GRANDES TRILOGÍAS
Hemos aprendido que existen
trilogías famosas, las cuales conforman ciertas categorías de
las ciencias sociales. El estado-nación, por ejemplo, está conformando por Territorio-Población-Poder
Político, como sus elementos constitutivos. Tierra-Capital-Trabajo, definen las
ciencias económicas como los factores productivos del sistema económico.
El tripartismo, por su parte,
expresa es el término que se utiliza para
referirse a un cierto tipo de organización y procedimientos de concertación
entre tres sectores: los gobiernos, las organizaciones de empleadores, y los
sindicatos.
A mi
juicio, hoy día los tres elementos más importantes para poner en funcionamiento
el destruido aparato productivo nacional
en nuestro país, están conformados por el Gobierno-Empresarios-trabajadores. Son
los tres elementos activos tangibles y coordinables, dentro del esquema de
actores protagonistas de la situación nacional, los cuales deben ponerse de
acuerdo, una vez este régimen termine de derrumbarse.
En un
tiempo esto se conocía como la Comisión
Tripartita, denunciada por los comunistas, incluso de la cuarta, porque según
ellos, los dos, la dupla gobierno y empresarios conjuraba y conspiraba contra los
intereses de los trabajadores. En estos momentos se da el caso que tenemos un
presidente obrero y el gobierno no tiene trabajadores, como tampoco tiene
estudiantes; por cuanto, estos dos últimos sectores son los más
sufridos dentro de este sancocho ideológico fracasado en el cual sobrevivimos.
Ambos les están dando una dura lucha épica en las calles. Inmolándose frente a la
más brutal y asesina represión posible. Con gas del bueno, perdigones al rostro
y bombas lacrimógenas en las cabezas, pechos y espaldas. Con una furia que hace
dudar del gentilicio.
Un pésimo
como incapaz gobierno, corrupto, asociado a los peores intereses, a contrapelo
del interés nacional y cometiendo toda clase de crímenes de lesa patria. Unos
empresarios totalmente arrinconados por las presiones del gobierno (los más
sanos) otros en una patronal gobiernera y colaboracionista, paralela a
Fedecàmaras, encompinchada con el
gobierno para obtener los dólares, todos bajo un esquema castro
comunista de destrucción del aparato productivo, consustanciados con la
ideología del proceso revolucionario.
El tercer
eslabón de la cadena o trilogía, el trabajador, mal formado y peor remunerado,
con una ficción de seguridad social (salud y pensiones), sin calificación para
las tareas de su ramo, alienado y totalmente cooptado en las empresas del
estado y en organismos del sector público, sólo para acudir como carne de cañón, a participar en marchas, remolcados en buses con un combo de alcohol más alguna dàdiva dineraria insuficiente. Son elementos a considerar, aunque
sean apenas un 15% al 20 % del voto duro del PSUV.
Los
revolucionarios en todas sus modalidades, son hoy los verdaderos escuálidos,
como antes denominaban a la oposición, aunque cuentan con el aparato de
represión del estado, organizado y equipado por el gobierno y ampliados por los
malandros armados que se emplean para convalidar y darle sentido exegético al slogan
de: “Esta revolución es pacífica; pero, armada”. La FAN, para nuestra desgracia
y vergüenza, a contrapelo del 328º constitucional”, se declaran "Antiimperialistas,
revolucionarias, y profundamente chavistas", y se transforman por acción u
omisión en, precisamente, ese brazo armado del PSUV para la opresión. Están
aumentadas por las milicias anticonstitucionales y por los delincuentes comunes
armados, denominados colectivos, suerte de fuerzas paramilitares irregulares de
defensa, que no de la soberanía e integridad territorial, sino del régimen.
El gobierno
y su PSUV no ganan una elección en las universidades ni en los gremios de
trabajadores, los cuales están totalmente bajo el control de la oposición desde
hace rato, la cual hoy día es mayoría. Esta mayoría se evidenció
estruendosamente en diciembre de 2016, cuando se obtuvo la mayoría calificada
de 112 diputados en la AN, y ese es todo el problema para el PSUV y el régimen
que nos imponen.
Los
empresarios del gobierno están conspirando contra los pobres, no hay alimentos
ni medicinas y se defienden alegando “guerra económica del imperio” y se
concentran en las componendas para importar, utilizando facturaciones dolosas y sobreprecios y, en no
poca ocasiones, facturan víveres y medicamentos ya podridos o a punto de
pudrirse, en cuyos “negociados” se enriquecen los llamados “enchufados”, que
son una suerte de cofradía selecta de
testaferros quienes junto con los cazadores de dólares a Bs 10, son los que
reciben la tajada del león de las divisas a precios preferenciales, dizque para
importar y lo que hacen es revenderlos o “bachaquearlos” y se ganan la parte
del moro del diferencial entre ese dólar gratis, contra el dólar negro o libre, al cual los colocan, diferencial que luego se reparten, si es que no se llevan los
dólares a sus cuentas en el extranjero.
Los trabajadores,
por su parte, ideologizados y alienados, están en un estado de Síndrome de
Estocolmo colectivo, dentro del cual se tragan todos los clichés y eslóganes
que el G2 cubano y laboratorios del régimen les preparan y bajan en líneas que
ni siquiera digieren, sino que vomitan tal cual las oyen, como aquella de “Con
hambre y sin empleo…” o la de la tal “Guerra económica” que el imperio les
estaría declarando. El “coco” conveniente es el “lobo” de la invasión del
comando sur. Asi estamos y el click del contador de muertes sigue sonando.
Este es el
esquema de esta terrible, dolosa y patética
gran trilogía gobierno-empresa-trabajador, en la cual estamos sumidos.
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