domingo, 21 de mayo de 2017

SEGURIDAD Y DEFENSA REVOLUCIONARIA
(Testimonio de mi tiempo)

¡Dios mío!, cuán difícil es explicar hasta las cosas más sencillas, esas que antes de este desastre eran normales. Una estudiante universitaria, quien está en una fase de Seguridad y Defensa de su carrera, acude a mi casa y me pregunta acerca del “Plan Zamora” y quiere saber quién es responsable del mismo, cuáles son sus objetivos y cómo estaban supuestos a garantizar el orden público, cuál es el papel de las milicias y de los colectivos, etc., y realmente no supe responderle y miren que estoy supuesto a ser un experto en Seguridad y Defensa.

En primer lugar, debo entender por lo que me dice, que ella, sus compañeros y los docentes, están preocupados por lo que está sucediendo y no le ven ni pies ni cabeza a la represión. No encuentran cómo entender que en un país de este siglo exista un presidente de un régimen tiránico, que pueda estar instalado y reprimiendo a sus ciudadanos con tanta furia. Le confesé que yo tampoco. Por eso, tuve necesariamente que referirme a la constitución nacional y a lo que estudié y viví en mis 5 años de Escuela Naval y 30 años de servicio activo. (1965 a 2000).

En Venezuela hay comandos administrativos en tiempo de paz para la logística y apoyo a las operaciones. Comandos operacionales en tiempos de paz y comandos específicos, éstos últimos, los cuales están para agrupar y comandar componentes de las diversas fuerzas que les sean asignados dentro del  Teatro de Operaciones de la guerra; esto es, para cuando se active alguna de las hipótesis (según la anterior doctrina conjunta). Hoy, he visto que existen las Regiones y Zonas de Defensa Integral (REDI y ZODI) y el CEO, las cuales no crítico.

En la organización militar existe el Ministerio de la Defensa, el cual es un comando administrativo de las 4 fuerzas, con la capacidad de interactuar con el poder político para la organización militar conjunta, la formulación de políticas de defensa, el equipamiento de las mismas, el adiestramiento, la política militar conjunta, la inteligencia estratégica operacional, etc. Los 4 comandantes generales de fuerza tienen a su cargo el adestramiento y el alistamiento de sus unidades para que estén listas para el combate. Ni el Ministro de la Defensa ni los comandantes generales son necesariamente los mismos que asumirán el comando operacional en tiempo de guerra, sino que asignarán los componentes necesarios, que han venido adiestrando y alistando, para dotar la organización de combate del teatro de operaciones que se active.

Las 4 fuerzas demandan recursos para sus necesidades abundantes y competitivas entre sí, en un clima de incertidumbre y escasez, para que el estado, por intermedio del MD les asigne los recursos para la defensa (adquisiciones, mantenimientos, reparaciones, etc.)


Los comandantes específicos están para asumir el comando en el teatro de operaciones o de la guerra, cuando se active alguna hipótesis respectiva. Para el planeamiento operacional permanente, existió el Grupo de Planificación Operacional Nro. 1 (GPO), devenido en Comando unificado de las FFAA (CUFAN), el cual se encargaba de preparar y actualizar los planes, recabando y actualizando la inteligencia estratégica, y efectuando las simulaciones para el desarrollo o evolución de las estrategias. Ese GPO y luego CUFAN terminó siendo convertido en el actual Comando Estratégico Operacional (CEO). Vale decir que, el grupo de planificación, el cual actuaba como Comando y Estado Mayor Asesor, se transformó en Comando y Estado Mayor Direccional, éste último con capacidad no sólo de planificar sino de  dirigir fuerzas. En mi tiempo sólo suministraba los planes actualizados a los comandos operacionales, hoy puede asumir el comando operacional superior de las REDIS y ZODIS, que son las nuevas divisiones territoriales para la aplicación del poder militar en sus respectivos espacios geográficos.

