viernes, 13 de marzo de 2015

AMENAZAS

La amenaza es un delito y consiste en intimidar a alguien con el anuncio de la provocación de un mal grave para él o su familia. En la Metodología de la Planificación de la Seguridad y Defensa (dentro del sistema internacional) es otra cosa más elaborada y delicada; pero, que conduce a lo mismo.

En primer lugar, los países tienen intereses y no solamente están sujetos a  compromisos derivados de los tratados que hayan suscrito o de sus membrecías a organizaciones internacionales a las cuales pertenezcan. En la Real Politik, los países asumen la defensa de sus intereses nacionales por encima hasta de los compromisos. Es decir, si un compromiso priva sobre su interés, con toda seguridad se decidirá por éste último.

Cuando dos países tienen intereses que son afines pueden llegar y, normalmente llegan, a formas de Integración política, económica o de cualquier índole, nivel o grado de progreso, sea permanente o temporal, para  procurarse la obtención de ese interés y para mantenerlo. Cuando estos intereses chocan, se producen los conflictos porque, en la visión de cada país, el conflicto es suma cero; es decir, si cede ante el otro, éste obtiene primero lo que sea que ambos aspiren y lo podrá mantener y, con ello,  le priva a él de obtenerlo.

Dos intereses en choque dan lugar a PRESIONES, y si los países cuentan con el poder nacional necesario para respaldar sus pretensiones sobre la cosa, se transforma en una PRESIÓN DOMINANTE y si, para remate, una de las partes se manifiesta oralmente o por escrito, o de su conducta se puede deducir o inferir que está dispuesto a aplicar, en tiempo inminente, ese poder nacional para obtener ese interés, se transforma en AMENAZA.

De tal manera que, las palabras encendidas por no usar la diplomacia, sustituida por epítetos fuera de la mesura y con declaración expresa de voluntad de hacer daño, pudieran, en algún momento, constituirse en manifestación creíble de que se usará alguna forma o nivel de ese poder nacional, bien sea para obtener un interés o para negarle al otro su obtención o para causarle algún daño, aunque sea a alguna parte de sus ciudadanos. La diplomacia de micrófonos no es siempre la mejor ante estos asuntos. No es tener miedo, ni temor, sino respetarse mutuamente y no dar falsas alarmas. Como dicen los gringos “do not write cheks you are not able to cash” o “Put your money where your mouth is”; o como diríamos en criollo “no muerdas más de lo que puedes masticar”. Alguien más sabio dijo que la guerra es una cosa tan seria que no puede dejársele solamente a los militares y yo parafraseo que igual sucede con la política.

Hasta ahora, EUA había venido diciendo que Venezuela no representaba amenaza para ellos, aunque había soportado expresiones destempladas, groserías y demás expresiones públicas a lo Noriega con su machete en mano. Sus ciudadanos no habían sido víctimas directas del poder nacional de Venezuela y no había razones para pensar que así sería y por eso sus mecanismos de Planificación de Seguridad y Defensa, y el senado que los contrabalancea, no habían tomado la decisión que buena parte de los países y personas, al oír las expresiones señaladas, pensaban que EUA tomaría algún día. El incumplimiento de los intereses comunes del Sistema Interamericano, planteado en instrumentos como la Carta Democrática de la OEA, tampoco había despertado las alarmas, así se lo auparan los opositores desesperados porque no encontraban, a lo interno, respuestas a sus denuncias.

Al reconocer que Venezuela representa una amenaza a los intereses de los EUA, el pueblo norteamericano le ha otorgado la vía rápida o el fast track a su presidente para que, en su nombre, actúe, no sólo planifique, piense o declare, sino a que emplee su poder nacional para obtener ese interés y negarle al país, al que considera una amenaza, la posibilidad de que logre los suyos. No significa que de una vez le declarará la guerra o hará una invasión, etc. Pero, esto no queda descartado y sería una decisión que se correspondería con el deterioro del clima de tensión y de presión que exista entre las partes. Mucho más, si el país amenaza sigue gritando sus intenciones.

En situación normal, el presidente de EUA tendría que obtener permisos de su senado para actuar. En situación actual, con el fast track, no sólo puede bloquear cuentas y asegurar propiedades, o negar visas, etc. Sino que puede enviar medios militares a capturar a quien represente esa amenaza, de acuerdo con la clasificación que haya hecho. Repito, esa autorización es interna de los EUA, no significa que la comunidad internacional se la haya dado ni que tenga que aprobarla y aquí pienso, para lo que a ellos les importa una resolución de la mismísima ONU, véase lo que ocurrió en IRAK o con Saddam Hussein o con Gadafi u Osama Bin Ladden. En el pasado relativamente reciente hemos visto cómo han entrado en un país a capturar y/o a dar de baja a esas personas que representaban para EUA una amenaza. En otros casos, han invadido países para frenar las pretensiones del comunismo de dominarles su patio de influencia geopolítica, léase la isla de Granada. O han impulsado medios de combate contra expansión de narco guerrillas como en Centroamérica con los contras.  

Esto que hoy escribo, aun no siendo un especialista, sino un lego con afición al derecho internacional y un experto en Seguridad y Defensa, no significa que esté de acuerdo con las amenazas de ninguna de las partes hacia la otra, ni que acepte que un país cualquiera invada al mío, sino que de mis conocimientos y experiencias académicas en la materia, eso es lo que creo que está en el tapete.

En todo caso, el que amenaza debe contar con los medios para respaldar su amenaza y aguantar lo que viene; so pena de que le digan como decimos en criollo:


“Saca tu pistola pa` miccionártela”  

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