LOS
MONOS SABIOS
Leopoldo López emitió su arenga
movilizando a las masas a salir a la calle a manifestar pacíficamente y sin armas
(lo que es constitucional) su rechazo
al gobierno y permanecer allí hasta que el presidente, viendo ese rechazo popular,
renunciara y se fuera; por eso, le llamaron a su movimiento “LA
SALIDA”, en contradicción con la de Henrique Capriles Radonsky, quien
opinaba que había que usar la salida electoral. Esto último fue considerado
como una posición débil, frente a la considerada heroica posición de Leopoldo,
quien como Barrabas, cautivó a las masas eufóricas e insufladas de odio.
La salida fue criminalizada
y perseguida junto a la guarimba y Leopoldo, como Jesús, reeditando al difunto
en 1992, y en gesto no exento al de un Mandela, se inmoló ante su Caifás,
Diosdado, y lo metieron preso hasta hoy. Le acusan de ser responsable de 43
muertes acaecidas en las manifestaciones que el estimuló, no ordenó, porque en
la oposición no existen órdenes, sino liderazgo que motiva, tal cual el de Carlos
Ortega cuando éste dijo su célebre: “A Miraflores” y le siguieron, como
al flautista de hammelin. A Leopoldo, según sus propios verdugos judiciales, le
inventaron pruebas que no han podido ser confirmadas porque son una olla jurídica,
no existieron, y su responsabilidad no va más allá de su discurso en público.
He sostenido esto, inclusive
ante mis seres más allegados, para defender que Leopoldo no cometió delito,
aunque reconozco que sí tiene responsabilidad política, que no jurídica, al
liderar los movimientos que se manifestaron en guarimba, que tampoco son de su creación,
como tampoco dio órdenes directas para las expresiones violentas de algunas
personas quienes esgrimieron métodos deleznables, que se vieron de parte y parte,
para sostener sus posiciones políticas. La responsabilidad penal es individual
e intransferible.
Tal cual sucedió en abril
2002, agendas ocultas, de lado y lado, dieron su versión de cómo se debe
imponer al otro la posición política propia, estas fueron esgrimidas por manifestantes, como también
se vieron tácticas muy aberrantes de violencia contra personas, viejos,
adolescentes, y personas rendidas, ya en el suelo. También oímos la que se le
atribuye a la oposición de haber colocado cables entre dos postes para derribar
a los motorizados colectivos y de la GN, así como todos los excesos señalados que
sí vimos muy claramente por TV, protagonizados por la misma GN, los cuales
gracias a la tecnología de punta del celular inteligente, accesible a todos, fueron
grabados y están en videos disponibles en redes sociales, como YouTube.
El caso es que, tanto el presidente
ilegitimo como sus acólitos más fervientes, como es el caso filmado de Héctor Rodríguez,
líder de la bancada del PSUV en la AN, han hecho y dicho cosas peores que las
que dijo Leopoldo, como fueran las de ayer donde a éste último le vimos dirigir
desde su tarima las acciones violentas del “pueblo”
chavista, las cuales se manifestaron contra los diputados, por un pueblo
enardecido que se amotinó frente al hemiciclo y donde declarados oficialistas cayeron
en gavilla contra diputados de la bancada gloriosa de la oposición democrática triunfadora
del 6D, y donde resultara herido Paparoni. Estas acciones coinciden con
aquellas de hace algún tiempo se vieron, cuando hirieron a María Corina
Machado, o los golpes que un ofuscado sicario del PSUV, un fornido tercio de
chaqueta, le propinara en plena cámara a Julio Borges, como pudimos ver todos.
El TSJ y la Fiscal General
se hacen de la vista gorda o miran a un lado para no decir ni hacer nada frente
a estos evidentes y groseros hechos violentos de su propio gobierno, partido o
bancada y, como los monos sabios, nada ven, nada oyen, nada dicen. Cuando se les increpa, emiten gruñidos
ininteligibles los unos, y los más audaces expresan clichés y justifican en su ideología
castro comunista sus acciones, respaldando a ultranza los errores de sus
conmilitones.
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