CARTA
ABIERTA A LA ASAMBLEA NACIONAL
Ciudadanos, Presidente y demás miembros de la
Asamblea Nacional:
Me honro al dirigirme a
ustedes en la oportunidad de manifestarles mi opinión acerca de, al menos, dos elementos
esenciales de la crisis política, sin menoscabo de la grave crisis económica, sin
querer establecer ningún orden de prioridad para la búsqueda de sus medidas de solución.
Ocurre que existen dos
decisiones del fracasado gobierno de inspiración castro comunista, como son: 1.
La de la creación del innecesario como redundante e inconveniente, por
contraproducente, grado militar de COMANDANTE EN JEFE con toda la parafernalia
de uniformes, caponas, privilegios y sus consecuencias en la relación
civil-militar y 2. La detentación simultanea del cargo de PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
con el de PRESIDENTE DE UN PARTIDO, en este caso, el partido socialista unido
de Venezuela (PSUV). Para los efectos ninguno.
En el primer caso señalado, comandar
en jefe la FAN es una conquista - como he
dicho - del estamento civil, o del poder civil legal y legítimamente electo
por el pueblo, lo que le permite a un
ciudadano que no es no militar, ni lo ha sido ni necesita serlo, de ser investido
de tal responsabilidad, con las atribuciones y prerrogativas de comandar en jefe
las fuerzas militares, para el empleo del poder militar en defensa de la soberanía
e integridad del territorio, ante cualquier amenaza, interna o externa.
No necesita el civil ser
investido de grado militar alguno y hacerlo debilita la debida subordinación
constitucional o la adecuada relación entre el civil y el militar, en función nada
más que de la constitución. Es por ello (en
parte) explicable las ridículas como oprobiosas manifestaciones en violación
del artículo 328º constitucional por parte de altos militares, quienes se declaran
públicamente como “Revolucionarios, antiimperialistas y chavistas”. Es decir, esa absurda
creación haría que el civil tuviera que ostentar un grado militar para ser
obedecido.
Si esto fuera resultado de una
ley de las dictadas durante el indebido como prolongado “ad infinitum” periodo habilitante,
esta Asamblea Nacional democrática y republicana debería, de inmediato,
desmontar esta aberración y hacer que cualquier civil, sin necesidad de tener
un grado militar inventado, comande en jefe a las FAN, simplemente porque el pueblo
lo haya elegido como su presidente.
En cuanto a la convivencia indebida
como inconveniente del cargo de PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA con el de PRESIDENTE DE UN PARTIDO cualquiera,
considero que es una violación, entre muchas otras, al mandato del pluralismo y a la libertad de
credo, culto y participación política. Ya hemos visto las nefastas
consecuencias de tal error, manifestadas en el ejecutivo y su relación con la disidencia, y en especial en la
fenecida directiva de la AN, por gracia de dios y el pueblo defenestrada en las
elecciones parlamentarias del 6D 2015. La Lista Tascón, después devenida en Maisanta,
son pruebas de este error. En la injustamente satanizada etapa del Pacto de
Punto Fijo, los presidentes se separaban de su partido para no incumplir, o para
ser liberados de la disciplina
partidista y no estar sujetos a parcialidades. La mujer del Cesar debe ser no solamente
honesta, sino parecerlo.
Me gustaría que Uds. tomaran
en cuenta estas dos sugerencias u opiniones provenientes de un militar de alto
grado de nuestras FAN, ya retirado del servicio activo; pero, fiel al juramento
expresado en el patio de honores de la Academia Militar el 5 de julio de 1970, como
integrante de la promoción CN JAUN BAUTISTA BIDEAU de la Escuela Naval, y que abrieran
el debate incluso público, para que el pueblo sea debidamente consustanciado de
estos errores.
Una de las peores
aberraciones de nuestra república, desde los albores de su independencia hasta
nuestros días, ha sido el caudillismo y el culto a la personalidad del caudillo
y su erección como ícono y culto cuasi religioso. Esto ha sido lo que ha generado
esa indebida reacción de los diputados del oficialismo cuando se retiraron las imágenes
del difunto presidente, del Palacio
Legislativo. Si no existiera esa práctica, no sería posible colocarlas; porque,
el pueblo entendería que no se debe hacer con respecto a ningún presidente, de
ninguna ideología o partido, sino que las edificaciones oficiales deberían estar
adornadas o precedidas solamente con los símbolos de la patria, la bandera, el
escudo y el himno nacional y las imágenes del indiscutido e inmarcesible
Libertador.
No deseo despedirme, sin
antes reiterarles mis sentimientos de estima y alta consideración y respeto
republicanos.
Eddy Darío Barrios Orozco
Capitán de Navío
CI V-639.249
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