COMPENDIO
DE CRÓNICAS PORTEÑAS
COMENTADAS
POR:
CN
EDDY DARIO BARRIOS OROZCO
(Ensayo)
Fuente:https://buenosaires.gob.ar/areas/educacion/escuelas/escuelas/primaria/de16esc15_2005/historiavenezuela.htm
Introducción
La
presente obra tiene por objeto recopilar, analizar y comentar las crónicas más
importantes de la historia nacional y en especial de nuestra amada ciudad,
Puerto Cabello, en ocasión de celebrarse los doscientos años de la gloriosa
hazaña de la Toma de Puerto Cabello, por manos del GJ (Ej.) JOSE ANTONIO PÀEZ,
Y SUS LANCEROS. hazaña que puso fin, definitivamente a la dominación del
imperio español sobre las tierras de gracia de nuestra amada patria. Está elaborada desde la perspectiva de un
ciudadano común, no historiador, quien, sin embargo, esta animado por la
vocación hacia la historia y su inmenso amor a su ciudad de adopción, asiento
de su hogar, formado con una porteña, con hijos y nietos concebidos y criados
en este suelo.
Desde
1970, al graduarme en la Escuela Naval de Venezuela, atraqué mis ilusiones en esta
ciudad marinera, base de la armada y de toda mi vida de adulto, profesional y personal,
quien ha tenido como base e interés los de la ciudad que me acogió con cariño.
Esta
es una obra del género ensayo, pues se sustenta en investigaciones de insignes
historiadores; pero, el autor asume la responsabilidad de aportar una visión y
opiniones razonadas y fundamentadas en la metodología de la investigación, para
el análisis e interpretación de los hechos, con el espíritu de aportar una
visión que sea útil a la juventud, mis hijos y nietos y que sean ellos los que
saquen provecho de mis inquietudes. No estuve del todo satisfecho con lo leído
y conocido acerca de la historia local. Creo igualmente que, no se le ha hecho
justicia a la ciudad y su aporte a la independencia de la patria grande.
Una
obra fundamental es la del ilustre ex cronista oficial Don Miguel Elías Dao,
titulada “PANORAMA GEOGRÀFICO DEL DISTRITO” es esencial para una visión
económica del inmenso potencial del distrito Puerto Cabello y debería ser
actualizada. En ese mismo sentido, las obras
de historiadores que han versado sus análisis de los hechos acontecidos
en la ciudad, en tiempos de la colonia, como contemporáneos, desde una
perspectiva localista, dejando en segundo plano la esencia e importancia de su
valor intrínseco como hechos de carácter nacional; tal cual, la Toma de Puerto
Cabello y así como este, el evento de uno de los dos intentos de golpe de
estado de los años 60 del siglo pasado, demostrando lo vital o neural que
dominar esta parte del territorio representa para la geopolítica y la geoestrategia
del país.
Creo
también que, así como no se puede hablar de la historia de la guerra de la
independencia sin hablar de Simón Bolívar el Libertador, tampoco se puede hablar
de la historia patria, sin hablar muy en especial de Puerto Cabello, donde nace
y culmina la guerra de independencia contra el imperio español.
He
aquí la importancia, pertinencia y oportunidad, de mi modesta obra, que es la
resultante de observar con otros ojos los hechos. Para lo cual me voy a lo
escrito por otros, vistos desde el perfil de, como dijo el poeta Lucas
Guillermo Castillo Lara, un porteño por la vía del corazón y no del nacimiento,
en su afán de compartir con sus amados conciudadanos, lo aprendido en esta
aventura intelectual por los andariveles de la historia de Puerto Cabello.
Como
podrán percatarse, en algunos casos tomaré recopilaciones de Wikipedia y aportaré
extractos completos de diversos textos de dicha fuente, debido a su enjundioso
contenido y al hecho de que no vale la pena inventar el agua tibia.
El
objetivo del presente compendio de crónicas porteñas, es analizar y comentar, y
dar la visión personal que cataloga este escrito como un ensayo literario
histórico, con miras a profundizar o sustentar demostraciones de hipótesis
acerca de los más importantes eventos de la historia de la ciudad.
En
todos los casos, daré los créditos debidos a sus fuentes.
Espero
que la presente obra se convierta en útil vademécum, para los estudiantes
interesados en la historia de su ciudad y un apoyo de instrucción los docentes
de la ciudad.
Capítulo I
Descubrimiento,
poblamiento y fundación de ciudades.
El
3 de agosto de 1498 Cristóbal Colón, en su tercer viaje, descubrió, o “se
encontró con” (en opinión del Dr. Arturo Uslar Pietri) la tierra firme
venezolana. Atracó en la costa de La Península de Paria, en una población
llamada Macuro. A la tierra descubierta le llamó emocionado “Tierra de Gracia”.
Nueva Cádiz fue
la primera ciudad
fundada en la isla de Cubagua, en Venezuela en 1528,
treinta años después de la llegada de Colón a Macuro y la primera ciudad
española en Suramérica, primer centro histórico donde el español formó un
poblado, encontrando cierta resistencia indígena que como era de esperarse, muy
rápidamente rindió.
Cubagua era una
isla de suelos estériles y sin agua para el consumo humano; pero, con el
atractivo de las riquísimas zonas pesqueras donde abundaban ostras perlíferas.
Pronto el conquistador o el encomendero (un régimen de trabajo
donde el propietario de tierras, recibía de la corona de España, autorización
para enseñorearse de un grupo de indígenas, a los cuales ponía a trabajar a su
servicio) primero a los aborígenes y luego la mano de obra del negro, más fuerte y
resistente, traído a fuerza del continente africano, para explotar estos
placeres, hasta agotarlos.
Para 1539 los
criaderos de perlas quedaron secos y en 1541 la isla fue destruida por un
maremoto o un terremoto.
Alonso de Ojeda es quien por primera
vez exploró los contornos de la costa de Venezuela recorriéndolas en
navegaciones sucesivas con rumbos hacia el oeste y explorando cuanto veía. El
24 de agosto de 1499 descubrió o se encontró con el Lago de Maracaibo. Las
chozas construidas sobre palafitos le habrían recordado a la ciudad de Venecia,
por lo que algunos historiadores dicen que Américo Vespucio habría llamado a la
tierra descubierta o encontrada, como Venezuela o “Pequeña Venecia”. Con
Ojeda iban hombres de la talla del gran cartógrafo nombrado, más otros no menos
calificados, como Juan de la Cosa y el conquistador
y geógrafo Martín
Fernández de Enciso. Este último nombrado, testigo del descubrimiento, en su
obra “Suma de Geografía”, publicada en 1518, explica:
“…cerca de la tierra está una piedra
grande que es llana encima della. Y encima della está un lugar o casas de
indios que se llama Veneciuela…”.
De esta manera, se demuestra que el
nombre de nuestro país es autóctono y no el diminutivo de una ciudad de Italia.
Ha sido muy difícil deshebrar todos
estos dichos y algunos de ellos aún no se han podido demostrar fehacientemente,
por lo que permanecen en los anales como parte de las leyendas o mitos de
nuestra historia, asunto que el recientemente fallecido, Dr. Asdrúbal González,
difunto cronista oficial de la ciudad de Puerto Cabello, pasó toda su vida
tratando de desmontar. Son entonces leyendas o mitos que de alguna manera
confunden al venezolano de hoy.
Mi escrito se basa, entre otros
autores, en la obra de este ilustre porteño, quien fuera mi compadre y de cuyos
trabajos tengo amplio conocimiento; porque, durante 48 años y gracias a su
generosidad, fui su revisor de primera mano. Los hallazgos y registros,
crónicas y otros productos de su tesonera labor académica, serán el marco
teórico, donde podrán encontrar criterios validos contra los cuales evaluar mis
hipótesis, para aceptarlas o rechazarlas.
Esta investigación precisamente pretende
ayudar al mejor conocimiento por parte de sus ciudadanos, de la historia de
nuestro amado Puerto Cabello, de la manera más didáctica, amable y agradable
posible; pero, precisa y útil. Advierto que, este escrito es la interpretación libre
de un guaireño, un militar naval de nuestro tiempo, no un historiador de carrera
– que no soy ni pretendo ser- sino un aficionado a la historia; pero
que, sin embargo, le anima el amor a la ciudad y su gente, y la vocación de
toda mi vida dedicada a la historia, el arte y la cultura.
Con todo esto, aspiro a aportar una
visión, a manera de ensayo, en la cual comprometo mi análisis y mi opinión
razonada y sustentada, con el único interés de que le permita al porteño
conocer mejor la historia de su ciudad, para que pueda quererla cada día más y
por, ende, sustentar su necesidad de defenderla, ahora con conocimiento de
causa.
Algunos historiadores, como Eduardo
Blanco y el mismo ilustre porteño Paulino Balbuena, han escrito sus obras
incorporando versiones emotivas, llenas de epopeyas y heroicidades novelescas,
con ánimo ingenuo, sin mala intención, quizás para imprimirles más interés,
algo desmesurado en ocasiones, o encumbrar aún más, la ya gloriosa memoria de
los héroes de nuestra independencia.
No
obstante, estas prácticas propias de las narrativas personalizadas de la historia,
en las cuales los autores se engolosinan con su interpretación subjetiva y emocional
de los hechos, pudiera haber incidido en los errores y leyendas a las que me
refiero. Sin proponérselo, han insertado sus errores subjetivos de apreciación
o de carencia de metodología de la investigación en la historia grande y menuda
de la nación y de la ciudad. No tanto en la de la patria grande, sino también de
las patrias chicas de quienes así escriben, técnicas de la investigación
metodológica que son indispensables para la epistemología, tanto como para la historia
y hasta para la crónica menor.
Aspiro formular mis hipótesis y, sustentado
en la evaluación lo más objetiva posible de los hallazgos versus los criterios
de los libros de los más importantes historiadores académicos formales,
nacionales y locales, poder descartar los mitos y aceptar aquellas que mejor se
ajusten a la verdad histórica de la ciudad que amo y donde escogí vivir y
morir.
Asdrúbal lo hace desde la perspectiva
del materialismo histórico propio de un marxista, más bien un gramsciano
confeso y yo, desde el positivismo propio de mis años de modesto docente
superior universitario, fundador y ex vicerrector administrativo de la
Universidad Panamericana del Puerto (UNIPAP) y de tutor y jurado de tesis. Es
precisamente Asdrúbal quien me inicia en estas lides de la historia, ya que
durante 48 años me otorgó el privilegio inmerecido de ser uno de los revisores
de su obra, más bien lector de primera mano y algo se pega.
Tomemos, por ejemplo, el caso de la
fábula del presunto permiso que el soldado y héroe de Carabobo, Pedro Camejo,
“El Negro Primero” le habría pedido al general Páez para morirse, cuando se le habría
presentado herido y al parársele firme le habría dicho:
“Mi
General, vengo a decirle adiós, porque estoy muerto”.
Ocurre que, el General Páez, en su
autobiografía, escrita 40 años después de la magna batalla libertadora de
Carabobo, no refiere esta despedida. Así como esta, otras anécdotas muy
hermosas, aunque imprecisas.
Tarea compleja entonces la del Dr.
Asdrúbal González, entregado en su autoimpuesta misión, como la mía hoy, en rescatar
del ostracismo o la confusión histórica a nombres como Manuel Piar, Gabriel
Guevara y el propio indio Patanemo.
En su obra EL ULTIMO BASTION,
González nos ofrece resultados de su exhaustiva investigación metodológica, In
Situ, de los hitos históricos, para entregarnos biografías y narraciones muy
interesantes, como lo más verídicas y demostrables posibles, con documentos
originales.
Dejó Asdrúbal su obra prima inédita “LA
HISTORIA DE PUERTO CABELLO”.
Capitulo II
Fundación de
la ciudad
Prosiguiendo con la forma en la cual se
fundó Venezuela y nuestra ciudad, así como la influencia decisiva que nuestro
pedacito de cielo tuvo como punto neural de nuestra historia patria, debo
continuar con el descubrimiento y fundación sucesiva de ciudades en nuestras
costas y territorio continental, hasta que arribemos a Carabobo.
Así como no se puede hablar de la
historia de Venezuela sin hablar de Simón Bolívar, tampoco puede hablarse de la
guerra de independencia, sin hablar de Puerto Cabello, donde se inicia no solo
la señalada guerra sino la carrera militar de nuestro libertador y donde se
inicia y cierra definitivamente el ciclo independentista.
La toma de Puerto Cabello, en 1823,
reduciría a cero y de una vez por todas las posibilidades del imperio español
de enviar refuerzos, pertrechos y hombres, por vía marítima a su puerto
principal en su Capitanía General de Venezuela, lo que habría reiniciado el
dominio español sobre el territorio, con resultados impredecibles.
Debemos recordar que, en estos años de
guerra que van desde 1811 a 1823, hubo dos o tres momentos álgidos, en los que
la recién estrenada república cayó, al menos militarmente, y la monarquía
recuperó temporalmente su fuerza y vigor. Esto ha servido para subdividir
arbitrariamente la república en cinco etapas o cinco repúblicas, más bien con
fines ideológicos y de política partidista que con fines históricos, cuando la
república ha sido solamente una, sin solución de continuidad, desde que se
instaurara constitucionalmente con la promulgación de la primera constitución,
la de 1811, hasta el presente. Este argumento sería válido solo con fines de
ayuda memoria, para facilitar al estudiante el estudio del fenómeno de la
guerra de independencia, más no como sustento a ninguna ideología.
Por eso nada más, el 8 de noviembre
cobra importancia capital y no solamente local, y como tal debería celebrarse, como
una fiesta patria de sentido y significación nacional, con todo el valor
geoestratégico que ella significa para la nueva república nacida de la
declaración del 19 de abril de 1810.
Título de ciudad
El presidente Baltazar Padrón concede
los derechos de ciudad a la urbe porteña en 1811, la cual fue la única que
recibiera tal privilegio en la “primera república” o etapa que va desde
1811 al momento en el cual Simón Bolívar, ordenado por Francisco de Miranda, es
derrotado en su intento de recuperar para la patria la Plaza de Puerto Cabello.