EL presidente (de ningún país) no comanda en jefe directamente a los soldados de las fuerzas, sino por intermedio de sus comandantes operacionales naturales y legítimos. Para ello, elabora y distribuye el Concepto Estratégico Nacional, el cual es la guía de Planeamiento al más alto nivel para el empleo de las fuerzas armadas, así como dicta las Reglas de Enganche que son directrices esenciales para la toma de decisiones de los comandantes operacionales en el teatro, para ser utilizadas ante las diversas posibles situaciones de combate en los escenarios posibles o previstos. El presidente, por ejemplo, dice al general: “Tomar, o recuperar, tal o cual territorio” y el general desarrolla esa gran directriz en planes y ordenes de operaciones para cumplir la orden de su presidente. Los comandantes, por lo menos en la armada, reciben una patente de navegación, la cual les autoriza para “hacer la guerra y la paz” y los buques son trozos de la patria itinerante aplicando el poder naval a tierra y representando a Venezuela en el mundo. De allí la necesidad d que un comandante este muy claro y bien formado en todos los aspectos señalados. NO solo en el comando táctico y estratégico, sino en las repercusiones en materia del Derecho internacional, la diplomacia, de la cual es extensión, y de la imagen del país. No en balde en el argot marinero  se dice que un comandante de un buque de guerra es lo más cercano a Dios.

Esta es la doctrina que estudié y se aplicaba en mi tiempo de servicio. Tuve la suerte no sólo de ser un militar calificado en el empleo táctico operacional de mi arma en mi especialidad de superficie y aeronaval (fui piloto aeronaval antisubmarino y primero fui del área de ingeniería), sino de estudiar Comando y Estado Mayor Aéreo, en la Escuela Superior de Guerra Aérea de la FAV, como también el de Comando y Estado Mayor Conjunto en el GPO Nro. 1, así como el Curso de Gerencia de los Recursos de la Defensa, en la Escuela de postgrado de la Armada de los EUA en Monterey CA. Me cupo en suerte el honor de ser Asesor al Colegio Interamericano de Defensa en Washington DC, adscrito a la OEA durante tres años.

Esa fue mi suerte, cumplir mi tiempo de servicio activo en un país que, hasta mi tiempo, hacia las cosas como se deben hacer. Es que un oficial superior para llegar a los altos mandos debe ir ascendiendo en la pirámide de comando y administrativa de su fuerza e ir aprendiendo el trabajo de esa gerencia militar superior. Tanto operacional como administrativa. Hoy, los revolucionarios despotrican de la cuarta república y han multiplicado las presuntas fallas y errores que denunciaban. Han destruido la unidad de mando, la moral y disciplina y el adiestramiento para el combate. Estas se debilitan en la medida en que la FFAA se la emplea en tareas que no están en su razón de ser. Se les desmoraliza cuando se le amanceba con el poder político partidista, al punto de que hoy se sienten orgullos de decir abiertamente que: “Somos revolucionarios, antiimperialistas…y profundamente chavistas”, expresión palmaria de su violación del artículo 328º y 333º constitucionales.

La seguridad de una nación es la sensación que tiene el ciudadano que puede alcanzar la satisfacción de los intereses vitales, históricos y de supervivencia de su nación y mantenerlos, sin que ningún otro país o interés le afecte ese desiderátum. La defensa es la capacidad de aplicar el poder militar para obtener y mantener la seguridad. Es decir, alcanzar esos intereses, superiores, mantenerlos y defenderlos, mediante la aplicación del poder militar conjunto.

El artículo 328º constitucional establece claramente cuáles son las fuerzas armadas (sin apellidos), las que deben ser responsables de la seguridad y defensa de la soberanía nacional y de la integridad del territorio, como de vidas y bienes de todos los venezolanos. Así mismo, se establece cuáles son los órganos de seguridad ciudadana, aquellos, como las policías, encargados de mantener el orden público en tiempo de paz, o ante cualquier conmoción coyuntural.

Uno sabe y espera que los policías estén entrenados y equipados para estos menesteres en beneficio del orden; es decir, para lidiar, en tiempo de paz,  con ciudadanos de nuestro mismo país, cuando éstos pierden la compostura, por alguna reacción violenta contra alguna política pública, falla en la administración o exceso del funcionario y se compromete el orden público.  Estas labores son complejas y ameritan de hombres maduros y serenos,  bien formados y que conozcan y entiendan los Derechos Humanos que asisten a los ciudadanos, respeten y reconozcan sus derechos a manifestar y el alcance y consecuencias del empleo de los equipos y, en última razón, las armas, éstas últimas, meramente para la defensa personal y de sus vidas y bienes, en casos extremos.

