domingo, 8 de febrero de 2015

EL SUDARIO DE TURIN

Las “canciones” del CC Salazar Villafañe, en su condición de testigo protegido de la DEA, han causado revuelo mediático mundial y conmoción silente en el país, no sólo en lo atinente a la presunta relación de algunos líderes revolucionarios con el narcotráfico, sino en cuanto a la fecha de la muerte del difunto presidente del periodo anterior, la cual, según testimonio de este escolta que fuera durante 10 años del difunto y luego de un lapso más corto, del presidente de la AN (a quien acusa o delata), habría presuntamente ocurrido a las 7:32 pm del 30 de diciembre de 2013 en Cuba, y no a las 16:40 hora local (20:55 UTC) del martes 5 de marzo de 2013 en el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo de la ciudad de Caracas, con las consecuencias jurídico-constitucionales, políticas, sociales y morales que esto implicaría, de ser cierto.

Ayer veía con entusiasmo, por segunda vez, un programa de History Channel, acerca del Sudario de Turín o mortaja en la que fuera sepultado nuestro señor Jesucristo en la cueva o Santo Sepulcro del Calvario y me quedó la inquietud si al cuerpo del difunto se le podrían aplicar esas pruebas de carbono 14, para determinar su fecha real de fallecimiento. Por cierto, gastaron un dineral para comprobar que el Libertador murió de lo que el Dr. Próspero Reverend, su médico de cabecera hasta su muerte y autor de su autopsia había escrito en 1830, y luego el Dr. Vargas había refrendado en 1843.

Científicos de 4 distintas fuentes independientes, ubicadas alrededor del mundo, le hicieron las pruebas del carbono 14 a un recorte del sudario de Turín, autorizado por el vaticano. Prueba que se basa en el decaimiento o degradación constante en el tiempo del isotopo de carbono, y según la cual se puede contar el número de electrones presentes en un trozo del material a estudiar, el cual se quema y se cuenta el carbono presente en las cenizas con el número de electrones de una muestra del mismo material de referencia sin quemar, para comprobar cuántos años tiene la muestra estudiada. Es una prueba muy precisa o con un margen muy pequeño de error muestral. Esta prueba dio como resultado que la data de la muestra de tela que fuera recortada de una esquina del sudario estaría entre los años 1260 y 1390 DC; por tanto, descalificaba la presunción o hipótesis de que el sudario era autentico; o sea, no tendría 2000 años. Sin embargo, la imagen del rostro de Jesús no era pintada, ni manipulada. Se circunscribía solamente a la fecha del material del sudario.

Posteriormente, el Dr. Ray Rogers famoso y muy calificado químico (de paso no creyente sino en la ciencia) confirmaría los resultados del carbono 14. No obstante, unos civiles,  de apellidos Benford y Marino, sin calificaciones académicas superiores, al revisar fotografías de las muestras, se percataron de que existían indicios de que  las mismas habrían sido tomadas de un lado del sudario donde en el siglo XV le habrían realizado un zurcido invisible, tipo francés muy especializado y común en esa época, en el cual habrían incorporado fibras nuevas de algodón y la habrían teñido para que no se viera discontinuidad en las fibras, lo que habría alterado la validez de la prueba del carbono 14. Esto hizo que el Dr. Ray volviera a observar y al hacer pruebas a fibras que conservaba del sudario, escribió un segundo informe donde les daba la razón a los civiles legos en ciencias. Es decir, el misterio del sudario quedó en donde estuvo siempre, pendiente a un nuevo permiso del Vaticano para que le corten un trozo donde la tela sea el lino original y no haya sido manipulado por sastres algunos.


  













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