Francisco de Miranda había recibido el
cargo de general en jefe de las armas de la confederación, el 26 de abril de
1812. En reunión del cabildo, del 4 de mayo del mismo año. El futuro libertador
de América recibió del coronel Ayala, la comandancia de la plaza de Puerto
Cabello, para perderla. Triste y preocupante como pudiera sonar, para el cumplimiento
del primer año del otorgamiento de su título de ciudad, el 5 de agosto de 1812,
la ciudad caía nuevamente en manos realistas y así estuvo hasta 1823.
En Carabobo obtendríamos la victoria
sobre el ejército de tierra español, que estaba al mando del Capitán General De
La Torre. Este ejército, derrotado, se despliega hacia el occidente y la armada
realista, por su parte, navega también hacia occidente e ingresa al Lago de
Maracaibo en busca de abrigo en la ribera occidental del mismo, donde fondea “arrejerado”
(a doble ancla), porque se sentía seguro y permanece así, sin su comandante. Es que el jefe realista De La Torre es
sustituido por Morales, quien, para el 24 de julio de 1823 no se encontraba en
el área de su comando.
El CA Antonio R. Eljuri-Yúnez S., en su magistral
obra “LA BATTALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO”, de 166 páginas, publicada por
la Oficina
Técnica del Ministerio de la Defensa en 1969 y la cual utilicé como fuente de mis
investigaciones para este punto, agrega que la flota patriótica, al mando del
almirante Padilla y con participación activa de los comandantes, almirantes Brión,
Belice y Cemente (como reza el himno de nuestra armada), ingresaron venciendo
la resistencia furiosa de los fuegos del Cuartel de San Carlos en la Barra de
Maracaibo, la cual une o comunica el Golfo de Venezuela con el lago más grande
de Suramérica.
El “forzamiento de la barra” fue una de
las acciones más difíciles y meritorias de ese combate naval. De allí quedó el
dicho para designar algo difícil, como es el de “Forzar la Barra”.
Según el CA Eljuri, el hecho de estar
fondeados y arrejerados, a sotavento y sin comando superior, fueron factores
influyentes esenciales, los cuales facilitaron a los patriotas la victoria. La
armada patriota ingresó al lago y después de vencer la resistencia de los
fuegos de las baterías del cuartel enemigo, excelentemente ubicado, emprendió
rumbo Sur, aprovechando la ventaja táctica naval de la cinemática, como de estar
a barlovento e hizo una primera pasada, hundiendo por su estribor algunos de
los buques realistas, trasluchó al llegar al extremo Sur del Lago y viró al
Norte, para una segunda pasada, en la cual acabaron por su babor, a los buques
que aún permanecían a flote, demorados en sus maniobras de levar ancla y zarpe.
Así como el 24 de Junio de 1821, fecha
de la batalla de Carabobo ha sido instaurado como Dia del Ejército venezolano,
forjador de libertad, la fecha 24 de julio de 1823 quedó como celebración de
tres eventos magnos, el aniversario del nacimiento del Libertador, el Dia de la
Amada Nacional y la Batalla Naval del Lago de Maracaibo.
Capitulo III
La traición
de Vignoni
No es menos interesante analizar lo de
la traición del Subteniente de milicias Francisco Fernández Vignoni.
La traición, en términos de la RAE
tiene la siguiente definición:
“Falta
que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad
debida”
Ej.:
"Es famosa la traición de Judas, que vendió a Jesucristo por treinta
monedas de plata"
En
el derecho, la traición es el:
“Delito
cometido contra un deber público, como la patria para los ciudadanos o la
disciplina para los militares”
En
resumen, en el derecho, la traición se refiere al conjunto de crímenes que
engloban los actos más extremos en contra del país de cada uno.
Familiarmente,
la traición consiste en defraudar a familia, amigos, grupo étnico, religión u
otro grupo al cual pueda pertenecerse, haciendo lo contrario a lo que los otros
esperan o al deber ser.
Estas
definiciones nos llevan a preguntarnos:
¿A
quién traicionó Vignoni?
¿Quién
era Francisco Fernández Vignoni y a quién debía lealtad?
Para responder estas preguntas me apoyo en el libro “Batalla
de Boyacá, Boyacá:
senderos de gloria”, del escritor Carlos Bastidas Padilla, del cual extraigo los
siguientes párrafos:
“Terminada la batalla de Boyacá, Bolívar cogió
para Ventaquemada, en donde se reunió con el general Santander que había
llegado allí persiguiendo a los españoles dispersos. Allí pasó la noche. Al
otro día, haciendo un reconocimiento de prisioneros, encontró entre ellos a uno
que, cuando él (Bolívar) era gobernador de la plaza de Puerto Cabello, en 1812,
se sublevó, como jefe de guardia que era del castillo de San Felipe, libertó a
los prisioneros realistas y entregó el fuerte a Monteverde. Era Francisco
Fernández Vignoni. Él nunca lo pudo olvidar, porque por la caída de esa
fortaleza Miranda culpó a Bolívar del fracaso de la Primera República.
El vencedor de la batalla lo hizo ahorcar y siguió
para Santa Fe. En 1825, Antonio Leocadio Guzmán, que entonces era su secretario
en Lima, le contó a Bolívar que Vignoni no había sido traidor, sino que en esa
rebelión fue desarmado por los rebeldes, hecho prisionero y encerrado en una
celda del fortín. Guzmán terminó diciéndole:
—De modo que el pobre Vignoni murió por un error
histórico.
Bolívar no quiso dar su brazo a torcer y se
justificó, sin mucha convicción:
—¿Y no merecía la muerte combatiendo en Boyacá
contra su patria?
Y no era contra su patria que combatía, pues
Fernández Vignoni era canario. Su percepción de patria era como la de muchos
españoles y canarios, fieles a Fernando Séptimo. Todavía no se había acendrado
en sus mentes y corazones la noción de patria venezolana como hoy la conocemos
y sentimos todos los venezolanos. No lo era el mismo 19 de abril de 11810, cuando
muchos querían formar una junta para defender los derechos y su monarca o
soberano, Fernando VII. Es que ese era el Rey de España y los mantuanos eran
españoles, aunque algunos hoy digan que “de segunda” porque, dizque no tenían
todos los derechos políticos, como los bancos españoles peninsulares,, como éramos
todos españoles de una colonia de la monarquía española en El Caribe. El Dr. Pablo
Victoria, uno de los muchos detractores del Libertador, demuestra su tesis de
que esa presunta injusticia no era cierta.
Según él, los mantuanos tenían cargos importantes
durante ese periodo. (ver conferencia del prenombrado historiador colombiano en
YouTube). No se puede juzgar ni analizar la historia con los pensamientos del
presente, hay que analizarla con los pensamientos y la noción de país que se tenía
en su época.
Lo que contó Antonio L. Guzmán —para demostrar que
su padre fue el autor de la rebelión de la fortaleza de San Felipe— aparece en
una larga relación suya, inserta en “Documentos para la historia de la vida
pública del Libertador”, tomo VI, de José Félix Blanco y Ramón Aspurúa, y
que no se ha considerado en las biografías de Bolívar, en las cuales “el
malo de Vignoni” es el traidor, como en el caso del “malo de Judas”
de la historia que sabemos, y que no fue tal.
La fortaleza estaba bajo la comandancia del
teniente coronel Ramón Aymerich. El subteniente Francisco Fernández Vignoni era
jefe de la guarnición. El español Antonio Guzmán, exmagistrado militar de La
Guaira, según su hijo, estaba preso en el castillo de San Felipe, con otras
cinco personas también distinguidas del puerto (eran los únicos presos, no
más de mil, como dice Mosquera). Guzmán se hizo amigo del carcelero del
fuerte y portador de las llaves, el sargento español de apellido Miñano. Con
él, alegando su calidad de patriotas españoles, tramaron la revuelta para
devolver la fortaleza al rey. “¡Viva Fernando VII!”, fue la consigna
para ejecutar la rebelión. Guzmán convenció a sus compañeros de prisión y
Miñano a la mitad de los guardias. Aprovecharon la ocasión en que Aymerich
había ido al puerto por un asunto de su cargo.
Estaba Fernández Vignoni conversando con unos
oficiales frente a la cantina del fuerte, cuando se les acercó el simpático de
Miñano y les ofreció un trago de ron. Dirigiéndose a su superior le expresó,
señalándole su espada, en tono de broma:
- “Esto es mucho lujo, capitán. Esta espada es
nueva”. Haciéndose el juguetón, haló de ella y lo desarmó. Dio unos pasos
atrás, amenazante, y gritó: “¡Viva Fernando VII!”
“Sonrióse Vignoni y sus compañeros —sigue Antonio
L. Guzmán—, y, dando Miñano otros dos pasos atrás repitió su grito de “¡Viva
Fernando VII!”, ya con seriedad y con voz airada. No era tiempo ya para que
Vignoni y los otros se ocuparan de Miñano, porque su segundo grito era ya
repetido por los presos dueños del cuerpo de guardia; más de media guarnición
bajo cerrojo, y corriendo todos sobre Vignoni y sus compañeros para desarmarlos
o salir de ellos.
“Vignoni fue encerrado con dos oficiales más, y ni
ese día, ni en los siguientes hasta la rendición de la plaza, se incorporó a
los autores y ejecutores de aquella reacción.
- ¿Dónde, ¿cómo y por qué quedará en las filas
españolas, pues apareció a las órdenes de Barreiro en Nueva Granada siete años
después, entre los prisioneros de Boyacá?, ni yo lo sé, ni creo que persona
alguna lo ha sabido entre las que se han ocupado de escribir historias”.
Tras seis días de cañoneo del fuerte a la plaza y
de esta al fuerte, Simón Bolívar, viendo que la población le era adversa, que
no tenía municiones y que casi todos sus hombres, ante la inminente llegada de
Monteverde, habían desertado, en un bergantín enrumbó a La Guaria y terminó en
Cartagena, en noviembre de 1812, presentándose como “un hijo de la infeliz
Caracas”.
El general Ducoudray Holstein, enemistado con el
Libertador, en Memorias de Simón Bolívar afirma:
“Algunos de los oficiales de Miranda, criticaron a
Bolívar porque no había inspeccionado cuidadosamente a la guardia encargada
especialmente de los prisioneros y porque él no había movilizado a tiempo a sus
numerosas tropas y además no se había esforzado por someter a los prisioneros
rebeldes, lo cual le hubiera sido muy fácil, pues según ellos, estaban
desarmados”.
El final de Vignoni lo narra originalmente Elías Prieto
Villate (cuyos padre y tíos fueron testigos y actuarios en la campaña
libertadora) en sus “Apuntamientos”. Uno de sus tíos estuvo presente en el
momento en que Simón Bolívar encaró al prisionero. Así lo interrogó:
“Vignoni, ¿qué pena merece el jefe de una
guarnición a quien se ha confiado la defensa de una plaza fuerte, y en vez de
cumplir con su deber se vende al enemigo, entrega a sus amigos para
sacrificarlos, quita toda esperanza a los que sobreviven, toma parte con los
enemigos para inmolar a los rendidos y esclavizar su patria? Vignoni contestó:
Señor, ser ahorcado…”
Y como se dijo arriba, Simón Bolívar hizo ahorcar a
Vignoni, y siguió con su conciencia silbando para un lado, rumbo a Santa Fe.
Fuente: Batalla de Boyacá, Boyacá: senderos de
gloria, Carlos Bastidas Padilla, Francisco Fernández Vignoni.
He tomado todo el texto, por cuanto encontré que
no he sido el único que dudaba que Vignoni hubiera traicionado al Libertador,
ni a nadie. Ya el tema había sido investigado y quise incorporarlo; por cuanto
coincide con los objetivos de esta obra.
Vignoni
no era distinto a los hombres que en 1810 gritaban y querían formar una “Junta
Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII”. Es decir, era de
sentimientos y lealtad al rey de España.
Si
Puerto Cabello se mantuvo realista hasta 1823, lo que obligaría a Páez a tomar
la plaza el 8 de noviembre De dicho año, es de pensar que para 1812, las
lealtades dentro de la ciudad estaban frescas y aún con el rey de España, y los
canarios y españoles presos ejercerían presión y tratarían de escapar y retomar
el control militar.
Debo
citar al CN Bernardo Jurado Toro, en su obra “Bolívar y el mar” en el cual él
relata las revueltas entre la nueva republica nacida el 19 de abril de 1810 y
los facciosos que se mantenían fieles al rey derrocado por Napoleón Bonaparte y
defendían el statu quo, donde podremos leer que Jacinto Iztueta, mantuano de
Puerto Cabello, representando o defendiendo a la monarquía, se enfrenta al
Marques del Toro, lo que demuestra que, los colonos de Puerto Cabello, eran
fieles a la monarquía. Vignoni era un español fiel al rey de España
“En Los Teques y en Valencia surgen
revueltas manifestando a favor del rey y en contra de la República, razón por
la cual se le pide al marqués del Toro que proceda a dominarlas. El marqués es
vencido por el español Jacinto Iztueta y posteriormente declina el mando; este
hecho influirá para que sea llamado el Generalísimo Francisco de Miranda a
asumir tal responsabilidad”
El
primer deber de un prisionero es mantenerse vivo y escaparse. Debe comer todo
cuanto pueda y mantenerse sano en cuanto fuera posible, tanto física como
mental y espiritualmente, para poder aprovechar la primera oportunidad o
descuido de su opresor. Lo que, sin dudas, a mi juicio ocurrió en el castillo
San Felipe en 1812.
El
joven militar Bolívar, no pudo prever estas posibilidades, las cuales tenían
alta probabilidad de ocurrencia, y no consideró los hechos del 19 de abril de
1810, cuando él había tenido una gran figuración al arribar a la capital,
proveniente de sus posesiones de San Mateo. En Caracas encuentra fuertes
discusiones precisamente entre aquellos que querían conservar la corona y
aquellos quienes, como él, pensaban que era llegada la hora y debían aprovechar
la oportunidad para lograr la definitiva independencia política total.
