EL PASAJERO DE CASTRO
Sin dudas, que la cualidad más importante de un presidente es su sanidad mental, toda vez que él es el COMANDANTE EN JEFE de las Fuerzas Armadas de su país. ¿Podrían imaginarse a un presidente en insania, con el control de los códigos para los lanzamientos nucleares con lo que se puede cambiar el destino de millones de seres humanos?
En realidad, es importante que el presidente de los EUA sea sereno, ecuánime y equilibrado y que su estado mental este siempre DLN (dentro de los límites normales) que es como gustan los doctores referirse a la “normalidad” física y mental de los seres humanos. Se aceptan algunas travesuras o ligeras excentricidades; pero, no puede estar fuera DLN.
Nosotros, los criollitos venezolanos, menos formales y más jodedores que los gringos, tenemos la costumbre de acusar de alguna de estas tres cosas a nuestros adversarios políticos: mujeriego, borracho y hasta de homosexual en su closet; aunque, no lo hagamos directamente, sino como parte de la joda política, especialmente durante la campaña. La locura, por su parte, se ve como una cualidad hasta simpática cuando está DLN, Por ej. El loco de CAP, cuya locura rayaba más bien en la habilidad y la audacia, la genialidad de un animal político, y su gran energía y vitalidad, las cuales demostraba con saltos largos sobre charcos.
En los últimos días, a raíz del impacto de la mega marcha del 01 de setiembre de 2016, hemos aprendido que hasta se puede ser un viejito CDSM y nada pasa. Mientras, hemos visto que en USA le perdonaron a un presidente sus escarceos con su pasante, bajo su escritorio de la oficina oval, pasante quien se habría pasado por las armas a su comandante en jefe, aunque éste, con su mejor cara Nro. 15 y sin pestañear, haya respondido ante el gran jurado inquisidor de la moralidad norteamericana: “I did not have sex with that woman”; estableciendo nuevos elementos de clasificación para las relaciones sexuales del tercer tipo.
Lo que si no podemos aceptar, ni en USA, ni en Venezuela, es a un tipo que se salga fuera de sus cabales porque no pueda con la presión. Un personaje muy sui generis, Abdalá Jaime Bucaram Ortiz (n. en Guayaquil, 20 de febrero de 1952), un político y abogado ecuatoriano de origen libanés, fue presidente de su país durante el período comprendido entre el 10 de agosto de 1996 y 6 de febrero de 1997, fue destituido por "Incapacidad Mental para Gobernar", por parte del Congreso del Ecuador. Su peculiar forma de gobernar incluía conciertos, bailes, entre otros. Estos actos, sumados a las acusaciones de peculado que pesaban en su contra, provocaron manifestaciones de descontento en la población (mayoritariamente de la ciudad de Quito) las cuales ocasionaron una ola de protestas, que finalizaron en la decisión del Congreso Nacional, el cual con 45 votos a favor de 82 posibles, lo cesó de sus funciones. La prensa tituló “Destituido por loco Abdalá Bucaram”.
De nada valieron sus estudios secundarios en el Colegio Salesiano Cristóbal Colón de Guayaquil, obteniendo el bachillerato en 1970, año en que inició su carrera en Medicina en la Universidad de Guayaquil, carrera que se interrumpió luego de un enfrentamiento físico con un profesor lo que le impediría continuar a segundo año, por lo que inició la carrera de Derecho llegando a obtener el título de Abogado de los Tribunales de la República por la Universidad de Guayaquil. Tampoco importó que durante sus años de juventud conformara el equipo olímpico de atletismo del Ecuador, como abanderado nacional en las Olimpiadas de Múnich de 1972, aunque una lesión le impidió participar en el evento. Abdalá Bucaram Ortiz aprovechó su estancia en Alemania para obtener una licenciatura en Educación Física en Wannsee en Berlín. En su carrera como deportista obtuvo gran cantidad de premios, llegando a obtener la marca nacional de atletismo (que los impuso en diez segundos con tres décimas en los 100 metros planos), además de haber sido campeón sudamericano de 400 metros planos. Posteriormente, durante su período presidencial, fue nombrado presidente del equipo de fútbol Barcelona Sporting Club de Guayaquil.
