INJERENCIA
Tienen razón quienes
abogan por la no intervención de ningún país
en la soberanía de otros de sus pares. La libre determinación de los pueblos es
un derecho inalienable. Para defender la soberanía e integridad del territorio
es que juramos los militares, además de que todo ciudadano, investido o no de
autoridad, está obligado a defender la vigencia de la constitución, así como los
valores y principios democráticos de nuestra nación. Para esto no hay que
recoger firmas, como tampoco hace falta recogerlas para que las personas expresen
que van a cumplir con su deber, que no van a matar o violar cualquier ley.
No quiero disgregarme en
este escrito; pero, no puedo dejar pasar mi descuerdo por la decisión de colocarle
un grado militar de comandante en jefe, aunque la persona sea militar retirado,
a un presidente quien, por la constitución, ya lo es sin necesidad de ser
militar, e incluso esa es la belleza de nuestro
sistema democrático, que el poder militar está subordinado al poder civil legal
y legítimamente constituido. Eso que
hicieron fue y sigue siendo una estupidez, (por cierto el presidente actual,
un civil, no usa su uniforme de Comandante en Jefe, como sí lo hacia el
difunto, ¿Entonces, en qué quedamos?)
Considero que eso es una cuestión
innecesaria y hasta ridícula, ponerle un uniforme y 8 soles de general/almirante,
si así les place, a un civil para que
los militares le puedan respetar. Con esta decisión que un día tomaron, y que pasó
desapercibida, se enterró la institucionalidad de la presidencia de la república.
Ahora bien, no puede
llamarse injerencia cuando los países, en plenas facultades y con soberana decisión,
firmaron acuerdos de vida en comunidad dentro de un sistema de integración y al
violar los acuerdos la misma comunidad a la que pertenece por libérrima decisión,
les llama a botón. Es como si uno alegara soberanía sobre lo que hace dentro su
apartamento de un condominio; pero, viola los acuerdos de vida comunitaria
dentro de su misma comunidad.
Si decidimos que no se puede
dejar el carro en cualquier puesto, sino en el que a uno le toca y si uno
estuvo de acuerdo en no hacer ruidos molestos después de las 11 de la noche y
si no se puede llegar rascado y dando la cómica y abusando de cuanta persona se
le atraviesa, no es injerencia si la comunidad le reclama y le exige que cumpla
con las normas acordadas.
Si Ud. llega rascado a las
4 de la madrugada y le pega a su mujer y ella sale gritando desesperada y con
los niños en brazos, porque Ud. quiere abusar de ella y pegarles a sus hijos
con un palo de escoba, no es injerencia si sus vecinos se despiertan
sorprendidos y salen a la puerta y tratan de protegerla. Venezuela es parte del
Sistema Interamericano como de la ONU.
Ambas organizaciones tiene normas y procedimientos comunes, intereses comunes adoptados
en acuerdo por todos, y mecanismos para hacer que los miembros que los violen
sean llamados al orden. Tales instrumentos, entre otros, son la Carta de las Naciones
Unidas y la Carta Democrática de la OEA, así como el Estatuto de Roma. Por otra
parte, los DDHH son conquistas de la humanidad y no de una sola nación. Son
parte integral de los derechos domésticos de cada país, a los cuales ingresan
de automático, sin necesidad de requerir que los congresos, parlamentos o
asambleas nacionales de dichos países, hagan ninguna convertibilidad.
De tal manera que, quienes
gobiernan un país cualquiera, y no me refiero solamente al nuestro, estarán orinando
fuera del perol cuando quieren hacer ver a sus conciudadanos que están atacando
al país como un todo, porque la comunidad internacional a la cual pertenecen
les ha reclamado sus violaciones a los instrumentos señalados, o les han demostrado
que algunos de sus conciudadanos tienen contactos cercanos del primer tipo con
el narcotráfico o que en el país se alojan calificados terroristas. Mucho más
si, conociendo por sus sistemas bancarios que esos personajes tienen abultadísimas
cuentas sin ninguna legitimidad, les bloquean sus propiedades y les revocan las
visas. A esto se agrega que algunos, ya no pocos, ciudadanos del partido de
gobierno, ex funcionarios de alto nivel inclusive, han huido a exilarse y solicitarles
protección y les han revelado toda una cadena de detalles de la corrupción obscena
que han perpetrado en cohecho en contra de los intereses del país o que han
presenciado o tomado conocimientos de los mismos, gracias a sus cargos o
posiciones, lo que les confirma al país receptor lo que por sus avanzados sistemas
de inteligencia estratégica ya tenían por más que sabido. Súmenle los
documentos que sacaron y entregaron en garantía de la protección y el exilio
que solicitan.
Es infantil querer tapar
el sol con un dedo. No importa, inclusive, si la mujer golpeada, en ingenua demostración
de síndrome de Estocolmo, colectivo en el caso de una parte del país, defienda al
marido maluco.
Estas son parte de las
razones por las que buena porción de los ciudadanos de este país se niegan a
firmar una nueva y peor lista Tascón (por
anunciada) según la cual les calificarán de traidores si no firman, los botarán
de sus puestos de trabajo en la administración pública, PDVSA o cuarteles, o
les privarán de las misiones y canonjías, etc. Recordar que: “A quien lo picó macagua, bejuco
le para el pelo”
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