Las
causas y factores influyentes en el descontento y que generaron tal sublevación
eran, entre otras, los malos manejos y malos tratos sociales, el alza de los
impuestos, la introducción de las ideas del
Enciclopedismo y la Ilustración,
la declaración
de Independencia de los Estados Unidos, la Revolución francesa, la Revolución haitiana y el reinado
de José I de España, (a) “Pepe Botella”, impuesto por su hermano el emperador
Napoleón Bonaparte. Es allí
donde Bolívar pronuncia su célebre frase:
“¿Es
que 300 años no bastan?
Frase
pronunciada ante quienes le pedían paciencia, para intentar lo que él y otros planteaban,
de una vez.
Creo
no elucubrar que, aunque parezca contradictorio, Bolívar tenía una madurez política
superior a su madurez personal y militar, hecho visible desde niño, cuando
razonaba en contra de la presunción de la ley de obligarlo a permanecer en
Caracas con su tío y tutor, Don Carlos Palacios, cuando él prefería su tío y
padrino Don Esteban, quien a la sazón no estaba en Caracas, sino en España.
El
niño Simón Bolívar, de 12 años, decide escaparse y el 23 de julio de 1795 se
refugia donde su hermana María Antonia, casada con Don Cemente y Francia. La
Real Audiencia de Caracas lo obligaba a regresar donde su tutor legal. Él
expresa lo siguiente:
“Que
los magistrados no podían obligarlo a que viviese en la casa de su tutor. Que
los tribunales bien podían disponer y sus bienes y hacer de ellos lo que
quisiesen, mas no de su persona y que si los esclavos tenían libertad para
elegir amo a su satisfacción, por lo menos no debía negársele a él, la de vivir
en la casa que fuese de su agrado”
Esto
denota La firme determinación de su carácter y la madurez política a la que
hago referencia, patente en un púber de apenas 12 años a la fecha.
No
obstante, para cuando en 1812 recibe la orden de recuperar el Castillo de San
Felipe, el coronel vivo y efectivo, Don Simón Bolívar era muy nuevo e
inexperto.
Recordar
que él no pasó por lo grados de mayor vivo y efectivo, ni por teniente coronel vivo
y efectivo, y no había tenido tropas bajo su mando en esas categorías. Seguía
siendo, en esencia, un oficial subalterno.
Asunción
de su cargo de comandante de la plaza de Puerto Cabello
Al
regreso de Inglaterra, Miranda en 1812, le entrega en Valencia el cargo equivalente
a su grado simbólico o diplomático de “coronel graduado” y asume entonces
tareas de coronel vivo y efectivo; o sea, un cargo propio de su grado, pero
como vivo y efectivo. Tareas para las cuales no tenía experiencia. Su desempeño
en las primeras acciones en Valencia había sido bien calificado por Miranda.
Creo
oportuno citar lo registrado en la obra “Bolívar y el mar” del ilustre CN
Bernardo Jurado Toro, quien nos relata las diferencias entre Miranda y Bolívar:
“Ciertas asperezas que habían
surgido entre Bolívar y Miranda, en las discusiones políticas que terminarían
en la declaración de Independencia, se agudizarán ahora, cuando Miranda no
quiere tener a Bolívar bajo su mando, tildándolo de “joven alocado y
peligroso”.
Esto, a mi parecer, debe haber
influido en la decisión posterior de Bolívar de capturar a Miranda y enviarlo a
ser jugado, por haber firmado la capitulación con Monteverde, quien a la postre
no cumpliría los acuerdos de tal capitulación.
En
la relación entre Mirada y Bolívar, así como con los demás oficiales generales
y coroneles de la época había ciertos roces derivados de gran diferencia de
edad y preparación militar. Miranda había nacido en 1750 y para 1812 era un
anciano de 62 años de edad (Bolívar muere de 47 años y su médico, el Dr.
Prospero Reverend, decía que estaba muy avejentado) los libertadores, por su
parte, eran unos jóvenes menores de 30 años de edad y sin experiencia en
campañas militares de envergadura. Había problemas de comunicación
interpersonal, además de que Miranda era un calificado general, experto en el
estado el arte de la guerra y quien había participado con éxito en tres
revoluciones: la rusa, la francesa y la norteamericana. De allí su frase de:
¡Bochinche!
¡Bochinche! ¡Bochinche!
En
su evaluación del desarrollo de las acciones de Valencia, uno de los conceptos
emitidos acerca de bolívar, aunque favorables en su desempeño militar en
campaña, se refería a su personalidad y carácter, lo cual había sembrado
ciertos resentimientos en el orgulloso joven.
La
recuperación de la plaza realista de Puerto Cabello resultaría empresa superior
a la preparación de Bolívar. Su cargo era nada más y nada menos que Comandante de
la plaza de Puerto Cabello, con la misión de tomar el Castillo de San Felipe, a
cargo de oficiales relistas de cuerpo y espíritu monárquico, posiblemente de
mayor experiencia militar que la de él, adquirida en el ejército español.
Algo
que nos debe decir de la fortaleza, como plaza militar, que Puerto Cabello significaba
por estar tan bien artillada, es el hecho de que permaneció realista durante
tantos años y haber resistido hasta cinco sitios.
Pienso
que la derrota del Bolívar inexperto, en 1812, era previsible, nuestro
Libertador no tomó todas las previsiones y no planificó debida y
suficientemente su ataque como debía.
Éxito que sí lograría el general en jefe Páez, en 1823.
Formación
militar durante la colonia
Es interesante destacar que la corona tenía
un sistema de seguridad y defensa en el cual existía un ejército peninsular,
con el cual defendían el territorio español en Europa. Un ejército
expedicionario para la conquista y colonización de los territorios de ultramar.
Luego de dominada la colonia en cuestión, la defensa recaía en unos cuerpos de
milicias de blancos voluntarios (no todos ciudadanos podían pertenecer, solo
los blancos, los pardos y mestizos no, mucho menos los canarios) y cuyo
reglamento se escribió y publicó por primera vez en Cuba.
(Fuente: Reglamento para las milicias de infantería, y caballería de la isla de
Cuba: aprobado por S.M. y mandado que se observen inviolablemente todos sus artículos
por Real Orden expedida en S. Ildefonso à 24 de octubre de 1764)
Extracto:
“En
1764 O'Really concluye su misión en Cuba culminada con un reglamento miliciano,
que empezará a aplicarse en Venezuela en 1768 y se promulgará el 19 de marzo de
1769. Santiago Gerardo Suárez, Las milicias: instituciones militares
hispanoamericanas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984. 'Id.
Las
instituciones militares venezolanas del periodo hispánico en los archivos,
Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1969. 'Id., Las Milicias:
instituciones... 505 como "Reglamento para las Milicias de Infantería y
Caballería de la Isla de Cuba, aprobado por S.M. y mandado que se observen
inviolablemente todos sus artículos"."
El
Reglamento de Cuba establecía la obligatoriedad del servicio militar, aunque
también establecía diversas exenciones que con el tiempo se irían ampliando,
precisando la organización de los cuerpos milicianos y el entrenamiento, y
consolidando la capacidad táctica del conjunto.
En
efecto, todas las etnias y razas debían cumplir el servicio si bien hubo
reticencias que fueron mitigándose con el tiempo a que las capas más bajas de
la sociedad llevaran armas.
El
Consulado de Caracas se manifestó todavía en 1796 contra la instrucción en las
armas de los pardos y la gente de color, pero también de los blancos que se
distraían de ese modo de sus actividades productivas'.
El
entrenamiento se realizaba en ejercicios habituales dos veces por semana, si
bien, en las milicias no disciplinadas o regladas, es decir, sueltas o urbanas,
parece que la instrucción se veía muchas veces impedida por la siembra, etc.,
teniendo en cuenta además que éstas solían formarse en épocas de emergencia y
luego tendían a disolverse, y generalmente carecían de leyes, armas y uniformes
que les caracterizaran. La normativa reglamentaria suponía para los milicianos
pardos y morenos un trato mucho más igualitario, aunque siguieran observándose
diferencias con los blancos, por ejemplo, en cuanto a los sueldos. Tales eran
las ventajas del fuero militar que, por ejemplo, los pulperos de Valencia
reclaman al Rey "que no se les haya hecho saber por bando, la Real Orden
por la que el Rey manda que todo pulpero filiado fuese eximido de los treinta
pesos de licencia, así como de los cinco de arancel, los dos de licencia del
Juez territorial, los dos de visita y uno del fiel ejecutor, que cada año pagan".
Formación
militar del mantuano Simón Bolívar
En el caso de Bolívar, este había
ingresado como cadete a sus 14 años, el 24 de julio de 1797, cuando su tío
Carlos Palacios fue designado procurador. En 1798 recibe el título de
subteniente de la sexta compañía del Batallón de Milicias de Blancos
Voluntarios de los valles de Aragua, comandado por su tío Juan Vicente. Dicho
cargo le permitía atender y controlar sus haciendas de San Mateo,
cercanas.
El 19 de enero de 1799 se embarcó en el
“San Ildefonso” y partió a España a estudiar en el ejército peninsular. Iba a
completar su educación propia de su clase social, enviado por su tío Don Carlos
Palacios. En España estudia esgrima, equitación, baile y las demás asignaturas
propias de un oficial de la corona española y se gradúa.
En su boleta de calificación de
servicio del batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de Aragua, con su grado
de capitán vivo y efectivo, cuando había servido durante 11 años, 11 meses y 17
días, se podía leer:
Hoja militar de servicio:
1. Nombre:
Simón Bolívar. Edad 24 años. Grado: Teniente. País: Caracas. Calidad: Ilustre.
Salud Buena. Valor: Se supone.
2. Servicios
Cadete: 8 meses y 23 días, subteniente Teniente: 5 años, 2 meses y 8 días, Teniente:
6 años y 16 días. TOTAL: Hasta diciembre de 1808 tenía 11 años, 11 meses y 17 días
de servicio.
3. Campañas
Ninguna.
Parte Del Batallón De
Milicias De Blancos Voluntarios Del Valle De Aragua:
Barrios, Pedro María
(subteniente) Blanco, José Ignacio (cadete) Blanco, Mateo (cadete) Blanco,
Mauricio (subteniente) Blanco, Narciso (Alférez) Blanco, José María (Capitán)
Blanco, Juan Martín (Capitán) Blanco, Bartolomé (Teniente) Blanco, Manuel
(Teniente) Blanco, Rafael (Teniente) Blanco, Adrián (Teniente)" Blanco,
Cornelio (Teniente) Bolívar, Juan Vicente (Capitán) Bolívar, Joseph Antonio
(Subteniente) Bolívar, José Mariano (Subteniente) Bolívar, Francisco de Paula
(Subteniente) Bolívar, Francisco (Subteniente) Bolívar, José de (Subteniente) Bolívar,
Simón (Teniente) Bolívar, Gabriel (Capitán) Buros y Tovar, Lorenzo
(Subteniente) Buros, Evaristo (Ayudante Mayor) Cagigal, Gaspar (Capitán)
Cagigal, Juan Manuel de (Brigadier) Clemente y Francia, Manuel (Coronel
graduado) González, Domingo (Capitán) Heredia, Juan Antonio (Capitán)
Guaderrama, Juan Silvestre (Capitán) Herrera, Andrés (Cadete) Martínez, Antonio
(Capitán) Martínez, Miguel (Comandante Veterano Teniente Coronel) Mesa, Domingo
(Capitán graduado de Teniente Coronel) Mijares, Francisco Fermín, Marqués de
(Teniente) Mijares, Juan Antonio (Capitán) Mijares, Juan Francisco (Capitán)
Mijares, Francisco Felipe, Marqués de (Teniente Coronel) Mijares de Solozano,
Antonio Javier (Comandante) Mijares de Solozano, Juan Javier (Capitán de
granaderos graduado de Teniente Coronel) Molina y Pinero, Bartolomé (Comandante
y Teniente Coronel de Infantería) Mixares, Josef Antonio (Subteniente)
Monserrate, Antonio (Capitán graduado de Teniente Coronel) Montaña, Antonio (Teniente
Coronel y Comandante) Moreno de Mendoza, Manuel (Teniente Coronel agregado)
Moreno, Antonio (Comandante graduado de Coronel) Moreno, Jaime (Coronel
Sargento Mayor) Muñoz, Salvador (Comandante graduado de Teniente Coronel)
Navarro, Carlos (Capitán graduado de Teniente Coronel de Infantería) Nebot,
Rafael (Capitán Teniente Coronel) Orozco, Francisco (Coronel) Pacheco, José
Antonio, Conde de San Javier (Coronel) Páer, Pedro José (Comandante) Páez,
Francisco Ramón (Coronel) Palacios, Juan Félix (Cadete) Palacios, Esteban
(Alférez) Palacios, Dionisio (Subteniente) Palacios y Plaza, Florencio
(Subteniente) Palacios, Carlos (Teniente) Palacios, Francisco (Teniente)
Palacios, José Ignacio (Teniente) Palacios, José Leandro (Teniente) Palacios,
Pedro (Teniente) Palacios, Antonio (Capitán) Palacios, Feliciano (Capitán)
Palacios y Sojo, Francisco (Capitán) Palacios y Sojo, Vicente Antonio (Cadete)
512 Palacios, Juan Félix (Capitán) Peña, Francisco de la (Teniente Coronel
graduado) Peralta, Manuel (Ayudante Mayor grad. de Tnte. Coronel) Pérez,
Joaquín (Teniente Coronel) Pérez, Mateo (Brigadier) Perozo, Francisco (Teniente
Coronel graduado) Ponte, Gabriel de (Teniente) Ponte, Esteban (Capitán) Ponte y
Mijares, Lorenzo (Capitán grad. de Tnte. Coronel) Ponte, Santiago (Comandante
graduado de Teniente Coronel) Ponte y Mijares, Juan Nicolás de (Coronel)
Rodríguez, Felipe (Coronel grad. Capitán de granaderos) Ros, Lorenzo (Teniente
Coronel y Comandante) Salinas, Fabián (Teniente Coronel) Santinelli, Luis
(Teniente Coronel) Silva, Josep María (Subteniente) Solórzano, Juan Francisco
(Subteniente) Solórzano, Antonio Javier (Teniente) Solórzano, José Gabriel
(Capitán) Toro, Antonio (Subteniente de Bandera) Toro, Marqués de (Teniente
Coronel) Toro, Marqués de (Coronel) Tovar, José María (Cadete) Tovar, Juan
Crisóstomo (Cadete) Tovar, Alejandro (Subteniente) Tovar, Conde de (Coronel)
Tremarlas, Fernando (Capitán) Tremarías, Miguel (Capitán)
Nota
del autor: Es de reafirmar que para 1812 Bolívar no tenía
suficiente experiencia militar. Cuando el 4 de mayo de 1812 recibe del Coronel
Manuel Ayala la comandancia de Puerto Cabello, aún no era el Bolívar que eventualmente
la historia militar y civil, conocería como demiurgo y gran comandante militar.
