viernes, 8 de diciembre de 2023

 

COMPENDIO DE CRÓNICAS PORTEÑAS

COMENTADAS POR:

CN EDDY DARIO BARRIOS OROZCO

(Ensayo)

Fuente:https://buenosaires.gob.ar/areas/educacion/escuelas/escuelas/primaria/de16esc15_2005/historiavenezuela.htm

Introducción  

La presente obra tiene por objeto recopilar, analizar y comentar las crónicas más importantes de la historia nacional y en especial de nuestra amada ciudad, Puerto Cabello, en ocasión de celebrarse los doscientos años de la gloriosa hazaña de la Toma de Puerto Cabello, por manos del GJ (Ej.) JOSE ANTONIO PÀEZ, Y SUS LANCEROS. hazaña que puso fin, definitivamente a la dominación del imperio español sobre las tierras de gracia de nuestra amada patria.  Está elaborada desde la perspectiva de un ciudadano común, no historiador, quien, sin embargo, esta animado por la vocación hacia la historia y su inmenso amor a su ciudad de adopción, asiento de su hogar, formado con una porteña, con hijos y nietos concebidos y criados en este suelo. 

Desde 1970, al graduarme en la Escuela Naval de Venezuela, atraqué mis ilusiones en esta ciudad marinera, base de la armada y de toda mi vida de adulto, profesional y personal, quien ha tenido como base e interés los de la ciudad que me acogió con cariño.

Esta es una obra del género ensayo, pues se sustenta en investigaciones de insignes historiadores; pero, el autor asume la responsabilidad de aportar una visión y opiniones razonadas y fundamentadas en la metodología de la investigación, para el análisis e interpretación de los hechos, con el espíritu de aportar una visión que sea útil a la juventud, mis hijos y nietos y que sean ellos los que saquen provecho de mis inquietudes. No estuve del todo satisfecho con lo leído y conocido acerca de la historia local. Creo igualmente que, no se le ha hecho justicia a la ciudad y su aporte a la independencia de la patria grande.

Una obra fundamental es la del ilustre ex cronista oficial Don Miguel Elías Dao, titulada “PANORAMA GEOGRÀFICO DEL DISTRITO” es esencial para una visión económica del inmenso potencial del distrito Puerto Cabello y debería ser actualizada. En ese mismo sentido, las obras  de historiadores que han versado sus análisis de los hechos acontecidos en la ciudad, en tiempos de la colonia, como contemporáneos, desde una perspectiva localista, dejando en segundo plano la esencia e importancia de su valor intrínseco como hechos de carácter nacional; tal cual, la Toma de Puerto Cabello y así como este, el evento de uno de los dos intentos de golpe de estado de los años 60 del siglo pasado, demostrando lo vital o neural que dominar esta parte del territorio representa para la geopolítica y la geoestrategia del país.   

Creo también que, así como no se puede hablar de la historia de la guerra de la independencia sin hablar de Simón Bolívar el Libertador, tampoco se puede hablar de la historia patria, sin hablar muy en especial de Puerto Cabello, donde nace y culmina la guerra de independencia contra el imperio español.

He aquí la importancia, pertinencia y oportunidad, de mi modesta obra, que es la resultante de observar con otros ojos los hechos. Para lo cual me voy a lo escrito por otros, vistos desde el perfil de, como dijo el poeta Lucas Guillermo Castillo Lara, un porteño por la vía del corazón y no del nacimiento, en su afán de compartir con sus amados conciudadanos, lo aprendido en esta aventura intelectual por los andariveles de la historia de Puerto Cabello.   

Como podrán percatarse, en algunos casos tomaré recopilaciones de Wikipedia y aportaré extractos completos de diversos textos de dicha fuente, debido a su enjundioso contenido y al hecho de que no vale la pena inventar el agua tibia.

El objetivo del presente compendio de crónicas porteñas, es analizar y comentar, y dar la visión personal que cataloga este escrito como un ensayo literario histórico, con miras a profundizar o sustentar demostraciones de hipótesis acerca de los más importantes eventos de la historia de la ciudad.

En todos los casos, daré los créditos debidos a sus fuentes.

Espero que la presente obra se convierta en útil vademécum, para los estudiantes interesados en la historia de su ciudad y un apoyo de instrucción los docentes de la ciudad.


 

 

Capítulo I

Descubrimiento, poblamiento y fundación de ciudades.

El 3 de agosto de 1498 Cristóbal Colón, en su tercer viaje, descubrió, o “se encontró con” (en opinión del Dr. Arturo Uslar Pietri) la tierra firme venezolana. Atracó en la costa de La Península de Paria, en una población llamada Macuro. A la tierra descubierta le llamó emocionado “Tierra de Gracia”.

Nueva Cádiz fue la primera ciudad fundada en la isla de Cubagua, en Venezuela en 1528, treinta años después de la llegada de Colón a Macuro y la primera ciudad española en Suramérica, primer centro histórico donde el español formó un poblado, encontrando cierta resistencia indígena que como era de esperarse, muy rápidamente rindió.

Cubagua era una isla de suelos estériles y sin agua para el consumo humano; pero, con el atractivo de las riquísimas zonas pesqueras donde abundaban ostras perlíferas. Pronto el conquistador o el encomendero (un régimen de trabajo donde el propietario de tierras, recibía de la corona de España, autorización para enseñorearse de un grupo de indígenas, a los cuales ponía a trabajar a su servicio) primero a los aborígenes y luego la mano de obra del negro, más fuerte y resistente, traído a fuerza del continente africano, para explotar estos placeres, hasta agotarlos.

Para 1539 los criaderos de perlas quedaron secos y en 1541 la isla fue destruida por un maremoto o un terremoto.

Alonso de Ojeda es quien por primera vez exploró los contornos de la costa de Venezuela recorriéndolas en navegaciones sucesivas con rumbos hacia el oeste y explorando cuanto veía. El 24 de agosto de 1499 descubrió o se encontró con el Lago de Maracaibo. Las chozas construidas sobre palafitos le habrían recordado a la ciudad de Venecia, por lo que algunos historiadores dicen que Américo Vespucio habría llamado a la tierra descubierta o encontrada, como Venezuela o “Pequeña Venecia”. Con Ojeda iban hombres de la talla del gran cartógrafo nombrado, más otros no menos calificados, como Juan de la Cosa y el conquistador y geógrafo Martín Fernández de Enciso. Este último nombrado, testigo del descubrimiento, en su obra “Suma de Geografía”, publicada en 1518, explica:

“…cerca de la tierra está una piedra grande que es llana encima della. Y encima della está un lugar o casas de indios que se llama Veneciuela…”.

De esta manera, se demuestra que el nombre de nuestro país es autóctono y no el diminutivo de una ciudad de Italia.

Ha sido muy difícil deshebrar todos estos dichos y algunos de ellos aún no se han podido demostrar fehacientemente, por lo que permanecen en los anales como parte de las leyendas o mitos de nuestra historia, asunto que el recientemente fallecido, Dr. Asdrúbal González, difunto cronista oficial de la ciudad de Puerto Cabello, pasó toda su vida tratando de desmontar. Son entonces leyendas o mitos que de alguna manera confunden al venezolano de hoy.

Mi escrito se basa, entre otros autores, en la obra de este ilustre porteño, quien fuera mi compadre y de cuyos trabajos tengo amplio conocimiento; porque, durante 48 años y gracias a su generosidad, fui su revisor de primera mano. Los hallazgos y registros, crónicas y otros productos de su tesonera labor académica, serán el marco teórico, donde podrán encontrar criterios validos contra los cuales evaluar mis hipótesis, para aceptarlas o rechazarlas.

Esta investigación precisamente pretende ayudar al mejor conocimiento por parte de sus ciudadanos, de la historia de nuestro amado Puerto Cabello, de la manera más didáctica, amable y agradable posible; pero, precisa y útil. Advierto que, este escrito es la interpretación libre de un guaireño, un militar naval de nuestro tiempo, no un historiador de carrera – que no soy ni pretendo ser- sino un aficionado a la historia; pero que, sin embargo, le anima el amor a la ciudad y su gente, y la vocación de toda mi vida dedicada a la historia, el arte y la cultura.

Con todo esto, aspiro a aportar una visión, a manera de ensayo, en la cual comprometo mi análisis y mi opinión razonada y sustentada, con el único interés de que le permita al porteño conocer mejor la historia de su ciudad, para que pueda quererla cada día más y por, ende, sustentar su necesidad de defenderla, ahora con conocimiento de causa.

Algunos historiadores, como Eduardo Blanco y el mismo ilustre porteño Paulino Balbuena, han escrito sus obras incorporando versiones emotivas, llenas de epopeyas y heroicidades novelescas, con ánimo ingenuo, sin mala intención, quizás para imprimirles más interés, algo desmesurado en ocasiones, o encumbrar aún más, la ya gloriosa memoria de los héroes de nuestra independencia.

 No obstante, estas prácticas propias de las narrativas personalizadas de la historia, en las cuales los autores se engolosinan con su interpretación subjetiva y emocional de los hechos, pudiera haber incidido en los errores y leyendas a las que me refiero. Sin proponérselo, han insertado sus errores subjetivos de apreciación o de carencia de metodología de la investigación en la historia grande y menuda de la nación y de la ciudad. No tanto en la de la patria grande, sino también de las patrias chicas de quienes así escriben, técnicas de la investigación metodológica que son indispensables para la epistemología, tanto como para la historia y hasta para la crónica menor.  

Aspiro formular mis hipótesis y, sustentado en la evaluación lo más objetiva posible de los hallazgos versus los criterios de los libros de los más importantes historiadores académicos formales, nacionales y locales, poder descartar los mitos y aceptar aquellas que mejor se ajusten a la verdad histórica de la ciudad que amo y donde escogí vivir y morir.

Asdrúbal lo hace desde la perspectiva del materialismo histórico propio de un marxista, más bien un gramsciano confeso y yo, desde el positivismo propio de mis años de modesto docente superior universitario, fundador y ex vicerrector administrativo de la Universidad Panamericana del Puerto (UNIPAP) y de tutor y jurado de tesis. Es precisamente Asdrúbal quien me inicia en estas lides de la historia, ya que durante 48 años me otorgó el privilegio inmerecido de ser uno de los revisores de su obra, más bien lector de primera mano y algo se pega.

Tomemos, por ejemplo, el caso de la fábula del presunto permiso que el soldado y héroe de Carabobo, Pedro Camejo, “El Negro Primero” le habría pedido al general Páez para morirse, cuando se le habría presentado herido y al parársele firme le habría dicho:

“Mi General, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto”.

Ocurre que, el General Páez, en su autobiografía, escrita 40 años después de la magna batalla libertadora de Carabobo, no refiere esta despedida. Así como esta, otras anécdotas muy hermosas, aunque imprecisas.

Tarea compleja entonces la del Dr. Asdrúbal González, entregado en su autoimpuesta misión, como la mía hoy, en rescatar del ostracismo o la confusión histórica a nombres como Manuel Piar, Gabriel Guevara y el propio indio Patanemo.

En su obra EL ULTIMO BASTION, González nos ofrece resultados de su exhaustiva investigación metodológica, In Situ, de los hitos históricos, para entregarnos biografías y narraciones muy interesantes, como lo más verídicas y demostrables posibles, con documentos originales.

Dejó Asdrúbal su obra prima inédita “LA HISTORIA DE PUERTO CABELLO”.


 

 

Capitulo II

Fundación de la ciudad

Prosiguiendo con la forma en la cual se fundó Venezuela y nuestra ciudad, así como la influencia decisiva que nuestro pedacito de cielo tuvo como punto neural de nuestra historia patria, debo continuar con el descubrimiento y fundación sucesiva de ciudades en nuestras costas y territorio continental, hasta que arribemos a Carabobo.

Así como no se puede hablar de la historia de Venezuela sin hablar de Simón Bolívar, tampoco puede hablarse de la guerra de independencia, sin hablar de Puerto Cabello, donde se inicia no solo la señalada guerra sino la carrera militar de nuestro libertador y donde se inicia y cierra definitivamente el ciclo independentista.

La toma de Puerto Cabello, en 1823, reduciría a cero y de una vez por todas las posibilidades del imperio español de enviar refuerzos, pertrechos y hombres, por vía marítima a su puerto principal en su Capitanía General de Venezuela, lo que habría reiniciado el dominio español sobre el territorio, con resultados impredecibles.  

Debemos recordar que, en estos años de guerra que van desde 1811 a 1823, hubo dos o tres momentos álgidos, en los que la recién estrenada república cayó, al menos militarmente, y la monarquía recuperó temporalmente su fuerza y vigor. Esto ha servido para subdividir arbitrariamente la república en cinco etapas o cinco repúblicas, más bien con fines ideológicos y de política partidista que con fines históricos, cuando la república ha sido solamente una, sin solución de continuidad, desde que se instaurara constitucionalmente con la promulgación de la primera constitución, la de 1811, hasta el presente. Este argumento sería válido solo con fines de ayuda memoria, para facilitar al estudiante el estudio del fenómeno de la guerra de independencia, más no como sustento a ninguna ideología.

Por eso nada más, el 8 de noviembre cobra importancia capital y no solamente local, y como tal debería celebrarse, como una fiesta patria de sentido y significación nacional, con todo el valor geoestratégico que ella significa para la nueva república nacida de la declaración del 19 de abril de 1810.

 

Título de ciudad

El presidente Baltazar Padrón concede los derechos de ciudad a la urbe porteña en 1811, la cual fue la única que recibiera tal privilegio en la “primera república” o etapa que va desde 1811 al momento en el cual Simón Bolívar, ordenado por Francisco de Miranda, es derrotado en su intento de recuperar para la patria la Plaza de Puerto Cabello.

Francisco de Miranda había recibido el cargo de general en jefe de las armas de la confederación, el 26 de abril de 1812. En reunión del cabildo, del 4 de mayo del mismo año. El futuro libertador de América recibió del coronel Ayala, la comandancia de la plaza de Puerto Cabello, para perderla. Triste y preocupante como pudiera sonar, para el cumplimiento del primer año del otorgamiento de su título de ciudad, el 5 de agosto de 1812, la ciudad caía nuevamente en manos realistas y así estuvo hasta 1823.

En Carabobo obtendríamos la victoria sobre el ejército de tierra español, que estaba al mando del Capitán General De La Torre. Este ejército, derrotado, se despliega hacia el occidente y la armada realista, por su parte, navega también hacia occidente e ingresa al Lago de Maracaibo en busca de abrigo en la ribera occidental del mismo, donde fondea “arrejerado” (a doble ancla), porque se sentía seguro y permanece así, sin su comandante.  Es que el jefe realista De La Torre es sustituido por Morales, quien, para el 24 de julio de 1823 no se encontraba en el área de su comando. 

El CA Antonio R. Eljuri-Yúnez S., en su magistral obra “LA BATTALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO”, de 166 páginas, publicada por la Oficina Técnica del Ministerio de la Defensa en 1969 y la cual utilicé como fuente de mis investigaciones para este punto, agrega que la flota patriótica, al mando del almirante Padilla y con participación activa de los comandantes, almirantes Brión, Belice y Cemente (como reza el himno de nuestra armada), ingresaron venciendo la resistencia furiosa de los fuegos del Cuartel de San Carlos en la Barra de Maracaibo, la cual une o comunica el Golfo de Venezuela con el lago más grande de Suramérica.

El “forzamiento de la barra” fue una de las acciones más difíciles y meritorias de ese combate naval. De allí quedó el dicho para designar algo difícil, como es el de “Forzar la Barra”.

Según el CA Eljuri, el hecho de estar fondeados y arrejerados, a sotavento y sin comando superior, fueron factores influyentes esenciales, los cuales facilitaron a los patriotas la victoria. La armada patriota ingresó al lago y después de vencer la resistencia de los fuegos de las baterías del cuartel enemigo, excelentemente ubicado, emprendió rumbo Sur, aprovechando la ventaja táctica naval de la cinemática, como de estar a barlovento e hizo una primera pasada, hundiendo por su estribor algunos de los buques realistas, trasluchó al llegar al extremo Sur del Lago y viró al Norte, para una segunda pasada, en la cual acabaron por su babor, a los buques que aún permanecían a flote, demorados en sus maniobras de levar ancla y zarpe.

