jueves, 16 de agosto de 2018

LAS MILICIAS EN VENEZUELA
(Ensayo por el CN Eddy Darío Barrios Orozco)


De la Tesis de Grado Presentada como Requisito para Optar por el Titulo de Historiador por ante la Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Ciencias Sociales, Carrera de Historia, por el Bachiller G. Andrés Farfán Castillo, Colombia 2014, extraigo lo siguiente:

“Al iniciar el siglo XVIII, España está sumida en una guerra por la herencia del trono, en la que la casa Borbón se alza con el triunfo. El territorio americano, para entonces, tampoco estaba en su mejor momento y las principales plazas fuertes del mar Caribe eran víctimas de constantes ataques y saqueos por parte de piratas, corsarios y ejércitos de sus principales rivales en Europa, puesto que este importante mar se había convertido en el teatro de operaciones bélicas de las potencias europeas. Esta realidad demostraba la total deficiencia de un viejo sistema defensivo, que databa de tiempos de Felipe II. Después de firmada la Paz de Utrecht, la casa Borbón inicia una serie de reformas, entre estas la militar, con la que se pretende la primera reorganización del sistema defensivo americano, mediante la modernización del estamento castrense y la puesta en práctica de una nueva estrategia defensiva, con la cual se pretendía afrontar los nuevos desafíos bélicos de este siglo. El fin de la Guerra de los Siete Años en 1763 significó para España una humillante derrota, al perder la posesión de La Florida y, con ella, el fin de la hegemonía en el mar Caribe, además de la captura de La Habana a manos de la armada británica, lo que demostró el pésimo estado del sistema defensivo reformado del mar Caribe. Por tanto, es este acontecimiento el que refleja la necesidad de impulsar una verdadera reforma económica y militar, con la que se pudiera garantizar el correcto funcionamiento del sistema defensivo del mar Caribe. En este escenario, se consideró fundamental iniciar una misión reformista en Cuba, puesto que al ser el antemural del mar Caribe, debía ser la posesión mejor protegida de todo el mar Caribe. En dicha tarea se destacó el trabajo del mariscal de campo Alejandro O´Reilly, quien, en compañía de una misión militar, partió desde Cádiz con el fin de evaluar el sistema de defensa de la isla antillana y, a partir de allí, realizar las mejoras pertinentes en pro de su defensa. Como resultado de este enérgico trabajo, se completó El reglamento para las milicias de infantería y caballería de la isla de Cuba, documento con el cual se concretaba el arreglo de las milicias a disciplinadas. Unas renovadas unidades militares de reserva altamente capacitadas para el combate. Una vez finalizada la misión militar, se demostró la efectividad de las nuevas milicias, por su destacada participación en la defensa de Cuba y Puerto Rico, por tal motivo se optó por expandir la reforma militar al resto de colonias españolas en América.” (Fin de cita)

El Imperio Español tenía tres elementos de defensa: El Ejercito Peninsular, desplegado a lo interno de España, con el cual llevaban a cabo la defensa interior.  El Ejército Expedicionario, con el cual llevaron a cabo la Conquista y Colonización de territorios de ultramar, y Las Milicias antes señaladas en el párrafo extracto de la tesis del bachiller G. Andrés Farfán Castillo.

En Venezuela existieron las Milicias de Blancos Voluntarios, las cuales tenían como base  este reglamento elaborado y promulgado en Cuba.

Como detalle interesante, traigo en primer lugar el caso de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien sirvió en el Batallón de Blancos  Voluntarios de los Valles de Aragua, el cual había sido fundado por su padre cuando éste sirviera al Rey, con el grado de Coronel.  Simón  Bolívar  ingresa a este batallón el 14 de enero de 1797,  a la edad de 14 años, donde sirvió 11 años. El 14 de julio de 1978 es ascendido a subteniente, de la sexta compañía. En enero de 1799 va a España a estudiar en el Ejército peninsular, donde estuvo tres años hasta mayo de 1802. Allí estudia inglés, francés, gramática, esgrima, equitación, entre otros. O sea, todo cuanto estudiaba un militar español, como él era, en el ejército español de la época. Su primera calificación militar en Aragua, al ser ascendido a subteniente dice: “Valor: se supone. Aplicación: Sobresaliente. Capacidad: Buena. Conducta: buena”.