Esto
lo superaría con creces en Colombia, desde donde emprende su Campaña Admirable
y en pocos meses llegaría triunfador a Caracas, donde recibiría el más preciado
de sus títulos: “El Libertador” y que él siempre prefirió a cualquier otro.
Bolívar
es hoy reconocido como uno de los más grandes generales. Su bautizo de fuego
fue terrible para él y así lo escribe adolorido en su carta a Miranda.
"Caracas, 12 de julio de 1812.
Mi
general:
Lleno de
una especie de vergüenza, me tomo la confianza de dirigir á Ud. el adjunto
parte, que apenas es una sombra de lo que realmente ha sucedido. Mi cabeza y mi
corazón no están para nada. Así suplico á Ud. me permita un intervalo de
poquísimos días para ver si logro reponer mi espíritu en su temple ordinario.
Después
de haber perdido la mejor plaza del Estado, ¿cómo no he de estar alocado, mi
general?
¡De
gracia, no me obligue Ud. á verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy
desgraciado, y basta.
Soy de
Ud. con la mayor consideración y respeto su apasionado súbdito y amigo que B.
S. M.
S. Bolívar”
Participación
de Bolívar en los eventos del 19 de abril de 1810
Es de señalar que, es allí en San Mateo
es donde a Bolívar le sorprenden los hechos de la revuelta de Caracas el 19 de
abril de 1810 y de inmediato marcha a la capital, a conocer y participar, como
miembro que era de la Sociedad Patriótica.
Bolívar y la Masonería
Bueno mencionar que Bolívar había
estado en Londres, donde conoció al precursor Miranda y este le acercó a la masonería
y allí se inicia como aprendiz masón regular.
“En
el trabajo, continuación y complemento del publicado en 1983 con motivo del
bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (Caracas, 24 julio 1783) y de los
presentados en 2014 en Cartagena de Indias en el IX Coloquio de Historia Social
y de las Ciencias “La Masonería y la Independencia Americana” (Gran Logia
Nacional de Colombia, 20-24 marzo); en 2017 en México en el Coloquio
Internacional “Masonería y Sociedades Secretas” (UNAM, 12-13 junio) y en 2019
en Gijón (España) en el “Seminario permanente interdisciplinar de las
masonerías” (Biblioteca Jovellanos, 22-25 febrero)
Bolívar
abjura de la Masonería
Podemos
aprender de la vida masónica del libertador, quien fue aprendiz, compañero y
maestro. Aunque en el Diario de Bucaramanga, Perú de la Croix refiere que
abjuró de la orden, por las mismas razones que años antes admirara a la misma y
que le hicieron iniciarse.
Bolívar
dictador
Es
que, en esos años de 1828, Bolívar era un dictador y la masonería refrentaba
para él un obstáculo; pues, la orden rechaza a los tiranos y a la tiranía y es
sabido que ha sido parte esencial de todas las grandes revoluciones por la
libertad. Es oportuno señalar la obra de Asdrúbal González “EL ANTIHÈROE PEDRO
CARUJO”, donde el autor se arriesga a justificar el atentado septembrino.
Con
respecto a Miranda, este mismo participó en las revoluciones rusa y francesa y
hasta en la norteamericana. Su nombre está inscrito en el arco de triunfo de París.
Lo
cierto es que Francisco de Miranda, padre de la masonería venezolana, inspiró,
orientó y apoyó, no solamente a Bolívar, sino que influyó en el resto de los
libertadores de América, les imbuyó de las bases de sus ideas de libertad e
independencia. Ideales como los de: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, logo de
la revolución francesa, como del concepto de “La Patria es América”, de sus
luchas por lograr la independencia política de sus países.
Es
Bolívar quien le pide y facilita su viaje de regreso a Venezuela, para que se
encargara de comandar en jefe, la guerra de independencia americana”
11
generales en jefe de la independencia
Miranda
fue uno de los once generales en jefe de la independencia (fuente: Libro LOS
GENERALES EN JEFE DE LA INDEPENDENCIA, por el Coronel de Ingenieros Tomàs Pérez
Tenreiro).
Según
esta obra, en 1812 recibe su grado de Generalísimo por el constituyente de
Venezuela en Valencia.
Siguen,
en orden antigüedad:
Simón
Bolívar, elevado a Capitán General por la municipalidad de Caracas, 14 de octubre
de 1813
Santiago
Mariño, reconocido por el Libertador con este grado, el 4 de noviembre de 1813
José
Félix Ribas, ascendido por el Libertador en San Mateo, 23 de mayo de 1814
Luis
Brión, ascendido a Almirante por el Libertador, en el acto del combate naval d
Los Frailes, el 2 de mayo 1816
Juan
Bautista Arismendi, ascendido por el Libertador, en la Villa del Norte, el 7 de
mayo de 1816
Manuel
Piar, ascendido por el libertador, frente a Angustura, 2 de mayo de 1817 (por
su rutilante como importante triunfo en Juncal y San Félix)
Rafael
Urdaneta, propuesto por el Libertador en San Carlos, grado que le acordó el
congreso de Colombia el 7 de julio del 1821
José
Antonio Páez, ascendido por el Libertador en el campo de la batalla de Carabobo,
el 24 de junio d 1821 y ratificado por el congreso de Colombia el 23 de julio
de 1821
José
Francisco Bermúdez, propuesto por el Libertador en San Carlos y nombrado por el
congreso de Colombia el 12 de agosto de 1821
Antonio
José de Sucre, elevado a Gran Mariscal por el libertador en lima, el 26 de
diciembre de 1824; reconocido como tal por el congreso del Perú el 12de febrero
de 1825, con el dictado de Ayacucho y hecho general en jefe por el congreso y
gobierno de Colombia en 1825
Creo
haber demostrado fehacientemente que Francisco Fernández Vignoni no traicionó a
Bolívar.
Capitulo IV
Formación militar y social de Bolívar en Europa
Es en el ejército peninsular al cual
Bolívar es enviado a estudiar, a nivel de un oficial subalterno del menor
grado. Es instruido en las asignaturas propias de la carrera de cualquier
oficial español; aunque, no había participado en ninguna campaña.
Bolívar el 19 de abril
El 19 de abril de 1810, los mantuanos
de Caracas, molestos por lo que consideraban discriminación e injusticia de la
corona y del sistema administrativo colonial que se había implantado, se
quejaban de que solamente los blancos peninsulares puros podían acceder a
cargos de gobierno y que ellos, aun siendo hijos de españoles peninsulares,
incluso en primera generación, no podían. Los pardos, y demás mezclas, o tipos diversos
del fenotipo colonial, propios del mestizaje de la capitanía y de las cuales
nos relata Francisco Herrera Luque en su obra VIAJEROS DE INDIAS, eran
españoles de segunda o blancos de orilla.
El hijo de la panadera
No menos interesante el hecho de que
Francisco de Miranda tuviera que emigrar y hasta comprar su grado de capitán;
pues, a su padre, Don Sebastián de Miranda, la mantuanidad se oponía a que
fuera designado comandante de la compañía de Milicias de Blancos Voluntarios de
Caracas; porque, el Márquez del Toro, entre otros mantuanos puros, se oponían,
sobre la base de que era canario y además tenían una panadería, por lo que
Francisco sería entonces “el Hijo de la panadera”. De allí, el mito o no, de la
frase señalada.
Coronel graduado:
El otorgamiento del título de ciudad fue
uno de los primeros actos republicanos, junto con el envío de la comisión
diplomática formada por tres ilustres mantuanos, Simón Bolívar, Andrés Bello y
López Méndez a Inglaterra.
Bolívar era para entonces un Capitán
Vivo y Efectivo de las Milicias de Blancos Voluntarios de Aragua, comandada por
su tío. Ya había servido 11 años, 11 meses y 17 días, y en virtud de su grado subalterno,
fue ascendido a “Coronel Graduado”, forma según la cual se le otorgaban
grados simbólicos a los oficiales de buen potencial y a los cuales se les
consideraba listos y merecedores de ascenso, mientras se esperaba para
asignarle la unidad militar equivalente o correspondiente a este nuevo grado
concedido, cuando hubiera el momento. Nota interesante como dato curioso es ver
que en las FFAA de los EUA existe esta forma similar de reconocimiento de
méritos y le llaman “frocked”. En mi carrera de aviador naval conocí a
un oficial norteamericano del programa de intercambio, piloto de helicópteros,
el cual recibió este ascenso en nuestro país, por encontrarse en Venezuela,
haber cumplido su tiempo y tener los méritos; pero, no podía recibir su cargo
en Venezuela.
Nota necesaria:
En
el ejército de los Estados Unidos, “Frocked up” es la práctica en la cual a un
oficial comisionado o suboficial seleccionado para el ascenso, le es permitido
usar la insignia del grado superior antes de la fecha oficial del ascenso. Es un privilegio por alto mérito.
Bolívar,
como vimos, recibió la confirmación de su grado honorifico de coronel graduado,
cuando le asignaron el mando de la unidad propia de un coronel vivo y efectivo
para las acciones de Valencia y entonces llegó a ser eso, “Coronel vivo y
Efectivo”.
Los
militares de hoy tenemos dos condiciones Efectivos y Asimilados y dos
situaciones Activos o Retirados. Vemos entonces de donde viene la partícula de
“Efectivo”, del hecho de ser de comando y tener un cargo acorde al grado.
Capitulo V
Historia
militar de Simón Bolívar en Puerto Cabello
La primera
derrota de Bolívar en 1812
Se ha dicho que su derrota militar
causó tanto dolor y frustración, que la expresó muy compungido en carta de arrepentimiento
dirigida a su comandante Miranda, se aduce que se debió a la traición del
subteniente Francisco Vignoni y a mí se me presentan serias dudas metodológicas
con esta aseveración, la cual encuentro como una innecesaria excusa para suavizar el fallo de nuestro joven
libertador, entonces recién otorgado su primer cargo como coronel vivo y
efectivo, ya que él era solamente coronel graduado y en esencia, sin la
experiencia necesaria.
Había sido ascendido a coronel graduado
para poder cumplir comisión diplomática a Inglaterra, a donde sería enviado para
buscar el reconocimiento de estado para el nuevo estado nación recién auto
declarado independiente. En el derecho internacional público DIP, existen
condiciones o elementos sine equanom para ser reconocido como un estado-nación:
¿Por qué solicitar el reconocimiento de
estados?
El Estado-nación tiene cuatro
elementos básicos y generales:
1)
posee gobierno (poder político),
2)
tiene un pueblo (como nación);
3)
ostenta territorio; y,
4)
está regulado con base en un estado de derecho que lo
legitima y que basa su organización en la división de poderes:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Un elemento al cual se le confunde con
intervención en la autodeterminación de los pueblos no siéndolo es el reconocimiento
de estados:
“El reconocimiento
de Estados es una institución del derecho internacional público
mediante la cual uno o más Estados-naciones
hacen constar la existencia en un determinado territorio de una sociedad
políticamente organizada e independiente, poniendo de manifiesto su voluntad de
considerarla un miembro más de la sociedad internacional.
El
reconocimiento de un Estado es un acto discrecional que realiza un Estado
frente a una realidad externa preexistente, es decir, el reconocimiento por
parte de otros Estados no es una condición necesaria para la existencia de un
Estado, siendo únicamente una declaración de voluntad de mantener unas
relaciones de cooperación.
El
reconocimiento implica que entre el Estado reconocido y el que reconoce se
establece un mínimo de cooperación activa. El reconocimiento se desarrolla
dentro de los límites implícitos de su naturaleza discrecional, voluntaria y
relativa; produciendo efectos exclusivamente entre los Estados que reconocen y
el reconocido, ya que como se ha dicho, el reconocimiento es a discreción de
cada estado-nación, no influyendo en las relaciones con terceros Estados”
Venezuela
independiente tenía la necesidad de procurar el reconocimiento de estados y lo
busca primero en Inglaterra, pensando que esta nación, en guerra con España, la
reconocería de inmediato. No fue así, Inglaterra tenía colonias en el Caribe y
no podía asumir riegos de una reacción en cadena.
Eventualmente,
Inglaterra reconoce la independencia de Venezuela. Inclusive, en el caso del
conflicto por las tierras de la Guayana Esequiba venezolana, ante los reclamos
del Libertador en 1822 por la invasión progresiva de los colonos del Demerara
hacia el Oeste del Río Esequibo, limite natural entre Venezuela y la Guayana
Inglesa, reconoce la posición venezolana y acepta que esas tierras le
pertenecen a Venezuela.
Pérdida
de la primera república en 1812
Esta fue una etapa de su vida en la cual
aún no había adquirido la formación y experiencia militar que eventualmente hizo
posible que liberara seis naciones suramericanas, para gloria eterna de su
nombre.
Creo que no era necesario atribuir a
Vignoni una traición que no puedo visualizar en mi análisis metodológico. Su
gloria, a pesar de sus detractores, que no son pocos, crece “como las sombras
cuando el sol declina”, como dijera el indio Choquehuanca en su famosa elegía.
Nota:
José Domingo Choquehuanca fue hijo del sacerdote José Gregorio Choquehuanca,
canónigo de la Iglesia Metropolitana de La Plata,
caballero de la orden de Carlos III y
heredero de una de las familias de la nobleza indígena más ricas y poderosas de
todo el sur andino, y de María Mercedes Béjar y León Túpac Amaru Mulli Puraca,
viuda de Roque Choquehuanca, hermano de Gregorio. Fue descendiente, por línea
paterna, del linaje de Paullu
Inca,
hijo del Inca Huayna
Cápac, y medio hermano de Huáscar, Atahualpa y Manco
Inca.