Así como el 24 de Junio de 1821, fecha de la batalla de Carabobo ha sido instaurado como Dia del Ejército venezolano, forjador de libertad, la fecha 24 de julio de 1823 quedó como celebración de tres eventos magnos, el aniversario del nacimiento del Libertador, el Dia de la Amada Nacional y la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.


 

 

Capitulo III

La traición de Vignoni

No es menos interesante analizar lo de la traición del Subteniente de milicias Francisco Fernández Vignoni.

La traición, en términos de la RAE tiene la siguiente definición:

Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida”

Ej.: "Es famosa la traición de Judas, que vendió a Jesucristo por treinta monedas de plata"

En el derecho, la traición es el:

Delito cometido contra un deber público, como la patria para los ciudadanos o la disciplina para los militares

En resumen, en el derecho, la traición se refiere al conjunto de crímenes que engloban los actos más extremos en contra del país de cada uno.

Familiarmente, la traición consiste en defraudar a familia, amigos, grupo étnico, religión u otro grupo al cual pueda pertenecerse, haciendo lo contrario a lo que los otros esperan o al deber ser.

Estas definiciones nos llevan a preguntarnos:

¿A quién traicionó Vignoni?

¿Quién era Francisco Fernández Vignoni y a quién debía lealtad?

Para responder estas preguntas me apoyo en el libro “Batalla de BoyacáBoyacá: senderos de gloriadel escritor Carlos Bastidas Padilla, del cual extraigo los siguientes párrafos: 

“Terminada la batalla de Boyacá, Bolívar cogió para Ventaquemada, en donde se reunió con el general Santander que había llegado allí persiguiendo a los españoles dispersos. Allí pasó la noche. Al otro día, haciendo un reconocimiento de prisioneros, encontró entre ellos a uno que, cuando él (Bolívar) era gobernador de la plaza de Puerto Cabello, en 1812, se sublevó, como jefe de guardia que era del castillo de San Felipe, libertó a los prisioneros realistas y entregó el fuerte a Monteverde. Era Francisco Fernández Vignoni.  Él nunca lo pudo olvidar, porque por la caída de esa fortaleza Miranda culpó a Bolívar del fracaso de la Primera República.

El vencedor de la batalla lo hizo ahorcar y siguió para Santa Fe. En 1825, Antonio Leocadio Guzmán, que entonces era su secretario en Lima, le contó a Bolívar que Vignoni no había sido traidor, sino que en esa rebelión fue desarmado por los rebeldes, hecho prisionero y encerrado en una celda del fortín. Guzmán terminó diciéndole:

—De modo que el pobre Vignoni murió por un error histórico.

Bolívar no quiso dar su brazo a torcer y se justificó, sin mucha convicción:

—¿Y no merecía la muerte combatiendo en Boyacá contra su patria?

Y no era contra su patria que combatía, pues Fernández Vignoni era canario. Su percepción de patria era como la de muchos españoles y canarios, fieles a Fernando Séptimo. Todavía no se había acendrado en sus mentes y corazones la noción de patria venezolana como hoy la conocemos y sentimos todos los venezolanos. No lo era el mismo 19 de abril de 11810, cuando muchos querían formar una junta para defender los derechos y su monarca o soberano, Fernando VII. Es que ese era el Rey de España y los mantuanos eran españoles, aunque algunos hoy digan que “de segunda” porque, dizque no tenían todos los derechos políticos, como los bancos españoles peninsulares,, como éramos todos españoles de una colonia de la monarquía española en El Caribe. El Dr. Pablo Victoria, uno de los muchos detractores del Libertador, demuestra su tesis de que esa presunta injusticia no era cierta.

Según él, los mantuanos tenían cargos importantes durante ese periodo. (ver conferencia del prenombrado historiador colombiano en YouTube). No se puede juzgar ni analizar la historia con los pensamientos del presente, hay que analizarla con los pensamientos y la noción de país que se tenía en su época.

Lo que contó Antonio L. Guzmán —para demostrar que su padre fue el autor de la rebelión de la fortaleza de San Felipe— aparece en una larga relación suya, inserta en “Documentos para la historia de la vida pública del Libertador”, tomo VI, de José Félix Blanco y Ramón Aspurúa, y que no se ha considerado en las biografías de Bolívar, en las cuales “el malo de Vignoni” es el traidor, como en el caso del “malo de Judas” de la historia que sabemos, y que no fue tal.

La fortaleza estaba bajo la comandancia del teniente coronel Ramón Aymerich. El subteniente Francisco Fernández Vignoni era jefe de la guarnición. El español Antonio Guzmán, exmagistrado militar de La Guaira, según su hijo, estaba preso en el castillo de San Felipe, con otras cinco personas también distinguidas del puerto (eran los únicos presos, no más de mil, como dice Mosquera). Guzmán se hizo amigo del carcelero del fuerte y portador de las llaves, el sargento español de apellido Miñano. Con él, alegando su calidad de patriotas españoles, tramaron la revuelta para devolver la fortaleza al rey. “¡Viva Fernando VII!”, fue la consigna para ejecutar la rebelión. Guzmán convenció a sus compañeros de prisión y Miñano a la mitad de los guardias. Aprovecharon la ocasión en que Aymerich había ido al puerto por un asunto de su cargo.

Estaba Fernández Vignoni conversando con unos oficiales frente a la cantina del fuerte, cuando se les acercó el simpático de Miñano y les ofreció un trago de ron. Dirigiéndose a su superior le expresó, señalándole su espada, en tono de broma:

- “Esto es mucho lujo, capitán. Esta espada es nueva”. Haciéndose el juguetón, haló de ella y lo desarmó. Dio unos pasos atrás, amenazante, y gritó: “¡Viva Fernando VII!”

“Sonrióse Vignoni y sus compañeros —sigue Antonio L. Guzmán—, y, dando Miñano otros dos pasos atrás repitió su grito de “¡Viva Fernando VII!”, ya con seriedad y con voz airada. No era tiempo ya para que Vignoni y los otros se ocuparan de Miñano, porque su segundo grito era ya repetido por los presos dueños del cuerpo de guardia; más de media guarnición bajo cerrojo, y corriendo todos sobre Vignoni y sus compañeros para desarmarlos o salir de ellos.

“Vignoni fue encerrado con dos oficiales más, y ni ese día, ni en los siguientes hasta la rendición de la plaza, se incorporó a los autores y ejecutores de aquella reacción.

- ¿Dónde, ¿cómo y por qué quedará en las filas españolas, pues apareció a las órdenes de Barreiro en Nueva Granada siete años después, entre los prisioneros de Boyacá?, ni yo lo sé, ni creo que persona alguna lo ha sabido entre las que se han ocupado de escribir historias”.

Tras seis días de cañoneo del fuerte a la plaza y de esta al fuerte, Simón Bolívar, viendo que la población le era adversa, que no tenía municiones y que casi todos sus hombres, ante la inminente llegada de Monteverde, habían desertado, en un bergantín enrumbó a La Guaria y terminó en Cartagena, en noviembre de 1812, presentándose como “un hijo de la infeliz Caracas”.

El general Ducoudray Holstein, enemistado con el Libertador, en Memorias de Simón Bolívar afirma:

“Algunos de los oficiales de Miranda, criticaron a Bolívar porque no había inspeccionado cuidadosamente a la guardia encargada especialmente de los prisioneros y porque él no había movilizado a tiempo a sus numerosas tropas y además no se había esforzado por someter a los prisioneros rebeldes, lo cual le hubiera sido muy fácil, pues según ellos, estaban desarmados”.

El final de Vignoni lo narra originalmente Elías Prieto Villate (cuyos padre y tíos fueron testigos y actuarios en la campaña libertadora) en sus “Apuntamientos”. Uno de sus tíos estuvo presente en el momento en que Simón Bolívar encaró al prisionero. Así lo interrogó:

“Vignoni, ¿qué pena merece el jefe de una guarnición a quien se ha confiado la defensa de una plaza fuerte, y en vez de cumplir con su deber se vende al enemigo, entrega a sus amigos para sacrificarlos, quita toda esperanza a los que sobreviven, toma parte con los enemigos para inmolar a los rendidos y esclavizar su patria? Vignoni contestó:

Señor, ser ahorcado…”

Y como se dijo arriba, Simón Bolívar hizo ahorcar a Vignoni, y siguió con su conciencia silbando para un lado, rumbo a Santa Fe.

Fuente: Batalla de BoyacáBoyacá: senderos de gloriaCarlos Bastidas PadillaFrancisco Fernández Vignoni.

He tomado todo el texto, por cuanto encontré que no he sido el único que dudaba que Vignoni hubiera traicionado al Libertador, ni a nadie. Ya el tema había sido investigado y quise incorporarlo; por cuanto coincide con los objetivos de esta obra.

Vignoni no era distinto a los hombres que en 1810 gritaban y querían formar una “Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII”. Es decir, era de sentimientos y lealtad al rey de España.

Si Puerto Cabello se mantuvo realista hasta 1823, lo que obligaría a Páez a tomar la plaza el 8 de noviembre De dicho año, es de pensar que para 1812, las lealtades dentro de la ciudad estaban frescas y aún con el rey de España, y los canarios y españoles presos ejercerían presión y tratarían de escapar y retomar el control militar.

Debo citar al CN Bernardo Jurado Toro, en su obra “Bolívar y el mar” en el cual él relata las revueltas entre la nueva republica nacida el 19 de abril de 1810 y los facciosos que se mantenían fieles al rey derrocado por Napoleón Bonaparte y defendían el statu quo, donde podremos leer que Jacinto Iztueta, mantuano de Puerto Cabello, representando o defendiendo a la monarquía, se enfrenta al Marques del Toro, lo que demuestra que, los colonos de Puerto Cabello, eran fieles a la monarquía. Vignoni era un español fiel al rey de España

“En Los Teques y en Valencia surgen revueltas manifestando a favor del rey y en contra de la República, razón por la cual se le pide al marqués del Toro que proceda a dominarlas. El marqués es vencido por el español Jacinto Iztueta y posteriormente declina el mando; este hecho influirá para que sea llamado el Generalísimo Francisco de Miranda a asumir tal responsabilidad”

 

El primer deber de un prisionero es mantenerse vivo y escaparse. Debe comer todo cuanto pueda y mantenerse sano en cuanto fuera posible, tanto física como mental y espiritualmente, para poder aprovechar la primera oportunidad o descuido de su opresor. Lo que, sin dudas, a mi juicio ocurrió en el castillo San Felipe en 1812.

El joven militar Bolívar, no pudo prever estas posibilidades, las cuales tenían alta probabilidad de ocurrencia, y no consideró los hechos del 19 de abril de 1810, cuando él había tenido una gran figuración al arribar a la capital, proveniente de sus posesiones de San Mateo. En Caracas encuentra fuertes discusiones precisamente entre aquellos que querían conservar la corona y aquellos quienes, como él, pensaban que era llegada la hora y debían aprovechar la oportunidad para lograr la definitiva independencia política total.

Las causas y factores influyentes en el descontento y que generaron tal sublevación eran, entre otras, los malos manejos y malos tratos sociales, el alza de los impuestos, la introducción de las ideas del Enciclopedismo y la Ilustración, la declaración de Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, la Revolución haitiana y el reinado de José I de España, (a) “Pepe Botella”, impuesto por su hermano el emperador Napoleón Bonaparte. Es allí donde Bolívar pronuncia su célebre frase:

“¿Es que 300 años no bastan?

Frase pronunciada ante quienes le pedían paciencia, para intentar lo que él y otros planteaban, de una vez.

Creo no elucubrar que, aunque parezca contradictorio, Bolívar tenía una madurez política superior a su madurez personal y militar, hecho visible desde niño, cuando razonaba en contra de la presunción de la ley de obligarlo a permanecer en Caracas con su tío y tutor, Don Carlos Palacios, cuando él prefería su tío y padrino Don Esteban, quien a la sazón no estaba en Caracas, sino en España.

El niño Simón Bolívar, de 12 años, decide escaparse y el 23 de julio de 1795 se refugia donde su hermana María Antonia, casada con Don Cemente y Francia. La Real Audiencia de Caracas lo obligaba a regresar donde su tutor legal. Él expresa lo siguiente:

Que los magistrados no podían obligarlo a que viviese en la casa de su tutor. Que los tribunales bien podían disponer y sus bienes y hacer de ellos lo que quisiesen, mas no de su persona y que si los esclavos tenían libertad para elegir amo a su satisfacción, por lo menos no debía negársele a él, la de vivir en la casa que fuese de su agrado”

Esto denota La firme determinación de su carácter y la madurez política a la que hago referencia, patente en un púber de apenas 12 años a la fecha.

No obstante, para cuando en 1812 recibe la orden de recuperar el Castillo de San Felipe, el coronel vivo y efectivo, Don Simón Bolívar era muy nuevo e inexperto.

Recordar que él no pasó por lo grados de mayor vivo y efectivo, ni por teniente coronel vivo y efectivo, y no había tenido tropas bajo su mando en esas categorías. Seguía siendo, en esencia, un oficial subalterno.

 

Asunción de su cargo de comandante de la plaza de Puerto Cabello 

Al regreso de Inglaterra, Miranda en 1812, le entrega en Valencia el cargo equivalente a su grado simbólico o diplomático de “coronel graduado” y asume entonces tareas de coronel vivo y efectivo; o sea, un cargo propio de su grado, pero como vivo y efectivo. Tareas para las cuales no tenía experiencia. Su desempeño en las primeras acciones en Valencia había sido bien calificado por Miranda.  

Creo oportuno citar lo registrado en la obra “Bolívar y el mar” del ilustre CN Bernardo Jurado Toro, quien nos relata las diferencias entre Miranda y Bolívar:

“Ciertas asperezas que habían surgido entre Bolívar y Miranda, en las discusiones políticas que terminarían en la declaración de Independencia, se agudizarán ahora, cuando Miranda no quiere tener a Bolívar bajo su mando, tildándolo de “joven alocado y peligroso”.

 

Esto, a mi parecer, debe haber influido en la decisión posterior de Bolívar de capturar a Miranda y enviarlo a ser jugado, por haber firmado la capitulación con Monteverde, quien a la postre no cumpliría los acuerdos de tal capitulación.

 

En la relación entre Mirada y Bolívar, así como con los demás oficiales generales y coroneles de la época había ciertos roces derivados de gran diferencia de edad y preparación militar. Miranda había nacido en 1750 y para 1812 era un anciano de 62 años de edad (Bolívar muere de 47 años y su médico, el Dr. Prospero Reverend, decía que estaba muy avejentado) los libertadores, por su parte, eran unos jóvenes menores de 30 años de edad y sin experiencia en campañas militares de envergadura. Había problemas de comunicación interpersonal, además de que Miranda era un calificado general, experto en el estado el arte de la guerra y quien había participado con éxito en tres revoluciones: la rusa, la francesa y la norteamericana. De allí su frase de:

¡Bochinche! ¡Bochinche! ¡Bochinche!

En su evaluación del desarrollo de las acciones de Valencia, uno de los conceptos emitidos acerca de bolívar, aunque favorables en su desempeño militar en campaña, se refería a su personalidad y carácter, lo cual había sembrado ciertos resentimientos en el orgulloso joven.   

La recuperación de la plaza realista de Puerto Cabello resultaría empresa superior a la preparación de Bolívar. Su cargo era nada más y nada menos que Comandante de la plaza de Puerto Cabello, con la misión de tomar el Castillo de San Felipe, a cargo de oficiales relistas de cuerpo y espíritu monárquico, posiblemente de mayor experiencia militar que la de él, adquirida en el ejército español.

Algo que nos debe decir de la fortaleza, como plaza militar, que Puerto Cabello significaba por estar tan bien artillada, es el hecho de que permaneció realista durante tantos años y haber resistido hasta cinco sitios.

Pienso que la derrota del Bolívar inexperto, en 1812, era previsible, nuestro Libertador no tomó todas las previsiones y no planificó debida y suficientemente su ataque como debía.  Éxito que sí lograría el general en jefe Páez, en 1823.

