batalla Naval de Maracaibo el 24 JUL 1823 por Padilla, Beluche y escuadra libertadora, y sellada con el Golpe de Mano de Páez al mando de hombre desnudos, en la Toma de Puerto Cabello, el 23 noviembre del mismo año, precedidos por cientos de batallas desde 1810 y que no culminarían ni siquiera en Carabobo, realizadas por hombres con las hechuras morales de héroes como nuestros libertadores y el peruano y boliviano de la carta mencionada, no es la importante, no señor, sino la obtenida por la revolución y sus héroes del 4F y 27N 1992, sobre el imperialismo capitalista yanqui, el mismo de las venas abiertas de Galeano, culpable de todos nuestros males presentes y futuros, y ya estamos a punto de derribar las estatuas de los auténticos e irremplazables próceres originarios, para erigir la de los segundos. Los líderes de esta visión han hecho que nos dividamos y que se haya sembrado odio entre dos bandos irreconciliables, y ya estamos a punto de degollarnos y darle el mayor triunfo al enemigo,  que tranquilo nos observa desde su puesto de control, con sus observadores avanzados apostados en nuestro suelo, gracias a nuestra obsecuente invitación. Si así lo permitiéramos, con ello ofenderíamos la memoria de nuestros héroes verdaderos, y dejaríamos una mancha ignominiosa en los anales de nuestra grande nación.

martes, 4 de noviembre de 2014

REPLICA A MENENDEZ

SEGÚN MENÉNDEZ EL AUMENTO SALARIAL ESTÁ POR ENCIMA DE LA INFLACIÓN Y LA CANASTA BÁSICA.

Si gano Bs. 100 y la inflación anual acumulada es de 70 %, al final del año, en diciembre, mi dinero o mis ingresos podrán comprar el 30 % de lo que podía comprar en enero, 70 % se lo comió la inflación. De paso, la canasta básica está por encima de los Bs. 21.000 y el salario mínimo apenas subió ayer a Bs.4.888. Si me aumentan un 15% e incluso un 45 %, siempre estaré por debajo de la inflación y de la canasta básica, si el estado no hace nada más por relanzar la economía. Esto es elemental, de sentido común pues; que no suele ser el más común de los sentidos.

De lo que se trata es de reajustar el salario para que el empleado y obrero al menos mantenga su capacidad adquisitiva real. Indexar u homologar su salario son algunas de las formulas empleadas en algunos países y por nosotros mismos en otras épocas, y no solamente aumentar como aquí ahora hacemos, casi siempre de manera exigua o insuficiente, pues esos aumentos terminan convirtiéndose en pan para hoy y hambre para mañana. Los aumentos así concedidos se vuelven sal y agua. Amarrar algunos emolumentos a la U.T. es también una buena medida. Eso sí, no se deben tomar medidas aisladas, sino articuladas, concurrentes y armonizadas, para que el efecto sea el deseado; o sea, efectivo y eficaz, mantenido y estructural, no puntual.

Recuerdo que en la IV república los disidentes revolucionarios se quejaban de que existían economistas, a quienes llamaban Chicago`s Boys, porque, se graduaban en la universidad de Chicago, donde se decía que se privilegiaban las técnicas monetaristas o de manipulación de la corriente monetaria del circuito económico, manteniendo la corriente productiva igual.

Mediante esta manera artificiosa, se reducía o aumentaba el circulante para lograr que equilibrara con los insuficientes bienes y servicios producidos por un aparato productivo ineficiente, mal estimulado y sin fomento de parte del estado. Era más fácil poner a trabajar la maquinita de hacer monedas y billetes en el Banco central, e introducirlos en el circulante, mediante la toma de  decisiones de políticas públicas de carácter populista y demagógico,  para el aumento de los salarios sin respaldo de B y S; o sea,  creando  dinero inorgánico, antes que hacer lo correcto, que - es cierto - es más difícil y complejo, como era y es poner a funcionar el aparato productivo para producir más y mejor, con criterios de productividad y eficiencia (producir más y mejor a menores costos). Precisamente el fracaso del control de cambio, en buena parte es que es una medida aislada, sin armonizarla con otras que apunten a lo mencionado.