Capítulo VI
Se enciende
el Caribe
Pasada la primera impresión del
descubrimiento, los conquistadores se dan a la tarea de explorar el territorio
y posteriormente a colonizar y fundar poblaciones menores y ciudades formales, en
nombre del rey de España, tomando para sí, todo cuanto iban encontrando o
descubriendo, según sus intereses. Las demás naciones acuden al Caribe a hacer
lo propio, lo que explica la presencia de la mismas en el rosario de islas de
este mar.
Fundación de ciudades
Como nos relata el Dr. Asdrúbal González
en su obra inédita HISTORIA DE PUERTO CABELLO, como en obras anteriores publicadas, tales como
SITIOS Y TOMAS DE PUERTO CABELLO
y EL ULTIMO BASTION, en las cuales sustento mis evaluaciones, en
el sistema administrativo español existían ciertos requisitos formales y
rituales para la fundación de una ciudad, además de las consideraciones geoestratégicas
de la campaña militar de la conquista y consolidación del domino sobre las
tierras descubiertas, entre las que cabe mencionar: la capacidad de la
península de garantizar la seguridad y defensa de sus territorios de ultramar,
de las amenazas y acosos de los piratas, filibusteros y hasta corsarios, los cuales, atraídos
por la buena nueva del descubrimiento y obnubilados por las riquezas que otro
mito, el del “El Dorado”, causaba en los demás países europeos, como Portugal,
Francia, Holanda, etc., el cual les estimulaba a intentar las travesías hasta
el filón o “bulla” de oro, se eximían de seguir fundando ciudades.
Es en este interés, una vez difundida a
noticia del espectacular éxito de Colón, cuando desde los puertos de estas
naciones europeas partían exploradores ambiciosos y navegantes, autorizados o
no por las coronas, para explorar y explotar lo que encontraran, y sacar su
tajada de esa fecunda vasija caribeña, y de esas feraces tierras de gracia, donde
los habitantes eran ingenuos y muy hermosos y demostraban disfrutar de mucha
felicidad.
En verdad, el conquistador pensó que había
llegado al paraíso. (Arturo Uslar Pietri, entrevista con Napoleón Bravo, en
YouTube).
Mito de la leyenda negra de Colón
Otro mito muy común es el de que Colón
habría venido solamente con un grupo de asesinos de la peor ralea, como ignorantes
paletos, en su rol simple de marineros rasos. Según esta conseja, eran todos criminales
liberados de las prisiones españolas, para formar las tripulaciones de “La Pinta,
La Niña y La Santa María”, que eran los nombres de las tres carabelas
adquiridas con el dinero de la venta de las joyas de la Reina Isabel.
Si bien es cierto que un buen número de
estos tripulantes eran de dicha condición, no es menos cierto que Colón vino igualmente
acompañado de expertos navegantes, cartógrafos y diversos hombres de ciencia,
con conocimientos de las varias ciencias, en el estado del arte del momento, que
estas habían avanzado para la fecha, en Europa.
Igualmente, Colón y la “inteligencia
europea” sabían perfectamente que la tierra era redonda y no plana y
cuadrada rodeada de monstruos marinos o montada sobre cuatro elefantes
gigantescos. La intención bien concebida de Colón era encontrar las indias (y
me refiero a la tierra muy grande y populosa del continente asiático) navegando
hacia el Oeste; precisamente, porque sabían que la tierra era redonda. Si
hubieran pensado que era plana y que al final se caerían en un precipicio sin
fondo, u otras versiones que tratan de descalificar la hazaña, calculada, de Colón,
este último nombrado no habría ni siquiera intentando esta navegación suicida.
De tal manera que, Colón hizo esta
navegación voluntaria y con una debida planificación, aunque con las dudas e imprecisiones
derivadas del desconocimiento acerca de la verdadera conformación y
distribución de masas terrestres del globo terráqueo.
Descubrimiento versus Encuentro
Por tanto, lo antes analizado me lleva
a la interpretación de que, a mi juicio, se valida la tesis del Descubrimiento
y no simplemente la del encuentro. Es gracias a Colón que la “inteligencia
europea” pudo conocer de las “Indias”, como erróneamente pensó el gran
almirante que había llegado, y en verdad con esta revelación inusitada, a los
ciudadanos europeos de la época se les “descubrieron” o se les revelaron
la presencia en el globo de una nueva realidad social, geográfica y económica, como
fue y sigue siendo “El Nuevo Mundo” del gran almirante de la mar océano.
Motivo y necesidad de encontrar nuevas
rutas
Para la época, los europeos necesitaban
especies para la conservación y el gusto de las comidas, así como especies textiles
como la seda y los colorantes para las mismas, como otras mercaderías comunes
como lujosas del sistema económico reinante. La ruta que conocían y usaban era
la del Este, atravesando por vía terrestre el medio oriente hasta arribar a La
India, China y otros territorios orientales.
Esta era la famosa “Ruta de la Seda” y que acostumbraban recorrer, la
cual no podían ni intentar más; porque, los turcos habían invadido el medio
oriente y cerrado la ruta terrestre hacia las mencionadas tierras al Este,
donde adquirían la seda y las especies. La seda era útil para los vestidos, los
colorantes para teñir los tejidos, y las especies eran indispensables para
cocinar y preservar la comida, toda vez que no había neveras.
La
tal Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales de importancia económica primordial,
extendidas por el continente asiático, que fueron transitadas por los
mercaderes desde el siglo I a.c. Estas conectaron China con Asia Central,
India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Cuando el imperio
bizantino cayó ante los turcos en 1453, el imperio otomano cerró las
antiguas Rutas de la Seda y cortó todos los lazos con Occidente.
La
ruta de la primera vuelta al mundo fue una ruta concebida y realizada
conjuntamente por dos marinos extraordinarios, Fernando de Magallanes y Juan
Sebastián Elcano, en un viaje épico entre 1519 y 1522 con la cual demostraron
finalmente que la Tierra era redonda.
Magallanes y otros navegantes
portugueses, ante esta realidad, ya habían hecho y establecido una ruta
marítima bordeando el África por Oeste, primero con rumbo Sur y girando al Este
en su extremo Sur; para adentrarse en el Océano Indico con rumbo Este y así
poder arribar al Asia. Pero, esta ruta aún era muy larga, como peligrosa.
El 3
de agosto de 1492 se dio el primer viaje de Cristóbal Colón, también
conocido como el "Viaje del Descubrimiento"; una expedición
marítima capitaneada por Colón al servicio de los Reyes Católicos, Isabel y
Fernando de Castilla y Aragón, con la finalidad de encontrar una nueva ruta de
comercio hacia la India, la cual partió de Palos de la Frontera o Palos de Moguer.
Colón
navega entonces hacia el Oeste cruzando el Mar mediterráneo, saliendo con rumbo
oeste a la altura del estrecho de Gibraltar, donde enfila venturoso hacia el
Atlántico.
Es de precisar que Colon, como los
viejos navegantes, conocía de los vientos alisios y otros, los cuales surcan el
Atlántico y permiten hasta hoy atravesar este Océano ayudados por la Coriolis y
las fuerzas de las corrientes marinas y de los vientos, relativamente más
calientes, las cuales atraviesan de Este a Oeste en sus latitudes más bajas o
meridianas y de Oeste a Este en su regreso en latitudes superiores o
septentrionales. De esta manera se podía y se sigue pudiendo, hacer travesías a
velas aprovechando estas fuerzas naturales. Se avanza hacia el Oeste en
latitudes bajas y se regresa por latitudes altas. De esta manera se aprovecha
ese carrusel de mareas y vientos que recorre el Océano Atlántico.
Después de un mes y algo más, arriba el 12 de Otubre a la isla de
Guanahani en el Caribe, en las hoy Bahamas, a la cual rebautiza “San Salvador”.
Después del correspondiente ritual de toma de las tierras en nombre del rey y las
consecuentes misas de acción de gracia, continuó descubriendo otras tierras, de
las cuales quedó absolutamente asombrado.
Regreso
triunfante de Colón y consecuencias
El
10 de marzo de 1496 Colón parte de regreso a España en una flota de dos
embarcaciones, la Niña y la India, deja atrás a algunos hombres que no
quisieron regresar (los cueles fueron muertos por los indígenas y no los
encontró en su cuarto viaje) siendo esta última nave, La India, el primer barco
europeo construido en América.
Como
era natural y para probar que había descubierto la ruta a las indias y
encontrado este nuevo mundo, emprendió el viaje de regreso, no sin antes recolectar productos,
materiales, piedras preciosas, animales de especies no conocidas y, sobre todo,
el oro. Inclusive, regresa a España transportando este valioso cargamento,
incluyendo indígenas, ataviados con sus vestidos primigenios. Botín de conquistador
el cual presenta a la corona, reclamando su nombramiento de Almirante de la Mar
Océano y Virrey de las tierras descubiertas, como había sido el pacto con la
corona española; pacto no cumplido por los reyes.
Junto con el reporte de las tierras descubiertas
llevaba mapas elaborados con la precisión del momento. Esto nos lleva al caso
de porqué se llama al continente AMERICA y no COLOMBIA. La respuesta es que si
bien fue Américo Vespucio, un comerciante, explorador y
cosmógrafo italiano, naturalizado castellano en 1505,
que participó
en al menos dos viajes de exploración al Nuevo Mundo, quien elaboró los mapas, no fue él quien
se atribuyó el descubrimiento.
Américo Vespucio simplemente entregó sus
mapas al cartógrafo Martín Waldseemüller de la imprenta que los imprimiría y
promulgaría y este, sin consultar, designó al continente
con este nombre y en honor al ilustre cartógrafo mencionado y así apareció en
los mapas, por primera vez en 1507.
La
denominación se debe entonces al cartógrafo franco-alemán, latinizado Martinus
Ilacominus o Hylacomilus, el primero que, junto
con Mathias Ringmann, se dio en emplear el nombre de América, en honor de
Américo Vespucio, o Vespucci, según convenga. Es el nombre definitivo que estas
tierras llevan hasta el presente…AMÉRICA.
Capitulo VII
Cronología de
las fundaciones de ciudades
Ahora bien, es necesario estudiar el orden en el cual
se fundan ciudades en el territorio de la colonia de Venezuela, así como
investigar por qué no es sino hasta 1733 cuando se funda Puerto Cabello. En tal
tarea nos encontramos con la siguiente sucesión
cronológica:
Coro,
fundada por Ambrosio Alfínger en 1529; Maracaibo como pueblo, en 1529, también
por Ambrosio Alfínger, y como ciudad, en 1569, por Alonso Pacheco; La Asunción,
en 1536, por Francisco de Villacorta; El Tocuyo, en 1545, por Juan Pérez de
Tolosa; Barquisimeto, en 1552, por Juan de Villegas; Valencia, en 1555, por
Alonso Díaz Moreno; Trujillo, en 1557, por Diego García de Paredes; Mérida, en
1558, por Juan Rodríguez Suárez; San Cristóbal, en 1561, por Juan Maldonado;
Cumaná, en 1562, por Fray Francisco Montesinos; Caracas, en 1567, por Diego de
Losada; Carora, en 1569, por Juan del Tejo; Santo Tomé de Guayana, en 1595, por
Antonio de Berrío; se trasladó Angostura por Joaquín Moreno de Mendoza en 1764,
y a partir de 1846 se llamó Ciudad Bolívar y así sucesivamente.
Título de ciudad para Puerto Cabello
Uno de los primeros actos republicanos después de
la declaración de la independencia del 5 de julio de 1811 fue el de otorgarle a
Puerto Cabello su título de ciudad, hecho ocurrido el 5 de agosto de este año. Ya
había sido fundada en 1733, sin dicho título monárquico, por las razones
expresadas.
Este título estuvo expuesto en el Foyer del Teatro
Municipal de Puerto Cabello y hoy 2023 se desconoce, a ciencia cierta, su
paradero. Al consultar al Cronista Oficial, en vida, este me respondió que
dicho documento fue ingresado para su custodia en una bóveda del otrora BANCO
UNION de la ciudad, por el Presidente de la Fundación Segrestàa y Director del
Teatro Municipal, el ilustre y desparecido Dr. Orlando Sabatino Pizzolante.
La fundación de Puerto Cabello tuvo motivos
comerciales y fue obligada por las circunstancias. Todavía no tenía la corona
la capacidad de defenderla y tuvo que procurarla con unas fortificaciones que
ordenó construir y de las cuales hablaremos en capítulo aparte.
En ese momento España había otorgado una concesión
a los vascos para que se encargaran del comercio entre la Casa de Contratación
de Sevilla y la ciudad colonial. Los vascos construyen sendas Casas
Guipuzcoanas en La Guaira y en Puerto Cabello, casas coloniales que prestaban
el servicio de registro administrativo y gestiones aduanales y agenciamiento
naviero de los envíos a Europa.
El Castillo de San Felipe sería centro de acopio y
custodia de dichas mercaderías, cacao y café principalmente. El Fortín Solano serviría
de protección del Camino de los Españoles, por donde transitaban las
mercaderías desde las haciendas de la ciudad y de Valencia hacia el puerto.
Cuando veamos las fechas de edificación de las fortalezas, comprobaremos la
coincidencia cronológica entre tales construcciones y la fundaron de la ciudad,
lo que demuestra las razones comerciales antes expresadas.
“Construcción de
la época colonial que data de 1734, cuando se estableció la Real Compañía
Guipuzcoana que manejó el comercio entre Venezuela y España en ese
período. Tuvo lugar tras una orden expedida por el rey Felipe V, la
misma fue concedida a comerciantes vascos, que pertenecían a la provincia
de Guipúzcoa, que tuvo actividad comercial desde 1730 hasta 1785.
Ésta estaba autorizada para comerciar con las provincias de Cumaná,
Margarita y Trinidad, así como para operar en los puertos de La Guaira y Puerto
Cabello.”