Formación militar durante la colonia

Es interesante destacar que la corona tenía un sistema de seguridad y defensa en el cual existía un ejército peninsular, con el cual defendían el territorio español en Europa. Un ejército expedicionario para la conquista y colonización de los territorios de ultramar. Luego de dominada la colonia en cuestión, la defensa recaía en unos cuerpos de milicias de blancos voluntarios (no todos ciudadanos podían pertenecer, solo los blancos, los pardos y mestizos no, mucho menos los canarios) y cuyo reglamento se escribió y publicó por primera vez en Cuba.

(Fuente: Reglamento para las milicias de infantería, y caballería de la isla de Cuba: aprobado por S.M. y mandado que se observen inviolablemente todos sus artículos por Real Orden expedida en S. Ildefonso à 24 de octubre de 1764)

Extracto:

“En 1764 O'Really concluye su misión en Cuba culminada con un reglamento miliciano, que empezará a aplicarse en Venezuela en 1768 y se promulgará el 19 de marzo de 1769. Santiago Gerardo Suárez, Las milicias: instituciones militares hispanoamericanas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984. 'Id.

Las instituciones militares venezolanas del periodo hispánico en los archivos, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1969. 'Id., Las Milicias: instituciones... 505 como "Reglamento para las Milicias de Infantería y Caballería de la Isla de Cuba, aprobado por S.M. y mandado que se observen inviolablemente todos sus artículos"."

El Reglamento de Cuba establecía la obligatoriedad del servicio militar, aunque también establecía diversas exenciones que con el tiempo se irían ampliando, precisando la organización de los cuerpos milicianos y el entrenamiento, y consolidando la capacidad táctica del conjunto.

En efecto, todas las etnias y razas debían cumplir el servicio si bien hubo reticencias que fueron mitigándose con el tiempo a que las capas más bajas de la sociedad llevaran armas.

El Consulado de Caracas se manifestó todavía en 1796 contra la instrucción en las armas de los pardos y la gente de color, pero también de los blancos que se distraían de ese modo de sus actividades productivas'.

El entrenamiento se realizaba en ejercicios habituales dos veces por semana, si bien, en las milicias no disciplinadas o regladas, es decir, sueltas o urbanas, parece que la instrucción se veía muchas veces impedida por la siembra, etc., teniendo en cuenta además que éstas solían formarse en épocas de emergencia y luego tendían a disolverse, y generalmente carecían de leyes, armas y uniformes que les caracterizaran. La normativa reglamentaria suponía para los milicianos pardos y morenos un trato mucho más igualitario, aunque siguieran observándose diferencias con los blancos, por ejemplo, en cuanto a los sueldos. Tales eran las ventajas del fuero militar que, por ejemplo, los pulperos de Valencia reclaman al Rey "que no se les haya hecho saber por bando, la Real Orden por la que el Rey manda que todo pulpero filiado fuese eximido de los treinta pesos de licencia, así como de los cinco de arancel, los dos de licencia del Juez territorial, los dos de visita y uno del fiel ejecutor, que cada año pagan".

Formación militar del mantuano Simón Bolívar

En el caso de Bolívar, este había ingresado como cadete a sus 14 años, el 24 de julio de 1797, cuando su tío Carlos Palacios fue designado procurador. En 1798 recibe el título de subteniente de la sexta compañía del Batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los valles de Aragua, comandado por su tío Juan Vicente. Dicho cargo le permitía atender y controlar sus haciendas de San Mateo, cercanas. 

El 19 de enero de 1799 se embarcó en el “San Ildefonso” y partió a España a estudiar en el ejército peninsular. Iba a completar su educación propia de su clase social, enviado por su tío Don Carlos Palacios. En España estudia esgrima, equitación, baile y las demás asignaturas propias de un oficial de la corona española y se gradúa.

En su boleta de calificación de servicio del batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de Aragua, con su grado de capitán vivo y efectivo, cuando había servido durante 11 años, 11 meses y 17 días, se podía leer:

Hoja militar de servicio:

1.  Nombre: Simón Bolívar. Edad 24 años. Grado: Teniente. País: Caracas. Calidad: Ilustre. Salud Buena. Valor: Se supone.

2.  Servicios Cadete: 8 meses y 23 días, subteniente Teniente: 5 años, 2 meses y 8 días, Teniente: 6 años y 16 días. TOTAL: Hasta diciembre de 1808 tenía 11 años, 11 meses y 17 días de servicio.

3.  Campañas Ninguna.

 

Parte Del Batallón De Milicias De Blancos Voluntarios Del Valle De Aragua:

 

Barrios, Pedro María (subteniente) Blanco, José Ignacio (cadete) Blanco, Mateo (cadete) Blanco, Mauricio (subteniente) Blanco, Narciso (Alférez) Blanco, José María (Capitán) Blanco, Juan Martín (Capitán) Blanco, Bartolomé (Teniente) Blanco, Manuel (Teniente) Blanco, Rafael (Teniente) Blanco, Adrián (Teniente)" Blanco, Cornelio (Teniente) Bolívar, Juan Vicente (Capitán) Bolívar, Joseph Antonio (Subteniente) Bolívar, José Mariano (Subteniente) Bolívar, Francisco de Paula (Subteniente) Bolívar, Francisco (Subteniente) Bolívar, José de (Subteniente) Bolívar, Simón (Teniente) Bolívar, Gabriel (Capitán) Buros y Tovar, Lorenzo (Subteniente) Buros, Evaristo (Ayudante Mayor) Cagigal, Gaspar (Capitán) Cagigal, Juan Manuel de (Brigadier) Clemente y Francia, Manuel (Coronel graduado) González, Domingo (Capitán) Heredia, Juan Antonio (Capitán) Guaderrama, Juan Silvestre (Capitán) Herrera, Andrés (Cadete) Martínez, Antonio (Capitán) Martínez, Miguel (Comandante Veterano Teniente Coronel) Mesa, Domingo (Capitán graduado de Teniente Coronel) Mijares, Francisco Fermín, Marqués de (Teniente) Mijares, Juan Antonio (Capitán) Mijares, Juan Francisco (Capitán) Mijares, Francisco Felipe, Marqués de (Teniente Coronel) Mijares de Solozano, Antonio Javier (Comandante) Mijares de Solozano, Juan Javier (Capitán de granaderos graduado de Teniente Coronel) Molina y Pinero, Bartolomé (Comandante y Teniente Coronel de Infantería) Mixares, Josef Antonio (Subteniente) Monserrate, Antonio (Capitán graduado de Teniente Coronel) Montaña, Antonio (Teniente Coronel y Comandante) Moreno de Mendoza, Manuel (Teniente Coronel agregado) Moreno, Antonio (Comandante graduado de Coronel) Moreno, Jaime (Coronel Sargento Mayor) Muñoz, Salvador (Comandante graduado de Teniente Coronel) Navarro, Carlos (Capitán graduado de Teniente Coronel de Infantería) Nebot, Rafael (Capitán Teniente Coronel) Orozco, Francisco (Coronel) Pacheco, José Antonio, Conde de San Javier (Coronel) Páer, Pedro José (Comandante) Páez, Francisco Ramón (Coronel) Palacios, Juan Félix (Cadete) Palacios, Esteban (Alférez) Palacios, Dionisio (Subteniente) Palacios y Plaza, Florencio (Subteniente) Palacios, Carlos (Teniente) Palacios, Francisco (Teniente) Palacios, José Ignacio (Teniente) Palacios, José Leandro (Teniente) Palacios, Pedro (Teniente) Palacios, Antonio (Capitán) Palacios, Feliciano (Capitán) Palacios y Sojo, Francisco (Capitán) Palacios y Sojo, Vicente Antonio (Cadete) 512 Palacios, Juan Félix (Capitán) Peña, Francisco de la (Teniente Coronel graduado) Peralta, Manuel (Ayudante Mayor grad. de Tnte. Coronel) Pérez, Joaquín (Teniente Coronel) Pérez, Mateo (Brigadier) Perozo, Francisco (Teniente Coronel graduado) Ponte, Gabriel de (Teniente) Ponte, Esteban (Capitán) Ponte y Mijares, Lorenzo (Capitán grad. de Tnte. Coronel) Ponte, Santiago (Comandante graduado de Teniente Coronel) Ponte y Mijares, Juan Nicolás de (Coronel) Rodríguez, Felipe (Coronel grad. Capitán de granaderos) Ros, Lorenzo (Teniente Coronel y Comandante) Salinas, Fabián (Teniente Coronel) Santinelli, Luis (Teniente Coronel) Silva, Josep María (Subteniente) Solórzano, Juan Francisco (Subteniente) Solórzano, Antonio Javier (Teniente) Solórzano, José Gabriel (Capitán) Toro, Antonio (Subteniente de Bandera) Toro, Marqués de (Teniente Coronel) Toro, Marqués de (Coronel) Tovar, José María (Cadete) Tovar, Juan Crisóstomo (Cadete) Tovar, Alejandro (Subteniente) Tovar, Conde de (Coronel) Tremarlas, Fernando (Capitán) Tremarías, Miguel (Capitán)

 

Nota del autor: Es de reafirmar que para 1812 Bolívar no tenía suficiente experiencia militar. Cuando el 4 de mayo de 1812 recibe del Coronel Manuel Ayala la comandancia de Puerto Cabello, aún no era el Bolívar que eventualmente la historia militar y civil, conocería como demiurgo y gran comandante militar.

Esto lo superaría con creces en Colombia, desde donde emprende su Campaña Admirable y en pocos meses llegaría triunfador a Caracas, donde recibiría el más preciado de sus títulos: “El Libertador” y que él siempre prefirió a cualquier otro.

Bolívar es hoy reconocido como uno de los más grandes generales. Su bautizo de fuego fue terrible para él y así lo escribe adolorido en su carta a Miranda.

"Caracas, 12 de julio de 1812.

Mi general:

Lleno de una especie de vergüenza, me tomo la confianza de dirigir á Ud. el adjunto parte, que apenas es una sombra de lo que realmente ha sucedido. Mi cabeza y mi corazón no están para nada. Así suplico á Ud. me permita un intervalo de poquísimos días para ver si logro reponer mi espíritu en su temple ordinario.

Después de haber perdido la mejor plaza del Estado, ¿cómo no he de estar alocado, mi general?

¡De gracia, no me obligue Ud. á verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy desgraciado, y basta.

Soy de Ud. con la mayor consideración y respeto su apasionado súbdito y amigo que B. S. M.

S. Bolívar”

Participación de Bolívar en los eventos del 19 de abril de 1810

Es de señalar que, es allí en San Mateo es donde a Bolívar le sorprenden los hechos de la revuelta de Caracas el 19 de abril de 1810 y de inmediato marcha a la capital, a conocer y participar, como miembro que era de la Sociedad Patriótica.

Bolívar y la Masonería

Bueno mencionar que Bolívar había estado en Londres, donde conoció al precursor Miranda y este le acercó a la masonería y allí se inicia como aprendiz masón regular.

“En el trabajo, continuación y complemento del publicado en 1983 con motivo del bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (Caracas, 24 julio 1783) y de los presentados en 2014 en Cartagena de Indias en el IX Coloquio de Historia Social y de las Ciencias “La Masonería y la Independencia Americana” (Gran Logia Nacional de Colombia, 20-24 marzo); en 2017 en México en el Coloquio Internacional “Masonería y Sociedades Secretas” (UNAM, 12-13 junio) y en 2019 en Gijón (España) en el “Seminario permanente interdisciplinar de las masonerías” (Biblioteca Jovellanos, 22-25 febrero)

Bolívar abjura de la Masonería

Podemos aprender de la vida masónica del libertador, quien fue aprendiz, compañero y maestro. Aunque en el Diario de Bucaramanga, Perú de la Croix refiere que abjuró de la orden, por las mismas razones que años antes admirara a la misma y que le hicieron iniciarse.

Bolívar dictador

Es que, en esos años de 1828, Bolívar era un dictador y la masonería refrentaba para él un obstáculo; pues, la orden rechaza a los tiranos y a la tiranía y es sabido que ha sido parte esencial de todas las grandes revoluciones por la libertad. Es oportuno señalar la obra de Asdrúbal González “EL ANTIHÈROE PEDRO CARUJO”, donde el autor se arriesga a justificar el atentado septembrino.

Con respecto a Miranda, este mismo participó en las revoluciones rusa y francesa y hasta en la norteamericana. Su nombre está inscrito en el arco de triunfo de París.  

Lo cierto es que Francisco de Miranda, padre de la masonería venezolana, inspiró, orientó y apoyó, no solamente a Bolívar, sino que influyó en el resto de los libertadores de América, les imbuyó de las bases de sus ideas de libertad e independencia. Ideales como los de: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, logo de la revolución francesa, como del concepto de “La Patria es América”, de sus luchas por lograr la independencia política de sus países.

Es Bolívar quien le pide y facilita su viaje de regreso a Venezuela, para que se encargara de comandar en jefe, la guerra de independencia americana”

 

11 generales en jefe de la independencia

Miranda fue uno de los once generales en jefe de la independencia (fuente: Libro LOS GENERALES EN JEFE DE LA INDEPENDENCIA, por el Coronel de Ingenieros Tomàs Pérez Tenreiro).

Según esta obra, en 1812 recibe su grado de Generalísimo por el constituyente de Venezuela en Valencia.

Siguen, en orden antigüedad:

Simón Bolívar, elevado a Capitán General por la municipalidad de Caracas, 14 de octubre de 1813

Santiago Mariño, reconocido por el Libertador con este grado, el 4 de noviembre de 1813

José Félix Ribas, ascendido por el Libertador en San Mateo, 23 de mayo de 1814

Luis Brión, ascendido a Almirante por el Libertador, en el acto del combate naval d Los Frailes, el 2 de mayo 1816

Juan Bautista Arismendi, ascendido por el Libertador, en la Villa del Norte, el 7 de mayo de 1816

Manuel Piar, ascendido por el libertador, frente a Angustura, 2 de mayo de 1817 (por su rutilante como importante triunfo en Juncal y San Félix)

Rafael Urdaneta, propuesto por el Libertador en San Carlos, grado que le acordó el congreso de Colombia el 7 de julio del 1821

José Antonio Páez, ascendido por el Libertador en el campo de la batalla de Carabobo, el 24 de junio d 1821 y ratificado por el congreso de Colombia el 23 de julio de 1821

José Francisco Bermúdez, propuesto por el Libertador en San Carlos y nombrado por el congreso de Colombia el 12 de agosto de 1821

Antonio José de Sucre, elevado a Gran Mariscal por el libertador en lima, el 26 de diciembre de 1824; reconocido como tal por el congreso del Perú el 12de febrero de 1825, con el dictado de Ayacucho y hecho general en jefe por el congreso y gobierno de Colombia en 1825

Creo haber demostrado fehacientemente que Francisco Fernández Vignoni no traicionó a Bolívar.


 

 

Capitulo IV

Formación militar y social de Bolívar en Europa

Es en el ejército peninsular al cual Bolívar es enviado a estudiar, a nivel de un oficial subalterno del menor grado. Es instruido en las asignaturas propias de la carrera de cualquier oficial español; aunque, no había participado en ninguna campaña.

Bolívar el 19 de abril

El 19 de abril de 1810, los mantuanos de Caracas, molestos por lo que consideraban discriminación e injusticia de la corona y del sistema administrativo colonial que se había implantado, se quejaban de que solamente los blancos peninsulares puros podían acceder a cargos de gobierno y que ellos, aun siendo hijos de españoles peninsulares, incluso en primera generación, no podían. Los pardos, y demás mezclas, o tipos diversos del fenotipo colonial, propios del mestizaje de la capitanía y de las cuales nos relata Francisco Herrera Luque en su obra VIAJEROS DE INDIAS, eran españoles de segunda o blancos de orilla.

El hijo de la panadera

No menos interesante el hecho de que Francisco de Miranda tuviera que emigrar y hasta comprar su grado de capitán; pues, a su padre, Don Sebastián de Miranda, la mantuanidad se oponía a que fuera designado comandante de la compañía de Milicias de Blancos Voluntarios de Caracas; porque, el Márquez del Toro, entre otros mantuanos puros, se oponían, sobre la base de que era canario y además tenían una panadería, por lo que Francisco sería entonces “el Hijo de la panadera”. De allí, el mito o no, de la frase señalada.

