SEGURIDAD Y DEFENSA REVOLUCIONARIA
(Testimonio de mi tiempo)
¡Dios mío!, cuán
difícil es explicar hasta las cosas más sencillas, esas que antes de este
desastre eran normales. Una estudiante universitaria, quien está en una fase de
Seguridad y Defensa de su carrera, acude a mi casa y me pregunta acerca del “Plan
Zamora” y quiere saber quién es responsable del mismo, cuáles son sus objetivos
y cómo estaban supuestos a garantizar el orden público, cuál es el papel de las
milicias y de los colectivos, etc., y realmente no supe responderle y miren que
estoy supuesto a ser un experto en Seguridad y Defensa.
En primer lugar, debo
entender por lo que me dice, que ella, sus compañeros y los docentes, están
preocupados por lo que está sucediendo y no le ven ni pies ni cabeza a la
represión. No encuentran cómo entender que en un país de este siglo exista un
presidente de un régimen tiránico, que pueda estar instalado y reprimiendo a
sus ciudadanos con tanta furia. Le confesé que yo tampoco. Por eso, tuve necesariamente
que referirme a la constitución nacional y a lo que estudié y viví en mis 5
años de Escuela Naval y 30 años de servicio activo. (1965 a 2000).
En Venezuela hay
comandos administrativos en tiempo de paz para la logística y apoyo a las
operaciones. Comandos operacionales en tiempos de paz y comandos específicos,
éstos últimos, los cuales están para agrupar y comandar componentes de las
diversas fuerzas que les sean asignados dentro del Teatro de Operaciones de la guerra; esto es, para
cuando se active alguna de las hipótesis (según la anterior doctrina conjunta).
Hoy, he visto que existen las Regiones y Zonas de Defensa Integral (REDI y
ZODI) y el CEO, las cuales no crítico.
En la organización
militar existe el Ministerio de la Defensa, el cual es un comando
administrativo de las 4 fuerzas, con la capacidad de interactuar con el poder
político para la organización militar conjunta, la formulación de políticas de
defensa, el equipamiento de las mismas, el adiestramiento, la política militar conjunta,
la inteligencia estratégica operacional, etc. Los 4 comandantes generales de
fuerza tienen a su cargo el adestramiento y el alistamiento de sus unidades
para que estén listas para el combate. Ni el Ministro de la Defensa ni los
comandantes generales son necesariamente los mismos que asumirán el comando
operacional en tiempo de guerra, sino que asignarán los componentes necesarios,
que han venido adiestrando y alistando, para dotar la organización de combate
del teatro de operaciones que se active.
Las 4 fuerzas demandan
recursos para sus necesidades abundantes y competitivas entre sí, en un clima
de incertidumbre y escasez, para que el estado, por intermedio del MD les
asigne los recursos para la defensa (adquisiciones, mantenimientos,
reparaciones, etc.)
Los comandantes
específicos están para asumir el comando en el teatro de operaciones o de la
guerra, cuando se active alguna hipótesis respectiva. Para el planeamiento
operacional permanente, existió el Grupo de Planificación Operacional Nro. 1
(GPO), devenido en Comando unificado de las FFAA (CUFAN), el cual se encargaba
de preparar y actualizar los planes, recabando y actualizando la inteligencia
estratégica, y efectuando las simulaciones para el desarrollo o evolución de
las estrategias. Ese GPO y luego CUFAN terminó siendo convertido en el actual
Comando Estratégico Operacional (CEO). Vale decir que, el grupo de
planificación, el cual actuaba como Comando y Estado Mayor Asesor, se transformó
en Comando y Estado Mayor Direccional, éste último con capacidad no sólo de
planificar sino de dirigir fuerzas. En
mi tiempo sólo suministraba los planes actualizados a los comandos
operacionales, hoy puede asumir el comando operacional superior de las REDIS y
ZODIS, que son las nuevas divisiones territoriales para la aplicación del poder
militar en sus respectivos espacios geográficos.
