jueves, 7 de mayo de 2015

RAZONES Y PROPORCIONES

Razón o relación de dos cantidades es el resultado de comparar dos cantidades. Dos cantidades pueden compararse de dos maneras: Hallando en cuánto excede una a la otra, es decir, restándolas, o hallando cuántas veces contiene una a la otra, es decir, dividiéndolas. De aquí que haya dos clases de razones: razón aritmética o por diferencia y razón geométrica o por cociente”.


Cuando niños, y llegábamos a cuarto y quinto grados de primaria, comenzaban nuestros vía crucis, los llamados “quebrados” nos daban dolores de cabeza y nos convertían en ídem muy rápidamente. En La Guaira, las maestras de primeras letras como la célebre maestra Eloína -de la Calle de Los Granados- con su mallita negra de control sobre su cabellera rebelde como escasa, su porte delgado y casi enjuto, pero firme, a sus casi ochenta, nos regalaba recordatorios animosos ante nuestro yerros por la catajarria de preguntas en rosario con el que acribillaba nuestras mentes y fallábamos en la respuesta correcta, para ello aplicaba sobre nuestras manos cogidas entre las suyas, su palmeta delgada y flexible, cuyo sonido espeluznante y el teatro con el que acompañaba el palmetazo, era superior a sus efectos reales en nuestras carnes, que no iban más allá de un picor pasajero; pues, que se sepa, ningún alumno fue hospitalizado, ni presentó problemas sicológicos de consideración y, en cambio, no dejó de aprenderse su 7x7, su 7x9 o su 8x7, que hasta hoy vemos como un ministro de finanzas -quien seguramente no pasó por estas estrategias educativas- no atina a responderle bien a su exigente comandante, quien como Eloina, le ataca inmisericorde con preguntas indiscretas en público.


Pero, no me refiero sólo a estas razones y proporciones como fueron las famosas reglas de tres, sino a las razones que suelen darnos para justificar lo injustificable o defender lo indefendible, así como las proporciones fuera de toda lógica matemática con la que relacionan los ingresos con los gastos, que no pueden ni quieren justificar de manera contable, los cuales se parecen a las cuentas del gran capitán.


Por cierto, en nuestro tiempo una moto costaba menos que un carro, una casa costaba más que un vehículo y uno podía establecer cierta heurística o regla a lo pepa de ojo, para cubicar el precio de algo. Hoy un paquetico de cinco chicles cuesta 350 bolívares, un litro de agua muchísimo más que uno de gasolina. Una trial blazer puede costar más que un apartamento y ya uno no puede ni imaginarse cuanto es un mil millones de dólares en bolívares; aunque uno haga más o menos una regla de tres entre lo que cumplió mi general Pérez Jiménez con su presupuesto y lo que deberían haber cumplido éstos con el suyo, que comparado con el dictador de otrora, el de éste, sí que es una ola de billetes, fuera de toda razón y proporción.



Nos salimos de toda razón, y de la sindéresis, como de las proporciones mágicas de la armonía de la vida en buenas costumbres. Un funcionario entra pata en el suelo a su cargo (o canonjía) y de repente se compra un jet Citation y tiene cuentas y mansiones, yates y Lamborghinis, en varios lugares del planeta, y lo peor, no se les puede acusar. Han dilapidado una fortuna y nos han sumido en un fraude o desfalco de inmensas desproporciones que está fuera de toda razón y proporción, que aún no podemos calcularlo; pues, para ello habría que resucitar a  100 Eloìnas con sus palmetas. 

1 comentario:

  1. jajaja excelente....ciertamente todo en el pais viene de un problema educativo....!que falta hace Eloina!

    ResponderEliminar