Aparte de CAP, en Venezuela se dio el fenómeno que un candidato a la presidencia se volviera loco. Fue a la caída de Medina en el 1945. Esta etapa fue descrita en la novela “EL Pasajero de Truman” (2008), la cual traza la historia trágica del candidato a Presidente de Venezuela, Diógenes Escalante, apoyado por el mismo Medina,
La novela fue escrita por Francisco Suniaga, en un trabajo de investigación acucioso y donde el autor juega con la realidad y la inventiva a lo Dumas, tan interesante y cautivadora, que uno no termina de saber qué fue cierto y dónde empieza la novela, aun cuando todo se circunscribe a un periodo histórico verdadero. Suniaga nos ofrece la crónica de un período político crucial, cuyo fracaso dio pie a cuatro golpes de Estado y gran parte de la ingobernabilidad del país a mediados del siglo XX. Diógenes Escalante era un hombre inteligente y muy culto, bien preparado académicamente y con experiencia, amigo personal de Truman, quien le había prometido enviarle un avión a buscarlo cuando Escalante, cuando llegara a la presidencia, lo necesitara.
La narración es dejada en mano de dos personajes ficticios, basados en sujetos históricos (uno de ellos el luego presidente Ramón J. Velásquez), secretario de Escalante, caracterizado en Hugo Orosco, y el mismo Escalante, quienes se lanzan en largas disquisiciones en primera persona sobre lo que ocurrió. Suniaga nos explica, al final del libro, que sus entrevistas con Velásquez / Hugo Orosco, formaron la piedra angular sobre la cual se apoya su novela.
Diógenes Escalante, de la noche a la mañana perdió los estribos y los guardias del primer anillo y sus valet se percataron, por unas camisas que el candidato comenzó a buscar "como loco”, y a reclamar que se las habían robado, siendo que todo era fuera de la verdad. Allí se percataron de su extravió, y el presidente Truman, al saberlo, rápidamente envió el avión prometido y se lo llevaron a USA donde le dieron tratamiento.
En los últimos días hemos podido sufrir a un presidente grosero mentándole la madre directamente al presidente de la AN, expresando que firmaría un decreto removiendo la inmunidad parlamentaria a los diputados de la AN y opositores electos en cargos de gobierno regional y municipal. Además, se va a Margarita y no resiste un cacerolazo y se baja de su camioneta blindada, y se entra a trancazo limpio con viejitas y con sus familiares, quienes salieron a protegerlas de su gran tamaño y singular arrechera. Se dieron de golpes, cacerolazos, se lanzaron piedras y demás objetos y se armó una trifulca, de esas que se ven dentro de los bares del oeste en películas de John Wayne.
Si eso no es muestra de una descomposición de la sanidad de una persona, una sujeta a mantenerlas en las peores condiciones, siendo que tiene sobre sus hombros tamañas responsabilidades, qué se puede llamar locura? Dónde queda lo de DLN?
No siendo siquiatra no me debo arriesgar a juzgar a ninguna persona; pero, podríamos consultar a algunos científicos del ramo. Eso sí, no consultemos a su personal de inteligencia, porque ¿Cómo es posible que le hayan echado esa vaina a un presidente, de llevarlo a inaugurar unas casas a las que solamente les habían cambiado los techos de asbestos por unos de materiales no lesivos a la salud y donde cualquier trabajo de mediana investigación hubiera revelado que no estaban dadas las condiciones para su visita? .
Gracias a dios que no tenemos armas nucleares y que, a lo mejor, de la arrechera que evidentemente sufrió, no hubiera recordado ni los códigos! ¡Se olvidó que era el presidente de Venezuela!
Esperamos que los Castro hayan hecho mantenimiento al camastrón y lo tengan apto y aeronavegable, para que se lo manden a su pasajero.
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