martes, 23 de enero de 2018

UN DIA DE RATON

 Contrariando el dicho de que “Vale más un día de León que cien años de ratón”, salgo de casa, obligado por la patrona a quien ya fastidio con mis chocheras, voy a hacer algunas diligencias mensuales y caminar para oxigenar mis arrecheras. Un Día de León, novela de mi amigo Asdrúbal González Servèn, Cronista oficial de Puerto cabello, nos habla del caracazo de febrero de 1989, como la reacción popular donde el ratón (pueblo) tuvo su día de león, en rechazo a la  opresión.

Me dirijo a pie, para hacer ejercicios, a la empresa  ZOOM, a pagar los servicios que debería tener afiliados online, según me atosigan a diario los bancos y demás prestadores de servicios, como CANTV y DIRECTV, quienes nos envían SMS todos los días, informándonos que debemos domiciliar nuestras cuentas y pagarlas por internet. Allí leo que no están prestando ese servicio u outsourcing para CANTV y que me dirija  una de las dos direcciones posibles, en la misma ciudad. Afiliar servicios online es en estos días casi imposible, ya que entrar en internet y afiliar algún servicio en dichos bancos, termina sonando más fácil decirlo que hacerlo.

Llego a la primera dirección, un local al frente del partido AD, en la calle Carabobo de mi amada ciudad y me dicen que sólo atienden pagos en efectivo; pues, no tienen PDV. Intento de nuevo en la segunda dirección, un local de DIGITEL (antiguo ZOOM, según reza su anuncio en el frente del local), ubicado al frente de BOLIPUERTOS, sitio donde antier intenté infructuosamente y donde, entonces, me respondieron que no había sistema; pero, había punto. Hoy, para variar, hay sistema; pero, no hay punto; lo que, al instante, me hace recordar el  propio infierno venezolano del cuento.

Pregunto por mi saldo deudor y me dicen que Bs. 15.800 y me asombra el monto muy superior a lo acostumbrado, y me ofrezco a pagar y, por suerte, el punto abrió y pagué; aunque, no me dieron ningún recibo. La excusa aportada, de mala gana, es que no  hay papel del rollito especial para el aparato y no hay derecho al pataleo.

- Señor, ya le pagué su saldo, que me dice la empleada, y me tengo que contentar con su palabra. Pregunto a SUNDE, ¿Saben Uds. que la carga de la prueba del pago recae en el cliente y que debemos tener nuestras facturas y demás comprobantes de pago para conciliar nuestras cuentas y pode reclamar?

Antes de salir veo los celulares en oferta en la vitrina y pregunto: ¿Cuánto cuesta el más barato?  Uno similar al gallito Movilnet que tengo y me responden: - ¡Bs. 3.800.000! y me quedo boquiabierto. Pensar que lo saco  la calle para no arriesgar mi androide y ya cuesta más caro que lo que costaba éste último hace años!

Salgo y voy a una óptica, a preguntar cuánto me cuesta colocarle nueva fórmula progresiva  en los  cristales de una montura recién adquirida en la calle, por Bs. 50.000, y me dicen, sin anestesia, ¡Bs. 5.500.000!, ¡una guará! Igualmente, voy a un técnico en celulares y le pregunto cuánto me cuesta instalarle el  pin de carga a mi androide y me responde: -Venga a las tres de la tarde y cuesta Bs 500 y a mi ingenua repregunta me contesta (viéndome mi cara de tonto): - ¡Bs. 500.000 bolos!, señor.

Voy al Banco Mercantil de la Plaza Flores a buscar mi nueva Tarjeta de Crédito, y asumo mi lugar en la cola, no sin antes anotar mi nombre en una lista de la única empleada de atención al cliente de la sucursal. Me sitúo entre la conversa de dos damas y llamémosle ANA a una, quien le dice a otra que está muy contenta con el líder difunto, a quien recuerda y ama, porque le dio su casita y dos bonos y que NM debe seguir mandando; porque, está haciéndolo muy bien, con lo de los bonos a las embarazadas y que ella resiente estar ligada. Al tocarle el turno a ANA la vecina de cola, quien hablaba con ella, nos dice: ¡Esa es una ignorante!. Era que, en la conversa, en vano intentaban todas de explicarle las teorías económicas y las de las ciencias políticas que determinan la causas reales del problema nacional que nos acogota, y que las dádivas que ella celebra, no eran más que la demostración de la falla del modelo. ANA no creía en nada de lo que le explicaban, no lo entendía ni quería entender. Para ella, la culpa era de los empresarios especuladores y de los vecinos bachaqueros.

Creo que contra esto es que la MUD debe entender que está  luchando, contra la alienación derivada de la ignorancia. No sólo contra el gobierno. Es en eso que deben concentrar su “casa por casa”.


Al llegar al edificio me topo con lo mejor del día, el amigo “handyman” o ayudante todero, muy servicial, de todos nosotros en el edificio, un borrachito consuetudinario; pero educado, un hombre cuarentón, muy fuerte, quien con su voluntad compensa un problema en una pierna que le hace cojear, me revela que está sobrio, porque la botella de ron claro cuesta Bs. 180.000 y la cervecita Bs 45.000. ¡Qué viva la revolución!, cura los alcohólicos no tan anónimos. 

Fin de Un día de Ratón.

1 comentario:

  1. La nueva tarjeta de crédito Mercantil viene con límite de crédito de Bs.10.500 con los cuales no puedo.ni comprar unas galletas María.Jajaja

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