EL GRAN CONSTITUYENTE
El Congreso de Angostura, inaugurado el 15 de febrero de 1819 por el Libertador Simòn Bolívar, inspirado en el ideario del general Francisco de Miranda, en Angostura (hoy Ciudad Bolívar). Ese fue el
segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela. (El primero se instaló el 2
de marzo de 1811 en la Casa del Conde de San Javier, en Caracas). El de
Angostura fue convocado en el contexto de
las Guerras de Independencia de Venezuela y de Independencia de Nueva Granada. Sus palabras están
recogidas en el célebre Discurso de Angostura, publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22
del 20 de febrero al 13 de marzo de 1819.
Venezuela ha tenido 26 constituciones y al parecer los
revolucionarios aspiran a convocar tantas como tantas sean los
momentos de desesperación al verse sin apoyo popular, precisamente por
incumplir los mandatos constitucionales, por ser incapaces, malos gerentes
públicos y quebrar PDVSA (entre otras empresa básicas y fundamentales del
sistema económico) y llevar al pueblo a la peor miseria de su
historia republicana, sometiendo a su pueblo a no poder encontrar pan ni
medicinas y a estar como zombis, comiendo de basureros o en colas
interminables.
Tratan de imponernos una constituyente negándole al gran constituyente que es el pueblo de
Venezuela expresar su voz, y lo hacen bajo la falacia de que quieren
empoderar al pueblo, dejando el meta-mensaje de que con la constitución vigente
no se pueden alcanzar los fines que ella propone y taxativamente establece. Es
decir, la falla, según el régimen, está en la constitución y no en ellos. Es
asumir un “Parar todo” como en un buque en mal tiempo, ante la impericia del
capitán que lo lleva a encallar o dar una vuelta de campana por no haber
observado normas del bello arte y ciencia de la navegación, por no haber sabido
enfrentar la marea y el oleaje y no haber sabido “capear
el temporal” (léase, aproar a las olas y reducir velocidad), en un intento
tardío como esperanzado de que así podrán reasumir el rumbo y salir del
atolladero. Es como los célebres capitanes del TITANIC y del COSTA CONCORDIA,
quienes por no tener carácter, sabiduría y sensatez, metieron sus buques en los
predicamentos que llevaron a la muerte a sus tripulantes y pasajeros,
destruyendo sus naves.
Bajo la ficción de una constituyente desean seguir
ganando tiempo, para no permitirle al pueblo expresarse, lo que ya habían
logrado con la eliminación del referendo revocatorio y las elecciones
regionales. Ahora, con evidente pérdida de popularidad y apoyo, inclusive de
sus adláteres quienes, algunos como las ratas, ya abandonan la nave, intentan
llegar al 2018, aunque en ese escenario tampoco prevalecerán. Pierden hoy y
mañana en lo que convoquen. El punto no es temor a la elección, sino repudio a
lo inconstitucional y a perder más tiempo.
Lo interesante del proceso constituyente de 1819, al
cual me atrevería a agregar lo que el mismo demiurgo hizo cuando escribió en
1825 la constitución fundadora de Bolivia, es que el libertador efectuó un
proceso constituyente único, como fue sentarse a reflexionar y utilizando su
maravillosa formación en el conocimiento universal de su época, transmitido por
sus excelentes maestros y ductores, analizar qué cosa era un venezolano, desde
el punto de su idiosincrasia especial, conformada por blancos peninsulares,
afro descendientes y aborígenes autóctonos, compararlo con el análisis
detallado de los diversos sistemas de gobierno, para concluir en cuál era, para
él, aquel que mejor se correspondía a la luz de los caracteres y
características particulares del venezolano, para diseñarnos una constitución
que pudiera regirnos en ese periodo primigenio de nuestra nación, con la esperanza
razonada de que pudiera durar muchos años, como es el desiderátum de cualquier
pacto social, como en los EUA, donde solamente ha habido una constitución
escrita, con enmiendas sucesivas.
Hay que destacar que el libertador era opuesto al
federalismo, admiraba al sistema norteamericano, aunque temía su poder y avance
regional; pero, encontraba que nuestra idiosincrasia no era acorde con las
exigencias que un sistema federal reclamaba y reclama y, por tanto, él era
partidario de centralizar el gobierno. Es quizás allí donde se encuentra la
génesis de nuestro sistema presidencialista, devenido por ese
fenómeno, que el gran historiador griego Polibius denominaba
“Anaciclosis”, en caudillismo, el cual nos acompañó durante todo ese lapso que
va desde 1810 a 1935, cuando el general Gómez acabó con el
caudillismo para convertirse él en único caudillo nacional, unificar y crear el
estado nacional, etc. Pero, el caudillismo prevaleció en nuestra
cultura, cabalgó la guerra federal y continua presente en el régimen
revolucionario actual, con un comandante que “vive” como el CID Campeador, y
“la lucha sigue”. Es seste caudillismo el que transversaliza todo en este régimen.
Se dice que Bolívar no sólo era partidario de la
presidencia vitalicia, la cual reflejó en la constitución de Bolivia, sino que
era partidario “In Pectore” de coronarse emperador. Siendo dictador durante los
años finales de su vida sufrió atentados y conspiraciones, lo que en 1828, al
decir del historiador, Don Asdrúbal González Servèn en su obra “El
Antihéroe PEDRO CARUJO”, se justificaba al ciento por ciento la asonada que
liderara el antihéroe para asesinar al padre de la patria. Leocadio Guzmán
Blanco llegaría a pronunciar una bella frase: “La historia perdona a Carujo por
valiente”
Hoy sufrimos de constituyentismo agravado. Nos fuerzan
a aceptar una constituyente inconstitucional y prevemos de antemano que
intentarán imponer aquellas reformas que no pudieron alcanzar con el referendo
de 2007, y que luego han impuesto por vía de decretos habilitantes o por
mano atrabiliaria del cohecho entre el ejecutivo y los demás poderes del
estado, cooptados por el tirano ilegitimo.
Solo nos queda la resistencia heroica de los jóvenes,
inmolándose ante el altar de la patria, y para quienes tendremos que un día
coronarlos con la paráfrasis de lo dicho por lo Leocadio Guzmán “La historia
reconoce como héroes nacionales venezolanos a su juventud nacional, inmolada
frente la dictadura revolucionaria de 1999 a 2017” y los llevará a
compartir la gloria de los libertadores en el Panteón Nacional.
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