(Siso Martínez,
José Manuel, La Compañía Guipuzcoana, Editorial
Yocoima, 1962)
Como vemos, se
otorga la concesión del comercio y se funda la ciudad y se construyen
fortalezas, todo en fechas coincidentes, lo que nos demuestra que no fueron
hechos fortuitos, sino consecuencias de la lógica planificación española para
la consolidación de la conquista y colonización, modelo colonial acostumbrado
para el control de sus territorios de ultramar.
Borburata
En el área
norte costera central del país, primero se funda Borburata. Esta es hoy una parroquia del municipio
Puerto Cabello. en el estado Carabobo, a unos 11 kilómetros de esta, nuestra
ciudad marinera por excelencia, de rada taciturna, como la designara el ilustre
cronista Don Miguel Elías Dao, las del Golfo Triste, y de cuyo nombre también
existen mitos. Puerto Cabello es el puerto marítimo más importante y de mayor
valor económico del país.
El segoviano Juan de Villegas fundó
Borburata oficialmente el 24 de febrero de 1548. Ese era el puerto donde
calaban los barcos europeos en el centro de la Provincia de Venezuela. Durante
los primeros tiempos no existía Puerto Cabello y a la villa se le nombraba
indistintamente como Borburata y Burburata.
Podemos apreciar cómo se confirman los
temores del imperio español en no querer fundar ciudades en la costa, debido a
que no tenían cómo protegerlas. Así comienzan los ataques de los piratas,
filibusteros y corsarios, lo que hace que Borburata deba mudarse de la costa,
donde hoy está un muelle petrolero, a su actual ubicación interiorana. No
obstante, hasta allí también acudirían los piratas y entonces se tiene que
mover hacia más adentro al sur, atravesando las montañas del sistema cordillerano
de la costa. Hacia el interior del territorio continental.
Valencia, consecuencia de Borburata
Valencia,
fue fundada en 1555, por Alonso Díaz Moreno y el distinguido numerario de la
academia carabobeña de la historia, el Dr. Oswaldo Antonio Angulo Perdomo, nos
ofrece en su obra “EL DE VILLEGAS” y conferencias diversas sobre este tema, sus
investigaciones donde narra que también aparece como fundador Juan de Villegas.
Capitulo VIII
Investigamos en Wikipedia la Historia de Valencia:
“Los
orígenes de Valencia se remontan al año 1551,
cuando el Capitán Vicente Díaz, vecino de Nuestra
Señora de la Concepción de la Borburata,
decide dotar de ganado a dicha ciudad con
el objetivo de traer mayor prosperidad a la misma. Para esto viaja a la isla
de Margarita donde adquiere un buen lote de
ganado vacuno y caballar, además de conseguir un grupo de soldados que lo
acompañarían en la difícil empresa de movilizar dicho ganado hasta Borburata.
La empresa fue llevada a cabo exitosamente, sin embargo, los terrenos de Borburata no
eran propicios para el desarrollo de la ganadería, por lo cual el dicho Capitán
Vicente Díaz funda un hato en donde se encuentra hoy día emplazada la ciudad de
Valencia. Allí fija su residencia junto con sus hijos y yernos.
Para
propiciar el poblamiento de la región, Vicente Díaz favorece a los vecinos
de Borburata que
quisieran radicarse en el nuevo sitio, obsequiándoles piezas de ganado y muchos
dones. Aquellos que se vieron atraídos por el sitio, lo hicieron inicialmente
por los constantes ataques corsarios que sufría Borburata, siendo los primeros
pobladores Sebastián Ruiz, Andrés Hernández, Sebastián Díaz de Alfaro y Juan
Fernández de Trujillo, quienes dan testimonio de estos hechos en un documento
encontrado en la Catedral de Valencia con fecha de 1609.
Uno de dichos ataques sufridos en Borburata ocurrió
el 17 de abril de 1555,
de la mano de piratas francés, fecha en la que la ciudad fue tomada y saqueada.
Después de este, y otros acontecimientos similares, más de sus pobladores
deciden fijar su residencia en la villa de Nueva Valencia, más segura que la
anterior.
Si
bien el primer sitio fue hecho por el Capitán Vicente Díaz, sigue siendo objeto
de debate el nombre del fundador de la villa que allí surgió: El Capitán
General de la Provincia, Alonso Arias de Villasinda había
dado órdenes a su pariente (Alonso Díaz Moreno)
de cumplir el mandato de poblar ese privilegiado lugar por las mismas fechas en
que el Capitán Díaz construía su hato.
El
historiador José de Oviedo y Baños precisó
en 1723 en
su obra “Historia
de la conquista y población de la Provincia de Venezuela”,
que Valencia fue fundada por Alonso Díaz Moreno, quedando esta versión como la
oficial para la posteridad.
En
cuanto a la fecha de fundación, la tradición sigue considerándola el 25
de marzo de 1555,
debido a que la ciudad nació bajo la advocación y nombre de Nuestra Señora
de la Anunciación de Nueva
Valencia del Rey, fecha religiosa que se celebra ese día. Si bien los datos
reales de la fecha de fundación de la ciudad estuvieron por mucho tiempo en
el Archivo General de Indias en
la ciudad de Sevilla, éstos se
perdieron al sufrir sucesivos traslados; siendo el primero de ellos a la ciudad
de Madrid y
posteriormente al Archivo de Alcalá de Henares,
donde un incendio causó la pérdida de este y otros 150.000 legajos en el año de
1939. Sin embargo, aún quedan testimonios de la fecha de fundación de la
ciudad, gracias al inventario realizado por Antonio León Pinelo de
todos los documentos que existían en el Archivo General de Indias en
el año de 1608.
Allí quedó registrado entre los hechos ocurridos en el año de 1553 en
la Provincia de Venezuela lo
siguiente:
"El
Licenciado Alonso Arias de Villasinda siendo
gobernador pobló la Nueva Valencia", contrariando esta información a la
fecha que se tiene como oficial (1555)
y estableciendo incluso un mes distinto como supuesto año de fundación
(diciembre de 1553).
Esta información se corresponde con las investigaciones realizadas por los
párrocos de la Catedral de Valencia:” (Wikipedia. Historia de Valencia)
Existe
una segunda visión de la historia de Valencia la cual nos relata que, si bien
en 1548 el capitán Juan de Villegas fundó la población de Nuestra Señora de la
Anunciación de Borburata, el año anterior había descubierto el lago de los
Tacarigua. Esto nos lleva preguntarnos:
-
¿Descubrió el lago y no fundó la ciudad ni pobló las fecundas tierras, mejores
que las de Borburata, para la ganadería y la agricultura?. En realidad, no lo
creo.
En
1551 y 1552 Vicente Díaz, poblador de Borburata, decide dedicarse a la cría de
ganado y se traslada a las proximidades del lago en busca de tierras más ricas
para fundar un hato.
En
abril de 1555 Borburata sufrió un ataque por parte de piratas, lo que provocó
un éxodo masivo de sus habitantes quienes crearon un asentamiento en las
cercanías del hato de Díaz.
Lo
cierto es que no existe en ninguna parte algún registro sobre la fundación de
Valencia. El cronista español José de Oviedo y Baños refiere en su libro del
año 1723 llamado "Historia de la Conquista y Población de la Provincia
de Venezuela"
que fue Alonso Díaz Moreno, quien la funda en el año 1555. De allí que se haya
tomado este como el año fundacional.
Inicialmente
la pequeña urbe fue denominada Nueva Valencia del Rey y posteriormente...
Nuestra Señora de la Anunciación de la Nueva Valencia del Rey. A partir de allí
se definió la fecha del 25 de marzo como la oficial, ya que este día se celebra
la Anunciación en el calendario de la Iglesia Católica.
Otro
detalle para nada insignificante es aquel que nos dice que en el Archivo
General de Indias en Sevilla existió en 1608 un documento que señalaba que en
1553 el Capitán General y Gobernador de la Provincia de Venezuela pobló la
Nueva Valencia. Se cree que dicho documento se perdió en alguna de las mudanzas
del Archivo de Indias o fue destruido en el incendio de 1939.
En
1667 Valencia fue sitiada por corsarios franceses que la saquearon y luego
quemaron su Casa Consistorial, o Ayuntamiento. Se piensa que allí debió haberse
destruido el acta original de la fundación.
En ambos casos, las ciudades de Valencia, como la
de Puerto Cabello, no contaban al menos con media cámara municipal, o la mitad
del número de concejales necesarios y por ello, no hubo el cumplimiento de las
debidas formalidades. Esto lo detallaremos más adelante.
Como es natural, Valencia del Rey tuvo siempre y mantiene
hasta hoy gran influencia sobre el puerto cercano, de allí que me concentre en
estas dos ciudades tan ligadas por la misma suerte.
Originalmente, el puerto de la Borburata
estaba ubicado en donde hoy se encuentra un muelle abierto, perteneciente a la
otrora compañía petrolera norteamericana SHELL, a la
entrada o alcabala principal de la Base Naval “CA AGUSTIN ARMARIO”, de Puerto
Cabello.
Es de destacar que toda esa área, al
oriente de la fortificación con baluartes, denominada Castillo de San Felipe, o
mal llamada Castillo del Libertador, era totalmente un área anegada, de
manglares y suelos muy precarios, por lo que, hoy día, lo que apreciamos como
carreteras asfaltadas y un canjilón sólido que se extiende desde la vía que
viene desde Puerto Cabello en su tramo hacia la Base Naval y Playas de los
Clubes CRPU y LATINO y el Hospital Naval Francisco Isnardi, es todo artificial,
vale decir, rellenos de zahorra y piedras compactadas construidas por el hombre
y con una carpeta de asfalto como superficie o carpeta de rodamiento. Esta
condición de manglares irregulares y precarios, tendría mucha significación en
la historia de la ciudad y que relataremos más adelante.
Esta población de Borburata como la
reza la historia colonial, sería mudada una unos kilómetros al Sur, tierra
firme adentro, debido precisamente a lo que hemos mencionado. Los ataques
frecuentes como incesantes y crueles de los piratas, tales como el Pirata
Morgan, el Tirano Aguirre y otros, fueron los que hicieron que los habitantes
del conocido sector de “Puente Adentro” (área protegida dentro de las
inmediaciones del castillo, separada de “Puente Afuera” por un puente, que hoy
no existe y que despareció con los rellenos indicados) decidieron buscar una nueva
ubicación para Borburata, conservando el nombre. Esto confunde hoy a los porteños,
quienes al leer la historia sobre la Borburata que citan estos textos piensan
que es la que hoy conocen y desconocen que es la que hoy está y conocemos como puerto
petrolero en las adyacencias de la BNAR.
Igualmente, desaparecieron los diversos
baluartes y baterías del castillo, la Noria del acueducto y sus alrededores, hoy
no están presentes, ni identificadas en el terreno. Similar situación se
encuentra el Fortín Solano, y sus armamentos.
Estas falencias de información
histórica hacen que en los habitantes existan no solo dudas, sino mitos que no
les permiten conocer debidamente la significación histórica precisa de la
ciudad.
Como ejemplos podemos mencionar, el
mito de la calle Lanceros, la presencia del Batallón Valencey, la traición de
Francisco Vignoni, detalles de la Toma de Puerto Cabello y el accionar de los
colonos primigenios, la confusión acerca de si eran o no realistas, la
importancia verdadera de Puerto Cabello en el contexto de la guerra de
Independencia y la justificación geoestratégica de la Toma efectuada por Páez y
su valor como hazaña nacional y no solamente local y otros, los cuales
explicaremos oportunamente.
Adicionalmente, pienso que se hace
indispensable que, mediante algunas piezas simbólicas de metal, madera o hasta plástico,
se reinstalen en sus sitios originales las baterías y otros puestos,
debidamente mostradas con sus leyendas y señalizaciones de tránsito y convertidas
en atractivos turísticos, como hicieron muchas ciudades como Cartagena de
indias, y otras Poblaciones europeas, las cuales atraen turistas y aportan
mucho dinero al PIB, con sus sitios históricos. Esto debe hacerse a la máxima
conformación original de los sitios históricos, militares, y religiosos, los
cuales agregarían gran valor a la ciudad.
“En 1566 el pirata John Lowell,
socio de Hawkins, llegó a Borburata junto al pirata Jean Bontemps, con esclavos que habían robado de los
portugueses en ataques a los barcos de estos entre Cabo Verde y la costa africana. Los vecinos de Borburata inicialmente
resistieron a comprar más esclavos puesto que temían ser castigados por la Real
Audiencia de Santo Domingo: la visita anterior había significado la violación
de las leyes de no comerciar con fuerzas extranjeras y había contribuido a la
destitución del gobernador Alonso Bernáldez. Lowel y Bontemps invitaron a un grupo
de vecinos de Borburata a sus barcos, los encerraron allí y tomaron 1.500 pesos
de dos visitantes de Nueva Granada y le dieron a cambio veintiséis
esclavos. Cuando los vecinos volvieron a tierra, los lugareños no creyeron a
los neogranadinos que les habían robado el dinero, sino que este era el pago
por los esclavos. En consecuencia, los incautaron.
En septiembre de 1566 el
bucanero francés Nicolas Vallier saqueó el pueblo. El 17 de abril de 1568
Hawkins acompañado de su sobrino Francis Drake volvió con una flota más grande con el
fin de vender esclavos africanos. Los esclavos eran capturados de sus
incursiones piratas desde Cabo Verde hasta Gambia.3 Después de
tantas invasiones, los residentes habían huido a
Valencia. Hawkins permaneció en el puerto y envió una carta al gobernador del
momento, que se hallaba en Caracas, y otra al obispo en Valencia, con el fin de
pedir licencia de venta. Mientras, ya había estado vendiendo de manera
subrepticia. El obispo le escribió que haría lo que podría, a lo que Hawkins le
envió dos esclavos y 12 cucharas de plata. De vuelta recibió casi al mismo
tiempo las gracias del obispo y la respuesta negativa del gobernador, que no
quería que le ocurriese lo que le había ocurrido al gobernador anterior.4 Cuando los lugareños supieron de esto, comenzaron a alejarse de las ventas. Uno de ellos
convenció a Hawkins de que, si marchaba hacia Nueva Valencia, quizás podría convencer a la gente. Un grupo de
unos 40 soldados marcharon a Nueva Valencia del Rey, pero la hallaron desolada
y con tan solo unas gallinas que el obispo había dejado para ellos. Hawkins
permaneció en el puerto hasta comienzos de junio y en ese tiempo siguió
vendiendo de manera furtiva. Tras más de un mes, partió hacia Curazao. Esta
nueva incursión de piratas llevó al casi completo abandono del puerto. Muchos
vecinos europeos prefirieron mudarse a Valencia y otros lugares.
