miércoles, 24 de mayo de 2017

SEAMOS SERIOS

Un distinguido amigo y economista, forista empedernido como yo, alega que la AN no debía aceptar el juego del régimen, el cual nos  convoca de manera ilegal, como ilegitima, a una constituyente. Mi amigo agrega  que hay que ser serios. Comparto su opinión y voy  a agregar mi análisis acerca de cuál es el interés del régimen con esta convocatoria. 

En primer lugar, eliminar la posibilidad de elecciones generales, una vez que se saltaron el revocatorio, para el cual le dieron largas durante un año de triquiñuelas para ahora, en tres horas, el CNE obsecuente le sigue las aguas a la iniciativa de NM, con un celo, fervor y constancia dignos de mejores causas. Lo más importante, quitarse de encima la espada de Damocles de la AN de mayoría calificada opositora, a la cual disolverán ipso facto, y creo que sin haberse designado la ANC ya así lo decretan, siendo que desde el mismo momento en que la AN comenzó a actuar, el gobierno, en connivencia y cohecho con el TSJ, la dejaron sin facultades de legislar, controlar y debatir, lo que a juicio de la FGR significó el rompimiento del hilo constitucional.  Me contenta que la FGR y ya dos magistrados del TSJ hayan despertado de su alienación, por las causas y razones que sean, y hayan marcado distancia de la convocatoria irrita a la constituyente.

El gobierno no está calificado constitucionalmente para convocar, ni diseñar bases comiciales, sino apenas para iniciar el proceso constituyente. Nos está tratando de meter una cabra más. La primera fue la mismísima designación de NM como candidato a la presidencia, cuando por su cargo de vicepresidente no podía serlo, además de que goza de otra nacionalidad. Es que sin pudor alguno publica que ya elaboraron las bases comiciales, han violentado todo el andamiaje jurídico y de esa manera acaban con las elecciones generales. Ellos saben que perderían las elecciones, y no les importa, lo que necesitan es deshacerse de la voluntad popular expresada el 6 de diciembre de 2016.

Lo venezolanos no supieron darse cuenta y explotar el triunfo de la mayoría calificada de 112 diputados en esas elecciones. De alguna manera, aunque estaban en buen track en cuanto a los motivos y objetivos que se planteaban, se dejaron deslumbrar por el triunfo decembrino y no evaluaron adecuadamente el poder político, jurídico y económico remanente del régimen. Ni previeron las tácticas de defensa del mismo, ni evaluaron su verdadero poder fáctico (respaldo de las FFAA y el apoyo del castro comunismo). Esto hizo que el régimen pudiera maniobrar para contrarrestar todas las tácticas que la AN inició para destronarlos. No pudimos cumplir las eufóricas promesas de sacar al presidente del gobierno en seis meses.

El régimen nos ha venido diciendo que la constitución de 1999 es la mejor del mundo, mientras que en paralelo la ha venido violando sistemática y progresivamente. En 2007 intentó un referéndum constitucional, el cual fue una propuesta, sin éxito, hecha inicialmente por el difunto presidente y luego ampliada por la AN de entonces, con el objeto de modificar 69 artículos de la Constitución de 1999, entre los cuales estaba el de conformar a Venezuela como Estado Socialista. Esta propuesta perdió el referéndum. El pueblo le negó esta posibilidad y el difunto, obviando la voluntad popular expresada, y con el apoyo del TSJ cooptado, se hizo de una continuada capacidad habilitante, la cual violó en su naturaleza y contenido del mandato, así como en su extensión. De igual manera como violó los procedimientos del estado de derecho para la creación de leyes y decretos, así fuera un dictador de derecho por contar con la ley habilitante y, en la práctica, logró imponer mediante viciados decretos habilitantes, las mismas reformas que el pueblo le había negado en referendo.  

Ahora, el régimen nos dice que hay que volver a escribir la nueva “Mejor constitución del mundo”, en un momento de crispación y caos de gobernabilidad, con unos resultados desastrosos en materia de desarrollo económico, con una población sufriendo de carencias alimentarias extremas, y de medicinas esenciales para la salud y con una matanza causada por su brutal represión de la disidencia. Con esta ANC pudieran  esconder bajo la alfombra sus responsabilidades imprescriptibles.

El pueblo se muere de mengua de una y otras, sin auxilio del estado. Con un estado fallido y forajido, con unos líderes en entredicho por sus perversiones personales y de sus cargos, siendo acusados de todos los crímenes concebibles y por sus ya evidentes asociaciones  con el narcotráfico y el terrorismo internacional. Ya han no sólo invitado a un país a que nos invada, sino que se han asociado con países cuyos intereses van a contrapelo del interés nacional, metiéndonos en un conflicto ajeno a nuestro interés nacional.

Como puede apreciarse, éste no es el momento adecuado para una constituyente, no están dadas las condiciones, mucho menos cuando es convocada en forma irregular como inconstitucional, y sin que existan las razones morales para reescribir lo que nunca se cumplió; es decir, lo que está fallando no es la constitución, son los gobernantes que quieren hacer lo que les da la gana y hoy, como existe una fuerte oposición, quieren darle una patada a la mesa.

Primero, cumplamos lo que el régimen estaba comprometido, cuando estaba con la espalda contra las cuerdas, y que fuera expresado en las siguientes líneas acordadas con la oposición, donde el vaticano y varios políticos internacionales fueron testigos de tal acuerdo:

1       Llamar a elecciones generales
2       Devolverle a la AN su fuerza y vigor, sus competencias y sus tres  diputados de amazonas.
3       Liberar a todos los presos políticos
4       Aceptar el canal humanitario internacional,  para permitir que arriben de inmediato al país, los alimentos y medicinas que nuestra sociedad demanda a gritos.

Yo agrego, renovar el CNE y a los magistrados del TSJ que espuriamente fueron electos entre gallos y medianoche al cerrarse el 2016, precisamente para dejar una magistratura cooptada y que pudiera enfrentar esos 112 diputados de la  mayoría calificada de la AN.

Con un nuevo CNE y un TSJ con magistrados idóneos, podemos pensar en convocar una reforma o enmienda constitucional de aquello que deba ser reformado o enmendado o, en un clima más propicio de gobernabilidad, consenso y estabilidad política. Por último se podría eventualmente convocar a una Asamblea Nacional Constituyente.

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