TERCERIZACIÒN
El Decreto 8.938 con fuerza y rango de ley orgánica del trabajo, los
trabajadores y las trabajadoras (LOTTT), sancionado por el presidente de la
República, en consejo de ministros, en fecha 30 de abril de este año y vigente
desde el 7 de mayo pasado, publicado en Gaceta Oficial Nº 6.076,
extraordinario, de esa misma fecha, trae, entre otras novedades, la inclusión
del término que da título a este artículo.
La subcontratación o tercerización (del inglés outsourcing)
es el proceso económico en el cual una empresa mueve o destina los recursos
orientados a cumplir ciertas tareas hacia una empresa externa por medio de un
contrato. Esto se da especialmente en el caso de la subcontratación de empresas
especializadas. En un principio fueron empresas tradicionales con patrón y
trabajadores; pero, con la revolución nacieron las microempresas cooperativas,
donde todos eran patronos y todos trabajadores, consocios pues, de una misma empresa,
propiedad de todos (aunque no todos trabajaran efectivamente).
Con el tiempo, sólo unos pocos de estas cooperativas trabajaban y, de
paso, las empresas grandes que las contrataban, les empezaron a demorar los
pagos y no teniendo “oxígeno” para aguantar la forma de pago de las grandes empresas,
y no pudiendo corregir, por sí mismas, las desviaciones y fallas del modelo
cooperativista, fracasaron y los trabajadores
a comenzaron a quejarse.
Por otra parte, nació la desviación llamada simulación o fraude, en el
cual las empresas grandes simulaban contratar cooperativas, para salvarse de
los pasivos y ello fue preocupación del estado.
A los efectos de esta Ley
se entiende por tercerización la simulación o fraude cometido por patronos en
general, con el propósito de desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación
de la legislación laboral. Es decir, se metieron a
todas las empresas en el mismo saco y se asume que todas hacen simulación. O
sea, el ejecutivo trata de hacer ver que lucha contra la explotación encubierta
de los trabajadores de las cooperativas, las cuales son outsourcing de empresas
mayores.
No obstante, es deber enfatizar que cuando comenzó la tercerización o
outsourcing, la ley obligaba a que los trabajadores de las empresas en
outsourcing recibieran las mismas condiciones de contratación de parte de sus
patronos según el contrato laboral de la empresa a la que le prestaban servicios;
es decir, si le trabajaban a PDVSA, los trabajadores de la empresa tercerizada tenían
que recibir salarios según el contrato petrolero. Pero, los pasivos de la empresa
tercerizada eran de ésta, no de la empresa que las contrataba, hayan sido empresas
formales tradicionales o de la modalidad de cooperativas las cuales, he dicho, fueron
el paso posterior al fenómeno de la tercerización, darle facilidades a un grupo
de trabajadores para que se unieran y le ofrecerían sus capacidades a las empresas
donde se habían formado o porque tenían algún grado de experticia en sus
procesos industriales, transporte o comercialización.
Ahora, el estado asume que toda empresa tercerizada está explotando al trabajador
o consocio de empresa cooperativa, y que está haciendo simulación para salvarse
de pagar correctamente a su trabajadores, y pretende hacer que la empresa, llamémosle
grande, asuma a los trabajadores como fijos, y en cuyo caso amenaza con
destruir la capacidad de estas empresas, al incrementarle de un golpe, sus
pasivos laborales.
Esto me parece una insensatez; pues, el estado destruye al capital privado,
e incluso, destruye la creación de microempresas cooperativistas y “sinverguencea”
al cooperativista, quien ya no tiene que asumir riesgos y desarrollar su
capacidad de empresa, de contratación y de cumplimiento de contratos de
servicios, sino que se une a la “guachafita” de la inamovilidad y de la “manguangua”
de cobrar así no trabaje. Pura demagogia y populismo.
En lugar de estimular a que el hombre aprenda a pescar, le regalamos el
pez. Así fue como aumentamos la plantilla de PDVSA de 40.000 a 140.000
empleados. Se llega al exabrupto de decir que la culpa de las fallas de PDVSA
la tienen los trabajadores botados a pito limpio, quienes habrían regresado y habrían
sido contratados de vuelta.
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