ALOPATIA VERSUS HOMEOPATIA
El principio médico similia similibus curantur fue
establecido por Hipócrates y es también denominado como Principio de Similitud
o Principio de Semejanza. Históricamente fue retomado por el médico alemán
Samuel Hahnemann a partir de 1790. Éste denominó Homeopatía al
método terapéutico que estructuró a partir de dicho principio y desarrolló una
base experimental y clínica como principales soportes de la actuación
terapéutica, inaugurando así una tradición médica. Dada la amplitud de este
Principio de Similitud, la Homeopatía se encuentra dentro de aquel, pero él
mismo goza de una mayor extensión que aquella.
Un ejemplo muy conocido de este tipo de tratamiento médico lo
constituyen las vacunas. Para elaborar una vacuna, una enfermedad es inyectada
a un bovino (vaca) y el sistema inmunológico del noble animal construye los
anticuerpos para combatir los alergenos y el plasma de su sangre queda como una
medicina, con la cual se fabrica la “vacuna” correspondiente a
dicha enfermedad, la cual es inyectada a un humano y, entonces, el sistema inmunológico
del humano va generando los anticuerpos y cuando la enfermedad real se le
presente, su organismo estará adaptado para defenderse.
En la medicina homeopática sucede un tanto igual, se diluye en
agua destilada (solución) muy pequeñas cantidades de la enfermedad y luego se
vuelve a diluir y al resultado se le diluye otra vez, y así sucesivamente, hasta
conseguir una dilución tan suave pero efectiva, la cual contiene muy pequeñas
cantidades de la enfermedad y esto actúa como una vacuna, que acelera el proceso
de inmunización y el organismo lucha contra la enfermedad y la vence.
La Alopatía o medicina alopática, por el contrario, se fundamenta
en el principio de Contraria Contrariis curantor, según el cual
la enfermedad se contrataca con un elemento contrario a la misma, que destruye
los pequeños viruses o bacterias malignas invasoras.
Mientras la homeopatía produce reacciones muy suaves en el
organismo, la alopatía es muy brutal y ruda, ataca las células malignas y no
pocas veces las buenas, produciendo contraindicaciones, las cuales leemos en las
advertencias de las instrucciones del envase.
En escritos anteriores he comparado la situación sociopolítica y socioeconómica
de Venezuela con un CÁNCER y un SIDA al mismo tiempo. Por eso, al leer acerca
de estos dos principios científicos propios de la homeopatía y la alopatía,
como son el similia similibus curantor y el contraria
conatrariis curantor respectivamente, me he sentido en la
responsabilidad de aportar mis sugerencias no de médicos sino de libre pensador
comprometido con la lucha por nuestra libertad.
Pienso, en consecuencia, que EL CÁNCER se puede derrotar,
como dicen últimamente, haciendo que el ambiente humoral que es el líquido en
el cual se desenvuelven las células, y que es donde las células cancerígenas pudieran
querer asentarse y vivir a costa del organismo, sea alcalino y no ácido. Un ambiente
ácido es el que el cáncer necesita, es decir, hay que cortarle las
posibilidades de alimentarse.
Al SIDA lo podemos vencer, aplicándole
homeopatía al ejército inmunológico para que se vuelva a educar para reconocer a
los alergenos como enemigos y no como amigos y, en consecuencia, los ataquen y destruyan.
Esto se hace con la reinstitucionalización y reconstitucionalización en valores
y principios democráticos de los militares. No basta “Devolverlos a sus cuarteles”
como dicen, sino readiestrarlos y reentrenarlos para que vuelvan a ser un ejército
al servicio del pueblo y no de líderes y facciones o factores alienantes extranjeros,
sino como reza el artículo 328° constitucional.
En resumen, Homeopatía y Alopatía sociopolítica y educativa para atacar
al gran invasor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario