lunes, 1 de mayo de 2017

INTEGRACIÓN ACADÉMICA

Los países, en sus relaciones con otros, tienen intereses y luchan por alcanzarlos y mantenerlos, algunas veces se encuentran con situaciones de afinidad y otras de conflicto. Cuando la situación es de conflictos, alcanzar y mantener sus intereses pudiera dar lugar  a la guerra. En cambio, cuando son de afinidad, la solución suele ser la integración. Esta se da en varias fases o estadios, como pueden ser: La Zona de Libre Comercio, la Unión Aduanera. El Mercado Común y la Integración Total propiamente dicha, en las áreas política, jurídica (constitución común), monetaria (moneda común), y hasta de mecanismos colectivo de defensa, ejemplo NATO.

El ideal o desiderátum es que los sistemas administrativos, aguas abajo de la decisión política original que los une, sean armonizados y articulados para que los ciudadanos y no solo los capitales, puedan trasladarse de un país a otro y ser tratados con similares legislaciones que les garanticen sus derechos humanos, laborales y sociales. Esta armonización sincera es la parte más difícil, engorrosa y lenta de este proceso de equivalencias, como se da en el presente, como es el caso de la lentitud burocrática alemana, que nos presenta la periodista Knobel Ulrich, en un interesante reportaje acerca de la realidad del profesional extranjero en Alemania y, quienes tenemos hijos emigrantes en otros países,  ya conocemos de cerca.

Acabo de ver en el canal DW alemán el referido reportaje sobre las equivalencias para los estudios que los extranjeros, sean refugiados o simplemente emigrantes, necesitan salvar antes de poder ejercer en ese país. A comadronas de Irán , con 18 años experiencia y con el aval del propio hospital alemán que las respalda,  les ralentizan su proceso y en el caso de  otros menos afortunados,  después de casi estar listos, los deportan. Médicos con ejercicios en sus clínicas privadas, con años de práctica y dos o tres especialidades, trabajando de taxistas.  

Normalmente las equivalencias pueden costarles hasta cinco o más años. Deben enfrentar a un vía crucis de burocracia e hipocresía, no exentas de prejuicios y discriminación y hasta temores, en la el cual los extranjeros deben someterse a humillaciones y vejaciones. Pasar por unos peajes injustificados, que van más a allá del mero hecho, por demás indispensable, de garantizar que cubran los requerimientos profesiogràficos de las ramas en la que cada profesional aspira. La periodistas independiente Knobel-Ulrich, tiene además un doctorado en estudió Estudios Eslavos y Ciencias Polìticas en Hamburgo y eso dice mucho de su profundidad y calidad en el tratamiento del tema. Yo me atrevo a agregar mis opiniones, al respecto, especialmente cuando nuestros profesionales están saliendo por miles a otros países y, en contraprestación, muchos llegan de otros países al nuestro,

Tenemos el caso extremo de los médicos integrales comunitarios (MIC) cubanos, quienes - de momento - no cuentan con la preparación para ser integrados a la prestación de sus servicios, sin antes ser verificada su preparación y experiencia y aqui estan usurpando cargos y hasta estudian postgrados. Este sería un extremo indeseable como indebido del espectro de situaciones. Otro es el de verdaderos profesionales, con estudios de cuarto y quinto nivel,  con muchos años de ejercicio en sus países, quienes no tienen oportunidad de presentar exámenes, aprender el idioma, y demostrar sus habilidades y conocimientos.  Este sería,  el otro extremo.

Para solventar este problema me parece que así como se elaboran y armonizan sistema aduaneros, hasta arribar a nomenclaturas y aranceles comunes, se podrían reunir los países del continente, o del sistema interamericano, en la OEA con los presidentes de los gremios profesionales, rectores de las universidades, especialistas en diseño curricular, etc., en una suerte de INTERAMERICAN ACADEMIC BOARD, o Consejo Internacional universitario, o suerte de Oficina de Planificación del Sistema Universitario Internacional, el cual articule los sistemas educativos de cada país del continente, los sistemas de identificación y extranjerías y los colegios profesionales, para que se diseñe y establezca un mecanismo comunitario de reconocimiento de carreras.

Las universidades prestigiosas conocen, y muy bien,  los pensa que se dictan en las universidades equivalentes en el mundo. Una buena parte de sus profesionales han hecho maestrías y doctorados en esas universidades, por lo que no les es difícil entender cuando reciben, por ejemplo, un médico que ha ejercido por más de diez años su carrera, qué sabe y qué ha tenido que estudiar y aplicar en la práctica ese profesional de la medicina. Por supuesto, el reconocimiento debe contemplar incluso pasantías, pruebas prácticas y un servicio supervisado o monitoreado, en "doble comando" durante un determinado lapso conveniente; pero, nunca debe ser con ánimo de poner trabas, sino de garantizar la calidad del ejercicio profesional que se aspira.

Eso solucionaría situaciones como lo que ocurre hoy en Alemania y, sabemos por experiencia propia, sucede en nuestros países del Sistema Interamericano. Recordar que la aspiración de un mercado Común, como el caso de la Comunidad Europea, es la libre circulación de los factores productivos Capital y Trabajo, y que el factor más importante y sensible, es el trabajo del hombre. Por lo demás, se pueden establecer los más rigurosos sistemas; pero, como decía mi madre, “Ni tan calvo ni con dos pelucas”.

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