 

Coronel graduado: 

El otorgamiento del título de ciudad fue uno de los primeros actos republicanos, junto con el envío de la comisión diplomática formada por tres ilustres mantuanos, Simón Bolívar, Andrés Bello y López Méndez a Inglaterra.

Bolívar era para entonces un Capitán Vivo y Efectivo de las Milicias de Blancos Voluntarios de Aragua, comandada por su tío. Ya había servido 11 años, 11 meses y 17 días, y en virtud de su grado subalterno, fue ascendido a “Coronel Graduado”, forma según la cual se le otorgaban grados simbólicos a los oficiales de buen potencial y a los cuales se les consideraba listos y merecedores de ascenso, mientras se esperaba para asignarle la unidad militar equivalente o correspondiente a este nuevo grado concedido, cuando hubiera el momento. Nota interesante como dato curioso es ver que en las FFAA de los EUA existe esta forma similar de reconocimiento de méritos y le llaman “frocked”. En mi carrera de aviador naval conocí a un oficial norteamericano del programa de intercambio, piloto de helicópteros, el cual recibió este ascenso en nuestro país, por encontrarse en Venezuela, haber cumplido su tiempo y tener los méritos; pero, no podía recibir su cargo en Venezuela.

Nota necesaria:

En el ejército de los Estados Unidos, “Frocked up” es la práctica en la cual a un oficial comisionado o suboficial seleccionado para el ascenso, le es permitido usar la insignia del grado superior antes de la fecha oficial del ascenso.  Es un privilegio por alto mérito.

Bolívar, como vimos, recibió la confirmación de su grado honorifico de coronel graduado, cuando le asignaron el mando de la unidad propia de un coronel vivo y efectivo para las acciones de Valencia y entonces llegó a ser eso, “Coronel vivo y Efectivo”.

Los militares de hoy tenemos dos condiciones Efectivos y Asimilados y dos situaciones Activos o Retirados. Vemos entonces de donde viene la partícula de “Efectivo”, del hecho de ser de comando y tener un cargo acorde al grado.


 

 

Capitulo V

Historia militar de Simón Bolívar en Puerto Cabello

La primera derrota de Bolívar en 1812

Se ha dicho que su derrota militar causó tanto dolor y frustración, que la expresó muy compungido en carta de arrepentimiento dirigida a su comandante Miranda, se aduce que se debió a la traición del subteniente Francisco Vignoni y a mí se me presentan serias dudas metodológicas con esta aseveración, la cual encuentro como una innecesaria  excusa para suavizar el fallo de nuestro joven libertador, entonces recién otorgado su primer cargo como coronel vivo y efectivo, ya que él era solamente coronel graduado y en esencia, sin la experiencia necesaria.

Había sido ascendido a coronel graduado para poder cumplir comisión diplomática a Inglaterra, a donde sería enviado para buscar el reconocimiento de estado para el nuevo estado nación recién auto declarado independiente. En el derecho internacional público DIP, existen condiciones o elementos sine equanom para ser reconocido como un estado-nación:

¿Por qué solicitar el reconocimiento de estados?

        El Estado-nación tiene cuatro elementos básicos y generales:

1) posee gobierno (poder político),

2) tiene un pueblo (como nación);

3) ostenta territorio; y,

4) está regulado con base en un estado de derecho que lo legitima y que basa su organización en la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

        Un elemento al cual se le confunde con intervención en la autodeterminación de los pueblos no siéndolo es el reconocimiento de estados:

“El reconocimiento de Estados es una institución del derecho internacional público mediante la cual uno o más Estados-naciones hacen constar la existencia en un determinado territorio de una sociedad políticamente organizada e independiente, poniendo de manifiesto su voluntad de considerarla un miembro más de la sociedad internacional.

El reconocimiento de un Estado es un acto discrecional que realiza un Estado frente a una realidad externa preexistente, es decir, el reconocimiento por parte de otros Estados no es una condición necesaria para la existencia de un Estado, siendo únicamente una declaración de voluntad de mantener unas relaciones de cooperación.

El reconocimiento implica que entre el Estado reconocido y el que reconoce se establece un mínimo de cooperación activa. El reconocimiento se desarrolla dentro de los límites implícitos de su naturaleza discrecional, voluntaria y relativa; produciendo efectos exclusivamente entre los Estados que reconocen y el reconocido, ya que como se ha dicho, el reconocimiento es a discreción de cada estado-nación, no influyendo en las relaciones con terceros Estados”

Venezuela independiente tenía la necesidad de procurar el reconocimiento de estados y lo busca primero en Inglaterra, pensando que esta nación, en guerra con España, la reconocería de inmediato. No fue así, Inglaterra tenía colonias en el Caribe y no podía asumir riegos de una reacción en cadena.

Eventualmente, Inglaterra reconoce la independencia de Venezuela. Inclusive, en el caso del conflicto por las tierras de la Guayana Esequiba venezolana, ante los reclamos del Libertador en 1822 por la invasión progresiva de los colonos del Demerara hacia el Oeste del Río Esequibo, limite natural entre Venezuela y la Guayana Inglesa, reconoce la posición venezolana y acepta que esas tierras le pertenecen a Venezuela.

Pérdida de la primera república en 1812

Esta fue una etapa de su vida en la cual aún no había adquirido la formación y experiencia militar que eventualmente hizo posible que liberara seis naciones suramericanas, para gloria eterna de su nombre.

Creo que no era necesario atribuir a Vignoni una traición que no puedo visualizar en mi análisis metodológico. Su gloria, a pesar de sus detractores, que no son pocos, crece “como las sombras cuando el sol declina”, como dijera el indio Choquehuanca en su famosa elegía.

Nota: José Domingo Choquehuanca fue hijo del sacerdote José Gregorio Choquehuanca, canónigo de la Iglesia Metropolitana de La Plata, caballero de la orden de Carlos III y heredero de una de las familias de la nobleza indígena más ricas y poderosas de todo el sur andino, y de María Mercedes Béjar y León Túpac Amaru Mulli Puraca, viuda de Roque Choquehuanca, hermano de Gregorio. Fue descendiente, por línea paterna, del linaje de Paullu Inca, hijo del Inca Huayna Cápac, y medio hermano de HuáscarAtahualpa y Manco Inca.


 

 

Capítulo VI

Se enciende el Caribe

 Pasada la primera impresión del descubrimiento, los conquistadores se dan a la tarea de explorar el territorio y posteriormente a colonizar y fundar poblaciones menores y ciudades formales, en nombre del rey de España, tomando para sí, todo cuanto iban encontrando o descubriendo, según sus intereses. Las demás naciones acuden al Caribe a hacer lo propio, lo que explica la presencia de la mismas en el rosario de islas de este mar.  

Fundación de ciudades

Como nos relata el Dr. Asdrúbal González en su obra inédita HISTORIA DE PUERTO CABELLO,  como en obras anteriores publicadas, tales como SITIOS Y TOMAS DE PUERTO CABELLO  y EL ULTIMO BASTION, en las cuales sustento mis evaluaciones, en el sistema administrativo español existían ciertos requisitos formales y rituales para la fundación de una ciudad, además de las consideraciones geoestratégicas de la campaña militar de la conquista y consolidación del domino sobre las tierras descubiertas, entre las que cabe mencionar: la capacidad de la península de garantizar la seguridad y defensa de sus territorios de ultramar, de las amenazas y acosos de los piratas,  filibusteros y hasta corsarios, los cuales, atraídos por la buena nueva del descubrimiento y obnubilados por las riquezas que otro mito, el del “El Dorado”, causaba en los demás países europeos, como Portugal, Francia, Holanda, etc., el cual les estimulaba a intentar las travesías hasta el filón o “bulla” de oro, se eximían de seguir fundando ciudades.

Es en este interés, una vez difundida a noticia del espectacular éxito de Colón, cuando desde los puertos de estas naciones europeas partían exploradores ambiciosos y navegantes, autorizados o no por las coronas, para explorar y explotar lo que encontraran, y sacar su tajada de esa fecunda vasija caribeña, y de esas feraces tierras de gracia, donde los habitantes eran ingenuos y muy hermosos y demostraban disfrutar de mucha felicidad.

En verdad, el conquistador pensó que había llegado al paraíso. (Arturo Uslar Pietri, entrevista con Napoleón Bravo, en YouTube).  

Mito de la leyenda negra de Colón

Otro mito muy común es el de que Colón habría venido solamente con un grupo de asesinos de la peor ralea, como ignorantes paletos, en su rol simple de marineros rasos. Según esta conseja, eran todos criminales liberados de las prisiones españolas, para formar las tripulaciones de “La Pinta, La Niña y La Santa María”, que eran los nombres de las tres carabelas adquiridas con el dinero de la venta de las joyas de la Reina Isabel.

Si bien es cierto que un buen número de estos tripulantes eran de dicha condición, no es menos cierto que Colón vino igualmente acompañado de expertos navegantes, cartógrafos y diversos hombres de ciencia, con conocimientos de las varias ciencias, en el estado del arte del momento, que estas habían avanzado para la fecha, en Europa.

Igualmente, Colón y la “inteligencia europea” sabían perfectamente que la tierra era redonda y no plana y cuadrada rodeada de monstruos marinos o montada sobre cuatro elefantes gigantescos. La intención bien concebida de Colón era encontrar las indias (y me refiero a la tierra muy grande y populosa del continente asiático) navegando hacia el Oeste; precisamente, porque sabían que la tierra era redonda. Si hubieran pensado que era plana y que al final se caerían en un precipicio sin fondo, u otras versiones que tratan de descalificar la hazaña, calculada, de Colón, este último nombrado no habría ni siquiera intentando esta navegación suicida.

De tal manera que, Colón hizo esta navegación voluntaria y con una debida planificación, aunque con las dudas e imprecisiones derivadas del desconocimiento acerca de la verdadera conformación y distribución de masas terrestres del globo terráqueo.

Descubrimiento versus Encuentro

Por tanto, lo antes analizado me lleva a la interpretación de que, a mi juicio, se valida la tesis del Descubrimiento y no simplemente la del encuentro. Es gracias a Colón que la “inteligencia europea” pudo conocer de las “Indias”, como erróneamente pensó el gran almirante que había llegado, y en verdad con esta revelación inusitada, a los ciudadanos europeos de la época se les “descubrieron” o se les revelaron la presencia en el globo de una nueva realidad social, geográfica y económica, como fue y sigue siendo “El Nuevo Mundo” del gran almirante de la mar océano.

Motivo y necesidad de encontrar nuevas rutas

Para la época, los europeos necesitaban especies para la conservación y el gusto de las comidas, así como especies textiles como la seda y los colorantes para las mismas, como otras mercaderías comunes como lujosas del sistema económico reinante. La ruta que conocían y usaban era la del Este, atravesando por vía terrestre el medio oriente hasta arribar a La India, China y otros territorios orientales.  Esta era la famosa “Ruta de la Seda” y que acostumbraban recorrer, la cual no podían ni intentar más; porque, los turcos habían invadido el medio oriente y cerrado la ruta terrestre hacia las mencionadas tierras al Este, donde adquirían la seda y las especies. La seda era útil para los vestidos, los colorantes para teñir los tejidos, y las especies eran indispensables para cocinar y preservar la comida, toda vez que no había neveras.

La tal Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales de importancia económica primordial, extendidas por el continente asiático, que fueron transitadas por los mercaderes desde el siglo I a.c. Estas conectaron China con Asia Central, India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Cuando el imperio bizantino cayó ante los turcos en 1453, el imperio otomano cerró las antiguas Rutas de la Seda y cortó todos los lazos con Occidente.

La ruta de la primera vuelta al mundo fue una ruta concebida y realizada conjuntamente por dos marinos extraordinarios, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, en un viaje épico entre 1519 y 1522 con la cual demostraron finalmente que la Tierra era redonda.

Magallanes y otros navegantes portugueses, ante esta realidad, ya habían hecho y establecido una ruta marítima bordeando el África por Oeste, primero con rumbo Sur y girando al Este en su extremo Sur; para adentrarse en el Océano Indico con rumbo Este y así poder arribar al Asia. Pero, esta ruta aún era muy larga, como peligrosa.

El 3 de agosto de 1492 se dio el primer viaje de Cristóbal Colón, también conocido como el "Viaje del Descubrimiento"; una expedición marítima capitaneada por Colón al servicio de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, con la finalidad de encontrar una nueva ruta de comercio hacia la India, la cual partió de Palos de la Frontera o Palos de Moguer.

 Colón navega entonces hacia el Oeste cruzando el Mar mediterráneo, saliendo con rumbo oeste a la altura del estrecho de Gibraltar, donde enfila venturoso hacia el Atlántico.

Es de precisar que Colon, como los viejos navegantes, conocía de los vientos alisios y otros, los cuales surcan el Atlántico y permiten hasta hoy atravesar este Océano ayudados por la Coriolis y las fuerzas de las corrientes marinas y de los vientos, relativamente más calientes, las cuales atraviesan de Este a Oeste en sus latitudes más bajas o meridianas y de Oeste a Este en su regreso en latitudes superiores o septentrionales. De esta manera se podía y se sigue pudiendo, hacer travesías a velas aprovechando estas fuerzas naturales. Se avanza hacia el Oeste en latitudes bajas y se regresa por latitudes altas. De esta manera se aprovecha ese carrusel de mareas y vientos que recorre el Océano Atlántico.  

Después de un mes y algo más, arriba el 12 de Otubre a la isla de Guanahani en el Caribe, en las hoy Bahamas, a la cual rebautiza “San Salvador”. Después del correspondiente ritual de toma de las tierras en nombre del rey y las consecuentes misas de acción de gracia, continuó descubriendo otras tierras, de las cuales quedó absolutamente asombrado.

Regreso triunfante de Colón y consecuencias

El 10 de marzo de 1496 Colón parte de regreso a España en una flota de dos embarcaciones, la Niña y la India, deja atrás a algunos hombres que no quisieron regresar (los cueles fueron muertos por los indígenas y no los encontró en su cuarto viaje) siendo esta última nave, La India, el primer barco europeo construido en América.

Como era natural y para probar que había descubierto la ruta a las indias y encontrado este nuevo mundo, emprendió el viaje de regreso, no sin antes recolectar productos, materiales, piedras preciosas, animales de especies no conocidas y, sobre todo, el oro. Inclusive, regresa a España transportando este valioso cargamento, incluyendo indígenas, ataviados con sus vestidos primigenios. Botín de conquistador el cual presenta a la corona, reclamando su nombramiento de Almirante de la Mar Océano y Virrey de las tierras descubiertas, como había sido el pacto con la corona española; pacto no cumplido por los reyes.

Junto con el reporte de las tierras descubiertas llevaba mapas elaborados con la precisión del momento. Esto nos lleva al caso de porqué se llama al continente AMERICA y no COLOMBIA. La respuesta es que si bien fue Américo Vespucio, un comerciante, explorador y cosmógrafo italiano, naturalizado castellano en 1505, que participó en al menos dos viajes de exploración al Nuevo Mundo, quien elaboró los mapas, no fue él quien se atribuyó el descubrimiento.

Américo Vespucio simplemente entregó sus mapas al cartógrafo Martín Waldseemüller de la imprenta que los imprimiría y promulgaría y este, sin consultar, designó al continente con este nombre y en honor al ilustre cartógrafo mencionado y así apareció en los mapas, por primera vez en 1507.

La denominación se debe entonces al cartógrafo franco-alemán, latinizado Martinus Ilacominus o Hylacomilus, el primero que, junto con Mathias Ringmann, se dio en emplear el nombre de América, en honor de Américo Vespucio, o Vespucci, según convenga. Es el nombre definitivo que estas tierras llevan hasta el presente…AMÉRICA.  