No se pueden ni deben emplear militares y armas de guerra para el control ordinario del orden público, por cuanto la lógica del enfrentamiento, el adiestramiento y equipamiento, como el enemigo o adversario, es distinta. Ante una amenaza de guerra, se supone que es un extranjero o un criminal que viene a atentar contra nuestra seguridad, contra nuestros intereses vitales y de supervivencia como estado-nación. Por tanto la lógica del combate es la destrucción o neutralización de la amenaza. No es lo mismo cuando el caso es el control de un conciudadano que se encuentra simplemente enojado y fuera de sí, tenga o no tenga razón en la manifestación pública de su disgusto.

El objetivo y el enemigo son distintos. Por eso, las policías existen y no todas pueden acometer de todo, son policías especializadas, de acuerdo al ilícito del cual se trata; aunque, el objetivo de las policías, en general, es “PROTEGER Y SERVIR”. EL soldado, por su parte, va a eliminar, a matar. !Así se de simple! Al soldado lo enseñamos a matar y al policía  a preservar la vida. Capicci?

Ante un evento cualquiera de desorden público, el Reglamento del Servicio en Guarnición (fui Jefe de Estado Mayor de la Guarnición de Puerto Cabello, y Comandante de la Base Naval Fluvial “CF TOMAS MACHADO” de Ciudad Bolívar, en tiempos difíciles de elecciones) establecía que, en primer lugar se emplean las policías, si éstas son rebasadas por la manifestación, se emplea la guardia nacional, la cual es el brazo de las fuerzas armadas dotado de equipamiento y con personal profesional, no alistado, con madurez y adiestrado para maniobras y tácticas de control y mantenimiento del orden público, Si estas son eventualmente rebasadas, se puede sacar al Ejercito, para apoyar y a colaborar con las policías y la guardia nacional. Así debe ser y si se presume que sea, en tiempo de paz.

En ningún caso se deben emplear armas de guerra contra el pueblo. El Estatuto de Roma así lo establece. Igualmente expresa que es tan responsable quien da la orden, como quien la cumple. Ya dejó de ser válido el antiguo concepto de “Obediencia debida”, el cual deja de ser válido cuando la orden recibida contempla la violación de los DDHH de los ciudadanos.

En 27F de 1989 el presidente de turno sacó al ejército a la calle a controlar el orden público y todos sabemos lo que pasó. “El Caracazo”, donde murieron unas 3.000 personas. Donde los soldados, jóvenes inmaduros y alistados, entrenados para una misión específica de guerra, salieron a la calle y (con sumo nerviosismo y euforia) dispararon sus armas. Eso fue porque el presidente ordenó la activación del PLAN ÁVILA.

Las heridas quedaron abiertas en la población, nunca se cerraron. Tampoco se cerraron las heridas morales en las psiquis de los militares. Por eso, cuando el difunto ordenó el Plan Ávila el 11 de abril de 2002, los militares le dijeron que hasta allí lo acompañaban. Como no alegaban que querían tomar el poder, sino que no obedecerían las órdenes de utilizar las armas para reprimir al pueblo, por aquello de que: "Al picado de macagua, bejuco le para el pelo“, esa actitud fue debidamente interpretada por la CSJ como un vacío de poder, no como un golpe de estado. En todo caso, como una insubordinación del estamento militar a las órdenes del presidente de activar el Plan Ávila. (Vean en YouTube los videos de los pronunciamientos del alto mando el 11 abril 2002, incluyendo aquel malhadado de Lucas Rincón Romero).

La dinámica de nuestra sociedad ha venido evolucionando en estos 18 años (involucionando más bien) y hemos llegado a un punto donde el régimen, al no confiar en que los militares todos le seguirán en sus locuras mesiánicas, para sostenerse ha inventado las milicias civiles, como una expresión de su novedosa y revolucionaria unidad cívico-militar, la cual no es ni cívica, y nunca militar. Estas son inventos desesperados. No son fuerzas constitucionales, sino fuerzas irregulares cooptadas para capturar su adhesión ideológica, y explotando sus miserias y debilidades mantenerlos amarrados por un bocado de comida y mendrugos. Aún más, han llegado al despropósito y exabrupto de experimentar la fórmula de dotar de armas a grupos irregulares (malandros y hasta presidiarios liberados para la misión, incluidos), denominados eufemísticamente "colectivos" motorizados, que son la evolución nefasta de aquellos originarios “Círculos Bolivarianos” utilizados por el gobierno el 11 de abril 2002.