El conquistador Pedro Malaver de Silva desembarcó en
Borburata con varios cientos de colonos y sus familias a finales de mayo de
1569. Era una de las expediciones más numerosas del siglo XVI en Venezuela. De allí siguió
hacia Nueva Valencia del Rey en busca de El Dorado. Días
después, los hermanos Bravo de Montemayor y los 150 hombres que se quedaron con
ellos, acertaron a pasar por el puerto de la Borburata en donde estaban los
barcos de don Pedro al cuidado de 30 soldados. Como a don Pedro le habían
prestado 1000 ducados que no les fueron devueltos, los hermanos Bravo cargaron
en el barco que llevaban, alimentos y enseres por esa cantidad, y también se
fueron con ellos los 30 soldados que estaban al cuidado de las naves” (Fuente::https://buenosaires.gob.ar/areas/educacion/escuelas/escuelas/primaria/de16esc15_2005/historiavenezuela.htm)
Borburata tuvo un papel importante durante los tiempos de la Conquista de Venezuela. Felipe Von Hutten de la casa Welser de Augsburgo pasó por el sitio en una entrada
que realizó desde Coro en 1541 rumbo a los Llanos.
El segoviano Juan
de Villegas fundó
Borburata oficialmente el 24 de febrero de 1548, como “Nuestras señora de la Concepción de
Borburata”.
Ese era el puerto donde calaban los barcos europeos en el centro de la
Provincia de Venezuela. Durante los primeros tiempos no existía Puerto
Cabello y
a la villa se le nombraba indistintamente como Borburata y Burburata. Desde
allí se realizaron diferentes entradas para la conquista y colonización de los
valles de Tacarigua y, posteriormente, para la penetración a los valles de los
indios Caracas.
Durante
el siglo XVI y XVII sufrió numerosos ataques y asedios de piratas.
En 1555 piratas franceses al mando de Jean
Sorel ocuparon la aldea durante seis días.
El
7 de septiembre de 1561 el rebelde Lope
de Aguirre atracó en este puerto proveniente de la isla
de Margarita. Los vecinos habían huido previamente
de la zona al conocer de los desmanes cometidos por sus marañones del Perú.
Tras un par de días, Lope de Aguirre continuaría hacia Nueva Valencia del Rey.
El
3 de abril de 1565 el corsario y negrero inglés Sir John
Hawkins, favorito de la reina Isabel I,
inicia en Borburata el comercio triangular de
esclavos africanos en la costa norte de Sur
América. Después de prolongadas negociaciones y de haber
amenazado con destruir el sitio si no se le permitía vender su cargamento, los
vecinos le dieron licencia de venta. Durante las siguientes semanas Hawkins
estuvo vendiendo más de ciento cuarenta esclavos africanos y productos
europeos. El 3 de mayo al anochecer Hawkins abandonó el puerto. En ese momento
un grupo de indígenas atacó a los españoles, pero como estos estaban en
vigilancia por la llegada de los ingleses, consiguieron rechazarlos con
facilidad.
En 1566 el pirata John Lowell, socio de
Hawkins, llegó a Borburata junto al pirata Jean Bontemps con
esclavos que habían robado de los portugueses en ataques a los barcos de estos
entre Cabo
Verde y la costa africana. Los
vecinos de Borburata inicialmente resistieron a comprar más esclavos puesto que
temían ser castigados por la Real Audiencia de Santo Domingo: la visita
anterior había significado la violación de las leyes de no comerciar con
fuerzas extranjeras y había contribuido a la destitución del gobernador Alonso
Bernáldez. Lowel y Bontemps invitaron a un
grupo de vecinos de Borburata a sus barcos, los encerraron allí y tomaron 1.500
pesos de dos visitantes de Nueva
Granada y estos le dieron a cambio
veintiséis esclavos. Cuando los vecinos volvieron a tierra, los lugareños no
creyeron a los neogranadinos que les habían robado el dinero, sino que este era
el pago por los esclavos. En consecuencia, los incautaron.
En septiembre de 1566
el bucanero francés Nicolas Vallier saqueó el pueblo.
El 17 de abril de 1568
Hawkins acompañado de su sobrino Francis Drake volvió
con una flota más grande con el fin de vender esclavos africanos. Los esclavos
eran capturados de sus incursiones piratas desde Cabo Verde hasta Gambia.3 Después de tantas invasiones, los
residentes habían huido a Valencia. Hawkins permaneció en el puerto y envió una
carta al gobernador del momento, que se hallaba en Caracas, y otra al obispo en
Valencia, con el fin de pedir licencia de venta.
Mientras, ya había
estado vendiendo de manera subrepticia. El obispo le escribió que haría lo que
podría, a lo que Hawkins le envió dos esclavos y 12 cucharas de plata. De
vuelta recibió casi al mismo tiempo las gracias del obispo y la respuesta
negativa del gobernador, que no quería que le ocurriese lo que le había
ocurrido al gobernador anterior.4 Cuando los lugareños supieron de
esto, comenzaron a alejarse de las ventas. Uno de ellos convenció a Hawkins de que,
si marchaba hacia Nueva Valencia, quizás podría convencer a la gente. Un grupo
de unos 40 soldados marcharon a Nueva Valencia del Rey, pero la hallaron
desolada y con tan solo unas gallinas que el obispo había dejado para ellos.
Hawkins permaneció en el puerto hasta comienzos de junio y en ese tiempo siguió
vendiendo de manera furtiva. Tras más de un mes, partió hacia Curazao. Esta
nueva incursión de piratas llevó al casi completo abandono del puerto.
Muchos vecinos europeos
prefirieron mudarse a Valencia y otros lugares.
El conquistador Pedro
Malaver de Silva desembarcó en Borburata con
varios cientos de colonos y sus familias a finales de mayo de 1569. Era una de
las expediciones más numerosas del siglo XVI en Venezuela. De allí
siguió hacia Nueva Valencia del Rey en busca de El Dorado.
Días después, los hermanos Bravo de Montemayor y los 150 hombres que se
quedaron con ellos, acertaron a pasar por el puerto de la Borburata en donde
estaban los barcos de don Pedro al cuidado de 30 soldados. Como a don Pedro le
habían prestado 1000 ducados que no les fueron devueltos, los hermanos Bravo
cargaron en el barco que llevaban, alimentos y enseres por esa cantidad, y
también se fueron con ellos los 30 soldados que estaban al cuidado de las naves.
Borburata
pierde importancia
Borburata
terminó de perder importancia como puerto con el desarrollo de Puerto
Cabello, donde la Real Compañía Guipuzcoana estableció
sus instalaciones hacia 1730.
Durante
la Guerra del Asiento en
1743 sirvió de refugio temporal y base de operaciones de la flota inglesa del
comodoro Charles Knowles para
el ataque a Puerto Cabello entre
el 26 de abril y el 7 de mayo. Incluso llegó a desembarcar algunas tropas, pero
tuvo que retirarse ante las inmensas bajas, después de un intercambio de
prisioneros con el gobernador Zuloaga (quien fue herido en la lucha).
A
finales del siglo XVIII el pueblo se refundó más tierra adentro. La
iglesia se comenzó a erigir hacia 1751.
En
tiempos de Alexander Von Humboldt la
zona entre Borburata y Puerto Cabello tenía importantes plantaciones de
plátanos y otros productos. Desde Borburata se exportaban también mulas
hacia Jamaica y
otros lugares del Caribe, pese a que ya Puerto Cabello era otro punto de salida
importante.
Capitulo IX
Fundación de Puerto Cabello y construcción de
fortificaciones y algunos otros mitos:
Como
he mencionado, la decisión de fundar la ciudad y la necesidad de protegerla
hace que sus fechas sean contemporáneas.
RECOPILACIONES
Y EXTRACTOS COMPLETOS DE WIKIPEDIA
Castillo San Felipe
El Castillo
San Felipe es una obra de arquitectura militar defensiva, también mal
llamada o conocida como “Castillo Libertador”, cuando en virtud de la pérdida
de la primera república, por incapacidad del joven inexperto Simón Bolívar de
tomarla o recuperarla en 1812, no debería recordarse con tal nombre. Está localizada
en el sector del Cabo de Punta Brava, para defender, tanto la entrada al
puerto, como a la ciudad, conocida entonces como “Puente Adentro”, protegida
por sus sistemas defensivos de cañones y además de armamentos, contaba con
cuartel de personal de la época. Hoy, se entra a él por la base naval Agustín
Armario de Puerto
Cabello, Venezuela,
instalación encargada de su custodia.
Se
hace necesario aclarar los conceptos de castillo, palacio y fortaleza. Un
palacio es una estructura hecha para vivir a todo lujo. Un castillo es una
fortaleza hecha para la defensa y una fortaleza, en general, son las fortificaciones
(del latín fortificatio-ōnis), o edificaciones militares construidas para
servir como defensa en la guerra. El término viene de fortis (fuerte) y facere
(hacer). También se utilizan las denominaciones bastión, baluarte y fuerte.
El
tal Castillo San Felipe, fue erigido y denominado en su nombre, en honor al Rey
Felipe V de España. Mas, es una fortificación del tipo Fuerte Abaluartado, tan
igual al Fortín Solano; pero, no un castillo. En resumen, mientras todo
castillo es una fortaleza, no siempre una fortaleza es un castillo y mucho
menos un palacio. Este último es una edificación civil, la cual puede contar
con alguna capacidad de defensa o protección de sus habitantes.
“Entre los siglos XVII y XVIII las Costas
de la Provincia de Venezuela se vieron fuertemente azotadas por piratas,
corsarios, bucaneros y filibusteros, quienes asolaron y saquearon los poblados
circundantes al Mar Caribe. Este hecho generó una fuerte paralización de
la economía en la Provincia, en virtud de lo cual, en 1718 llega el Juez de
Comisos, Pedro José de Olavarriaga. Quien por Real Orden tuvo la misión
de levantar la instrucción general y particular del estado presente de la
Provincia de Venezuela entre 1720 y 1721, con el propósito de determinar la
verdadera situación en la cual se encontraba la misma. En el mencionado informe
se presentó, entre otras, la necesidad de fortificar las Costas de la
Provincia. Hizo hincapié en las bondades geomorfológicas de Puerto Cabello, lo
cual determinó la importancia del levantamiento de una plaza fortificada en
resguardo de ésta importante llave de acceso al territorio. Por consiguiente,
se emitió la orden para la construcción de un Fuerte que se llamaría San Felipe
en Puerto Cabello, con el propósito de contener la piratería, servir de
factoría fortificada de la Real Compañía Guipuzcoana y finalmente, establecer
el servicio activo de defensa en las costas de la Provincia.
Por lo antes expuesto, la presente investigación
pretende analizar la importancia de la edificación del Castillo de San Felipe
de Puerto Cabello como llave de defensa de las costas de la Provincia de
Venezuela. Fundamentándose en el estudio de fuentes del Archivo de la Academia Nacional
de Historia y del Archivo General de Indias. Finalmente, el aporte
de la presente investigación es contribuir al conocimiento y pertenencia de las
Costas de la Provincia de Venezuela durante el Siglo XVIII” (Vanessa Ávila Sánchez. Tiempo y Espacio vol.25 no.64 Caracas dic. 2015).
La
realización fue propuesta por el gobernador de la Provincia de Venezuela,
Lope Carrillo de Andrade Sotomayor y Pimentel en 1729. Fue construido en el
período comprendido entre 1732 y 1741 en honor al rey de España Felipe V de Borbón.
Su objetivo principal era proteger el puerto y las mercancías de la Real Compañía Guipuzcoana,
que manejó por muchos años el monopolio comercial
entre Venezuela y España. Mientras en la Casa Guipuzcoana se hacia el
agenciamiento y control administrativo y aduanal en el castillo, se hacia el
acopio y custodia de las mercaderías para su embarque. Era, en esencia, la parte naviera.
Se
vivía la época de la piratería y
las pugnas entre España, Holanda, Francia e Inglaterra por
el dominio de los mares. Este castillo sirvió como refugio de la ciudad en el
período colonial (Puente Adentro) y junto al Fortín
Solano formaba parte de un complejo sistema de
fortificaciones, similar al de Cartagena de Indias en Colombia.
El
“Castillo “San Felipe forma parte de un complejo defensivo militar de la
ciudad, del camino de los españoles y del rio Borburata, como de la ciudad misma
y del puerto en sí. Esto es consistente con la arquitectura, organización y
homogeneidad arquitectónica que se observa en todas las ciudades españolas en
el continente. Cartagena de Indias, ciudad amurallada y fortificada, es una
muestra de lo que explico.
Tenemos
entonces al sistema, conformado por: el Castillo San Felipe, el mirador o Fortín
Solano, la batería Circular de San Luis, la Cortadura y Fuerte del Trincheròn,
el Almacén de Pólvora del Rey en la punta de Valle Seco, Las Baterías de los
Tanques del Rey, el Portachuelo del Cerro de las Vigías en cuya cumbre de unos
500 metros sobre el nivel del mar está el Fortín. Comunicado por una carretera
de un kilómetro, en pronunciado ascenso. En el Cerro el Vigía, en su cara
Norte, había dos vigías, alta y baja. El Reducto. Detrás del fortín está el
Cuartel del Negro, en la colina al Sur del Mirador de Solano. Un molino de
Pólvora en la estribación Norte del cerro de las vigías, protegido por estas
últimas.
Era
y sigue siendo una muy estratégica conformación de un adecuado sistema
defensivo para la ciudad, en su época.
