INTEGRACIÓN ACADÉMICA
Los países, en sus relaciones con
otros, tienen intereses y luchan por alcanzarlos y mantenerlos, algunas veces
se encuentran con situaciones de afinidad y otras de conflicto. Cuando la
situación es de conflictos, alcanzar y mantener sus intereses pudiera dar
lugar a la guerra. En cambio, cuando son
de afinidad, la solución suele ser la integración. Esta se da en varias fases o
estadios, como pueden ser: La Zona de Libre Comercio, la Unión Aduanera. El Mercado
Común y la Integración Total propiamente dicha, en las áreas política, jurídica
(constitución común), monetaria (moneda común), y hasta de mecanismos colectivo
de defensa, ejemplo NATO.
El ideal o desiderátum es que los
sistemas administrativos, aguas abajo de la decisión política original que los
une, sean armonizados y articulados para que los ciudadanos y no solo los
capitales, puedan trasladarse de un país a otro y ser tratados con similares
legislaciones que les garanticen sus derechos humanos, laborales y sociales.
Esta armonización sincera es la parte más difícil, engorrosa y lenta de este
proceso de equivalencias, como se da en el presente, como es el caso de la
lentitud burocrática alemana, que nos presenta la periodista Knobel Ulrich, en un
interesante reportaje acerca de la realidad del profesional extranjero en
Alemania y, quienes tenemos hijos emigrantes en otros países, ya conocemos de cerca.
Acabo de ver en el canal DW alemán el
referido reportaje sobre las equivalencias para los estudios que los
extranjeros, sean refugiados o simplemente emigrantes, necesitan salvar antes
de poder ejercer en ese país. A comadronas de Irán , con 18 años experiencia y
con el aval del propio hospital alemán que las respalda, les ralentizan su proceso
y en el caso de otros menos afortunados, después de casi estar
listos, los deportan. Médicos con ejercicios en sus clínicas privadas, con años
de práctica y dos o tres especialidades, trabajando de taxistas.
Normalmente las equivalencias pueden
costarles hasta cinco o más años. Deben enfrentar a un vía crucis de burocracia
e hipocresía, no exentas de prejuicios y discriminación y hasta temores, en la
el cual los extranjeros deben someterse a humillaciones y vejaciones. Pasar por
unos peajes injustificados, que van más a allá del mero hecho, por demás
indispensable, de garantizar que cubran los requerimientos profesiogràficos de
las ramas en la que cada profesional aspira. La periodistas independiente Knobel-Ulrich,
tiene además un doctorado en estudió Estudios Eslavos y Ciencias Polìticas en Hamburgo y eso dice mucho
de su profundidad y calidad en el tratamiento del tema. Yo me atrevo a agregar
mis opiniones, al respecto, especialmente cuando nuestros profesionales están
saliendo por miles a otros países y, en contraprestación, muchos llegan de
otros países al nuestro,
Tenemos el caso extremo de los
médicos integrales comunitarios (MIC) cubanos, quienes - de momento - no
cuentan con la preparación para ser integrados a la prestación de sus
servicios, sin antes ser verificada su preparación y experiencia y aqui estan usurpando cargos y hasta estudian postgrados. Este sería un
extremo indeseable como indebido del espectro de situaciones. Otro es el de
verdaderos profesionales, con estudios de cuarto y quinto nivel, con muchos años de ejercicio en sus países,
quienes no tienen oportunidad de presentar exámenes, aprender el idioma, y demostrar
sus habilidades y conocimientos. Este
sería, el otro extremo.
Para solventar este problema me
parece que así como se elaboran y armonizan sistema aduaneros, hasta arribar a
nomenclaturas y aranceles comunes, se podrían reunir los países del continente,
o del sistema interamericano, en la OEA con los presidentes de los gremios profesionales,
rectores de las universidades, especialistas en diseño curricular, etc., en una
suerte de INTERAMERICAN ACADEMIC BOARD, o Consejo Internacional universitario,
o suerte de Oficina de Planificación del Sistema Universitario Internacional, el
cual articule los sistemas educativos de cada país del continente, los sistemas
de identificación y extranjerías y los colegios profesionales, para que se
diseñe y establezca un mecanismo comunitario de reconocimiento de carreras.
Las universidades prestigiosas
conocen, y muy bien, los pensa que se
dictan en las universidades equivalentes en el mundo. Una buena parte de sus
profesionales han hecho maestrías y doctorados en esas universidades, por lo
que no les es difícil entender cuando reciben, por ejemplo, un médico que ha ejercido por más de diez años su
carrera, qué sabe y qué ha tenido que estudiar y aplicar en la práctica ese
profesional de la medicina. Por supuesto, el reconocimiento debe contemplar incluso pasantías, pruebas prácticas y
un servicio supervisado o monitoreado, en "doble comando" durante un determinado
lapso conveniente; pero, nunca debe ser con ánimo de poner trabas, sino de
garantizar la calidad del ejercicio profesional que se aspira.
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