Últimamente escuchamos y leímos que se ha creado el Plan Zamora, para que los individuos irregulares salgan junto con las fuerzas regulares, en una dupla anti-natura, no a repeler a un enemigo externo, sino al pueblo disidente, el cual se inmola al manifestar su repudio a las políticas públicas fracasadas del régimen, a las carencias de alimentos y medicinas y a la miseria en la cual viven o vivimos. “Esta revolución es pacifica; pero, armada” parece ser el sustento ideológico y doctrinario para tales acciones, ampliado con el novedoso concepto revolucionario de una presunta nueva unidad cívico-militar.

La represión resultante es brutal, aplicando armas de guerra e instrumentos infernales como el garfio, o garrapiño, el látigo encordado de clavos y otros garrotes tan viles como el que el rey usaba en la Francia medieval. Lanzan bombas lacrimógenas al pueblo, dirigidas intencionalmente a sus cabezas y  espaldas. Disparan perdigones a sus rostros, disparan bombas dentro de los vehículos, con sus pasajeros dentro. Llegan a lanzarlas en los edificios, hospitales, escuelas, etc. A los detenidos les siembran sustancias y armas y les torturan para que reconozcan los delitos que les inventan o fabrican, les dan a comer espaguetis con salsa de excrementos, entre otras torturas, les disparan y rematan a mansalva cuando están rendidos y arrodillados, con sus brazos en las nucas. Ya han perdido hasta el pudor y se dejan filmar cometiendo sus tropelías en público. Recientemente el comandante general de la GN declaró que los que reprimen actúan por su cuenta. ¡Qué horror de reconocimiento público de incapacidad!

Esto no tiene nombre, por eso, me veo imposibilitado de ayudar a esa estudiante, porque yo pertenezco a unas fuerzas armadas regulares, serias y profesionales, no a montoneras. En las FFAA de mi tiempo los militares estudiábamos el empleo táctico, básico y medio, del arma de nuestra fuerza que elegíamos, luego pasábamos a estudiar Comando y Estado Mayor, o empleo estratégico superior, tanto de nuestra fuerza como del empleo conjunto de las FFAA, para culminar con el Curso Superior de Seguridad y Defensa Nacional en el IADEN o el Internacional en el Colegio Interamericano de Defensa CID, en Washington DC., o en otros países avanzados, de los cuales se aprendía, etc. No obstante, estos verdugos de hoy tienen el tupé de endilgarnos haber recibido cursos de torturas y otros en la tal Escuela de las Américas fundada en Panamá y trasladada a Fort Benning, la cual era una escuela para el adiestramiento táctico anti subversivo que era común en esa época por estos lares. Los guerrilleros amenazaban las poblaciones dizque con objetivos de redención de la marginalidad y pobreza, la cual hoy es superior a cualquier estadio de la sociedad venezolana de cualquier tiempo. Venezuela llego a ser escuela de guerra antisubversiva con doctrina propia (no necesitaba ir a ningún país a aprender algo en lo que ella era y es maestra y había sido exitosa, más que los norteamericanos en Vietnam). Venezuela  fue exitosa en el combate contra la penetración del castro comunismo en los campos venezolanos y en repeler invasiones cuando Castro intentó invadirnos por Machurucuto, y  hoy el comunismo el que nos invade por invitación y nos manda.  

Al régimen le pareció que la Doctrina Militar había que cambiarla y eliminaron escuelas superiores de guerra, como la de la armada, unieron los cursos de Comando y Estado Mayor en un pasticho con módulos, con su fase de ideologización comunista (distinto al estudio académico de las ciencias políticas, todas las cuales estudiábamos en los cursos superiores), donde el oficial superior no llega, como antes, a aprender el comando estratégico superior de su fuerza primero, para luego aprender el conjunto como una maestría en empleo del poder militar, y luego culminar con el doctorado en seguridad y defensa, que se hacía en el IADEN. Hoy el militar estudia en Cuba la doctrina de seguridad comunista.

Tuve el honor de estudiar Comando y Estado Mayor Aéreo y Conjunto, con honores (primero del curso), ser miembro de la Facultad de la Escuela Superior de Guerra Naval (hoy extinta) y luego Asesor al Colegio Interamericano de Defensa en Washington DC (tres años), y estudiante de postgrado en Gerencia de Recursos de la Defensa en Monterey California; pero, me considero ignorante funcional, con respecto al pasticho doctrinario de hoy. Lamento hija no poder ayudarte. Espero les sirvan de algo mis humildes experiencias.




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