jueves, 29 de marzo de 2018

NAVEGACION INGLATERRA A VENEZUELA EN UNA PATRULLERA


ARV CONSTITUCIÓN P-11

En adición a mi comentario al post de un forista de facebook, en el cual se puede ver a un pequeño buque enfrentado a un mar muy fuerte, quisiera aportar mi experiencia como tripulante (Primer Jefe de Ingeniería) de la patrullera cañonera ARV CONSTITUCION P-11, primera de su clase, construida en el astillero de la empresa VOSPER THORNYCROFT  LTD, en Portsmouth Inglaterra y en cuya comisión inspectora, bajo el mando del entonces CC Esteban Rodríguez Castro,  pasamos un año colaborando con la inspección de la construcción, ya que, en mi caso,  nos habíamos graduado en el Curso de Aplicación de Ingeniería Mecánica del Colegio Real de Ingeniería Naval en Manadon, Plymouth, y los demás tripulantes, además de su experiencia a bordo de buques de la armada, se habían graduado de los cursos de sus respectivas especialidades, como era el caso del entonces TF Julio Chacón H. Jefe de Armamento (cañones y misiles)  graduado en Italia, el TN, (luego CC) Gustavo Sosa Larrazábal, graduado en Brasil, en USA, e Italia y todos teníamos amplia experiencia naval en diversos buques de la armada.

Los tripulantes fuimos seleccionados, enviados a la comisión inspectora en Portsmouth Inglaterra, y pasamos ese año haciendo las pruebas de mar, incluyendo el duro y exigente entrenamiento en la mar, en HMS Portland, efectuado inmediatamente de que recibimos la unidad, y la navegamos a Venezuela, en agosto de 1974. Éramos una muy bien estructurada tripulación conformada por  20 tripulantes, 4 oficiales, 4 suboficiales y 12 marineros, entre sargentos y tropa alistada.

Como mi comentario en facebook hacia referencia al difícil y duro rol del cocinero de abordo en esos mares tan agitados, refiero ahora que contábamos con un extraordinario tripulante, el Sargento Mayor Testamark (quien llegaría a SOPC y a cocinero del MD y del presidente), quien oficialmente era cocinero, según su tarjeta de rol y la organización de abordo; aunque, en verdad, sabia de todo y podía ejercer cualquier faena en el buque, igual cocinaba (en esos mares) que servía de cargador para el montaje del cañón Otto Melara 76/62, timonel y cuanta faena naval se necesitara.

No puedo ni debo olvidar al resto de los tripulantes, todos excelentes y buenos amigos, entre quienes recuerdo - de momento - nombres como: comandante, el TN Gustavo Sosa Larrazábal, Jefe de Armamento, el TF Julio Chacón Hernández, Jefe de Operaciones ya mencionado y mi persona como Jefe de Ingeniería. Los Maestres: Tarsicio Hernández, Boada Freites, Arambarri, y los Sargentos hoy en su mayoría maestres, Guerra Hermes, Martínez Villareal y el menos antiguo Graterol Héctor (era marinero). Disculpen los que por mi “alemán” olvido mencionar, luego postearé la placa de la primera tripulación. Quien la tenga que la postee; por favor.

Atravesamos primero el canal inglés (en el que habíamos hecho las pruebas de mar), canal que es tan bravo que el comandante de la Armada española en Trafalgar  se dice que habría expresado en su descargo ante su derrota: “Vine a pelear contra una armada, no contra el canal inglés”.

Es que el patrullero es de apenas 117 pies o unos 37 metros de eslora y unas 110 toneladas de registro. Recuerdo que en plena navegación pensaba emocionado en la travesía de Cristóbal Colon en las carabelas y me hacía románticas aventuras en mi mente de escritor. Escribí una bitácora personal la cual, entre tantas mudanzas, no encuentro. Nosotros, a diferencia del gran almirante de la mar océano, llevábamos un Omega Satelital y además un excelente jefe de operaciones y navegador, el entonces TF Carlos Roberto Watkins, QEPD, aunque el mar es el mismo.

Nuestro buque iba propulsado en una sola máquina; porque, así lo planificamos - para dosificar el combustible - ya que usar las dos máquinas hubiera gastado más y podríamos necesitarlo. Con una máquina dábamos unos 16 nudos. La velocidad máxima con dos maquinas era de 35 nudos y más.

Contábamos con un tanque auxiliar de unos 4.000 litros de diesel, instalado ad hoc sobre cubierta, instalado temporalmente aprovechando las bases para los montajes de misiles Otomat, que en las cañoneras no estaban instalados, aunque éstas tenían predispuestas las bases y cableado para hacerlo  “a retrofit”, si la situación estratégica, a futuro, ameritara transformar una cañonera en misilistica.