EL presidente (de ningún
país) no comanda en jefe directamente a los soldados de las fuerzas, sino por
intermedio de sus comandantes operacionales naturales y legítimos. Para ello, elabora
y distribuye el Concepto Estratégico Nacional, el cual es la guía de
Planeamiento al más alto nivel para el empleo de las fuerzas armadas, así como
dicta las Reglas de Enganche que son directrices esenciales para la toma de decisiones
de los comandantes operacionales en el teatro, para ser utilizadas ante las
diversas posibles situaciones de combate en los escenarios posibles o
previstos. El presidente, por ejemplo, dice al general: “Tomar, o recuperar,
tal o cual territorio” y el general desarrolla esa gran directriz en planes y
ordenes de operaciones para cumplir la orden de su presidente. Los comandantes,
por lo menos en la armada, reciben una patente de navegación, la cual les
autoriza para “hacer la guerra y la paz” y los buques son trozos de la patria
itinerante aplicando el poder naval a tierra y representando a Venezuela en el
mundo. De allí la necesidad d que un comandante este muy claro y bien formado
en todos los aspectos señalados. NO solo en el comando táctico y estratégico,
sino en las repercusiones en materia del Derecho internacional, la diplomacia,
de la cual es extensión, y de la imagen del país. No en balde en el argot
marinero se dice que un comandante de un
buque de guerra es lo más cercano a Dios.
Esta es la doctrina
que estudié y se aplicaba en mi tiempo de servicio. Tuve la suerte no sólo de
ser un militar calificado en el empleo táctico operacional de mi arma en mi
especialidad de superficie y aeronaval (fui piloto aeronaval antisubmarino y
primero fui del área de ingeniería), sino de estudiar Comando y Estado Mayor Aéreo,
en la Escuela Superior de Guerra Aérea de la FAV, como también el de Comando y
Estado Mayor Conjunto en el GPO Nro. 1, así como el Curso de Gerencia de los Recursos
de la Defensa, en la Escuela de postgrado de la Armada de los EUA en Monterey
CA. Me cupo en suerte el honor de ser Asesor al Colegio Interamericano de Defensa
en Washington DC, adscrito a la OEA durante tres años.
Esa fue mi suerte,
cumplir mi tiempo de servicio activo en un país que, hasta mi tiempo, hacia las
cosas como se deben hacer. Es que un oficial superior para llegar a los altos
mandos debe ir ascendiendo en la pirámide de comando y administrativa de su
fuerza e ir aprendiendo el trabajo de esa gerencia militar superior. Tanto operacional
como administrativa. Hoy, los revolucionarios despotrican de la cuarta república
y han multiplicado las presuntas fallas y errores que denunciaban. Han
destruido la unidad de mando, la moral y disciplina y el adiestramiento para el
combate. Estas se debilitan en la medida en que la FFAA se la emplea en tareas
que no están en su razón de ser. Se les desmoraliza cuando se le amanceba con
el poder político partidista, al punto de que hoy se sienten orgullos de decir abiertamente
que: “Somos revolucionarios, antiimperialistas…y profundamente chavistas”, expresión
palmaria de su violación del artículo 328º y 333º constitucionales.
La seguridad de una nación
es la sensación que tiene el ciudadano que puede alcanzar la satisfacción de
los intereses vitales, históricos y de supervivencia de su nación y
mantenerlos, sin que ningún otro país o interés le afecte ese desiderátum. La
defensa es la capacidad de aplicar el poder militar para obtener y mantener la seguridad.
Es decir, alcanzar esos intereses, superiores, mantenerlos y defenderlos,
mediante la aplicación del poder militar conjunto.
El artículo 328º constitucional
establece claramente cuáles son las fuerzas armadas (sin apellidos), las que deben
ser responsables de la seguridad y defensa de la soberanía nacional y de la integridad
del territorio, como de vidas y bienes de todos los venezolanos. Así mismo, se establece
cuáles son los órganos de seguridad ciudadana, aquellos, como las policías,
encargados de mantener el orden público en tiempo de paz, o ante cualquier
conmoción coyuntural.
Uno sabe y espera que
los policías estén entrenados y equipados para estos menesteres en beneficio
del orden; es decir, para lidiar, en tiempo de paz, con ciudadanos de nuestro mismo país, cuando éstos
pierden la compostura, por alguna reacción violenta contra alguna política
pública, falla en la administración o exceso del funcionario y se compromete el
orden público. Estas labores son
complejas y ameritan de hombres maduros y serenos, bien formados y que conozcan y entiendan los
Derechos Humanos que asisten a los ciudadanos, respeten y reconozcan sus
derechos a manifestar y el alcance y consecuencias del empleo de los equipos y,
en última razón, las armas, éstas últimas, meramente para la defensa personal y
de sus vidas y bienes, en casos extremos.
No se pueden ni deben
emplear militares y armas de guerra para el control ordinario del orden
público, por cuanto la lógica del enfrentamiento, el adiestramiento y equipamiento,
como el enemigo o adversario, es distinta. Ante una amenaza de guerra, se supone
que es un extranjero o un criminal que viene a atentar contra nuestra seguridad,
contra nuestros intereses vitales y de supervivencia como estado-nación. Por
tanto la lógica del combate es la destrucción o neutralización de la amenaza.