 

 

Capitulo VII

Cronología de las fundaciones de ciudades

Ahora bien, es necesario estudiar el orden en el cual se fundan ciudades en el territorio de la colonia de Venezuela, así como investigar por qué no es sino hasta 1733 cuando se funda Puerto Cabello. En tal tarea nos encontramos con la siguiente sucesión cronológica:

Coro, fundada por Ambrosio Alfínger en 1529; Maracaibo como pueblo, en 1529, también por Ambrosio Alfínger, y como ciudad, en 1569, por Alonso Pacheco; La Asunción, en 1536, por Francisco de Villacorta; El Tocuyo, en 1545, por Juan Pérez de Tolosa; Barquisimeto, en 1552, por Juan de Villegas; Valencia, en 1555, por Alonso Díaz Moreno; Trujillo, en 1557, por Diego García de Paredes; Mérida, en 1558, por Juan Rodríguez Suárez; San Cristóbal, en 1561, por Juan Maldonado; Cumaná, en 1562, por Fray Francisco Montesinos; Caracas, en 1567, por Diego de Losada; Carora, en 1569, por Juan del Tejo; Santo Tomé de Guayana, en 1595, por Antonio de Berrío; se trasladó Angostura por Joaquín Moreno de Mendoza en 1764, y a partir de 1846 se llamó Ciudad Bolívar  y así sucesivamente.

Título de ciudad para Puerto Cabello

Uno de los primeros actos republicanos después de la declaración de la independencia del 5 de julio de 1811 fue el de otorgarle a Puerto Cabello su título de ciudad, hecho ocurrido el 5 de agosto de este año. Ya había sido fundada en 1733, sin dicho título monárquico, por las razones expresadas.  

Este título estuvo expuesto en el Foyer del Teatro Municipal de Puerto Cabello y hoy 2023 se desconoce, a ciencia cierta, su paradero. Al consultar al Cronista Oficial, en vida, este me respondió que dicho documento fue ingresado para su custodia en una bóveda del otrora BANCO UNION de la ciudad, por el Presidente de la Fundación Segrestàa y Director del Teatro Municipal, el ilustre y desparecido Dr. Orlando Sabatino Pizzolante.

La fundación de Puerto Cabello tuvo motivos comerciales y fue obligada por las circunstancias. Todavía no tenía la corona la capacidad de defenderla y tuvo que procurarla con unas fortificaciones que ordenó construir y de las cuales hablaremos en capítulo aparte.

En ese momento España había otorgado una concesión a los vascos para que se encargaran del comercio entre la Casa de Contratación de Sevilla y la ciudad colonial. Los vascos construyen sendas Casas Guipuzcoanas en La Guaira y en Puerto Cabello, casas coloniales que prestaban el servicio de registro administrativo y gestiones aduanales y agenciamiento naviero de los envíos a Europa.

El Castillo de San Felipe sería centro de acopio y custodia de dichas mercaderías, cacao y café principalmente. El Fortín Solano serviría de protección del Camino de los Españoles, por donde transitaban las mercaderías desde las haciendas de la ciudad y de Valencia hacia el puerto. Cuando veamos las fechas de edificación de las fortalezas, comprobaremos la coincidencia cronológica entre tales construcciones y la fundaron de la ciudad, lo que demuestra las razones comerciales antes expresadas.

“Construcción de la época colonial que data de 1734, cuando se estableció la Real Compañía Guipuzcoana que manejó el comercio entre Venezuela y España en ese período. Tuvo lugar tras una orden expedida por el rey Felipe V, la misma fue concedida a comerciantes vascos, que pertenecían a la provincia de Guipúzcoa, que tuvo actividad comercial desde 1730 hasta 1785.  Ésta estaba autorizada para comerciar con las provincias de Cumaná, Margarita y Trinidad, así como para operar en los puertos de La Guaira y Puerto Cabello.”

(Siso Martínez, José Manuel, La Compañía Guipuzcoana, Editorial Yocoima, 1962)

Como vemos, se otorga la concesión del comercio y se funda la ciudad y se construyen fortalezas, todo en fechas coincidentes, lo que nos demuestra que no fueron hechos fortuitos, sino consecuencias de la lógica planificación española para la consolidación de la conquista y colonización, modelo colonial acostumbrado para el control de sus territorios de ultramar.

 

Borburata

En el área norte costera central del país, primero se funda Borburata. Esta es hoy una parroquia del municipio Puerto Cabello. en el estado Carabobo, a unos 11 kilómetros de esta, nuestra ciudad marinera por excelencia, de rada taciturna, como la designara el ilustre cronista Don Miguel Elías Dao, las del Golfo Triste, y de cuyo nombre también existen mitos. Puerto Cabello es el puerto marítimo más importante y de mayor valor económico del país.

El segoviano Juan de Villegas fundó Borburata oficialmente el 24 de febrero de 1548. Ese era el puerto donde calaban los barcos europeos en el centro de la Provincia de Venezuela. Durante los primeros tiempos no existía Puerto Cabello y a la villa se le nombraba indistintamente como Borburata y Burburata.

Podemos apreciar cómo se confirman los temores del imperio español en no querer fundar ciudades en la costa, debido a que no tenían cómo protegerlas. Así comienzan los ataques de los piratas, filibusteros y corsarios, lo que hace que Borburata deba mudarse de la costa, donde hoy está un muelle petrolero, a su actual ubicación interiorana. No obstante, hasta allí también acudirían los piratas y entonces se tiene que mover hacia más adentro al sur, atravesando las montañas del sistema cordillerano de la costa. Hacia el interior del territorio continental.

 

Valencia, consecuencia de Borburata

Valencia, fue fundada en 1555, por Alonso Díaz Moreno y el distinguido numerario de la academia carabobeña de la historia, el Dr. Oswaldo Antonio Angulo Perdomo, nos ofrece en su obra “EL DE VILLEGAS” y conferencias diversas sobre este tema, sus investigaciones donde narra que también aparece como fundador Juan de Villegas.


 

 

Capitulo VIII

Investigamos en Wikipedia la Historia de Valencia:

“Los orígenes de Valencia se remontan al año 1551, cuando el Capitán Vicente Díaz, vecino de Nuestra Señora de la Concepción de la Borburata, decide dotar de ganado a dicha ciudad con el objetivo de traer mayor prosperidad a la misma. Para esto viaja a la isla de Margarita donde adquiere un buen lote de ganado vacuno y caballar, además de conseguir un grupo de soldados que lo acompañarían en la difícil empresa de movilizar dicho ganado hasta Borburata. La empresa fue llevada a cabo exitosamente, sin embargo, los terrenos de Borburata no eran propicios para el desarrollo de la ganadería, por lo cual el dicho Capitán Vicente Díaz funda un hato en donde se encuentra hoy día emplazada la ciudad de Valencia. Allí fija su residencia junto con sus hijos y yernos.

Para propiciar el poblamiento de la región, Vicente Díaz favorece a los vecinos de Borburata que quisieran radicarse en el nuevo sitio, obsequiándoles piezas de ganado y muchos dones. Aquellos que se vieron atraídos por el sitio, lo hicieron inicialmente por los constantes ataques corsarios que sufría Borburata, siendo los primeros pobladores Sebastián Ruiz, Andrés Hernández, Sebastián Díaz de Alfaro y Juan Fernández de Trujillo, quienes dan testimonio de estos hechos en un documento encontrado en la Catedral de Valencia con fecha de 1609. Uno de dichos ataques sufridos en Borburata ocurrió el 17 de abril de 1555, de la mano de piratas francés, fecha en la que la ciudad fue tomada y saqueada. Después de este, y otros acontecimientos similares, más de sus pobladores deciden fijar su residencia en la villa de Nueva Valencia, más segura que la anterior.

Si bien el primer sitio fue hecho por el Capitán Vicente Díaz, sigue siendo objeto de debate el nombre del fundador de la villa que allí surgió: El Capitán General de la Provincia, Alonso Arias de Villasinda había dado órdenes a su pariente (Alonso Díaz Moreno) de cumplir el mandato de poblar ese privilegiado lugar por las mismas fechas en que el Capitán Díaz construía su hato.

El historiador José de Oviedo y Baños precisó en 1723 en su obra “Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela”, que Valencia fue fundada por Alonso Díaz Moreno, quedando esta versión como la oficial para la posteridad.

En cuanto a la fecha de fundación, la tradición sigue considerándola el 25 de marzo de 1555, debido a que la ciudad nació bajo la advocación y nombre de Nuestra Señora de la Anunciación de Nueva Valencia del Rey, fecha religiosa que se celebra ese día. Si bien los datos reales de la fecha de fundación de la ciudad estuvieron por mucho tiempo en el Archivo General de Indias en la ciudad de Sevilla, éstos se perdieron al sufrir sucesivos traslados; siendo el primero de ellos a la ciudad de Madrid y posteriormente al Archivo de Alcalá de Henares, donde un incendio causó la pérdida de este y otros 150.000 legajos en el año de 1939. Sin embargo, aún quedan testimonios de la fecha de fundación de la ciudad, gracias al inventario realizado por Antonio León Pinelo de todos los documentos que existían en el Archivo General de Indias en el año de 1608. Allí quedó registrado entre los hechos ocurridos en el año de 1553 en la Provincia de Venezuela lo siguiente: 

"El Licenciado Alonso Arias de Villasinda siendo gobernador pobló la Nueva Valencia", contrariando esta información a la fecha que se tiene como oficial (1555) y estableciendo incluso un mes distinto como supuesto año de fundación (diciembre de 1553). Esta información se corresponde con las investigaciones realizadas por los párrocos de la Catedral de Valencia:” (Wikipedia. Historia de Valencia)

Existe una segunda visión de la historia de Valencia la cual nos relata que, si bien en 1548 el capitán Juan de Villegas fundó la población de Nuestra Señora de la Anunciación de Borburata, el año anterior había descubierto el lago de los Tacarigua. Esto nos lleva preguntarnos:

- ¿Descubrió el lago y no fundó la ciudad ni pobló las fecundas tierras, mejores que las de Borburata, para la ganadería y la agricultura?. En realidad, no lo creo.

En 1551 y 1552 Vicente Díaz, poblador de Borburata, decide dedicarse a la cría de ganado y se traslada a las proximidades del lago en busca de tierras más ricas para fundar un hato.

En abril de 1555 Borburata sufrió un ataque por parte de piratas, lo que provocó un éxodo masivo de sus habitantes quienes crearon un asentamiento en las cercanías del hato de Díaz.

Lo cierto es que no existe en ninguna parte algún registro sobre la fundación de Valencia. El cronista español José de Oviedo y Baños refiere en su libro del año 1723 llamado "Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela" que fue Alonso Díaz Moreno, quien la funda en el año 1555. De allí que se haya tomado este como el año fundacional.

Inicialmente la pequeña urbe fue denominada Nueva Valencia del Rey y posteriormente... Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey. A partir de allí se definió la fecha del 25 de marzo como la oficial, ya que este día se celebra la Anunciación en el calendario de la Iglesia Católica.

Otro detalle para nada insignificante es aquel que nos dice que en el Archivo General de Indias en Sevilla existió en 1608 un documento que señalaba que en 1553 el Capitán General y Gobernador de la Provincia de Venezuela pobló la Nueva Valencia. Se cree que dicho documento se perdió en alguna de las mudanzas del Archivo de Indias o fue destruido en el incendio de 1939.

En 1667 Valencia fue sitiada por corsarios franceses que la saquearon y luego quemaron su Casa Consistorial, o Ayuntamiento. Se piensa que allí debió haberse destruido el acta original de la fundación.

En ambos casos, las ciudades de Valencia, como la de Puerto Cabello, no contaban al menos con media cámara municipal, o la mitad del número de concejales necesarios y por ello, no hubo el cumplimiento de las debidas formalidades. Esto lo detallaremos más adelante.

Como es natural, Valencia del Rey tuvo siempre y mantiene hasta hoy gran influencia sobre el puerto cercano, de allí que me concentre en estas dos ciudades tan ligadas por la misma suerte.

 Originalmente, el puerto de la Borburata estaba ubicado en donde hoy se encuentra un muelle abierto, perteneciente a la otrora compañía petrolera norteamericana SHELL, a la entrada o alcabala principal de la Base Naval “CA AGUSTIN ARMARIO”, de Puerto Cabello.

Es de destacar que toda esa área, al oriente de la fortificación con baluartes, denominada Castillo de San Felipe, o mal llamada Castillo del Libertador, era totalmente un área anegada, de manglares y suelos muy precarios, por lo que, hoy día, lo que apreciamos como carreteras asfaltadas y un canjilón sólido que se extiende desde la vía que viene desde Puerto Cabello en su tramo hacia la Base Naval y Playas de los Clubes CRPU y LATINO y el Hospital Naval Francisco Isnardi, es todo artificial, vale decir, rellenos de zahorra y piedras compactadas construidas por el hombre y con una carpeta de asfalto como superficie o carpeta de rodamiento. Esta condición de manglares irregulares y precarios, tendría mucha significación en la historia de la ciudad y que relataremos más adelante.

Esta población de Borburata como la reza la historia colonial, sería mudada una unos kilómetros al Sur, tierra firme adentro, debido precisamente a lo que hemos mencionado. Los ataques frecuentes como incesantes y crueles de los piratas, tales como el Pirata Morgan, el Tirano Aguirre y otros, fueron los que hicieron que los habitantes del conocido sector de “Puente Adentro” (área protegida dentro de las inmediaciones del castillo, separada de “Puente Afuera” por un puente, que hoy no existe y que despareció con los rellenos indicados) decidieron buscar una nueva ubicación para Borburata, conservando el nombre. Esto confunde hoy a los porteños, quienes al leer la historia sobre la Borburata que citan estos textos piensan que es la que hoy conocen y desconocen que es la que hoy está y conocemos como puerto petrolero en las adyacencias de la BNAR.

Igualmente, desaparecieron los diversos baluartes y baterías del castillo, la Noria del acueducto y sus alrededores, hoy no están presentes, ni identificadas en el terreno. Similar situación se encuentra el Fortín Solano, y sus armamentos.

Estas falencias de información histórica hacen que en los habitantes existan no solo dudas, sino mitos que no les permiten conocer debidamente la significación histórica precisa de la ciudad.

Como ejemplos podemos mencionar, el mito de la calle Lanceros, la presencia del Batallón Valencey, la traición de Francisco Vignoni, detalles de la Toma de Puerto Cabello y el accionar de los colonos primigenios, la confusión acerca de si eran o no realistas, la importancia verdadera de Puerto Cabello en el contexto de la guerra de Independencia y la justificación geoestratégica de la Toma efectuada por Páez y su valor como hazaña nacional y no solamente local y otros, los cuales explicaremos oportunamente.   

Adicionalmente, pienso que se hace indispensable que, mediante algunas piezas simbólicas de metal, madera o hasta plástico, se reinstalen en sus sitios originales las baterías y otros puestos, debidamente mostradas con sus leyendas y señalizaciones de tránsito y convertidas en atractivos turísticos, como hicieron muchas ciudades como Cartagena de indias, y otras Poblaciones europeas, las cuales atraen turistas y aportan mucho dinero al PIB, con sus sitios históricos. Esto debe hacerse a la máxima conformación original de los sitios históricos, militares, y religiosos, los cuales agregarían gran valor a la ciudad.

“En 1566 el pirata John Lowell, socio de Hawkins, llegó a Borburata junto al pirata Jean Bontemps, con esclavos que habían robado de los portugueses en ataques a los barcos de estos entre Cabo Verde y la costa africana. Los vecinos de Borburata inicialmente resistieron a comprar más esclavos puesto que temían ser castigados por la Real Audiencia de Santo Domingo: la visita anterior había significado la violación de las leyes de no comerciar con fuerzas extranjeras y había contribuido a la destitución del gobernador Alonso Bernáldez. Lowel y Bontemps invitaron a un grupo de vecinos de Borburata a sus barcos, los encerraron allí y tomaron 1.500 pesos de dos visitantes de Nueva Granada y le dieron a cambio veintiséis esclavos. Cuando los vecinos volvieron a tierra, los lugareños no creyeron a los neogranadinos que les habían robado el dinero, sino que este era el pago por los esclavos. En consecuencia, los incautaron.

