LA MOVILIZACIÓN NACIONAL
La Movilización Nacional, de acuerdo al artículo 92 de la Ley Orgánica de La Fuerza Armada Nacional, es la movilización militar
total o parcial o el conjunto de operaciones y acciones destinadas a organizar
y desplegar el potencial militar para transformarlo en poder operativo
de la Fuerza Armada Nacional.
Uno de los mejores profesores de la pléyade de buenos docentes del Curso
de Comando y Estado mayor Aéreo, efectuado en 1984 en la Escuela Superior de Guerra
de la FAV, fue el GB (Ej.) Víctor Maldonado Michelena, QEPD, docente de la Asignatura
MOVILIZACION NACIONAL, quien nos daba una explicación fisiográfica simple de
este proceso nacional y nos decía que era la capacidad que tenía la economía de
un país, de transformase en tiempos relativamente muy cortos, de una situación
o condición de paz, a una de guerra y que yo comparo al metabolismo del cuerpo
humano. Era atleta de alta competencia en mis tiempos mozos y me era fácil visualizarlo
así, pues los atletas deben ser capaces de aumentar sus capacidades MET, o de elevar
su metabolismo para responder a las necesidades de energía de su demandante especialidad
deportiva, en especial los atletas que trabajan con la parte aeróbica o de
ejercicios con recuperación de oxígeno. Vale decir, que deben ser capaces de
producir una cantidad de energía muy alta y sostenida durante largos periodos, para
llevar hemoglobina fresca (glucosa y oxigeno) a ser “quemada” en los
grupos musculares y poder sostener ese esfuerzo, por ejemplo, durante dos horas
y seis minutos, que es el récord de la maratón olímpica de 42.195 metros.
Así mismo, su organismo debe ser capaz de metabolizar los residuos de
esa combustión muscular para producir energía y que produce, como resultado
obligado, el ácido láctico, que se deposita en los músculos y los hace hincharse
y que uno se canse, al punto de que hasta pueden producirse desgarramientos o “infartos” en esos músculos y éstos se “rompen”
o lesionan, por el trabajo del musculo en isquemia (sin oxigenación debida), tan similar al infarto del miocardio, el
que también es un músculo al fin de cuentas, pero el del corazón y para el cual
éste reserva las coronarias, para suplirse a sí mismo de sangre.
La diferencia es que mientras el musculo de cualquier otra parte del cuerpo
se mueve a voluntad y uno puede pararse y descansar, el del corazón es
involuntario y no se detiene nunca mientras estamos vivos. Late unas 80 veces por
minuto, en un hombre en buenas condiciones promedio, y cada minuto de nuestras
vidas. Calculen para esos viejitos honorables que tienen aspecto de mayores de
70 años. Ese ácido láctico debe ser llevado a los pulmones con la sangre venosa
y allí ser re oxigenada la sangre, para que el corazón la vuelva a bombear
limpia por las arterias de nuevo a trabajar. Un maratonista de Kenia sabe muy
bien de lo que hablo.
Hablamos entonces de una economía de tiempos de paz y otra de guerra, en
la que la industria debe ser capaz de absorber los requerimientos de
funcionamiento ordinario y de transformarse para responder, a un mismo tiempo (porque nada se detiene en las guerras) a
los requerimientos de la guerra. Por ejemplo, la empresa que fabrica los
cauchos o los repuestos para algún vehículo de stock normal, debe contar con
los útiles, los insumos y las metodologías y tecnologías para ponerse a
producir los cauchos y repuestos y partes para los vehículos de guerra, así, la
alimentación y la distribución de los alimentos y toda la gama de las diferentes
clases logísticas que necesita la guerra. Bien lo dijo Napoleón, “Los ejércitos
marchan sobre sus estómagos”.
Se
denomina ECONOMÍA DE GUERRA a la que se aplica en momentos históricos de
fuertes convulsiones violentas, sean o no conflictos armados, o en periodos de
extrema autosuficiencia y que tiene por objeto mantener el funcionamiento de
las actividades económicas indispensables para un país, procurar el
autoabastecimiento, desincentivar el consumo privado, garantizar la producción
de alimentos y controlar la economía nacional desde el Estado.
Para
muchos países no beligerantes y cercanos territorial o económicamente a una
zona de conflicto armado, la economía de guerra representa una oportunidad de
crecimiento y desarrollo al poder incrementar sus exportaciones a los
beligerantes. En otros casos, la economía de guerra sustenta procesos de
investigación y desarrollo tecnológico que mejoran la capacidad del país,
sosteniéndose por algunos economistas que, en algunos casos, éste parece ser el
origen real de algunos conflictos.
Tengo
15 años jubilado o en retiro de la FAN y
desconozco todo acerca de su Apresto y Capacidad de Reacción, la cual envuelve
esta capacidad de MOVILIZACIÓN NACIONAL, de la cual he hablado someramente,
vista en los términos antes señalados.
Pienso
que, por lo que leo y oigo en las noticias sobre la economía nacional, no debe
ser muy buena. Por otra parte, coincido en que, como decía la metodología de matrices
DOFA (Debilidades, Oportunidades., Fortalezas y Amenazas), esta podría ser una
gran oportunidad para reforzar nuestras fortalezas y compensar nuestras
debilidades y aprovechar las oportunidades para acometer con nuestras
fortalezas repotenciadas las amenazas que tenemos por delante y que hemos dicho
que queremos enfrentar.
No
sé si la manera en que veo lo están haciendo con esos ejercicios de dudosa efectividad
ante la amenaza previsible, con combatientes de tercera edad haciendo esfuerzos
titánicos y honorables para ser útiles en el frente, donde se muestran misiles
amarrados con mecates y donde, de paso, se mueren combatientes en accidentes, es
la correcta, adecuada, y suficientemente efectiva y eficaz, ni mucho menos
eficiente.
Por
lo demás, las asimetrías en el Poder Relativo de Combate se compensan con TECNOLOGÍA
y con MANIOBRA. Desconozco si se han hecho las
adquisiciones debidas, si se han mantenido operativas, como en las operaciones
militares independientes y conjuntas de otrora, las cuales preveían un programa
de Operaciones Anual o (POA) de grandes exigencias, dosificado y
progresivamente planificado y programado, para aumentar desde cero al inicio de
un año lectivo cualquiera, hasta concluir con la operación más compleja y
demandante al final. Como no sé si se han efectuado los adiestramientos y entrenamientos
estratégicos y operacionales tácticos, para usar nuestro poder para enfrentar fuerzas
regulares y, si es que decidimos emplear técnicas de guerra de resistencia, si
el país está preparado con las soluciones que otras naciones han empleado y que
se conocen para una guerra de resistencia o desgaste, especialmente de tal
magnitud como la que se avecina en el escenario promedio que se haya calculado.
El
sacrificio es inconmensurable y va más allá del valor, y de pedirle al pueblo
su misma inmolación; porque, de lo que se trata es, como dijo Patton, “no de
morir por su patria, sino hacer que el enemigo muera por ella”
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