sábado, 6 de mayo de 2017

INFALIBILIDAD PAPAL

La Iglesia católica considera la infalibilidad del papa como efecto de una especial asistencia que Dios haría al romano pontífice, cuando éste se propone definir como «divinamente revelada» alguna determinada doctrina sobre la fe o la moral.
No obstante, el santo Papa Juan Pablo II entró a la historia con especial impronta, al haber emprendido acciones, dentro de su  augusta infalibilidad, para enderezar ancestrales entuertos de la iglesia, tales como: el reconocimiento público del error de haber excomulgado a Galileo Galilei a quien volvió a comulgar y haber pedido perdón por la inquisición, ese oscuro periodo de la iglesia renacentista.

También se distinguió por haber reunido a los 12 líderes más conspicuos de las principales religiones monoteístas del mundo y haber presidido un congreso de unidad y acercamiento de las mismas, ocurrido en Jerusalén, por haber luchado contra el comunismo y haber sido factor decisivo en el derrumbe del muro de Berlín, por haber expresado que no había ninguna contradicción entre los teorías Creacionista y Evolucionista con respecto a la creación del planeta tierra. En fin, un padre de avanzada, quien supo orientar la iglesia e introducirla al siglo XXI. En justicia fue declarado santo. Por cierto, su cadáver esta incorrupto.

Sus “tremenduras” doctrinarias nunca estuvieron en contradicción esencial con la doctrina de la fe y no causaron revuelo ni conmoción. Su mano derecha era el Cardenal Ratzinger, su sucesor, quien fuera presidente de la comisión para la doctrina de la fe, y antes, un venezolano, El Cardenal Castillo Lara, se había lucido y había sido felicitado por él, por haber ocupado tres importantes cargos con grandes aciertos, como fueron: Gobernador del Vaticano (suerte de Presidente ejecutivo), Presidente de la comisión para la redacción del nuevo Derecho Canónico y Administrador de las Finanzas de la Iglesia (suerte de Ministro de Finanzas). Así regresó a Venezuela a gozar de su retiro a sus 75 años, y el difunto no lo dejó descansar. Le llamó diablo con sotana y otras lindezas.  En materia de aproximación o alejamiento de algunos presidentes de otros países, Juan Pablo II fue muy certero.

El Papa Francisco suponemos, y la historia reciente así nos lo confirma como hemos demostrado, también cuenta para su alto apostolado con los mejores asesores terrenales y hasta doctrinarios, porque es un hombre con sus capacidades y limitaciones humanas. No es Dios.

Como ven, el Papa Francisco en este caso, necesita asesores, no sólo en materia de la fe, sino en asuntos meramente jurídicos y mundanos, para no afectar su infalibilidad, como fuera el caso del Banco del Vaticano en el final del siglo XX. En esa oportunidad la iglesia se metió en graves problemas por manejos corruptos de dicho banco, y se conoció el affaire bajo titulares que hablaban de corrupción a manos de una Logia P-2, asunto que está en un libro del mismo nombre.
El Papa, quien quiera sea, debe tener un límite de creatividad y de particularidad sui generis, y hasta de estilo, así sea de una congregación particularmente como la Jesuita; pues, no se supone que sea un revolucionario, sino en cierta forma exegético. Un reforzador de dogmas y no un creador o destructor de las mismas. No en materia de fe, por lo menos. ¿Cuánto de holgura puede aceptársele?...no sabemos; pero, suponemos que no mucha y menos que afecte a la iglesia. Esto lo expreso como un católico ignorante de esas profundidades conceptuales y religiosas.

El Papa Francisco causó gran revuelo en las redes sociales por una serie de declaraciones realizadas: “El infierno no existe y Adán y Eva es un cuento”


Sus palabras han incomodado a su parte más ortodoxa. Inclusive circulo en las redes que presuntamente habría cuatro cardenales que le acusan ante sus tribunales eclesiásticos doctrinarios. Él ha intentado disminuir ese incomodo impasse al expresar:  “Al igual que la fábula de Adán y Eva, vemos el infierno como un recurso literario”.

Para aplacar el revuelo,  el Papa nos ha  dado sus explicaciones, las cuales se fundan en lo siguiente:


“A través de la humildad, la introspección y la contemplación orante hemos adquirido una nueva comprensión de ciertos dogmas. La iglesia ya no cree en un infierno literal, donde la gente sufre. Esta doctrina es incompatible con el amor infinito de Dios. Dios no es un juez, sino un amigo y un amante de la humanidad. Dios busca no para condenar sino para abrazar. Al igual que la fábula de Adán y Eva, vemos el infierno como un recurso literario. El infierno no es más que una metáfora del alma aislada, que al igual que todas las almas en última instancia, están unidos en amor con Dios.

Todas las religiones son verdaderas, porque son verdad en los corazones de todos aquellos que creen en ellos. ¿Qué otro tipo de verdad está ahí? En el pasado, la iglesia ha sido muy dura con los que consideró inmorales o pecaminosos. Hoy en día, ya no hay juicio. Como un padre amoroso, nunca condenemos a nuestros hijos. ¡Nuestra iglesia es lo suficientemente grande como para heterosexuales y homosexuales, para los pro-vida y los pro-elección! Para los conservadores y los liberales, incluso los comunistas son bienvenidos y se nos han unido. Todos amamos y adoramos al mismo Dios”

El problema se agrava cuando se ha pronunciado sobre el conflicto interno de Venezuela y al prestar apoyo para un presunto como infructuoso dialogo para su solución. Recientemente dijo que la oposición venezolana tendría responsabilidad en las fallas de dicho dialogo y nada dice de la represión brutal, ni de las sentencias del TSJ que los mundanos juristas venezolanos han criticado e incluso la Fiscal General chavista denunció como “Ruptura del hilo constitucional”, la última declaración  de la fiscal es acusando al gobierno por la represión y sigue marcando distancia con el régimen.


De tal manera que, en materia de infalibilidad política, no esta tan certero. ¿Es que no tiene asesores? ¿Y qué hace el Ilustre Nuncio Apostólico de su santidad en Venezuela? ¿Es que se desoye a los cardenales venezolanos, o éstos no le plantean la verdad?

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