En septiembre de 1566 el bucanero francés Nicolas Vallier saqueó el pueblo. El 17 de abril de 1568 Hawkins acompañado de su sobrino Francis Drake volvió con una flota más grande con el fin de vender esclavos africanos. Los esclavos eran capturados de sus incursiones piratas desde Cabo Verde hasta Gambia.3 Después de tantas invasiones, los residentes habían huido a Valencia. Hawkins permaneció en el puerto y envió una carta al gobernador del momento, que se hallaba en Caracas, y otra al obispo en Valencia, con el fin de pedir licencia de venta. Mientras, ya había estado vendiendo de manera subrepticia. El obispo le escribió que haría lo que podría, a lo que Hawkins le envió dos esclavos y 12 cucharas de plata. De vuelta recibió casi al mismo tiempo las gracias del obispo y la respuesta negativa del gobernador, que no quería que le ocurriese lo que le había ocurrido al gobernador anterior.4 Cuando los lugareños supieron de esto, comenzaron a alejarse de las ventas. Uno de ellos convenció a Hawkins de que, si marchaba hacia Nueva Valencia, quizás podría convencer a la gente. Un grupo de unos 40 soldados marcharon a Nueva Valencia del Rey, pero la hallaron desolada y con tan solo unas gallinas que el obispo había dejado para ellos. Hawkins permaneció en el puerto hasta comienzos de junio y en ese tiempo siguió vendiendo de manera furtiva. Tras más de un mes, partió hacia Curazao. Esta nueva incursión de piratas llevó al casi completo abandono del puerto. Muchos vecinos europeos prefirieron mudarse a Valencia y otros lugares.

El conquistador Pedro Malaver de Silva desembarcó en Borburata con varios cientos de colonos y sus familias a finales de mayo de 1569. Era una de las expediciones más numerosas del siglo XVI en Venezuela. De allí siguió hacia Nueva Valencia del Rey en busca de El Dorado. Días después, los hermanos Bravo de Montemayor y los 150 hombres que se quedaron con ellos, acertaron a pasar por el puerto de la Borburata en donde estaban los barcos de don Pedro al cuidado de 30 soldados. Como a don Pedro le habían prestado 1000 ducados que no les fueron devueltos, los hermanos Bravo cargaron en el barco que llevaban, alimentos y enseres por esa cantidad, y también se fueron con ellos los 30 soldados que estaban al cuidado de las naves” (Fuente::https://buenosaires.gob.ar/areas/educacion/escuelas/escuelas/primaria/de16esc15_2005/historiavenezuela.htm)

 Borburata tuvo un papel importante durante los tiempos de la Conquista de VenezuelaFelipe Von Hutten de la casa Welser de Augsburgo pasó por el sitio en una entrada que realizó desde Coro en 1541 rumbo a los Llanos.

El segoviano Juan de Villegas fundó Borburata oficialmente el 24 de febrero de 1548, como “Nuestras señora de la Concepción de Borburata”. Ese era el puerto donde calaban los barcos europeos en el centro de la Provincia de Venezuela. Durante los primeros tiempos no existía Puerto Cabello y a la villa se le nombraba indistintamente como Borburata y Burburata. Desde allí se realizaron diferentes entradas para la conquista y colonización de los valles de Tacarigua y, posteriormente, para la penetración a los valles de los indios Caracas.

Durante el siglo XVI y XVII sufrió numerosos ataques y asedios de piratas. En 1555 piratas franceses al mando de Jean Sorel ocuparon la aldea durante seis días.

El 7 de septiembre de 1561 el rebelde Lope de Aguirre atracó en este puerto proveniente de la isla de Margarita. Los vecinos habían huido previamente de la zona al conocer de los desmanes cometidos por sus marañones del Perú. Tras un par de días, Lope de Aguirre continuaría hacia Nueva Valencia del Rey.

El 3 de abril de 1565 el corsario y negrero inglés Sir John Hawkins, favorito de la reina Isabel I, inicia en Borburata el comercio triangular de esclavos africanos en la costa norte de Sur América. Después de prolongadas negociaciones y de haber amenazado con destruir el sitio si no se le permitía vender su cargamento, los vecinos le dieron licencia de venta. Durante las siguientes semanas Hawkins estuvo vendiendo más de ciento cuarenta esclavos africanos y productos europeos. El 3 de mayo al anochecer Hawkins abandonó el puerto. En ese momento un grupo de indígenas atacó a los españoles, pero como estos estaban en vigilancia por la llegada de los ingleses, consiguieron rechazarlos con facilidad.

En 1566 el pirata John Lowell, socio de Hawkins, llegó a Borburata junto al pirata Jean Bontemps con esclavos que habían robado de los portugueses en ataques a los barcos de estos entre Cabo Verde y la costa africana. Los vecinos de Borburata inicialmente resistieron a comprar más esclavos puesto que temían ser castigados por la Real Audiencia de Santo Domingo: la visita anterior había significado la violación de las leyes de no comerciar con fuerzas extranjeras y había contribuido a la destitución del gobernador Alonso Bernáldez. Lowel y Bontemps invitaron a un grupo de vecinos de Borburata a sus barcos, los encerraron allí y tomaron 1.500 pesos de dos visitantes de Nueva Granada y estos le dieron a cambio veintiséis esclavos. Cuando los vecinos volvieron a tierra, los lugareños no creyeron a los neogranadinos que les habían robado el dinero, sino que este era el pago por los esclavos. En consecuencia, los incautaron.

En septiembre de 1566 el bucanero francés Nicolas Vallier saqueó el pueblo.

El 17 de abril de 1568 Hawkins acompañado de su sobrino Francis Drake volvió con una flota más grande con el fin de vender esclavos africanos. Los esclavos eran capturados de sus incursiones piratas desde Cabo Verde hasta Gambia.3 Después de tantas invasiones, los residentes habían huido a Valencia. Hawkins permaneció en el puerto y envió una carta al gobernador del momento, que se hallaba en Caracas, y otra al obispo en Valencia, con el fin de pedir licencia de venta.

Mientras, ya había estado vendiendo de manera subrepticia. El obispo le escribió que haría lo que podría, a lo que Hawkins le envió dos esclavos y 12 cucharas de plata. De vuelta recibió casi al mismo tiempo las gracias del obispo y la respuesta negativa del gobernador, que no quería que le ocurriese lo que le había ocurrido al gobernador anterior.4 Cuando los lugareños supieron de esto, comenzaron a alejarse de las ventas. Uno de ellos convenció a Hawkins de que, si marchaba hacia Nueva Valencia, quizás podría convencer a la gente. Un grupo de unos 40 soldados marcharon a Nueva Valencia del Rey, pero la hallaron desolada y con tan solo unas gallinas que el obispo había dejado para ellos. Hawkins permaneció en el puerto hasta comienzos de junio y en ese tiempo siguió vendiendo de manera furtiva. Tras más de un mes, partió hacia Curazao. Esta nueva incursión de piratas llevó al casi completo abandono del puerto.

Muchos vecinos europeos prefirieron mudarse a Valencia y otros lugares.

El conquistador Pedro Malaver de Silva desembarcó en Borburata con varios cientos de colonos y sus familias a finales de mayo de 1569. Era una de las expediciones más numerosas del siglo XVI en Venezuela. De allí siguió hacia Nueva Valencia del Rey en busca de El Dorado. Días después, los hermanos Bravo de Montemayor y los 150 hombres que se quedaron con ellos, acertaron a pasar por el puerto de la Borburata en donde estaban los barcos de don Pedro al cuidado de 30 soldados. Como a don Pedro le habían prestado 1000 ducados que no les fueron devueltos, los hermanos Bravo cargaron en el barco que llevaban, alimentos y enseres por esa cantidad, y también se fueron con ellos los 30 soldados que estaban al cuidado de las naves.

Borburata pierde importancia

Borburata terminó de perder importancia como puerto con el desarrollo de Puerto Cabello, donde la Real Compañía Guipuzcoana estableció sus instalaciones hacia 1730.

Durante la Guerra del Asiento en 1743 sirvió de refugio temporal y base de operaciones de la flota inglesa del comodoro Charles Knowles para el ataque a Puerto Cabello entre el 26 de abril y el 7 de mayo. Incluso llegó a desembarcar algunas tropas, pero tuvo que retirarse ante las inmensas bajas, después de un intercambio de prisioneros con el gobernador Zuloaga (quien fue herido en la lucha).

A finales del siglo XVIII el pueblo se refundó más tierra adentro. La iglesia se comenzó a erigir hacia 1751.

En tiempos de Alexander Von Humboldt la zona entre Borburata y Puerto Cabello tenía importantes plantaciones de plátanos y otros productos. Desde Borburata se exportaban también mulas hacia Jamaica y otros lugares del Caribe, pese a que ya Puerto Cabello era otro punto de salida importante.


 

 

 

 

Capitulo IX

Fundación de Puerto Cabello y construcción de fortificaciones y algunos otros mitos:

Como he mencionado, la decisión de fundar la ciudad y la necesidad de protegerla hace que sus fechas sean contemporáneas.

RECOPILACIONES Y EXTRACTOS COMPLETOS DE WIKIPEDIA

        Castillo San Felipe

El Castillo San Felipe es una obra de arquitectura militar defensiva, también mal llamada o conocida como “Castillo Libertador”, cuando en virtud de la pérdida de la primera república, por incapacidad del joven inexperto Simón Bolívar de tomarla o recuperarla en 1812, no debería recordarse con tal nombre. Está localizada en el sector del Cabo de Punta Brava, para defender, tanto la entrada al puerto, como a la ciudad, conocida entonces como “Puente Adentro”, protegida por sus sistemas defensivos de cañones y además de armamentos, contaba con cuartel de personal de la época. Hoy, se entra a él por la base naval Agustín Armario de Puerto CabelloVenezuela, instalación encargada de su custodia.

Se hace necesario aclarar los conceptos de castillo, palacio y fortaleza. Un palacio es una estructura hecha para vivir a todo lujo. Un castillo es una fortaleza hecha para la defensa y una fortaleza, en general, son las fortificaciones (del latín fortificatio-ōnis), o edificaciones militares construidas para servir como defensa en la guerra. El término viene de fortis (fuerte) y facere (hacer). También se utilizan las denominaciones bastión, baluarte y fuerte.

El tal Castillo San Felipe, fue erigido y denominado en su nombre, en honor al Rey Felipe V de España. Mas, es una fortificación del tipo Fuerte Abaluartado, tan igual al Fortín Solano; pero, no un castillo. En resumen, mientras todo castillo es una fortaleza, no siempre una fortaleza es un castillo y mucho menos un palacio. Este último es una edificación civil, la cual puede contar con alguna capacidad de defensa o protección de sus habitantes. 

 “Entre los siglos XVII y XVIII las Costas de la Provincia de Venezuela se vieron fuertemente azotadas por piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros, quienes asolaron y saquearon los poblados circundantes al Mar Caribe.  Este hecho generó una fuerte paralización de la economía en la Provincia, en virtud de lo cual, en 1718 llega el Juez de Comisos, Pedro José de Olavarriaga.  Quien por Real Orden tuvo la misión de levantar la instrucción general y particular del estado presente de la Provincia de Venezuela entre 1720 y 1721, con el propósito de determinar la verdadera situación en la cual se encontraba la misma. En el mencionado informe se presentó, entre otras, la necesidad de fortificar las Costas de la Provincia. Hizo hincapié en las bondades geomorfológicas de Puerto Cabello, lo cual determinó la importancia del levantamiento de una plaza fortificada en resguardo de ésta importante llave de acceso al territorio. Por consiguiente, se emitió la orden para la construcción de un Fuerte que se llamaría San Felipe en Puerto Cabello, con el propósito de contener la piratería, servir de factoría fortificada de la Real Compañía Guipuzcoana y finalmente, establecer el servicio activo de defensa en las costas de la Provincia.

Por lo antes expuesto, la presente investigación pretende analizar la importancia de la edificación del Castillo de San Felipe de Puerto Cabello como llave de defensa de las costas de la Provincia de Venezuela. Fundamentándose en el estudio de fuentes del Archivo de la Academia Nacional de Historia y del Archivo General de Indias.  Finalmente, el aporte de la presente investigación es contribuir al conocimiento y pertenencia de las Costas de la Provincia de Venezuela durante el Siglo XVIII” (Vanessa Ávila Sánchez. Tiempo y Espacio vol.25 no.64 Caracas dic. 2015).

La realización fue propuesta por el gobernador de la Provincia de Venezuela, Lope Carrillo de Andrade Sotomayor y Pimentel en 1729. Fue construido en el período comprendido entre 1732 y 1741 en honor al rey de España Felipe V de Borbón. Su objetivo principal era proteger el puerto y las mercancías de la Real Compañía Guipuzcoana, que manejó por muchos años el monopolio comercial entre Venezuela y España. Mientras en la Casa Guipuzcoana se hacia el agenciamiento y control administrativo y aduanal en el castillo, se hacia el acopio y custodia de las mercaderías para su embarque.  Era, en esencia, la parte naviera.

Se vivía la época de la piratería y las pugnas entre España, HolandaFrancia e Inglaterra por el dominio de los mares. Este castillo sirvió como refugio de la ciudad en el período colonial (Puente Adentro) y junto al Fortín Solano formaba parte de un complejo sistema de fortificaciones, similar al de Cartagena de Indias en Colombia.

El “Castillo “San Felipe forma parte de un complejo defensivo militar de la ciudad, del camino de los españoles y del rio Borburata, como de la ciudad misma y del puerto en sí. Esto es consistente con la arquitectura, organización y homogeneidad arquitectónica que se observa en todas las ciudades españolas en el continente. Cartagena de Indias, ciudad amurallada y fortificada, es una muestra de lo que explico.

Tenemos entonces al sistema, conformado por: el Castillo San Felipe, el mirador o Fortín Solano, la batería Circular de San Luis, la Cortadura y Fuerte del Trincheròn, el Almacén de Pólvora del Rey en la punta de Valle Seco, Las Baterías de los Tanques del Rey, el Portachuelo del Cerro de las Vigías en cuya cumbre de unos 500 metros sobre el nivel del mar está el Fortín. Comunicado por una carretera de un kilómetro, en pronunciado ascenso. En el Cerro el Vigía, en su cara Norte, había dos vigías, alta y baja. El Reducto. Detrás del fortín está el Cuartel del Negro, en la colina al Sur del Mirador de Solano. Un molino de Pólvora en la estribación Norte del cerro de las vigías, protegido por estas últimas.

Era y sigue siendo una muy estratégica conformación de un adecuado sistema defensivo para la ciudad, en su época.

Eso sí, debe evitarse el mito de que desde el Fortín Solano se protegía al puerto, en razón de que las baterías o cañones de la época solo tenían un alcance eficaz limitado a unas 3 millas, base, por cierto, para la definición antigua de mar territorial, además de que el sistema de control de tiro del armamento de la época, no contaba con tecnología para ser eficaz en esas distancias y hundir un navío que aproximara y tratara de entrar al puerto o amenazara su entrada. En cambio, sí era eficaz para defender el camino de los españoles y la desembocadura del río, vital para la ciudad y a esta misma. Asdrúbal González, en las páginas 29 al 32 de su obra “EL ÙLTIMO BASTIÒN”, nos describe al detalle este sistema.

 

 

 

 

 

 

 

Planta y baterías:

Castillo San Felipe

(Foto tomada desde el Este)

        Llama la atención que no se haya construido un sistema amurallado como Cartagena. Pasemos a describir su sistema defensivo, ubicación de baterías y del hornabeque. Un hornabeque es una fortificación exterior que se compone de dos medios baluartes. Los hornabeques se desarrollaron a partir del siglo XVI.

El Castillo tenía una planta pentagonal la cual se le elimina la batería mas al norte y se construye la pantalla atirantada. tiene baterías o baluartes al oeste, el este y al sur, con un puente de entrada, con un foso.

 

Fortín Solano:

El Fortín Solano o Mirador de Solano se encuentra ubicado en el Parque Nacional San Esteban,  en la ciudad de Puerto Cabello, en el estado Carabobo de Venezuela. Es una fortaleza militar construida en el 1766 por orden expresa del Gobernador y Capitán General de Venezuela, Don José Solano y Bote.