En segundo lugar traigo el caso de Francisco de Miranda, su padre, Don Sebastián Miranda, fue Capitán Comandante de la Sexta compañía de Fusileros,  de la milicia de Blancos Voluntarios de Caracas, y tuvo problemas para ser aceptado. Se convirtió en Oficial de las Reales Milicias en 1763; pero, como era un comerciante de telas y de paso canario, los provincianos caraqueños arremeten contra el origen y la pureza de sangre del Capitán, quien a pesar de contar con la aprobación del Gobernador José Solano Bote, después de una larga lucha se vio obligado por la ley a salir de la actividad. La cote de justicia lo repone en su cargo, contra la voluntad del Marques del Toro.

Producto de la situación vivida por el padre, Francisco de Miranda se embarcó rumbo a España donde se hizo Capitán de Infantería de los Reales Ejércitos o Ejercito peninsular (titulo comprado como era posible entonces, por la  costumbre de la época), en fecha 28 de noviembre de 1772. Fue destinado al Regimiento de la Princesa de guarnición en Melilla en Marruecos. En 1774 solicita su traslado a América, en razón de múltiples problemas con la sociedad que había rechazado a su padre. Es que el padre de Miranda era “blanco de orilla”, o comerciante que tenia tratos con mestizos, y además era, como dije, canario y  casado con una panadera, de allí el celebre dicho: “¿Es que soy el hijo de la panadera?” para defenderse cuando se es rechazado.

Como podemos apreciar en estos dos ejemplos, tanto Miranda como Bolívar fueron en primer lugar oficiales del ejército peninsular español, y además  fueron también de las Milicias de Blancos voluntarios de la Capitanía General de  Venezuela.

El régimen del servicio militar de las milicias era  (y siempre hay sido) bastante flexible en tiempos de paz. No es, ni debe confundirse con el rigor del régimen militar regular. Bolívar, por su parte,  estaba en Aragua y allí podía monitorear sus posesiones de San Mateo, pues el régimen de la milicia se lo permitía. Es que no era un régimen estricto y severo,  como se concebiría hoy para un ejército regular, de inclusión total o inmersión a tiempo completo y dedicación exclusiva, lo que no demeritaba la calidad de sus servicios en cuanto al valor en tiempo de guerra. Eso lo probaría la milicia desde el mismo inicio de las operaciones, una vez comienza la guerra de independencia.

En resumen preliminar, vemos que en Venezuela no había un ejército regular, como en la península, sino, como hemos demostrado,  una milicia con sus bases doctrinarias y reglamento debidamente elaborado por España, en Cuba, para regular las milicias en todas las colonias hispanoamericanas. Eran, no obstante, cuerpos para la defensa militar, no cuerpos para fines ideológicos o político-partidistas.  Los requisitos para la milicia eran similares a aquellos para un cuerpo militar. Es decir, requisitos de edad, condiciones físicas, adiestramiento de combate, etc... , toda vez que en caso  de guerra irían al combate en primera fila. No estaban concebidas  a priori como reservas.

En este sentido, convine entender qué cosa es una reserva. En términos militares:

La Reserva, a veces designada como reserva táctica o reserva estratégica, es un cuerpo de tropas de escalón variable que no es inicialmente empeñado en combate para que esté disponible para ser empleado en situaciones de recurso o emergencia, tales como realizar un contraataque, prever una ruptura o explorar un éxito. Normalmente la reserva va en la  retaguardia o en un despliegue alejado del enganche principal, para no comprometerla, sino cuando la táctica lo requiera”

Una reserva militar no debe confundirse con una fuerza militar de la reserva, que es una organización militar, compuesta de militares retirados o jubilados de su tiempo de servicio activo, que habiendo cumplido sus obligaciones militares normales, mantienen el compromiso de, por los plazos legalmente definidos, prestar los servicios necesarios para la defensa del país, de acuerdo con las leyes vigentes. Actúan como complemento de la principal fuerza militar.