A la postre, no tuvimos necesidad de usar ese combustible; porque, el contenido normal de los tanques de abordo fue suficiente. Las maquinas de esos patrulleros, 3 cañoneras y 3 misilisticas, son modernas muy eficientes, de alta velocidad, diesel. Se trata del motor MTU de 16 cilindros, el 538A TB 90, turbo cargados, 4 tiempos, enfriado por agua con caja de engranaje reversible. NO había que apagar el motor para ir de avante a atrás, sino revertir el paso de las hélices. Es un excelente motor. El personal de ingeniería completo, de las dos primeras patrulleras, fue enviado a la fábrica en Alemania, al curso de Operación y Mantenimiento, hasta el mantenimiento W5 (overhaul) de ese motor, estuvimos un mes allí, desmontando y montando el motor.

En la navegación hacia Venezuela, cada día apagábamos la máquina en uso y arrancábamos la otra. Esto lo hacíamos arrancando la máquina que venía con sus hélices arrastrando, con el método de “empujada”, como hacemos al sacar el clutch, en los carros. Para esto, sólo le cambiábamos el paso a la hélice que venia arrastrando y así se  “motorizaba” su motor y éste arrancaba. O sea, primero arrancábamos la máquina que venia arrastrando y luego apagábamos la que venia de guardia. Así no necesitábamos del motor de arranque.

Llegando a Margarita, pasando al sur de la isla, comenzamos a comunicarnos con nuestra armada allí desplegada, y lo hacíamos con los códigos navales, para no revelar nuestra situación ni de dar detalles tácticos. Para nuestra sorpresa, mientras nos comunicábamos en el canal 16 del VHF marítimo, unos pescadores  se preguntaban entre ellos (los oíamos, como ellos nos oían a nosotros)  qué serían esos buques que veían y uno les dijo con toda seguridad: “Esas son la patrulleras nuevas que vienen de Inglaterra compae”, con lo que nos hizo recordar el chiste de “Salazar el Espía”. Nosotros manteniendo el secreto y ellos ya lo sabían todo. Jajaja

Fue una experiencia marinera muy nutritiva en lo profesional y en nuestra vocación marinera de marinos de guerra. Unos 8 días navegando como los navegantes antiguos, aunque tuviéramos equipos modernos. Era que Roberto llevaba, en paralelo, por si acaso, la navegación de altura (astronómica) por cuestiones de doctrina naval, especialmente en su tramo más largo, de Cabo Verde a Puerto Cabello.

Durante la navegación al oeste de la costa africana,  se nos presentò una falla (ruptura) en la manguera de aceite de la caja de engranaje, quedando al pairo, y tuvimos que repararla (el Maestre Boada Freites, Arambarri y mi persona) en pleno mar bravo, y atracar en el puerto mas cercano, que para el momento era Lisboa, donde a la sazón estaba en pleno desarrollo la Revolución de los Claveles (en portugués: Revolução dos Cravos o, mucho más frecuentemente, O 25 de Abril) que es el nombre dado al levantamiento militar del 25 de abril de 1974, el cual provocó la caída de la dictadura salazarista, la cual dominaba Portugal desde 1926. Allí atracamos para esperar la manguera de repuesto. Vivimos momentos de tensión durante la falla, cuando la patrullera se enfrentaba, al pairo, contra ese rudo mar y de noche. Allí cobramos nuestro salario de emociones y nos curtimos.

Al arribar a Puerto Cabello comenzamos a navegar regularmente hacia El Golfo de Venezuela, Los Monjes,  etc., y teníamos de base el Comando del Escuadrón de Patrulleros en la Base Naval Juan Crisóstomo Falcón, en Punto Fijo. Salíamos en operaciones a patrullar y ejercer soberanía, así como también navegàbamos al área entre Trinidad y Venezuela, mares que casi siempre pueden ser muy bravos.

Esas patrulleras fueron  y son escuela de mar para los jóvenes oficiales y tripulantes, quienes,  de esa manera,  ejercen y practican sus talentos navales, como el de mando y conducción en la mar y refuerzan sus conocimientos técnicos y profesionales en armamento, navegación, logística y máquinas.

Debo destacar que en estos 44 años, esas patrulleras han rendido un gran servicio a la armada y son herederas de los antiguos patrulleros: MEJILLÓN, CALAMAR, ALCATRAZ, ALBATROS, PETREL, CARACOL, PULPO, CAMARÓN, TOGOGO y GAVIOTA, del P-01 al P-10, que tanta gloria dieron a Venezuela defendiendo su soberanía e integridad territorial. A uno de esos primeros patrulleros le correspondió la misión de enfrentamiento real  y captura del buque motopesquero invasor cubano “Alecrín”, efectuada por el patrullero P-02, bajo el mando del ilustre CN Bernardo Jurado Toro en 1968.

Captura del ALECRIN


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