No es lo mismo cuando el caso es el control de un conciudadano que se encuentra
simplemente enojado y fuera de sí, tenga o no tenga razón en la manifestación pública
de su disgusto.
El objetivo y el
enemigo son distintos. Por eso, las policías existen y no todas pueden acometer
de todo, son policías especializadas, de acuerdo al ilícito del cual se trata; aunque,
el objetivo de las policías, en general, es “PROTEGER Y SERVIR”. EL soldado,
por su parte, va a eliminar, a matar. !Así se de simple! Al soldado lo
enseñamos a matar y al policía a preservar
la vida. Capicci?
Ante un evento
cualquiera de desorden público, el Reglamento del Servicio en Guarnición (fui
Jefe de Estado Mayor de la Guarnición de Puerto Cabello, y Comandante de la
Base Naval Fluvial “CF TOMAS MACHADO” de Ciudad Bolívar, en tiempos difíciles
de elecciones) establecía que, en primer lugar se emplean las policías, si éstas
son rebasadas por la manifestación, se emplea la guardia nacional, la cual es
el brazo de las fuerzas armadas dotado de equipamiento y con personal profesional,
no alistado, con madurez y adiestrado para maniobras y tácticas de control y
mantenimiento del orden público, Si estas son eventualmente rebasadas, se puede
sacar al Ejercito, para apoyar y a colaborar con las policías y la guardia
nacional. Así debe ser y si se presume que sea, en tiempo de paz.
En ningún caso se deben
emplear armas de guerra contra el pueblo. El Estatuto de Roma así lo establece.
Igualmente expresa que es tan responsable quien da la orden, como quien la
cumple. Ya dejó de ser válido el antiguo concepto de “Obediencia debida”, el cual
deja de ser válido cuando la orden recibida contempla la violación de los DDHH
de los ciudadanos.
En 27F de 1989 el
presidente de turno sacó al ejército a la calle a controlar el orden público y
todos sabemos lo que pasó. “El Caracazo”, donde murieron unas 3.000 personas. Donde
los soldados, jóvenes inmaduros y alistados, entrenados para una misión específica
de guerra, salieron a la calle y (con sumo nerviosismo y euforia) dispararon
sus armas. Eso fue porque el presidente ordenó la activación del PLAN ÁVILA.
Las heridas quedaron
abiertas en la población, nunca se cerraron. Tampoco se cerraron las heridas morales
en las psiquis de los militares. Por eso, cuando el difunto ordenó el Plan Ávila
el 11 de abril de 2002, los militares le dijeron que hasta allí lo acompañaban.
Como no alegaban que querían tomar el poder, sino que no obedecerían las
órdenes de utilizar las armas para reprimir al pueblo, por aquello de que: "Al picado de macagua, bejuco le para
el pelo“, esa actitud fue debidamente interpretada por la CSJ como un vacío
de poder, no como un golpe de estado. En todo caso, como una insubordinación
del estamento militar a las órdenes del presidente de activar el Plan Ávila. (Vean
en YouTube los videos de los pronunciamientos del alto mando el 11 abril 2002, incluyendo
aquel malhadado de Lucas Rincón Romero).
La dinámica de nuestra
sociedad ha venido evolucionando en estos 18 años (involucionando más bien) y
hemos llegado a un punto donde el régimen, al no confiar en que los militares
todos le seguirán en sus locuras mesiánicas, para sostenerse ha inventado las
milicias civiles, como una expresión de su novedosa y revolucionaria unidad
cívico-militar, la cual no es ni cívica, y nunca militar. Estas son inventos
desesperados. No son fuerzas constitucionales, sino fuerzas irregulares cooptadas
para capturar su adhesión ideológica, y explotando sus miserias y debilidades mantenerlos
amarrados por un bocado de comida y mendrugos. Aún más, han llegado al
despropósito y exabrupto de experimentar la fórmula de dotar de armas a grupos
irregulares (malandros y hasta presidiarios liberados para la misión, incluidos),
denominados eufemísticamente "colectivos" motorizados, que son la
evolución nefasta de aquellos originarios “Círculos Bolivarianos” utilizados
por el gobierno el 11 de abril 2002.