En países avanzados, estos militares de reserva se conservan activos, bajo un adiestramiento “de mantenimiento” y deben, por tanto, presentarse a sus antiguos cuarteles a cumplir su programa de entrenamiento de proficiencia.  Digamos que es una reserva que se mantiene “activa”; aunque no es ese oxímoron de “reserva activa” que se utiliza hoy. Este adiestramiento o entrenamiento es costoso porque se ejecuta en los mismos  medios que el militar - ahora en reserva - operó cuando estaba en servicio activo. No se ejecuta con fusiles de madera, o con simulaciones de dudoso aprovechamiento en tiempo real.

Las reservas en los países donde las he visto, no son utilizadas para otros fines que la defensa militar, es decir, no son utilizadas para actividades ajenas al campo militar, ni sustituyen al ejercito regular en las tareas que éste, de suyo,  debe ejecutar, tanto en la defensa militar de primera línea, como en sus actividades de apoyo o contribución al desarrollo. Mucho menos, como instrumento de disuasión, presión, cooptación o represión de los civiles, para el mantenimiento del gobierno en el poder. Esta es una odiosa desviación que no debe consentirse.

No hay, ni deben existir, confusiones en cuanto a una milicia territorial. Sus funciones tienen un basamento que viene desde siglos y están concebidas  para unas misiones  que, como vimos, en el caso de las fuerzas del imperio español, eran para controlar a las colonias con sus propios ciudadanos “militarizados”; pero, con régimen flexible. Esto suponía que ya las colonias estaban conquistadas y establecidas. Y que no había oposición. Una vez que ésta se presentaba, el imperio volvía a enviar al ejército expedicionario, para controlar los focos de  levantamientos. Mientras tanto, el ejército peninsular continuaba en la defensa interna en España.

Este esquema de seguridad y defensa fue mantenido por España durante toda la guerra de independencia.

Es bien conocido que la batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821, selló desde el punto de vista del ejército de tierra la libertad de Venezuela. No obstante, hubo mas batallas mientras ese ejército se replegaba y se desplazaba hacia el Oeste del país,  para desplegarse en Maracaibo. La flota realista se basó en el Lago de Maracaibo y allí fue buscada y vencida por la armada patriota, en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, del 24 de julio de 1823.

Las milicias, sumadas ahora al ejército expedicionario, se habían mantenido dominando la plaza de Puerto Cabello desde siempre, ya que Puerto Cabello nunca fue una plaza fuerte patriota, por tanto, las milicias servían para la defensa militar formal.  Durante toda la guerra de independencia Puerto Cabello estuvo bajo el poder español. Allí se desarrollaba el comercio marítimo entre la colonia y la península y las siembras de Cacao en su feraces tierras.

 Bolívar tuvo su bautizo de fuego en esta plaza, la cual perdió en1812, cuando era coronel vivo y efectivo y bien nuevecito en ese  grado. No pudo capturar el Castillo de San Felipe, a mi juicio mal llamado del Libertador, quizás porque no contaba con el debido y adecuado conocimiento y experiencia militar para dicho grado, toda vez que  había saltado de ser un Capitán vivo y efectivo, porque tenia el mando de una compañía, a ser coronel graduado sin mando de tropa todavía, este grado se lo concedieron para poder tener un grado militar cónsono con su designación para la comisión diplomática que le encomendaron, junto a Andrés Bello y López Méndez, a Inglaterra. A su regreso, es designado comandante de su batallón en las operaciones de Valencia, por Francisco de Miranda; por tanto, pasó a ser entonces Coronel Vivo y efectivo, saltándose dos grados, el de Mayor y el de Teniente coronel, que nunca los fue. Eso debe haber contribuido al fracaso estrepitoso del cual se avergonzó y refleja en su carta a Miranda. Luego se va a Colombia y hace su evolución al militar que resultara de él y que le valiera su honrosa designación como El Libertador, por su campaña admirable de 1813 desde Colombia a Caracas, cuando ya era general de brigada. En Puerto Cabello fue un fracaso.

La plaza de Puerto Cabello era importante para España y había que recuperarla porque por allí se podían recibir refuerzos del ejercito expedicionario, que vinera reforzar al que estaba combatiendo en la colonia. Una vez comienza la guerra formal, ya no se habla de milicias sino de ejércitos regulares, el expedicionario, por parte de los realistas y el ejército libertador, por parte de los patriotas.

