NAVEGACION INGLATERRA A VENEZUELA EN UNA PATRULLERA
ARV CONSTITUCIÓN P-11
En adición
a mi comentario al post de un forista de facebook, en el cual se puede ver a un
pequeño buque enfrentado a un mar muy fuerte, quisiera aportar mi experiencia
como tripulante (Primer Jefe de
Ingeniería) de la patrullera cañonera ARV CONSTITUCION P-11, primera de su
clase, construida en el astillero de la empresa VOSPER THORNYCROFT LTD, en Portsmouth Inglaterra y en cuya comisión
inspectora, bajo el mando del entonces CC Esteban Rodríguez Castro, pasamos un año colaborando con la inspección
de la construcción, ya que, en mi caso, nos habíamos graduado en el Curso de
Aplicación de Ingeniería Mecánica del Colegio Real de Ingeniería Naval en
Manadon, Plymouth, y los demás tripulantes, además de su experiencia a bordo de
buques de la armada, se habían graduado de los cursos de sus respectivas
especialidades, como era el caso del entonces TF Julio Chacón H. Jefe de Armamento
(cañones y misiles) graduado en Italia,
el TN, (luego CC) Gustavo Sosa Larrazábal, graduado en Brasil, en USA, e Italia
y todos teníamos amplia experiencia naval en diversos buques de la armada.
Los
tripulantes fuimos seleccionados, enviados a la comisión inspectora en
Portsmouth Inglaterra, y pasamos ese año haciendo las pruebas de mar,
incluyendo el duro y exigente entrenamiento en la mar, en HMS Portland,
efectuado inmediatamente de que recibimos la unidad, y la navegamos a
Venezuela, en agosto de 1974. Éramos una muy bien estructurada tripulación
conformada por 20 tripulantes, 4
oficiales, 4 suboficiales y 12 marineros, entre sargentos y tropa alistada.
Como mi
comentario en facebook hacia referencia al difícil y duro rol del cocinero de
abordo en esos mares tan agitados, refiero ahora que contábamos con un
extraordinario tripulante, el Sargento Mayor Testamark (quien llegaría a SOPC y
a cocinero del MD y del presidente), quien oficialmente era cocinero, según su
tarjeta de rol y la organización de abordo; aunque, en verdad, sabia de todo y
podía ejercer cualquier faena en el buque, igual cocinaba (en esos mares) que
servía de cargador para el montaje del cañón Otto Melara 76/62, timonel y
cuanta faena naval se necesitara.
No puedo ni
debo olvidar al resto de los tripulantes, todos excelentes y buenos amigos,
entre quienes recuerdo - de momento - nombres como: comandante, el TN
Gustavo Sosa Larrazábal, Jefe de Armamento, el TF Julio Chacón Hernández, Jefe de Operaciones ya mencionado y mi persona como Jefe de Ingeniería. Los Maestres: Tarsicio
Hernández, Boada Freites, Arambarri, y los Sargentos hoy en su mayoría maestres, Guerra Hermes,
Martínez Villareal y el menos antiguo Graterol Héctor (era marinero). Disculpen
los que por mi “alemán” olvido mencionar, luego postearé la placa de la primera
tripulación. Quien la tenga que la postee; por favor.
Atravesamos
primero el canal inglés (en el que
habíamos hecho las pruebas de mar), canal que es tan bravo que el comandante
de la Armada española en Trafalgar se
dice que habría expresado en su descargo ante su derrota: “Vine a pelear contra una armada,
no contra el canal inglés”.
Es que el
patrullero es de apenas 117 pies o unos 37 metros de eslora y unas 110
toneladas de registro. Recuerdo que en plena navegación pensaba emocionado en
la travesía de Cristóbal Colon en las carabelas y me hacía románticas aventuras
en mi mente de escritor. Escribí una bitácora personal la cual, entre tantas
mudanzas, no encuentro. Nosotros, a diferencia del gran almirante de la mar
océano, llevábamos un Omega Satelital y además un excelente jefe de operaciones
y navegador, el entonces TF Carlos Roberto Watkins, QEPD, aunque el mar es el
mismo.
Nuestro
buque iba propulsado en una sola máquina; porque, así lo planificamos - para
dosificar el combustible - ya que usar las dos máquinas hubiera gastado más y
podríamos necesitarlo. Con una máquina dábamos unos 16 nudos. La velocidad
máxima con dos maquinas era de 35 nudos y más.
Contábamos
con un tanque auxiliar de unos 4.000 litros de diesel, instalado ad hoc sobre
cubierta, instalado temporalmente aprovechando las bases para los montajes de
misiles Otomat, que en las cañoneras no estaban instalados, aunque éstas tenían
predispuestas las bases y cableado para hacerlo “a retrofit”, si la situación estratégica, a
futuro, ameritara transformar una cañonera en misilistica.