Los procomunistas se quejaban entonces de que el FMI y el BM, cuando hacían sus análisis y promulgaban sus informes anuales, dejaban a los países, que no tenían sus finanzas ordenadas, sometidos al escarnio mundial, a la pérdida de confianza de los inversionistas y a la necesidad de pedir créditos, o usar sus derechos especiales de giros (DEG), para apalancar sus finanzas y subsistir; pero, acoplándose al recetario de medidas macroeconómicas que les dictaban, muy fuertes para las sociedades, sobretodo acostumbradas a vivir  bajo las alas de papá-estado, el cual, de paso, azuzaba al pueblo en contra de esos dos organismos, que no son más que reguladores del sistema económico internacional, con base al tratado que los creó, bajo un nuevo patrón, el cual anteriormente era el oro físico o metal precioso, como en los comienzos de la moneda en Roma. Se decía: “In Gold we Trust”, y ahora es el dólar “In God we trust”. Parece que la cosa fue más allá de quitarle una “L”. Por ello es que nuestro oro tomó el rumbo del paraíso caribeño y nada ha pasado, porque no respaldamos nuestra moneda en él, sino en el Dios Dólar.

Las medidas que el FMI y el BM recomiendan son para que los estados mantengan el poder de sus monedas, que es función primordial de todo banco central que se respete. El nuestro es complaciente con el ejecutivo y hace lo que le dicte el presidente de turno, afectando entonces la estabilidad que está obligado a mantener. Frases como: “Dame un  millardito”, “no entres los ingresos de PDVSA al BC” y “los metemos bajo a el colchón y los usamos en el pueblo” (sin control antero posterior de la ejecución), y lo peor, recibir los dólares de las exportaciones transformados en bolívares en el presupuesto, y luego volvérselos a dar. No debemos soslayar la corrupción y el cohecho, mediante la cual quienes tienen acceso a esos dólares los adquieren a costo oficial regulado, para colocarlos a precio de mercado. La importación con subfacturación o sin adquirir ninguna comodity, como lo denunció hace dos años Panamá`, la cual informó al gobierno, en privado, que de los 1500 millones que decían los importadores que necesitaban, los exportadores de la zona del canal sólo habían entregado, cuando más, unos 900 en mercaderías, y que el resto eran facturas infladas. Esto casi provocó ruptura de relaciones entre los dos países. No obstante, ya algunos funcionarios han declarado públicamente que empresas de maletín se llevaron unos 30.000 mil MM de dólares; pero, a quien persiguen es al pendejo, aquel que salió a “raspar” su tarjeta de crédito para traerse su “rebusque” de dolaritos para diciembre.

El que un país use los derechos especiales de giro DEG que le corresponden del BM, tampoco tendría que ser malo per se, lo que pasa es que no se deben pedir créditos para usarlos en el gasto corriente o público, sino para emplearlos para gastos de inversión. El caso es que PDVSA se ha ido descapitalizando al punto que lo que debe es igual o mayor de lo que vale, hace rato dejó de producir lo que producía, y ahora importa crudos livianos dizque para diluir el crudo pesado, cuando para eso habíamos descubierto la orimulsión. Las medidas del FMI y BM eran ácidamente criticadas de neoliberales, porque exigían que se bajara el gasto público y todos sabemos lo que eso significa… menos empleos, o no aumento de los salarios...botadera pues.

Otro contribuyente a esa inflación, que ya va para híper, es que se calcula el presupuesto a un precio de 40 dólares por barril y se dice que el resto de 60 es para el colchón o Fondo de Estabilización macroeconómica, o para las vacas flacas pues, lo que equivale a decirle a su mujer que Ud. gana 40, cuando en realidad sabe que gana 100. La pobre patrona hace malabarismos para vivir, pero se endeuda con el lechero y el bodeguero (deuda interna) y usted se come los 60, los regala y, para rematar, se endeuda, y al final usted pide prestado y terminamos con una deuda externa de 250 MM, cuando antes debíamos 30 MM. Esa es nuestra realidad en pocas palabras.

