NOS QUEDAMOS SIN GAS A NIVEL NACIONAL
Con profunda indignación
reporto lo ocurrido ayer en las oficinas de la planta de SERVIGAS, Puerto Cabello.
Acudí en representación voluntaria de mi comunidad, para reclamar que nuestra
torre no había, y no ha, recibido el suministro de gas a granel desde hace tres
semanas. El local de Servigas estaba, y está, con las santamarías abajo y
apenas un vigilante en las rejas prestando su servicio. Por fortuna, en ese
momento alguien de la empresa salía y pude preguntarles cuándo podrían prestarnos
el servicio y la contestación fue: “Mire señor, hace una semana que NO HAY GAS
A NIVEL NACIONAL”, desconociendo ellos cuándo podrían restablecer el servicio.
Me dijeron que yo debería haberlo leído en noticias publicadas en diarios locales
y me dio cierta vergüenza porque no sabía nada de eso.
Somos una comunidad de
unas 104 familias, en dos torres del conjunto residencial, y no todos disponen
de una cocinilla eléctrica de emergencia. Además, presumo que los circuitos de
suministro eléctrico se recalentarán porque no se trata de calentar una comida
o preparar una receta en situación de emergencia en un apartamento o dos, sino
de 104 familias utilizando la acometida con carácter regular durante un mes o más,
y no estoy seguro que la capacidad instalada lo pueda soportar, especialmente
si cada hogar usa unas 4 hornillas. La mía no lo está. Generalmente se tienen
contratados unos 80 amperes hora por apartamento.
Este régimen
del palabreo a lo Loca Luz Caraballo, de la muela del charlatán de turno, o del
encantamiento ideológico del líder máximo
que, como el duende que camina, nunca muere, nos tiene acostumbrados al bla bla
inconsistente, al slogan o cliché comunista, a la promesa inconclusa y, por
supuesto, no cumplida. Así nos hablaban de un “Gasoducto del sur”, para
integrar a países del continente.
“El
proyecto fue enunciado por la tripleta Chávez,
Kirchner y "Lula",
en
diciembre de 2005, en Uruguay, con motivo de la reunión cumbre
de mandatarios del Mercosur. El gasoducto atravesaría ríos y montañas
para conectar a Venezuela con
la mismísima Argentina. Eran 10.000 kilómetros de ilusiones,
las cuales resumían entusiasmo, ideales y promesas. Dos años
más tarde, en 2007, la mega obra comenzaba
a "perder
presión" y el mismo difunto reconocía que el plan de
trabajo se había congelado”.
(“Del gasoducto bolivariano, al tren bala, las diez promesas que
no quedarán en los libros de historia”. Por Patricio
Eleisegui. 19/10/15)
Sabido
es que el gas es compañero natural del petróleo, de cuyas reservas somos los
primeros en el mundo. Ya sabemos que quebramos PDVSA y que esa empresa se transformó
en todo, vendedora de ilusiones, verduras, carnes y pollos, menos en la primera empresa petrolera del mundo que solía
ser. No reinvirtieron lo que cualquier empresa destina al mantenimiento de
equipos y, lo que es más importante, de los pozos. Algunos se pueden secar si
es que no están secos ya. Si no se mantienen
los pozos, de nada vale que tengamos las más
No me alegra para
nada percatarme del fracaso de estos planes faraónicos. Como tampoco me complazco
en comprobar que somos la vergüenza y hazmerreir del mundo. Unos bananeros
inconscientes que somos capaces de quebrar una empresa petrolera tan importante
como la nuestra. Es toda una paradoja, La bien llamada PARADOJA VENEZUELA, término acuñado por José
Toro Hardy, experto petrolero, escritor de la obra "OIL" (PETROLEO).
¿Hasta cuándo
tendremos improvisados al frente de la gerencia pública? Yo me sorprendo de
cuanto candidato se asoma al ruedo, aun con las mejores intenciones; pero, sin
la adecuada o idónea preparación y capacitación profesional, inspirados en que si un colombiano
por nacimiento y sin ninguna preparación gerencial puede llegar a presidente,
¿Por qué no yo?
“Se
decía que Juan Vicente Gómez era un hombre ignorante, incluso se popularizó que
era analfabeta. No obstante, tuvo el cuidado de seleccionar muy bien a sus
ministros, quienes en su época fueron verdaderas luminarias. Fue un régimen
cruel el de Gómez, en circunstancias históricas donde Venezuela optó por
sacrificar la libertad política y la democracia en aras de la paz que impuso
Gómez al acabar con los caudillos y las guerras regionales permanentes. El
general Gómez tuvo entre sus ministros o colaboradores a Laureano Vallenilla
Lanz, José Gil Fortoul y César Zumeta, escritores insignes. Vallenilla es el
autor de un libro fundamental Cesarismo Democrático, en tanto la obra magna de
Gil Fortoul es Historia Constitucional de Venezuela. Uno de su ministro de Hacienda
fue Román Cárdena, el creador de la hacienda pública moderna en Venezuela,
mientras que Gumersindo Torres desde la cartera de Fomento ordenó la
legislación petrolera y estableció una institucionalidad para vigilar el manejo
de la industria petrolera. (Econ.
José Guerra, “Pobres Ministros”, 20 de agosto 2008)
No importaría que los
actuales ministros fueran comunistas, ateos, sibaritas o saltimbanquis, si al
menos supieran como gerenciar y, si es que lo saben, que no estuvieran
mediatizados por el ideario Castro comunista. Del general Gómez, como hemos leído
en el artículo de José Guerra, se dijo de todo, que era bruto, iletrado y hasta
que no sabía leer, cosa que no fueron ciertas. Al menos fue un excelente administrador
de sus haciendas y lo primero que hizo fue rodearse de la crema y nata de la
sociedad para gobernar. Éstos de hoy, son audaces, aprendices de brujos, a
quienes el estado les quedó grande. Permitimos que un dizque chofer de buses
del METRO se montara en la silla de Miraflores y “chocó” el país, ni más ni
menos.
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