Se erigió en la zona llamada Cresta del Vigía y su función era proteger la ciudad de posibles ataques navales, resguardar su puerto, el Camino de los Españoles a Valencia y toda actividad mercantil. Durante la Independencia de Venezuela tuvo gran actividad militar.

El propósito de la construcción del Fortín también fue el de proteger el Camino de los Españoles de Puerto Cabello a Valencia y las aguas del río San Esteban. En la actualidad, en sus cercanías se puede apreciar el pueblo de San Esteban, la casa del Prócer General Bartolomé Salom; el Camino Indígena de la Sal entre las poblaciones de Patanemo y Guacara; así como un complejo megalítico con petroglifos en el Parque Arqueológico Piedra Pintada en Tronconero.

Antes de la construcción del fortín, el cerro de apenas 500 metros de altura era una base donde se había instalado una batería naval que sirvió para contrarrestar un violento ataque que en 1743 realizó la flota inglesa del Comodoro Charles Knowles.4 La visibilidad de los cuatro puntos cardinales era perfecta y por esto funcionaba como mirador. Desde ahí se vigilaban las aguas por las que navegaban viajeros de todo tipo y que se acercaban a puerto. La construcción de dicha batería fue decidida por Juan Gayangos y Lascan. Se buscaba que la vigilancia desde el cerro fuera permanente y, además, de forma más eficiente.

José Solano y Bote

Poco tiempo después, el Capitán General de la Provincia de Venezuela, Don José Solano y Bote, considerado por la población como ilustre y aclamado; gobernante capaz, de gran personalidad y de recto proceder, ordenó la construcción de un fortín con artillería y, así fortalecer la defensa del puerto. Para este proyecto se utilizaron los conocimientos de varios ingenieros militares de su plena confianza.

El fortín fue construido con mano de obra esclava y de presos traídos de La Guaira, como también reos del Castillo San Felipe (hoy conocido como Castillo Libertador). La construcción es única en su tipo en Puerto Cabello; fue hecha de piedra de canteras que existían en la región como también de rocas de algunos cerros de alrededor.

El Fortín Solano no fue diseñado solo pensando en la protección de las aguas visitadas por piratas, comerciantes y viajeros, sino también para dar seguridad al cauce del río San Esteban y del Camino de los Españoles que conducía a Valencia, por el Valle de San Esteban.

Ingenieros participantes en la construcción

El Ingeniero Militar Juan Amador Courten de origen suizo figura como constructor de fortificaciones de El Callao en Perú y colaboró también en las de Chile. El rey Felipe V lo trasladó a Castilla la Vieja en el 1735, para colaborar en la reconstrucción del Fuerte de la Concepción. En 1737 lo enviaron al Real sitio de San Ildefonso de Segovia para trabajar en la construcción del Palacio; asimismo en este tiempo levantó seis mapas de las ciudades de MadridNoblejas y Chinchón. El día 22 de julio de 1739 por Real Orden fue comisionado para construir las acequias de riego en Colmenar de Oreja. En 1740 llegó a formar parte del ejército de Mallorca como teniente coronel de Infantería e ingeniero jefe.

Juan Gayangos Láscari, a quien se le dio el título de ingeniero Militar Ordinario fue enviado a Venezuela para suplir a Courten. Gayangos fue recomendado por Diego Bondik quien era Ingeniero Director en España. Por su parte, Gayangos Láscari había colaborado de manera ocasional en algunas fortificaciones en la ciudad de Cádiz, pero no era un ingeniero destacado; sin embargo, en la ciudad colonial y en el desarrollo de Puerto Cabello dejó plasmada su presencia en obras importantes.

Ingeniero Militar Miguel Roncali, quien era también conocido como el Conde de Roncali. Sus estudios los realizó en la Academia de Guardias de Corps. Colaboró en los trabajos realizados en las obras del Canal del Campo de Castilla. En 1763 lo ascendieron al cargo de Ingeniero en Segundo. En 1792 se le encargaron varias obras, el edificio de la Real Aduana de Barcelona, una fuente pública y el horno de munición. Le enviaron a Venezuela en abril de 1765.nota 3

Ingeniero Miguel González Dávila, en 1773 fue ascendido y prestó servicio en todo lo concerniente a las defensas de Puerto Cabello. En marzo de 1774 presentó informe sobre las fortificaciones de la ciudad.

Las baterías de la Vigía y Mirador de Solano, construida a barbeta, en las eminencias del cerro, dominada la primera por el Mirador, carecen de fosos, no tienen rastrillos ni ninguna otra obra de protección. Por lo tanto, se considera de muy poca entidad así porque deben defenderse por sí solas, distante de la plaza tres mil varas, como también poderse subir a la cumbre casi sin ser vistos hasta estar dentro de la primera y así sólo pueden servir para dar señales, pues su tiempo de sitio no puede dejar de perderse con tropas, artillería y repuestos de pólvora.

Ingeniero Militar José Antonio Espelius, su carrera se desarrolló en Cádiz. Tenía como jefe al Conde de Aranda y fue discípulo del Mariscal de campo Ignacio Sala. Participó en las obras de navegación del río Guadalquivir en Sevilla. Viajó a Venezuela en 1772 y fue uno de los principales analistas referente al teatro bélico del fortín. Inmediatamente redactó un informe que envió al Capitán General en la ciudad de Caracas José Carlos Agüero definiendo lo valioso de la situación geográfica del puerto.

Artillería

El Fortín Solano tenía una artillería que aseguraba la vigilancia de las vías a Borburata, San Esteban y Goaigoaza, pues era indispensable por ser esta una región rica en lo agrícola, además de lo necesario para la protección de la Provincia.

Cañones de Hierro

Baterías del Vigía

Personal Militar destacado

4 Calibre de 24 pulgadas

2 Cañones Calibre de 24 pulgadas

1 Capitán

4 Calibre de 4 pulgadas

4 Cañones Calibre de 4 pulgadas

1 Alférez

2 Calibre de 2 pulgadas

24 Artilleros de milicias

10 Pedreros con rabizanota 5 y pinzotenota 6

38 Milicias de pardos

 

Informes del siglo XVIII

El teniente coronel de infantería José Antonio del Pozo y Sucre quien era ingeniero ordinario, llegó a finales de 1787 a Puerto Cabello y presentó un informe de la verdadera situación en que estaban las fortificaciones.

Existían graves problemas con el abastecimiento del agua a los pobladores de lo que se llamaba Plaza de Puerto Cabello, comenzó el informe con tal noticia:

y donde se pretende, y se trabaja para trasladar toda la población antigua establecida en Tierra Firme, tiene el defecto de no tener agua de pie y el de no permitir la poca elevación que tiene su terreno del nivel del mar, construir aljibes subterráneos, por cuyo motivo sus habitantes se encuentran precisados a comprar muy cara el agua que beben, o ir por ella al río San Esteban, que dista de la plaza más de un buen cuarto de legua.

Dentro del informe formuló de forma interesante una descripción de Puerto Cabello:

la población se compone de dos clases de vecinos que ambos no salen de la esfera de la pobreza: la una es tan numerosa, que sus habitaciones se reducen a unas barracas, y cuando más, a unas desdichadas Casas de Tapia. Y la otra de algo más acomodados bienes de fortuna, que invirtieron todo su caudal en fabricar las que habitan de buen material para su comodidad y la de su familia.

En lo que refiere a las fortalezas, el Ingeniero José del Pozo tuvo juicios muy precisos, en especial concerniente al cerro del Mirador:

El elevado y escabroso Monte de Las Vigías lo hubiera ocupado como está con sus cortinas, reductos y cortaduras en los puntos más ventajosos, construyendo en cada uno de ellos su cuerpo de guardia, pequeño almacén de víveres, repuestos de pólvora y aljibes proporcionados a su extensión por uno o dos meses su corta guarnición o defensores.

 

Oficio por mantenimiento

Los días 7 y 26 de agosto de 1814 se levantaron sendos oficios por el mantenimiento del Mirador de Solano y Vigías. Según José Mariano Aloy. las fortificaciones de Puerto Cabello necesitaban de especial atención. En el oficio se requería:

Mirador de Solano necesita diez varas cúbicas de mampostería ordinaria, setenta varas en cuadro de hormigón, sesenta tejas, cincuenta fanegas de cal para acuñas, encaladas, etc. Ciento veinte jornales de albañil y doscientos cuarenta de peón.

Las Vigías, baja e intermedia, se demolieron antes del segundo sitio en virtud de orden del Señor Capitán General, por no tener con que guarnecerlas y ser en este caso sus obras entre esta Plaza y Castillo San Felipe. Es necesario hacerlas de nuevo.7

Visitantes ilustres describen el Fortín

Fortín Solano en cuadro de Ferdinand Bellermann

Vista de Puerto Cabello (1843)

En los siglos XVIII y XIX, el país tuvo la visita de personajes de la historia contemporánea. Estos visitantes hicieron comentarios del Fortín Solano, describiéndolo de diferentes formas, pero plasmando para el futuro en crónicas y escritos de lo imponente de su estructura y funcionamiento.

Una anécdota refiere que el rey Fernando séptimo se hizo acompañar de sus funcionarios de hacienda para que lo llevaran a Gibraltar; porque, él quería ver el castillo de San Felipe de la Capitanía General de Venezuela. Uno de sus funcionarios le preguntó:

- Su excelencia ese castillo está muy lejos, ¿No cree Ud., que no podrá verlo? – y el monarca habría contestado:

-      ¡Con los reales que me está costando, ya debería verse!

Entre los más destacados visitantes del castillo se encontraban:

Alejandro de Humboldt, Agustín Codazzi Conde Louis Philippe de Ségur, Ferdinand Bellermann, Anton Goering  Karl Ferdinand Appun, Joseph Luis de Cisneros, Miguel María Lisboa, Wilhelm Sievers,  Francisco Depons, Dauxion Lavaysse, Antonio Manzano, William Duane, Jenny Talleney, Robert Semple  James Mudie Spence.

Karl Ferdinand Appun

Su ingreso a tierras venezolanas fue en el 1849, apenas contaba con veintinueve años,111520 describe la región con mucho amor.  Se refiere al Mirador de esta forma:

Es un cerro empinado de una altura de quinientos pies y cubiertos de espeso matorral. Sobresalen por encima de éste, los blancos muros de un antiguo castillo español, el Vigía que sirve ahora como señal a los buques que llegan, y por cuyo mantenimiento, toda embarcación al arribar tiene que pagar al gobierno un impuesto considerable por concepto de "dinero de farol". Bien mantenido y provisto de un profundo pozo, el castillo no se encuentra habitado y sirve exclusivamente de nido a numerosísimos zamuros, que con sus miradas expertas y agudizadas y sus finos órganos olfatorios, acechan desde allí un suceso para ellos interesante, sea la matanza en el matadero, sea un buey o un burro hambrientos que caen moribundos en la sabana.7

Robert Semple

Quizás por motivos comerciales o personales llega a Puerto Cabello en los años 1810 y 1811. Él hace una descripción de la zona y se refiere al Fortín Solano haciendo una referencia:

Hacia el interior de la costa no hay fortificaciones de consideración, pero el poblado puede ser defendido por los cañones que, desde los cerros, dominan la parte sur de la ciudad.

 

 

Wilhelm Sievers

Parte del casco colonial de la ciudad de Puerto Cabello. A Sievers le llama la atención como queda dañada la ciudad por el cruce de balas.

Su profesión era geógrafo. Nacido en Alemania y pariente de Karl Ferdinand Appun, estuvo en Puerto Cabello en las últimas décadas del siglo XIX. Pudo recopilar datos curiosos que él publicó con valiosas observaciones y detalles de las costumbres venezolanas de esa época. Realizó un estudio sobre el estado político en Venezuela.  y relata algunos sucesos que tuvieron origen en Puerto Cabello en los momentos de la ocupación por las fuerzas Legalistas del General Joaquín Crespo y también refiere el Fortín.

Una vez lograda la fusión del ejército principal de la oposición con las tropas del jefe del movimiento en Carabobo, general José Félix Mora, Crespo se proponía tomar a Puerto Cabello. Si bien aquella Plaza sólo estaba defendida por una guarnición débil, su conquista se prometía difícil, a causa del Fuerte Libertador que cerraba el acceso de la ciudad. Las tropas opositoras se apoderaron en la mañana del 22 de agosto del Fortín Solano, conocido como El Vigía, sitio por encima de la ciudad, por el lado de tierra firme.

El tejado de la Aduana estaba completamente acribillado de balas de fusil; en la calle Comercio pude ver impactos sobre todo en los pisos superiores, ya que los soldados venezolanos tienen por costumbre disparar sus armas bajo el brazo. El sombrero encarnado que colgaba como rótulo ante la tienda de un sombrero alemán, así como una bota de montar que servía para fines idénticos a un zapatero, estaban igualmente acribillados.

Antonio Zuazola (ahorcado en el Fortín)

A finales de 1813 Manuel Piar establece el bloqueo marítimo de Puerto Cabello, en combinación con el sitio terrestre impuesto por el Libertador Simón Bolívar recupera la plaza fuerte para los patriotas consolidando la Segunda República. El brigadier Antonio Zuazola será capturado por Bolívar, quien propuso inmediatamente su canje por el Coronel Diego Jalón, propuesta rechazada por el general Monteverde, quien persistía en su conducta de no tratar con los enemigos. Esto y el haber Monteverde fusilado algunos prisioneros, obliga a Bolívar a ahorcarlo en el Fortín Solano.

Pedro Carujo (Preso en el Fortín)

 Pedro Carujo, natural de BarcelonaEstado Anzoátegui fue militar, periodista y uno de los jefes de la Revolución de las Reformas de 1835. Fue hijo de José Carujo, nacido en Canarias, quien era oficial realista y de Juana Hernández, venezolana de nacimiento. Formó parte del batallón Orinoco acuartelado en Angostura en el 1819. Este militar venezolano era reconocido por sus atributos intelectuales.

No compartía los ideales del Libertador Simón Bolívar, era abiertamente enemigo de cualquier dictador y a Bolívar le consideraba un tirano. El Libertador era Jefe Supremo de los poderes políticos de la Gran Colombia y Carujo se había convertido en su enemigo personal, llegando a atentar contra su vida. El participaba de un grupo de conspiradores integrado por oficiales.

El 28 de septiembre de 1828, estando Bolívar en su residencia de Bogotá le intenta asesinar, pero todo el plan se logra frustrar gracias a la intervención de Manuelita Sáenz.

Aunque Carujo se salvó de ser fusilado, lo embarcaron en la Fragata Colombia y le enviaron a Venezuela. Fue llevado en calidad de preso político sin ventajas alguna. El Primer Comandante del buque era inglés y, español el Segundo de a bordo, ambos admiradores de Bolívar. Su castigo no fue solo en el barco, al quitarle los grilletes para llevarlo a tierra le ataron los brazos a un cabestro y lo pasearon por los sitios públicos de Puerto Cabello mostrándolo como forajido, asesino y gran criminal. La fragata llegó a Venezuela el 3 de marzo de 1829.

El paso siguiente fue llevarlo al Fuerte El Vigía, muy bien custodiado entre filas que formaron los soldados y le encerraron en una bóveda donde era poco el aire y casi sin entrada de luz. Se le encargó al comandante del fuerte que se le hiciera sentir todo el rigor por el crimen que había cometido. Fue Antonio Valero que se ocupó de todo, siendo este enemigo personal de Carujo.

Su estadía en el fortín fue de cinco meses, los cuales utilizó para preparar su evasión, él imaginaba que estaría preso mientras el «tirano» como se refería a Bolívar, estuviera en el poder. Logró escapar el segundo día de agosto, pero dejó un escrito justificando su huida. No obstante, al poco tiempo fue capturado y regresado en forma humillante a la fortaleza donde le colocaron grillos.

Telégrafo desde El Mirador

En 1836 y con el fortín casi abandonado, ya que no estaba ocupado por los militares, se decide colocar en el Mirador un telégrafo. El sistema que se colocó fue el telégrafo óptico, un poste de madera y de gran altura que transmitía señales con combinaciones de un mecanismo de brazos movibles. Fue usado en diferentes oportunidades y funcionó durante algunos años.