Hoy, a consecuencia de esa molotov de incapacidad, insensatez y corrupción, estamos en una grave situación de crisis insolventable por métodos tradicionales o al menos los que intentan, donde el aparato productivo está agotado, incluyendo nuestra gallinita de los huevos de oro. El circulante anda por las nubes, dando la impresión en la gente de que hay dinero a borbotones en las calles, pero sin bienes que comprar, como quien se come un paquete de algodón de azúcar y una gaseosa y cree que se alimentó y a la media hora está hambriento…pura sensación, nada de sustancia. Ello es causado por decisiones monetaristas y populistas, expresadas en incrementos de salarios para satisfacer a unos pocos y, en menor cuantía, a su claqué poco instruida, o galería. Es mantener un control de cambio ad infinitum, mientras la inflación está llegando al 70% y los vientos que soplan anuncian tempestades peores. Esto ya es insostenible y se mantiene sólo por presiones y disuasión del temor de las armas en manos non sanctas, o a una guerra civil en la que todos perderíamos.

Lo peor de todo es que no contamos con el liderazgo ni con la gerencia pública que pueda acometer con éxito estas medidas de rescate de la economía, debido a que el modelo adoptado fue el errado, insostenible, en voz de Dieterich. En el sector privado hay muy buen liderazgo y gerencia, especialmente en las grandes corporaciones, así como en los que emigraron corriéndole al régimen; pero, sería como traer tiburones a nadar entre sardinas.

Sólo los economistas del régimen son capaces de sostener sus ideas arbitrarias y ajenas a la ciencia económica. Economistas como el ex ministro de CORDIPLAN, Felipe Pérez Martí, José  Guerra, Orlando Ochoa, Faraco, Pedro Palma,  y otros connotados economistas liberales como ellos, brillantes doctores en economía en su mayoría, han emitido sus análisis científicos, los cuales rebotan en oídos sordos de la alta dirigencia de “èsto” que hoy vivimos y que nunca habíamos vivido de esta manera, y que ya no sabemos ni cómo llamarlo. Mientras tanto, nos tratan de convencer casi a la fuerza de que estamos equivocados. De que todo lo que aprendimos en universidades y en institutos de educación superior militar y civil, dentro y fuera del país, está errado, que es un convencimiento resultante de la alienación imperialista, y así no se pueden resolver los problemas, con los mismos pensamientos que los crearon.

Por cierto, reducir la burocracia debería ser la resultante del incremento de empleos por la reanimación de empresas e industrias del aparato productivo. Es decir, a medida que creamos, repotenciamos y recuperamos empresas e industrias, las personas preferirán dejar los empleos peor pagados del sector público, para entrar en esas empresas competitivas donde el salario es y tiene que ser mejor y ni hace falta pensar en salario mínimo. Recordar que cuando se perdieron las empresas, los trabajadores fueron admitidos sin mayor examen ni requisitos en el sector público, como una manera de cooptarlos y captar sus votos. Aquí vale mencionar lo de los aumentos a los funcionarios militares y civiles del sector público.


El salario mínimo es eso y sólo eso, un marcador de lo menos que debe ganar un empleado. Si la producción es mayor y si se respetan las convenciones laborales o sindicales como debería ser la sana interacción Estado-Capital-Trabajo, éstos últimos saben que pueden pelear con éxito para que les den su alícuota en las utilidades que las empresas deben repartir. Eso es así en el sistema capitalista que dejamos por “èsto” que nos sé cómo llamar, porque ellos tampoco lo saben, como dijo Diterich ayer, en entrevista en USA, desde México donde se encuentra, donde explicó que el finado no supo o no quiso adoptar correctamente lo que él le  propuso con su Socialismo del Siglo XXI, idea que no es originaria  de él, sino de pensadores y economistas Ingleses y alemanes, de quienes él la tomó. Para mí de paso, es errado adoptar ese modelo, en parte,  ni completo, sino recuperar nuestro sistema político liberal del estado democrático social de derecho y de justicia, con una economía de mercado, regulada por reglas claras y estabilidad, con respeto al estado de derecho y a lo que reza nuestra carta magna. Con alto contenido social. SOCIAL en sentido lato, no socialista en su sentido comunista, donde las empresas cumplan un rol social al interactuar con la sociedad donde se asientan, dentro de un sentido humanista. Termino parafraseando: “La inflación es un tema muy serio para dejarlo sólo en manos del régimen y sus economistas trasnochados”.