Últimamente escuchamos
y leímos que se ha creado el Plan Zamora, para que los individuos irregulares
salgan junto con las fuerzas regulares, en una dupla anti-natura, no a repeler
a un enemigo externo, sino al pueblo disidente, el cual se inmola al manifestar
su repudio a las políticas públicas fracasadas del régimen, a las carencias de
alimentos y medicinas y a la miseria en la cual viven o vivimos. “Esta
revolución es pacifica; pero, armada” parece ser el sustento ideológico
y doctrinario para tales acciones, ampliado con el novedoso concepto
revolucionario de una presunta nueva unidad cívico-militar.
La represión resultante
es brutal, aplicando armas de guerra e instrumentos infernales como el garfio, o
garrapiño, el látigo encordado de clavos y otros garrotes tan viles como el que
el rey usaba en la Francia medieval. Lanzan bombas lacrimógenas al pueblo, dirigidas
intencionalmente a sus cabezas y espaldas.
Disparan perdigones a sus rostros, disparan bombas dentro de los vehículos, con
sus pasajeros dentro. Llegan a lanzarlas en los edificios, hospitales, escuelas,
etc. A los detenidos les siembran sustancias y armas y les torturan para que
reconozcan los delitos que les inventan o fabrican, les dan a comer espaguetis
con salsa de excrementos, entre otras torturas, les disparan y rematan a
mansalva cuando están rendidos y arrodillados, con sus brazos en las nucas. Ya
han perdido hasta el pudor y se dejan filmar cometiendo sus tropelías en
público. Recientemente el comandante general de la GN declaró que los que reprimen
actúan por su cuenta. ¡Qué horror de reconocimiento público de incapacidad!
Esto no tiene nombre,
por eso, me veo imposibilitado de ayudar a esa estudiante, porque yo pertenezco
a unas fuerzas armadas regulares, serias y profesionales, no a montoneras. En
las FFAA de mi tiempo los militares estudiábamos el empleo táctico, básico y
medio, del arma de nuestra fuerza que elegíamos, luego pasábamos a estudiar
Comando y Estado Mayor, o empleo estratégico superior, tanto de nuestra fuerza
como del empleo conjunto de las FFAA, para culminar con el Curso Superior de
Seguridad y Defensa Nacional en el IADEN o el Internacional en el Colegio
Interamericano de Defensa CID, en Washington DC., o en otros países avanzados, de
los cuales se aprendía, etc. No obstante, estos verdugos de hoy tienen el tupé
de endilgarnos haber recibido cursos de torturas y otros en la tal Escuela de
las Américas fundada en Panamá y trasladada a Fort Benning, la cual era una
escuela para el adiestramiento táctico anti subversivo que era común en esa
época por estos lares. Los guerrilleros amenazaban las poblaciones dizque con objetivos
de redención de la marginalidad y pobreza, la cual hoy es superior a cualquier
estadio de la sociedad venezolana de cualquier tiempo. Venezuela llego a ser
escuela de guerra antisubversiva con doctrina propia (no necesitaba ir a ningún
país a aprender algo en lo que ella era y es maestra y había sido exitosa, más
que los norteamericanos en Vietnam). Venezuela fue exitosa en el combate contra la penetración
del castro comunismo en los campos venezolanos y en repeler invasiones cuando
Castro intentó invadirnos por Machurucuto, y hoy el comunismo el que nos invade por
invitación y nos manda.
Al régimen le pareció
que la Doctrina Militar había que cambiarla y eliminaron escuelas superiores de
guerra, como la de la armada, unieron los cursos de Comando y Estado Mayor en
un pasticho con módulos, con su fase de ideologización comunista (distinto al
estudio académico de las ciencias políticas, todas las cuales estudiábamos en
los cursos superiores), donde el oficial superior no llega, como antes, a
aprender el comando estratégico superior de su fuerza primero, para luego
aprender el conjunto como una maestría en empleo del poder militar, y luego
culminar con el doctorado en seguridad y defensa, que se hacía en el IADEN. Hoy
el militar estudia en Cuba la doctrina de seguridad comunista.
Tuve el honor de
estudiar Comando y Estado Mayor Aéreo y Conjunto, con honores (primero del
curso), ser miembro de la Facultad de la Escuela Superior de Guerra Naval (hoy
extinta) y luego Asesor al Colegio Interamericano de Defensa en Washington DC
(tres años), y estudiante de postgrado en Gerencia de Recursos de la Defensa en
Monterey California; pero, me considero ignorante funcional, con respecto al
pasticho doctrinario de hoy. Lamento hija no poder ayudarte. Espero les sirvan
de algo mis humildes experiencias.
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