miércoles, 21 de junio de 2017

EL GRAN CONSTITUYENTE


El Congreso de Angostura, inaugurado el 15 de febrero de 1819 por el Libertador Simòn Bolívar, inspirado en el ideario del general Francisco de Miranda, en Angostura (hoy Ciudad Bolívar). Ese fue el segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela. (El primero se instaló el 2 de marzo de 1811 en la Casa del Conde de San Javier, en Caracas). El de Angostura fue convocado en el contexto de las Guerras de Independencia de Venezuela y de Independencia de Nueva Granada. Sus palabras están recogidas en el célebre Discurso de Angostura, publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del  20 de febrero al 13 de marzo de 1819. 


Venezuela ha tenido 26 constituciones y al parecer los revolucionarios aspiran a convocar  tantas como tantas sean los momentos de desesperación al verse sin apoyo popular, precisamente por incumplir los mandatos constitucionales, por ser incapaces, malos gerentes públicos y quebrar PDVSA (entre otras empresa básicas y fundamentales del sistema económico)  y llevar al pueblo a la peor miseria de su historia republicana, sometiendo a su pueblo a no poder encontrar pan ni medicinas y a estar como zombis, comiendo de basureros o en  colas interminables.


Tratan de imponernos una constituyente negándole al gran constituyente que es el pueblo de Venezuela expresar su voz, y lo hacen bajo la falacia de que quieren empoderar al pueblo, dejando el meta-mensaje de que con la constitución vigente no se pueden alcanzar los fines que ella propone y taxativamente establece. Es decir, la falla, según el régimen, está en la constitución y no en ellos. Es asumir un “Parar todo” como en un buque en mal tiempo, ante la impericia del capitán que lo lleva a encallar o dar una vuelta de campana por no haber observado normas del bello arte y ciencia de la navegación, por no haber sabido enfrentar la marea y el oleaje y no haber  sabido  “capear el temporal” (léase, aproar a las olas y reducir velocidad), en un intento tardío como esperanzado de que así podrán reasumir el rumbo y salir del atolladero. Es como los célebres capitanes del TITANIC y del COSTA CONCORDIA, quienes por no tener carácter, sabiduría y sensatez, metieron sus buques en los predicamentos que llevaron a la muerte a sus tripulantes y pasajeros, destruyendo sus naves.

Bajo la ficción de una constituyente desean seguir ganando tiempo, para no permitirle al pueblo expresarse, lo que ya habían logrado con la eliminación del referendo revocatorio y las elecciones regionales. Ahora, con evidente pérdida de popularidad y apoyo, inclusive de sus adláteres quienes, algunos como las ratas, ya abandonan la nave, intentan llegar al 2018, aunque en ese escenario tampoco prevalecerán. Pierden hoy y mañana en lo que convoquen. El punto no es temor a la elección, sino repudio a lo inconstitucional y a perder más tiempo.

Lo interesante del proceso constituyente de 1819, al cual me atrevería a agregar lo que el mismo demiurgo hizo cuando escribió en 1825 la constitución fundadora de Bolivia, es que el libertador efectuó un proceso constituyente único, como fue sentarse a reflexionar y utilizando su maravillosa formación en el conocimiento universal de su época, transmitido por sus excelentes maestros y ductores, analizar qué cosa era un venezolano, desde el punto de su idiosincrasia especial, conformada por blancos peninsulares, afro descendientes y aborígenes autóctonos, compararlo con el análisis detallado de los diversos sistemas de gobierno, para concluir en cuál era, para él, aquel que mejor se correspondía a la luz de los caracteres y características particulares del venezolano, para diseñarnos una constitución que pudiera regirnos en ese periodo primigenio de nuestra nación, con la esperanza razonada de que pudiera durar muchos años, como es el desiderátum de cualquier pacto social, como en los EUA, donde solamente ha habido una constitución escrita, con enmiendas sucesivas.


Hay que destacar que el libertador era opuesto al federalismo, admiraba al sistema norteamericano, aunque temía su poder y avance regional; pero, encontraba que nuestra idiosincrasia no era acorde con las exigencias que un sistema federal reclamaba y reclama y, por tanto, él era partidario de centralizar el gobierno. Es quizás allí donde se encuentra la génesis de nuestro sistema presidencialista, devenido por ese fenómeno,  que el gran historiador griego Polibius denominaba “Anaciclosis”, en caudillismo, el cual nos acompañó durante todo ese lapso que va desde 1810 a 1935, cuando el general Gómez  acabó con el caudillismo para convertirse él en único caudillo nacional, unificar y crear el estado nacional, etc. Pero, el caudillismo prevaleció en nuestra cultura,  cabalgó la guerra federal y continua presente en el régimen revolucionario actual, con un comandante que “vive” como el CID Campeador, y “la lucha sigue”. Es seste caudillismo el que transversaliza todo en este régimen.


Se dice que Bolívar no sólo era partidario de la presidencia vitalicia, la cual reflejó en la constitución de Bolivia, sino que era partidario “In Pectore” de coronarse emperador. Siendo dictador durante los años finales de su vida sufrió atentados y conspiraciones, lo que en 1828, al decir del historiador,  Don Asdrúbal González Servèn en su obra “El Antihéroe PEDRO CARUJO”, se justificaba al ciento por ciento la asonada que liderara el antihéroe para asesinar al padre de la patria. Leocadio Guzmán Blanco llegaría a pronunciar una bella frase: “La historia perdona a Carujo por valiente”


Hoy sufrimos de constituyentismo agravado. Nos fuerzan a aceptar una constituyente inconstitucional y prevemos de antemano que intentarán imponer aquellas reformas que no pudieron alcanzar con el referendo de 2007, y que luego han impuesto por vía de decretos habilitantes o  por mano atrabiliaria del cohecho entre el ejecutivo y los demás poderes del estado, cooptados por el tirano ilegitimo.


Solo nos queda la resistencia heroica de los jóvenes, inmolándose ante el altar de la patria, y para quienes tendremos que un día coronarlos con la paráfrasis de lo dicho por lo Leocadio Guzmán “La historia reconoce como héroes nacionales venezolanos a su juventud nacional, inmolada frente  la dictadura revolucionaria de 1999 a 2017” y los llevará a compartir la gloria de los libertadores en el Panteón Nacional. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario