viernes, 4 de marzo de 2016



LOS MONOS SABIOS

Leopoldo López emitió su arenga movilizando a las masas a salir a la calle a manifestar pacíficamente y sin armas (lo que es constitucional) su rechazo al gobierno y permanecer allí hasta que el presidente, viendo ese rechazo popular, renunciara y se fuera; por eso, le llamaron a su movimiento “LA SALIDA”, en contradicción con la de Henrique Capriles Radonsky, quien opinaba que había que usar la salida electoral. Esto último fue considerado como una posición débil, frente a la considerada heroica posición de Leopoldo, quien como Barrabas, cautivó a las masas eufóricas e insufladas de odio.

La salida fue criminalizada y perseguida junto a la guarimba y Leopoldo, como Jesús, reeditando al difunto en 1992, y en gesto no exento al de un Mandela, se inmoló ante su Caifás, Diosdado, y lo metieron preso hasta hoy. Le acusan de ser responsable de 43 muertes acaecidas en las manifestaciones que el estimuló, no ordenó, porque en la oposición no existen órdenes, sino liderazgo que motiva, tal cual el de Carlos Ortega cuando éste dijo su célebre: “A Miraflores” y le siguieron, como al flautista de hammelin. A Leopoldo, según sus propios verdugos judiciales, le inventaron pruebas que no han podido ser confirmadas porque son una olla jurídica, no existieron, y su responsabilidad no va más allá de su discurso en público.

He sostenido esto, inclusive ante mis seres más allegados, para defender que Leopoldo no cometió delito, aunque reconozco que sí tiene responsabilidad política, que no jurídica, al liderar los movimientos que se manifestaron en guarimba, que tampoco son de su creación, como tampoco dio órdenes directas para las expresiones violentas de algunas personas quienes esgrimieron métodos deleznables, que se vieron de parte y parte, para sostener sus posiciones políticas. La responsabilidad penal es individual e intransferible.

Tal cual sucedió en abril 2002, agendas ocultas, de lado y lado, dieron su versión de cómo se debe imponer al otro la posición política propia, estas  fueron esgrimidas por manifestantes, como también se vieron tácticas muy aberrantes de violencia contra personas, viejos, adolescentes, y personas rendidas, ya en el suelo. También oímos la que se le atribuye a la oposición de haber colocado cables entre dos postes para derribar a los motorizados colectivos y de la GN, así como todos los excesos señalados que sí vimos muy claramente por TV, protagonizados por la misma GN, los cuales gracias a la tecnología de punta del celular inteligente, accesible a todos, fueron grabados y están en videos disponibles en redes sociales, como YouTube.

El caso es que, tanto el presidente ilegitimo como sus acólitos más fervientes, como es el caso filmado de Héctor Rodríguez, líder de la bancada del PSUV en la AN, han hecho y dicho cosas peores que las que dijo Leopoldo, como fueran las de ayer donde a éste último le vimos dirigir desde su tarima las acciones violentas del “pueblo” chavista, las cuales se manifestaron contra los diputados, por un pueblo enardecido que se amotinó frente al hemiciclo y donde declarados oficialistas cayeron en gavilla contra diputados de la bancada gloriosa de la oposición democrática triunfadora del 6D, y donde resultara herido Paparoni. Estas acciones coinciden con aquellas de hace algún tiempo se vieron, cuando hirieron a María Corina Machado, o los golpes que un ofuscado sicario del PSUV, un fornido tercio de chaqueta, le propinara en plena cámara a Julio Borges, como pudimos ver todos.     


El TSJ y la Fiscal General se hacen de la vista gorda o miran a un lado para no decir ni hacer nada frente a estos evidentes y groseros hechos violentos de su propio gobierno, partido o bancada y, como los monos sabios, nada ven, nada oyen, nada dicen. Cuando  se les increpa, emiten gruñidos ininteligibles los unos, y los más audaces expresan clichés y justifican en su ideología castro comunista sus acciones, respaldando a ultranza los errores de sus conmilitones. 

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