martes, 27 de agosto de 2019


ALOPATIA VERSUS HOMEOPATIA

El principio médico similia similibus curantur fue establecido por Hipócrates y es también denominado como Principio de Similitud o Principio de Semejanza. Históricamente fue retomado por el médico alemán Samuel Hahnemann a partir de 1790. Éste denominó Homeopatía al método terapéutico que estructuró a partir de dicho principio y desarrolló una base experimental y clínica como principales soportes de la actuación terapéutica, inaugurando así una tradición médica. Dada la amplitud de este Principio de Similitud, la Homeopatía se encuentra dentro de aquel, pero él mismo goza de una mayor extensión que aquella.

Un ejemplo muy conocido de este tipo de tratamiento médico lo constituyen las vacunas. Para elaborar una vacuna, una enfermedad es inyectada a un bovino (vaca) y el sistema inmunológico del noble animal construye los anticuerpos para combatir los alergenos y el plasma de su sangre queda como una medicina, con la cual se fabrica la “vacuna” correspondiente a dicha enfermedad, la cual es inyectada a un humano y, entonces, el sistema inmunológico del humano va generando los anticuerpos y cuando la enfermedad real se le presente, su organismo estará adaptado para defenderse.

En la medicina homeopática sucede un tanto igual, se diluye en agua destilada (solución) muy pequeñas cantidades de la enfermedad y luego se vuelve a diluir y al resultado se le diluye otra vez, y así sucesivamente, hasta conseguir una dilución tan suave pero efectiva, la cual contiene muy pequeñas cantidades de la enfermedad y esto actúa como una vacuna, que acelera el proceso de inmunización y el organismo lucha contra la enfermedad y la vence.

La Alopatía o medicina alopática, por el contrario, se fundamenta en el principio de Contraria Contrariis curantor, según el cual la enfermedad se contrataca con un elemento contrario a la misma, que destruye los pequeños viruses o bacterias malignas invasoras.

Mientras la homeopatía produce reacciones muy suaves en el organismo, la alopatía es muy brutal y ruda, ataca las células malignas y no pocas veces las buenas, produciendo contraindicaciones, las cuales leemos en las advertencias de las instrucciones del envase.  

En escritos anteriores he comparado la situación sociopolítica y socioeconómica de Venezuela con un CÁNCER y un SIDA al mismo tiempo. Por eso, al leer acerca de estos dos principios científicos propios de la homeopatía y la alopatía, como son el similia similibus curantor y el contraria conatrariis curantor respectivamente, me he sentido en la responsabilidad de aportar mis sugerencias no de médicos sino de libre pensador comprometido con la lucha por nuestra libertad.

Pienso, en consecuencia, que EL CÁNCER se puede derrotar, como dicen últimamente, haciendo que el ambiente humoral que es el líquido en el cual se desenvuelven las células, y que es donde las células cancerígenas pudieran querer asentarse y vivir a costa del organismo, sea alcalino y no ácido. Un ambiente ácido es el que el cáncer necesita, es decir, hay que cortarle las posibilidades de alimentarse.
  
Al SIDA lo podemos vencer, aplicándole homeopatía al ejército inmunológico para que se vuelva a educar para reconocer a los alergenos como enemigos y no como amigos y, en consecuencia, los ataquen y destruyan. Esto se hace con la reinstitucionalización y reconstitucionalización en valores y principios democráticos de los militares. No basta “Devolverlos a sus cuarteles” como dicen, sino readiestrarlos y reentrenarlos para que vuelvan a ser un ejército al servicio del pueblo y no de líderes y facciones o factores alienantes extranjeros, sino como reza el artículo 328° constitucional.

En resumen, Homeopatía y Alopatía sociopolítica y educativa para atacar al gran invasor.



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