lunes, 29 de febrero de 2016

IDA AL AIRE

La vida de un piloto de aeronáutico tiene aspectos interesantes, propios de este oficio. El capitán de un avión, como en los barcos, es la figura más relevante de la tripulación, el responsable de las vidas y de su aeronave. A bordo de un buque se dice que es Dios y en el avión, si no es Dios, es su hijo. Cuando se está en momentos de tormentas, o en tiempos muy malos, en emergencias por fallas graves, se confía absolutamente en sus conocimientos y experiencias y su palabra es santa.

Un piloto recién salido de la escuela, así sea un genio, es posible que tenga más conocimientos frescos y actualizados, pero, le falta la experiencia. Él sabe, por teoría, todo cuanto hay que hacer; pero, no sabe a ciencia cierta cómo hacerlo y en cuál momento y de qué manera aplicar todo lo que tiene en su cabeza, además de que en esos momentos de tensión, el temor pudiera no dejarle recordarlo. Al entrar en un mal tiempo, el primero que uno entra, uno no sabe, ni atina, a distinguir cuán grave es con respecto a otro y si el avión o el buque pueden aguantar esa condición. El capitán, en cambio, ha estado en tantos que sabe a ciencia cierta qué hacer y cómo hacerlo y si le entra al fenómeno o le rehúye y toma otro rumbo.  Se dice que al salir de la escuela el piloto sale con dos maletas, una de la suerte (llena) y otra (vacía) de conocimientos y experiencias. A medida que transcurre su carrera la primera se vacía, mientras se llena la otra.

Hay una situación muy riesgosa que sucede en la mar y en el aire, que es aquella en la cual el comandante le quita el control temporal que trae el oficial que está de guardia o temporalmente a los controles y asume el mando de la nave. Un capitán muy celebre en la aeronáutica civil venezolana, mi amigo el CAC Hernán Zapata (a) “El vampiro”, comandante de la línea AVENSA, solía decirle con suma gracia a sus copilotos cuando éstos venían garrapateando o arañando la aproximación y a punto de ponerse el avión de sombrero:

El comandante de la aeronave se reserva el comando de la misma; porque, el planeta tierra se aproxima a velocidad vertiginosa”

y, acto seguido, tomaba los controles.

En el argot aeronáutico se denomina “ida al aire” o “go around “ en inglés, a aquella situación cuando el comandante analiza y juzga en milésimas de segundo la situación táctica, las circunstancias y condiciones del vuelo y se siente inseguro o aprecia que la aeronave está a punto de sufrir daños, y entonces  le quita el avión al copiloto y asume el control, para lo cual efectúa lo que sea necesario dentro de las normas y procedimientos y de acuerdo al manual y a las características de su aeronave, para reponer las condiciones seguras. Si está en una  aproximación  en el patrón de aterrizaje, en final corto, y algo falla, él toma el control informándole al copiloto, al cual releva de inmediato, controla el avión, aplica full potencia, retrae los frenos aerodinámicos si estuvieran afuera, controla el avión, inicia el ascenso y sube el tren de aterrizaje cuando los indicadores le indican la condición de “climb positivo” no antes,  y luego sube los flaps, retrae los slats a su velocidad , y vuela hasta alcanzar la altura de seguridad deseada y, luego que el avión está en condición recuperada, segura totalmente, puede darle el avión de nuevo al copiloto, alumno, etc.

En Venezuela estamos a punto de estrellarnos y el planeta tierra se acerca  vertiginosamente, la quiebra nacional, institucional, política, moral  y económica es espeluznante. El aparato productivo colapsado, no hay bienes en el mercado, las familias no encuentran alimentos ni medicinas, no hay agua potable, la electricidad falla a cada rato, GURI a punto de colapsar porque el nivel de las aguas está casi al máximo mínimo permitido, donde habrá que apagar las turbinas, de paso, no hay plantas termoeléctricas para acoplar al sistema interconectado nacional, PDVSA sin mantenimiento de sus pozos ni de sus equipos, importamos petróleo y gasolina, EL Palito lo único que produce es vapor de agua para simular actividad, no refinamos ni kerosén. Las fincas confiscadas no producen ni yuca, ni melones, que son dos cultivos papayas, que se dan solos.


Por increíble que nos parezca, hay un capitán del pasado democrático de esos 40 años de construcción de la democracia en Venezuela que tanto satanizan hoy los revolucionarios, quien se asoma como lámpara de Diógenes, como luz al final del túnel, y que la gente ya pide a gritos en este universo de desastre, el cual luce como crónica de una muerte anunciada, me refiero a Henry Ramos Allup, quien está a punto de decir lo que mi amigo Hernán solía decir y tomar el control para efectuar una ida al aire, para luego llamar a elecciones y poner otro piloto. No me refiero a un golpe de estado, sino a una de las soluciones constitucionales, pacificas, democráticas y electorales de las cuales disponemos en nuestra legislación y cultura, para recuperar al país de esta barrena de plato (de las más peligrosas) en la cual estamos.  

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