A la
postre, no tuvimos necesidad de usar ese combustible; porque, el contenido normal
de los tanques de abordo fue suficiente. Las maquinas de esos patrulleros, 3
cañoneras y 3 misilisticas, son modernas muy eficientes, de alta velocidad,
diesel. Se trata del motor MTU de 16 cilindros, el 538A TB 90, turbo cargados,
4 tiempos, enfriado por agua con caja de engranaje reversible. NO había que
apagar el motor para ir de avante a atrás, sino revertir el paso de las
hélices. Es un excelente motor. El personal de ingeniería completo, de las dos
primeras patrulleras, fue enviado a la fábrica en Alemania, al curso de
Operación y Mantenimiento, hasta el mantenimiento W5 (overhaul) de ese motor,
estuvimos un mes allí, desmontando y montando el motor.
En la
navegación hacia Venezuela, cada día apagábamos la máquina en uso y
arrancábamos la otra. Esto lo hacíamos arrancando la máquina que venía con sus
hélices arrastrando, con el método de “empujada”, como hacemos al sacar el
clutch, en los carros. Para esto, sólo le cambiábamos el paso a la hélice que
venia arrastrando y así se “motorizaba”
su motor y éste arrancaba. O sea, primero arrancábamos la máquina que venia
arrastrando y luego apagábamos la que venia de guardia. Así no necesitábamos
del motor de arranque.
Llegando a
Margarita, pasando al sur de la isla, comenzamos a comunicarnos con nuestra
armada allí desplegada, y lo hacíamos con los códigos navales, para no revelar
nuestra situación ni de dar detalles tácticos. Para nuestra sorpresa, mientras nos
comunicábamos en el canal 16 del VHF marítimo, unos pescadores se preguntaban entre ellos (los oíamos, como
ellos nos oían a nosotros) qué serían esos
buques que veían y uno les dijo con toda seguridad: “Esas son la patrulleras nuevas
que vienen de Inglaterra compae”, con lo que nos hizo recordar el
chiste de “Salazar el Espía”. Nosotros manteniendo el secreto y ellos ya lo
sabían todo. Jajaja
Fue una
experiencia marinera muy nutritiva en lo profesional y en nuestra vocación
marinera de marinos de guerra. Unos 8 días navegando como los navegantes
antiguos, aunque tuviéramos equipos modernos. Era que Roberto llevaba, en
paralelo, por si acaso, la navegación de altura (astronómica) por cuestiones de
doctrina naval, especialmente en su tramo más largo, de Cabo Verde a Puerto
Cabello.
Durante la
navegación al oeste de la costa africana, se nos presentò una falla (ruptura) en la manguera de
aceite de la caja de engranaje, quedando al pairo, y tuvimos que repararla (el Maestre Boada
Freites, Arambarri y mi persona) en pleno mar bravo, y atracar en el puerto mas
cercano, que para el momento era Lisboa, donde a la sazón estaba en pleno
desarrollo la Revolución de los Claveles (en portugués: Revolução dos Cravos o,
mucho más frecuentemente, O 25 de Abril) que es el nombre dado al levantamiento
militar del 25 de abril de 1974, el cual provocó la caída de la dictadura salazarista, la cual dominaba Portugal desde 1926. Allí atracamos para esperar
la manguera de repuesto. Vivimos momentos de tensión durante la falla, cuando
la patrullera se enfrentaba, al pairo, contra ese rudo mar y de noche. Allí
cobramos nuestro salario de emociones y nos curtimos.
Al arribar
a Puerto Cabello comenzamos a navegar regularmente hacia El Golfo de Venezuela,
Los Monjes, etc., y teníamos de base el
Comando del Escuadrón de Patrulleros en la Base Naval Juan Crisóstomo Falcón,
en Punto Fijo. Salíamos en operaciones a patrullar y ejercer soberanía, así
como también navegàbamos al área entre Trinidad y Venezuela, mares que casi siempre pueden ser muy bravos.
Esas
patrulleras fueron y son escuela de mar
para los jóvenes oficiales y tripulantes, quienes, de esa manera, ejercen y practican sus talentos navales,
como el de mando y conducción en la mar y refuerzan sus conocimientos técnicos
y profesionales en armamento, navegación, logística y máquinas.
Debo
destacar que en estos 44 años, esas patrulleras han rendido un gran servicio a
la armada y son herederas de los antiguos patrulleros: MEJILLÓN, CALAMAR,
ALCATRAZ, ALBATROS, PETREL, CARACOL, PULPO, CAMARÓN, TOGOGO y GAVIOTA, del P-01
al P-10, que tanta gloria dieron a Venezuela defendiendo su soberanía e
integridad territorial. A uno de esos primeros patrulleros le correspondió la
misión de enfrentamiento real y captura
del buque motopesquero invasor cubano “Alecrín”, efectuada por el patrullero
P-02, bajo el mando del ilustre CN Bernardo Jurado Toro en 1968.
Captura del ALECRIN
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