UN
DIA DE RATON
Contrariando el dicho de que “Vale
más un día de León que cien años de ratón”, salgo de casa, obligado por
la patrona a quien ya fastidio con mis chocheras, voy a hacer algunas
diligencias mensuales y caminar para oxigenar mis arrecheras. Un Día de León, novela
de mi amigo Asdrúbal González Servèn, Cronista oficial de Puerto cabello, nos habla
del caracazo de febrero de 1989, como la reacción popular donde el ratón
(pueblo) tuvo su día de león, en rechazo a la
opresión.
Me dirijo a pie, para
hacer ejercicios, a la empresa ZOOM, a
pagar los servicios que debería tener afiliados online, según me atosigan a
diario los bancos y demás prestadores de servicios, como CANTV y DIRECTV, quienes nos envían SMS todos
los días, informándonos que debemos domiciliar nuestras cuentas y pagarlas por
internet. Allí leo que no están prestando ese servicio u outsourcing para CANTV
y que me dirija una de las dos direcciones
posibles, en la misma ciudad. Afiliar servicios online es en estos días casi
imposible, ya que entrar en internet y afiliar algún servicio en dichos bancos,
termina sonando más fácil decirlo que hacerlo.
Llego a la primera dirección,
un local al frente del partido AD, en la calle Carabobo de mi amada ciudad y me
dicen que sólo atienden pagos en efectivo; pues, no tienen PDV. Intento de
nuevo en la segunda dirección, un local de DIGITEL (antiguo ZOOM, según reza su
anuncio en el frente del local), ubicado al frente de BOLIPUERTOS, sitio donde
antier intenté infructuosamente y donde, entonces, me respondieron que no había
sistema; pero, había punto. Hoy, para variar, hay sistema; pero, no hay punto; lo
que, al instante, me hace recordar el propio infierno venezolano del cuento.
Pregunto por mi saldo
deudor y me dicen que Bs. 15.800 y me asombra el monto muy superior a lo
acostumbrado, y me ofrezco a pagar y, por suerte, el punto abrió y pagué;
aunque, no me dieron ningún recibo. La excusa aportada, de mala gana, es que no
hay papel del rollito especial para el
aparato y no hay derecho al pataleo.
- Señor,
ya le pagué su saldo, que me dice la empleada, y me tengo que contentar
con su palabra. Pregunto a SUNDE, ¿Saben Uds. que la carga de la prueba del
pago recae en el cliente y que debemos tener nuestras facturas y demás
comprobantes de pago para conciliar nuestras cuentas y pode reclamar?
Antes de salir veo los
celulares en oferta en la vitrina y pregunto: ¿Cuánto cuesta el más barato?
Uno similar al gallito Movilnet que
tengo y me responden: - ¡Bs. 3.800.000! y me quedo boquiabierto. Pensar que lo
saco la calle para no arriesgar mi
androide y ya cuesta más caro que lo que costaba éste último hace años!
Salgo y voy a una
óptica, a preguntar cuánto me cuesta colocarle nueva fórmula progresiva en los cristales de una montura recién adquirida en
la calle, por Bs. 50.000, y me dicen, sin anestesia, ¡Bs. 5.500.000!, ¡una guará!
Igualmente, voy a un técnico en celulares y le pregunto cuánto me cuesta
instalarle el pin de carga a mi androide
y me responde: -Venga a las tres de la tarde y cuesta Bs 500 y a mi ingenua
repregunta me contesta (viéndome mi cara de tonto): - ¡Bs. 500.000 bolos!, señor.
Voy al Banco Mercantil
de la Plaza Flores a buscar mi nueva Tarjeta de Crédito, y asumo mi lugar en la
cola, no sin antes anotar mi nombre en una lista de la única empleada de
atención al cliente de la sucursal. Me sitúo entre la conversa de dos damas y
llamémosle ANA a una, quien le dice a otra que está muy contenta con el líder
difunto, a quien recuerda y ama, porque le dio su casita y dos bonos y que NM
debe seguir mandando; porque, está haciéndolo muy bien, con lo de los bonos a
las embarazadas y que ella resiente estar ligada. Al tocarle el turno a ANA la
vecina de cola, quien hablaba con ella, nos dice: ¡Esa es una ignorante!.
Era que, en la conversa, en vano intentaban todas de explicarle las teorías
económicas y las de las ciencias políticas que determinan la causas reales del
problema nacional que nos acogota, y que las dádivas que ella celebra, no eran
más que la demostración de la falla del modelo. ANA no creía en nada de lo que
le explicaban, no lo entendía ni quería entender. Para ella, la culpa era de
los empresarios especuladores y de los vecinos bachaqueros.
Creo que contra esto
es que la MUD debe entender que está luchando, contra la alienación derivada de la
ignorancia. No sólo contra el gobierno.
Es en eso que deben concentrar su “casa por casa”.
Al llegar al edificio
me topo con lo mejor del día, el amigo “handyman” o ayudante todero, muy
servicial, de todos nosotros en el edificio, un borrachito consuetudinario;
pero educado, un hombre cuarentón, muy fuerte, quien con su voluntad compensa
un problema en una pierna que le hace cojear, me revela que está sobrio, porque
la botella de ron claro cuesta Bs. 180.000 y la cervecita Bs 45.000.
¡Qué viva la revolución!, cura los alcohólicos
no tan anónimos.
Fin de Un día de Ratón.
La nueva tarjeta de crédito Mercantil viene con límite de crédito de Bs.10.500 con los cuales no puedo.ni comprar unas galletas María.Jajaja
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