jueves, 17 de agosto de 2017

EL GRAN DILEMA

El gran dilema en el que estamos envueltos o inmersos los venezolanos está centrado esencialmente en dos visiones contrapuestas de la sociedad. Dos maneras de concebir la política y la economía, así como la forma de organización social que los hombres se dan para producir, protegerse mutuamente, y prevalecer en el escenario competitivo de las naciones y sobrevivir.

De acuerdo con las ciencias políticas, los sistemas  antes referidos tienen sus categorías claras y bien definidas; no obstante, el la praxis social no siempre es así. Existe todo un espectro de aplicaciones unas más “puras” o clásicas y otras muy sui generis. En algunos casos conviven simultáneamente las teorías, en lo  formal, con tales formas virtuales de aplicación dinámica de la organización del pueblo, de la misma manera que en una empresa cualquiera conviven su organización formal (organigrama) con la manera informal en la cual los trabajadores y los empresarios se organizan en la práctica cotidiana para producir. Es esa dinámica la que produce la virtualidad antes señalada, en ocasiones a contrapelo no sólo de lo establecido en normas, sino a las ciencias sociales en las cuales se sustentan o deberían sustentarse  la gerencia, la política, la economía, etc.

Es así como ayer escuchaba a Rafael Bernal, en su rol de ministro,  hablar y pontificar acerca de las supuestas bondades del programa CLAP, como resultado de la visión utópica comunista, socialista en el caso económico, según la cual el sistema de producción en el cual creen garantiza que “ahora sí” , después de 19 años, proveerá de suficientes bienes al mercado controlado por ellos, con unos modos de producción y factores productivos donde no existe la propiedad privada,  se capa la iniciativa empresarial, a la cual se le pecha, se le “visita2 por el SENIAT, y se presiona con los dólares para importar materias primas;  pues,  están en manos del estado, y en los que ellos son los únicos benefactores del pueblo, a atreves de la distribución de esa riqueza de productos agrícolas en el pueblo,  mediante la dosificación masiva controlada del CLAP. No hemos visto tales bondades en la práctica, sino discriminación, humillación, maltrato y una distribución esporádica, espasmódica de esas bolsas, especialmente cuando se aproximan elecciones. Como detalle analógico, paso todos los días frente a VENGAS en Puerto cabello y la cola con gente cargando bombonas hasta de 43 kilos es cada día más larga y gruesa, parece una manifestación.

Lo que los venezolanos  hemos visto hasta ahora es que no producen, no sólo lo suficiente para cubrir la demanda, sino que han destruido el aparato productivo nacional. Ya no hablamos solamente de desabastecimiento puntual, sino de escasez generalizada de alimentos y hasta de las medicinas. Han explicado su fracaso alegando una presunta guerra económica donde los empresarios privados y el fantasma del capitalismo son  los culpables y se la tienen jurada al régimen benefactor impuesto por el difunto y ahora perfeccionado por su heredero.

Así fue como hace unos dos años citaron a los empresarios a un diálogo de sordos en Miraflores, allí estaba Lorenzo Mendoza (objeto principal de tal dialogo) a quien acusaron de ser el general en jefe de esa guerra. Le acusaron de no estar produciendo, de ser acaparador y traidor a las necesidades del pueblo. El empresario, con clase y serenidad,  les pidió la palabra y les dio una clase. Su argumento sólido y verificable era que él solo tenía el 48 % de la capacidad productiva de los rubros alimentarios. Por cierto, los que efectivamente le dan alimento al pueblo. En cada hogar los miembros de las familias pudientes, clase media y empobrecida por igual, se comen una arepa de harina PAN  con  margarina MAVESA, ambos productos de su empresa la cual - como el otrora Banco Unión-  tiene una sucursal en cada rincón de Venezuela (su campaña está ya hecha). Les dijo que él producía con ese 48%  más del 100% y que nada más, en la semana anterior a esa reunión, había publicado en prensa que había aumentado su producción en unas 40.000 toneladas en Aragua. Les clavó el estilete cuando les dijo que el estado, quien tenía el otro  52% restante, no producía nada, que le dieran ese 52% que él lo ponía  producir. Los dejó boquiabiertos. Creo que allí la gente empezó a preguntarse ¿Y por qué no ponemos a este hombre de presidente?  Pregunta cuya respuesta ya está comenzando a darse en varios países, como es el caso de Piñera en Chile y del mismo Trump en USA.

 Los pueblos se percatan que la virtualidad antes referida, expresada en chácharas de sonido agradable, no produce arepas, ni margarina, y que el hambre no conoce de teorías y que la cochina realidad ha demostrado que el socialismo no ha sido efectivo, eficaz, ni eficiente, en ninguno de los países donde el comunismo (su fase ulterior) ha tratado de implantarlo, generalmente por la razón de la fuerza. Con decisiones de facto, sustentadas a posteriori por sistemas jurídicos actuando como los Vallenilla Lanz redivivos, para darle visos de constitucionalidad a sus aberraciones.  Nosotros debemos vencerlos en el parlamento, con la fuerza de la razón. Con las ideas, mientras los gobernantes (gobernadores y alcaldes) lo hacen en la praxis con sus buenas gestiones  las cueles debemos apoyar con la crítica constructiva, l el control de sus gestiones y con reglas claras que defiendan al pueblo. Por eso hay que inscribirse y el pueblo debe salir a votar y respaldar sus mejores candidatos,  de los partidos opositores a este régimen.  Esa es la tarea de los nuevos parlamentarios, tanto los nacionales como los regionales y  su versión más próxima, los concejales en los municipios.
Es por eso que la ANC apura el paso de perdedores para demoler el statu quo, la superestructura del estado republicano, para implantar mediante la fuerza, el estado comunal, la visión decimonónica del socialismo fracasado, el control social y la tiranía invasiva de la presión indebida, la represión y la barbarie.


Dura tarea tendrán (quisiera, con el favor del pueblo, conjugar el verbo tener en primera persona del plural),  los diputados que el pueblo elija en las regionales, similar a la que ya han venido sufriendo de mano de la dupla gobierno-TSJ y demás poderes cooptados y obsecuentes, los diputados  de la AN, y es en ese escenario donde he aceptado participar, para meterme en las fauces del gran dilema.  

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