No se debe soslayar la opinión que Miranda se formó de ese ejército que le tocó comandar, de su grado de adiestramiento y de su apresto militar y capacidad de reacción. Él,  que venia con 60 años de edad, y de ser un general de grandes ejércitos como el de Francia, Rusia, etc., y al día con las artes militares mas actuales, le corresponde comandar a jóvenes generales provenientes de una milicia,  de 20 a 30 años de edad, y sin la experiencia de combate regular,  que él pensaba o estaba acostumbrado a ver que era necesaria par enfrentar a un ejercito como el español. Esto se superaría en el tiempo y se lograría la victoria final. No obstante, al principio, esto causó muchas bajas.

Es importante entender que una reserva debe ser adiestrada y entrenada en los mismos equipos y con la misma actualización,  para que sea efectiva al momento de su empleo efectivo. No se concibe una milicia para que vaya a ser utilizada, como es el caso de Venezuela hoy, como fuerza revolucionaria política, para distribuir alimentos, controlar elecciones, y ejercer la disuasión asociada al mantenimiento en el poder, de un facción política dominante.

Es inconcebible que, por ejemplo, un aviador calificado en vuelo de un F-16 o de un avión o helicóptero antisubmarino de requerimientos operacionales tan exigentes sea utilizado para vender alimentos, cuidar mítines, o custodiar edificaciones. Un comandante de fragatas, un comandante de batallón de blindados, etc., pierde su entrenamiento si no se le mantiene, como hace, por ejemplo, la reserva de los EUA. Los vi hacerlo en la bases aeronavales norteamericanas donde estudié y serví. Los veía los fines de semana volando en su antiguos unidades. Dando instrucción o recibiéndola. Manteniéndose actualizados. Aunque fuera un programa reducido al mínimo indispensable.   

Las milicias en la Venezuela del siglo XX son algo distinto. Fueron concebidas bajo la idea de “Esta revolución es pacifica; pero, armada” y como un cuerpo paramilitar, irregular, con fines obscenamente evidentes de contención, represión o disuasión, de la oposición política, o de los “escuálidos”, como despectivamente los llamaban.   

Esta milicia esta conformada por ciudadanos muy viejos,  que si bien algunos prestaron el servicio militar obligatorio y otros fueron de grados superiores, están muy desactualizados y no están entrenados en el empleo de los medios navales, aéreos o terrestres, porque ese no es su objetivo, su objetivo es dizque estar prestos para defender o contener una invasión del imperio, en una guerra asimétrica, en la cual, presumo, no podrán ser efectivos, porque se van  enfrentar a un ejercito  modernísimo, numeroso y de primera línea. Están pensando en la guerra de Vietnam, y esta ya fue superada en el tiempo.  Esto es lo que venden para justificar las milicias, aunque en la práctica las utilizan con los fines políticos descritos.

Por supuesto que cualquier ciudadano debe estar dispuesto para enfrentar una invasión del país que sea que intente invadirnos, y que no estamos  exentos de alcanzar algún éxito en la defensa, sobre todo en localidades o en escenarios de combate irregular o de resistencia, en guerrillas urbanas o rurales: pero, no es muy probable en estos tiempos enfrentar un ejército regular con milicias, no como las actuales nuestras; pues, la guerra se plantea en otros escenarios y niveles. Es irresponsable, hay que dejar atrás ese romanticismo impráctico, no adecuado, no  ejecutable y sumamente riesgoso.  

 El concepto de milicia entonces es obsoleto como elemento de defensa militar y en su lugar están siendo empleadas en colisión con deberes y funciones que de suyo son de las FFAANN, comprometiendo recursos presupuestarios y generando obligaciones y pasivos impagables. Esto debe detenerse y reorientar ese personal hacia otras actividades, readiestrarlos  técnicamente, y utilizarlos para el desarrollo industrial que vendrá obligatoriamente, como resultado de la recuperación del aparato productivo nacional y se generen empleos productivos que aporten al desarrollo, a la creación de riqueza de donde saldrán los recursos financieros para pagarlas. Hoy, no producen ningún beneficio, solamente están con fines de cooptación política y votos.


Trabajo voluntario presentado por el CN Eddy Darío Barrios Orozco, como contribución a la Comisión para la Reinstitucionalización de las FFAANN.

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