El documento que fue enviado a Puerto Cabello para utilizar el fortín como base para el telégrafo fue el siguiente:

 

República de Venezuela


Valencia, 22 de septiembre de 1836

Gobierno Superior Político de Carabobo

Nº 568.


“Sr. Jefe Político del Cantón de Puerto Cabello.

El Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra con fecha 8 del presente me dice lo que sigue.

No destinándose a ningún servicio militar la Vigía de Puerto Cabello, y siendo muy conveniente establecer en ella un telégrafo para las necesidades del comercio, el Poder Ejecutivo me ordena decirlo a usted para que con este objeto oficie a quien corresponda y dedique sus esfuerzos a conseguir el importante fin mencionado pues en ello se hace un buen servicio al comercio de aquel puerto.

Y lo transcribo a Usted para que de acuerdo con los señores del comercio de ese Pto., se escojan los más convenientes al establecimiento del Telégrafo.

Soy de Usted muy atentamente

Alejandro Landaeta

 

 

El famoso disparo del Fortín Solano

Bloqueo Naval a Venezuela de 1902-1903

Carlos Brandtescritorpolíglota y filósofo realiza una descripción minuciosa de los sucesos del bloqueo naval de Puerto Cabello en 1902. Explica como tuvo gran participación el Fortín Solano para defender la zona de enemigos superiores en poder.

Cuando ocurre el Bloqueo Naval a Venezuela, el acorazado inglés HMS Charybdis y el crucero alemán SMS Vineta bombardean la ciudad de Puerto Cabello, justificando la acción por algunas ofensas a oficiales y tripulantes de un buque mercante de bandera inglesa llamado «Topaze» que había estado en el muelle de la aduana vieja en diciembre de ese mismo año.

Brandt describe esta acción llamándola; «El famoso disparo del Fortín Solano»

Faltaba poco para las 5 de la tarde del fatídico día 13 de diciembre, cuando convencido por Cipriano Castro ya no nos contestaría o que lo haría tarde, pensé ir a San Esteban con el objeto de ver como trasladar mi familia allí. Al efecto le pedí permiso a mi Jefe, el general Mora y partí.

Cuando ya iba acercándome al «Fortín Solano» al extremo de que éste me quedaba solo a dos cuadras, rompieron los fuegos. Más tarde se habló de un disparo salido del Fortín. Muchos negaron dicho disparo; otros dijeron que había sido hecho por el Capitán Meyer y otros, entre ellos el General López Contreras, sostuvieron que fue Antenor Ugueto quien lo hizo. Pero la generalidad afirma que fue un soldado desconocido quien, al oír los primeros disparos del «Charybdis», no quiso correr sin antes, por despecho, pegarle un fósforo encendido al oído del cañón.

Pero el caso es que esa vez pude presenciar y describir la trayectoria de casi cada una de las balas del «Vineta». Vi primero un fogonazo en la explanada del Fortín, fogonazo que ha debido provenir del cañoncito sin balas. Luego vi los dos primeros disparos del Vineta que desmontaron los dos cañoncitos que había en el Fortín. Nunca me imaginé una puntería más certera. Las demás balas se las dirigieron a la base del Mirador Solano, pero sin lograr demolerlo, pues ya sabemos que los españoles construían sus fortalezas con un material más sólido que el mismo granito.

En 1905 por orden del General Cipriano Castro, fueron montados dos poderosísimos cañones de 155 milímetros para rechazar cualquier nuevo intento de bloqueo del puerto por potencias extranjeras.

Imaginación popular

Se habían creado cantidad de leyendas en la ciudad donde el Fortín Solano era principal personaje. Decía la gente que existía una cueva que comunicaba el Fortín con el Castillo, supuestamente este subterráneo atravesaba por el mar de punto a punto. También vivió un militar retirado, un Teniente Coronel que en algún momento como oficial prestó servicios en el Fortín y siendo ya un anciano se deleitaba contando que había conseguido un baúl en un subterráneo que tenía el fuerte, que contenía uniformes descoloridos y documentos que fueron propiedad de José Solano y Bote, que había sido Capitán General y personaje del que lleva el nombre el Fortín. Adornaba el pasaje diciendo:

Después de haber caminado un gran trecho, alumbrado con dos potentes faroles, en compañía de un Cabo Primero y dos soldados, sorpresivamente llegamos a una especie de recámara, donde encima de una mesa reposaba un baúl antiguo con varias tablas desprendidas. Al revisarlo contenía varios uniformes descoloridos por el tiempo, una espada en cuyo mango estaba estampado un escudo de nobleza y más al fondo unos documentos que certificaban su procedencia: pertenecían a José Solano, ex capitán General de Venezuela en el siglo XVIII. Sí, Indudablemente eran cosas dejadas ahí por Solano.

Lo que este militar retirado ignoraba es que Solano nunca visitó el lugar que llevaba su nombre. En el Fortín hay un depósito para almacenar agua de lluvia que se utilizó en la etapa colonial y de esto sacan leyendas populares.

Hubo en las filas militares un joven de Barlovento, vía al oriente de Venezuela, que había fallecido en el portal del cementerio de Puerto Cabello. Este joven militar sirvió en el Fortín, su nombre era Roso Busich. Se decía que al pasar junto al largo muro de cementerio su cuerpo como de calavera salía al paso de los peatones, que obligados tenían que pasar por ahí.

Todo el camino de San Esteban acumuló una serie de cuentos, anécdotas, procesos históricos y otras menudencias, ciertas o inventadas por sus protagonistas.

Calle lanceros

La vía de unos 300 metros de largo antes se llamaba Calle Morán, pero fue cambiada a Lanceros en honor al general José Antonio Páez quien desfiló por este lugar junto a sus lanceros, luego de haber ganado una de las batallas que llevaron a cerrar para siempre la guerra de independencia de Venezuela. Se dijo, no fue usada como vía de aproximación al catillo durante la toma, sino como lugar para un desfile posterior. No obstante, la conseja popular es que la calle tuvo que ver al momento de la Toma del Castillo de Puerto Cabello

Batallón Valencey

Dignos y valientes soldados del Batallón realista Valencey, combatieron con denuedo en Carabobo y una vez rendidos, se les permitió retirarse y se replegaron a refugiarse en el Castillo Sn Felipe, en Puerto Cabello; más, no sentaron base en esta ciudad.

Catedral de la ciudad

La Catedral de San José o Catedral de Puerto Cabello es el nombre que recibe un edificio religioso que pertenece a la Iglesia católica y se encuentra ubicado en la localidad de Puerto Cabello, al norte del Estado Carabobo.

El templo sigue el rito romano o latino y es de la sede de la Diócesis de Puerto Cabello (Dioecesis Portus Cabellensis) creada el 5 de julio de 1994, mediante la bula Sollicitus de spirituali del Papa Juan Pablo II. Está bajo el cuidado pastoral del obispo Saúl Figueroa Albornoz.

Su historia se remonta a 1851 cuando el congreso nacional otorgó unos terrenos para su construcción que concluyó en 1852. Posteriormente sufrió numerosas modificaciones e incluso llegó a ser usada temporalmente como prisión en la Guerra Libertadora.

Su construcción ocupó el antiguo edifico del Cuartel Anzoátegui; sus trabajos comenzaron en 1852 y se paralizan en 1892 por falta de recursos. Fue con mucho sacrificio y donaciones que el edificio se levantó. Los trabajos se reanudaron en 1938, trasladado el culto de la Iglesia del Rosario a la Catedral en solemne ceremonia, oficiada por el Obispo de la Diócesis de Valencia, Mons. Gregorio Adán, el 11 de abril de 1943. El campanario no formaba parte del diseño original, y fue agregado en 1957 y su construcción tomó seis meses y medio.   (Fuente: José Sabatino Pizzolante)

 

 

 

 

 

Hitos de la Historia porteña

Entre los hechos históricos que ocurrieron en el castillo se citan los siguientes:

El comodoro británico Charles Knowles fue el primero en comandar un ataque naval al castillo en 1743 en el marco de la Guerra del Asiento. Desde el 4 de abril hasta el 13 de mayo de 1743, en que la nave insignia de la escuadra se aleja, fue un constante bombardeo, desembarque de tropas, canje de prisioneros y hasta permiso a los ingleses para la toma de agua en la desembocadura del río Borburata. Durante este ataque los ingleses dispararon un aproximado de 900 bombas, de las cuales impactaron 40 en el castillo, aunque el daño en las murallas, cuarteles y baterías no fue proporcional al inclemente bombardeo. El ataque inglés dejó 30 muertos, entre los que se cuenta el Condestable del castillo y 60 heridos.

Asalto de la HMS Hermione en Puerto Cabello

En la noche del 24 al 25 de octubre de 1799, seis botes y lanchas procedentes de la fragata inglesa HMS Surprise asaltaron el navío Santa Cecilia (antes HMS Hermione) que sus amotinados habían entregado a los españoles. La sorpresa fue total y el bombardeo de las piezas del castillo fue inefectivo; los escasos soldados de guardia en el buque fueron fácilmente arrollados. El capitán Hamilton y sus hombres se apoderaron del alcázar del barco y luego cerraron las escotillas, dejando a la tripulación –aún somnolienta– encerrada, limitándose a disparar tiros y sablazos a los confinados. Eso explica que los españoles sufrieran 119 muertos y 57 heridos. Sin embargo, los ingleses no tuvieron una sola baja, únicamente 12 heridos, entre ellos el capitán Hamilton.

En 1806 la flota realista escoltó a las goletas Bee y Backus de la fracasada expedición libertadora de Francisco de Miranda hasta Puerto Cabello junto a 58 prisioneros que fueron encerrados en las bóvedas del Castillo de San Felipe. En represalia, 10 prisioneros, en su mayoría estadounidenses, fueron ahorcados y descuartizados en la explanada del castillo el 21 de julio de 1806. Los demás sufrirían prisión por más de diez años. Las víctimas han sido consideradas como los primeros mártires no hispanos de la independencia de la América Española.

El alzamiento del subteniente Francisco Fernández Vignoni, cuando el 30 de junio de 1812, armó a los prisioneros españoles del castillo al mando del coronel Simón Bolívar, iza el pabellón real y bombardea la ciudad de Puerto Cabello ocasionando la pérdida de la Primera República.

Allí estuvo preso el Generalísimo Francisco de Miranda antes de ser enviado a Cádiz vía Puerto Rico. A principios de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo de 1812.

El 17 de septiembre de 1814 fue fusilado Vicente Salias, que según la tradición fue el autor de la letra del himno nacional de Venezuela.

Luego de la batalla de Carabobo de 1821, el batallón realista Valencey en heroica retirada se refugió en el castillo, el cual fue el último reducto español en territorio venezolano hasta el 10 de noviembre. Este batallón no tuvo siento o base en la ciudad.

En 1822, asume el mariscal de campo Francisco Tomás Morales el mando supremo de la fortalezas de Puerto Cabello y el brigadier Sebastián de la Calzada fue nombrado segundo jefe. A partir del 3 de agosto de 1823 y como consecuencia de la capitulación de Morales ante los republicanos en Maracaibo, Calzada quedó como último comandante en jefe de la fortaleza, cargo que desempeñó hasta el 10 de noviembre del mismo año cuando capituló sus fuerzas ante el caudillo venezolano José Antonio Páez.

El 3 de noviembre de 1835, Páez decretó el indulto para los principales jefes de la Revolución de las Reformas, que aún combatían en oriente. La mayoría de los rebeldes cesaron la lucha, pero el 17 de diciembre de 1835, un grupo de reformistas bajo el mando de Blas Bruzual y Pedro Carujo tomó la plaza de Puerto Cabello y declaró el puerto en estado de sitio. Páez y el general León de Febres Cordero intervinieron en los combates en los cuales tanto Bruzual como Carujo fueron capturados el 24 de diciembre de 1835. Carujo fue herido, y como consecuencia de la infección murió en Valencia mientras que Bruzual fue encarcelado y luego escaparía para dirigirse a Colombia. Finalmente, con el control de Maracaibo el 1 de enero de 1836, y luego con la rendición del castillo Libertador el 1 de marzo de 1836, llegaba a su fin la contienda armada.

Cuando estalló la Guerra Federal, la escuadra española al mando del almirante Casto Méndez Núñez negándose a reconocer el bloqueo que practicaban los insurgentes, con arreglo al derecho internacional, penetró en la rada del puerto y protegió los bienes y vidas de los extranjeros.

El general Venancio Pulgar es encarcelado en el castillo, luego de la intentona de independizar al estado Zulia de Venezuela en 1869. Pulgar logra subvertir a la guarnición que configuraba el último bastión contra el recién instaurado gobierno de Antonio Guzmán Blanco.

En 1902, tanto la fortaleza, como el fortín Solano y hasta el mismo Puerto Cabello fueron objeto de los ataques de las baterías del acorazado inglés HMS Charybdis y el crucero alemán Vineta por incumplimiento de pagos de deudas a estas potencias europeas durante el gobierno de Cipriano Castro.

En la época de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, el castillo fue convertido en cárcel donde estuvieron ilustres personajes disidentes como el general José Manuel "Mocho" Hernández, el escritor José Rafael Pocaterra, el general Ramón Cecilio Farreras, el general José Rafael Gabaldón, el anarquista Biófilo Panclasta, el tribuno Jóvito Villalba, el poeta Pío Tamayo, el caudillo Juan Pablo Peñaloza, el líder estudiantil Rómulo Betancourt, el escultor Alejandro Colina y el poeta Andrés Eloy Blanco quien escribió su obra poética Barco de Piedra, mientras duró su encierro y con este nombre aludía a la forma alargada del castillo, prisión rodeada del mar. En esa misma época sufrió cárcel el ilustre médico valenciano Nicolás Figueredo Boggio, quien luego de dar un valiente discurso en contra de la dictadura en la Plaza Bolívar de Valencia, fue mandado a apresar al día siguiente por orden directa de Juan Vicente Gómez. Poco más de cien años antes su abuelo el Coronel Fernando Figueredo prócer de la independencia, también allí sufrió cárcel en manos realistas, cuando junto al Marqués Del Toro, fueron derrotados en la Batalla de Araure en 1812. Posteriormente, éste a solicitud de José Antonio Páez, tomó parte junto a su escuadrón de espadas del Batallón de Húsares en 1823 en el asedio y toma del Castillo para desalojar el último reducto español en Venezuela.

El 2 de junio de 1962, Puerto Cabello fue escenario de una cruenta lucha entre tropas leales al presidente Rómulo Betancourt y fuerzas sublevadas de la base naval con apoyo de civiles y guerrilleros. Este hecho, que convirtió a la ciudad en campo de batalla, se conoce como El Porteñazo. Finalmente, el día 3 de junio, el Ministerio de Relaciones Interiores anunció que, desde el amanecer, las Fuerzas Armadas leales al gobierno habían puesto fin a la rebelión con un saldo de más de 400 muertos y 700 heridos. Tres días después, luego de ser capturados los jefes del alzamiento, cae el último reducto de los insurrectos, el Fortín Solano.

Actualmente el acceso a la fortaleza está restringido al público, por encontrarse dentro de la Base Naval Agustín Armario.


 

 

CONCLUSIÓN Y EPILOGO

Espero haber aportado un instrumento útil para los estudiantes y docentes de Puerto Cabello.

Así mismo, haber demostrado las hipótesis de trabajo planteadas y analizadas, desmontando algunos mitos y ofreciendo la recopilación comentada de aspectos de nuestra historia como ciudad, su valor e importancia dentro de la guerra de independencia y la relación biunívoca, como tan paradigmática, no solamente de la vida de Simón Bolívar y su desempeño histórico en los eventos desarrollados en su territorio, como el valor geopolítico y geoestratégico de Puerto Cabello, para el país. 

Me animo a reforzar la idea de que la fecha del 8 de noviembre de 1823 sea reconocida y elevada a fecha patria nacional y no solamente de celebración local.

De esta manera, inspirar a los jóvenes para que estudien y conozcan más y mejor a su ciudad y aprendan a quererla con conocimiento de causa y puedan en consecuencia defenderla y propender a su evolución y desarrollo de todos su desarrollo y bienestar

 

CN EDDY DARÌO BARRIOS OROZCO

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