Eso
sí, debe evitarse el mito de que desde el Fortín Solano se protegía al puerto,
en razón de que las baterías o cañones de la época solo tenían un alcance
eficaz limitado a unas 3 millas, base, por cierto, para la definición antigua
de mar territorial, además de que el sistema de control de tiro del armamento
de la época, no contaba con tecnología para ser eficaz en esas distancias y
hundir un navío que aproximara y tratara de entrar al puerto o amenazara su
entrada. En cambio, sí era eficaz para defender el camino de los españoles y la
desembocadura del río, vital para la ciudad y a esta misma. Asdrúbal González,
en las páginas 29 al 32 de su obra “EL ÙLTIMO BASTIÒN”, nos describe al detalle
este sistema.
Planta
y baterías:
Castillo San Felipe
(Foto
tomada desde el Este)
Llama la atención que
no se haya construido un sistema amurallado como Cartagena. Pasemos a describir
su sistema defensivo, ubicación de baterías y del hornabeque. Un hornabeque es
una fortificación exterior que se compone de dos medios baluartes. Los
hornabeques se desarrollaron a partir del siglo XVI.
El
Castillo tenía una planta pentagonal la cual se le elimina la batería mas al
norte y se construye la pantalla atirantada. tiene baterías o baluartes al
oeste, el este y al sur, con un puente de entrada, con un foso.
Fortín
Solano:
El Fortín
Solano o Mirador de Solano se encuentra ubicado en el Parque Nacional San Esteban, en la ciudad de Puerto Cabello, en el estado Carabobo de Venezuela. Es una fortaleza militar construida en el 1766
por orden expresa del Gobernador y Capitán General de Venezuela, Don José Solano y Bote.
Se
erigió en la zona llamada Cresta del Vigía y su función era proteger la ciudad
de posibles ataques navales, resguardar su puerto, el Camino de los Españoles a
Valencia y toda actividad mercantil. Durante la Independencia de Venezuela tuvo
gran actividad militar.
El
propósito de la construcción del Fortín también fue el de proteger el Camino de los Españoles de
Puerto Cabello a Valencia y las
aguas del río San Esteban. En la actualidad, en sus cercanías se puede apreciar
el pueblo de San Esteban, la casa del Prócer General Bartolomé Salom; el Camino
Indígena de la Sal entre las poblaciones de Patanemo y Guacara; así como un
complejo megalítico con petroglifos en
el Parque
Arqueológico Piedra Pintada en Tronconero.
Antes
de la construcción del fortín, el cerro de apenas 500 metros de altura era
una base donde se había instalado una batería naval
que sirvió para contrarrestar un violento ataque que en 1743 realizó la flota
inglesa del Comodoro Charles
Knowles.4
La visibilidad de los cuatro puntos
cardinales era perfecta y por esto funcionaba como
mirador. Desde ahí se vigilaban las aguas por las que navegaban viajeros de
todo tipo y que se acercaban a puerto. La construcción de dicha batería fue
decidida por Juan Gayangos y Lascan.
Se buscaba que la vigilancia desde el cerro fuera permanente y, además, de
forma más eficiente.
José
Solano y Bote
Poco
tiempo después, el Capitán General de
la Provincia de Venezuela,
Don José Solano y Bote,
considerado por la población como ilustre y aclamado; gobernante capaz, de gran
personalidad y de recto proceder, ordenó la construcción de un fortín con artillería y,
así fortalecer la defensa del puerto. Para este proyecto se utilizaron los
conocimientos de varios ingenieros militares de
su plena confianza.
El
fortín fue construido con mano de obra esclava y
de presos traídos de La
Guaira, como también reos del Castillo San Felipe (hoy
conocido como Castillo Libertador). La construcción es única en su tipo en
Puerto Cabello; fue hecha de piedra de canteras que
existían en la región como también de rocas de algunos cerros de alrededor.
El
Fortín Solano no fue diseñado solo pensando en la protección de las aguas
visitadas por piratas, comerciantes y
viajeros, sino también para dar seguridad al cauce del río San Esteban y
del Camino
de los Españoles que conducía a Valencia, por el
Valle de San Esteban.
Ingenieros
participantes en la construcción
El
Ingeniero Militar Juan Amador Courten de
origen suizo figura como constructor de fortificaciones de El Callao en Perú y
colaboró también en las de Chile.
El rey Felipe V lo
trasladó a Castilla la Vieja en
el 1735,
para colaborar en la reconstrucción del Fuerte de la Concepción.
En 1737 lo enviaron al Real sitio de San Ildefonso de Segovia para
trabajar en la construcción del Palacio;
asimismo en este tiempo levantó seis mapas de las ciudades de Madrid, Noblejas y Chinchón.
El día 22 de julio de 1739 por Real
Orden fue comisionado para construir las acequias de
riego en Colmenar de Oreja.
En 1740 llegó a formar parte del ejército de Mallorca como
teniente coronel de Infantería e ingeniero jefe.
Juan Gayangos Láscari,
a quien se le dio el título de ingeniero Militar Ordinario fue enviado a Venezuela para
suplir a Courten.
Gayangos fue recomendado por Diego Bondik quien
era Ingeniero Director en España. Por su parte, Gayangos Láscari había
colaborado de manera ocasional en algunas fortificaciones en la ciudad de Cádiz,
pero no era un ingeniero destacado; sin embargo, en la ciudad colonial y en el
desarrollo de Puerto Cabello dejó plasmada su presencia en obras importantes.
Ingeniero
Militar Miguel Roncali,
quien era también conocido como el Conde de Roncali. Sus estudios los realizó
en la Academia de Guardias de Corps. Colaboró en los trabajos realizados en las
obras del Canal del Campo de Castilla.
En 1763 lo ascendieron al cargo de Ingeniero en Segundo. En 1792 se le
encargaron varias obras, el edificio de la Real Aduana de Barcelona,
una fuente pública y el horno de munición. Le enviaron a Venezuela en abril de
1765.nota
3
Ingeniero Miguel González Dávila,
en 1773 fue ascendido y prestó servicio en todo lo concerniente a las defensas
de Puerto Cabello. En marzo de 1774 presentó informe sobre las fortificaciones
de la ciudad.
Las
baterías de la Vigía y Mirador de Solano, construida a barbeta, en las
eminencias del cerro, dominada la primera por el Mirador, carecen de fosos, no
tienen rastrillos ni ninguna otra obra de protección. Por lo tanto, se
considera de muy poca entidad así porque deben defenderse por sí solas,
distante de la plaza tres mil varas, como también poderse subir a la cumbre
casi sin ser vistos hasta estar dentro de la primera y así sólo pueden servir
para dar señales, pues su tiempo de sitio no puede dejar de perderse con
tropas, artillería y repuestos de pólvora.
Ingeniero
Militar José Antonio Espelius,
su carrera se desarrolló en Cádiz.
Tenía como jefe al Conde de Aranda y
fue discípulo del Mariscal de campo Ignacio Sala.
Participó en las obras de navegación del río
Guadalquivir en Sevilla.
Viajó a Venezuela en 1772 y fue uno de los principales analistas referente al
teatro bélico del fortín. Inmediatamente redactó un informe que envió al
Capitán General en la ciudad de Caracas José Carlos Agüero definiendo
lo valioso de la situación geográfica del puerto.
Artillería
El
Fortín Solano tenía una artillería que
aseguraba la vigilancia de las vías a Borburata,
San Esteban y Goaigoaza, pues era indispensable por ser esta una región rica en
lo agrícola, además de lo necesario para la protección de la Provincia.
Baterías del Vigía |
Personal Militar destacado |
|
4
Calibre de 24 pulgadas |
2
Cañones Calibre de 24 pulgadas |
1
Capitán |
4
Calibre de 4 pulgadas |
4
Cañones Calibre de 4 pulgadas |
1
Alférez |
2
Calibre de 2 pulgadas |
— |
24
Artilleros de milicias |
— |
38
Milicias de pardos |
Informes
del siglo XVIII
El
teniente coronel de infantería José
Antonio del Pozo y Sucre quien era ingeniero
ordinario, llegó a finales de 1787 a Puerto Cabello y presentó un informe de la
verdadera situación en que estaban las fortificaciones.
Existían
graves problemas con el abastecimiento del agua a los pobladores de lo que se
llamaba Plaza de Puerto Cabello, comenzó el informe con tal noticia:
y
donde se pretende, y se trabaja para trasladar toda la población antigua
establecida en Tierra Firme, tiene el defecto de no tener agua de pie y el de
no permitir la poca elevación que tiene su terreno del nivel del mar, construir
aljibes subterráneos, por cuyo motivo sus habitantes se encuentran precisados a
comprar muy cara el agua que beben, o ir por ella al río San Esteban, que dista
de la plaza más de un buen cuarto de legua.
Dentro
del informe formuló de forma interesante una descripción de Puerto Cabello:
la
población se compone de dos clases de vecinos que ambos no salen de la esfera
de la pobreza: la una es tan numerosa, que sus habitaciones se reducen a unas
barracas, y cuando más, a unas desdichadas Casas de Tapia. Y la otra de algo
más acomodados bienes de fortuna, que invirtieron todo su caudal en fabricar
las que habitan de buen material para su comodidad y la de su familia.
En
lo que refiere a las fortalezas, el Ingeniero José del Pozo tuvo juicios muy
precisos, en especial concerniente al cerro del Mirador:
El
elevado y escabroso Monte de Las Vigías lo hubiera ocupado como está con sus
cortinas, reductos y cortaduras en los puntos más ventajosos, construyendo en
cada uno de ellos su cuerpo de guardia, pequeño almacén de víveres, repuestos
de pólvora y aljibes proporcionados a su extensión por uno o dos meses su corta
guarnición o defensores.
Oficio
por mantenimiento
Los
días 7 y 26 de agosto de 1814 se levantaron sendos oficios por el mantenimiento
del Mirador de Solano y Vigías. Según José Mariano Aloy. las fortificaciones de
Puerto Cabello necesitaban de especial atención. En el oficio se requería:
Mirador
de Solano necesita diez varas cúbicas de mampostería ordinaria, setenta varas
en cuadro de hormigón, sesenta tejas, cincuenta fanegas de cal para acuñas,
encaladas, etc. Ciento veinte jornales de albañil y doscientos cuarenta de
peón.
Las
Vigías, baja e intermedia, se demolieron antes del segundo sitio en virtud de
orden del Señor Capitán General, por no tener con que guarnecerlas y ser en
este caso sus obras entre esta Plaza y Castillo San Felipe. Es necesario
hacerlas de nuevo.7
Visitantes
ilustres describen el Fortín
Fortín
Solano en cuadro de Ferdinand Bellermann
Vista
de Puerto Cabello (1843)
En
los siglos XVIII y XIX, el país tuvo la visita de personajes de la historia
contemporánea. Estos visitantes hicieron comentarios del Fortín Solano,
describiéndolo de diferentes formas, pero plasmando para el futuro en crónicas
y escritos de lo imponente de su estructura y funcionamiento.
Una
anécdota refiere que el rey Fernando séptimo se hizo acompañar de sus
funcionarios de hacienda para que lo llevaran a Gibraltar; porque, él quería
ver el castillo de San Felipe de la Capitanía General de Venezuela. Uno de sus
funcionarios le preguntó:
-
Su excelencia ese castillo está muy lejos, ¿No cree Ud., que no podrá verlo? –
y el monarca habría contestado:
-
¡Con los reales que me está costando, ya
debería verse!
Entre
los más destacados visitantes del castillo se encontraban:
Alejandro de Humboldt, Agustín Codazzi,
Conde Louis Philippe de Ségur, Ferdinand Bellermann, Anton
Goering Karl Ferdinand Appun,
Joseph Luis de Cisneros, Miguel María Lisboa,
Wilhelm Sievers,
Francisco Depons,
Dauxion Lavaysse,
Antonio Manzano, William Duane,
Jenny Talleney, Robert Semple y James Mudie Spence.
Karl
Ferdinand Appun
Su
ingreso a tierras venezolanas fue en el 1849, apenas contaba con veintinueve
años,111520
describe la región con mucho amor.
Se refiere al Mirador de esta forma:
Es
un cerro empinado de una altura de quinientos pies y cubiertos de espeso
matorral. Sobresalen por encima de éste, los blancos muros de un antiguo
castillo español, el Vigía que sirve ahora como señal a los buques que llegan,
y por cuyo mantenimiento, toda embarcación al arribar tiene que pagar al
gobierno un impuesto considerable por concepto de "dinero de farol".
Bien mantenido y provisto de un profundo pozo, el castillo no se encuentra
habitado y sirve exclusivamente de nido a numerosísimos zamuros,
que con sus miradas expertas y agudizadas y sus finos órganos olfatorios,
acechan desde allí un suceso para ellos interesante, sea la matanza en el
matadero, sea un buey o un burro hambrientos que caen moribundos en la sabana.7
Robert
Semple
Quizás
por motivos comerciales o personales llega a Puerto Cabello en los años 1810 y
1811.
Él hace una descripción de la zona y se refiere al Fortín Solano haciendo una
referencia:
Hacia
el interior de la costa no hay fortificaciones de consideración, pero el
poblado puede ser defendido por los cañones que, desde los cerros, dominan la
parte sur de la ciudad.
Wilhelm Sievers
Parte
del casco colonial de la ciudad de Puerto Cabello. A Sievers le llama la
atención como queda dañada la ciudad por el cruce de balas.
Su
profesión era geógrafo.
Nacido en Alemania y
pariente de Karl Ferdinand Appun,
estuvo en Puerto Cabello en las últimas décadas del siglo XIX. Pudo
recopilar datos curiosos que él publicó con valiosas observaciones y detalles
de las costumbres venezolanas de esa época. Realizó un estudio sobre el estado
político en Venezuela.
y relata algunos sucesos que tuvieron
origen en Puerto Cabello en los momentos de la ocupación por las fuerzas
Legalistas del General Joaquín
Crespo y también refiere el Fortín.
Una
vez lograda la fusión del ejército principal de la oposición con las tropas del
jefe del movimiento en Carabobo, general José Félix Mora,
Crespo se proponía tomar a Puerto Cabello. Si bien aquella Plaza sólo estaba
defendida por una guarnición débil, su conquista se prometía difícil, a causa
del Fuerte Libertador que cerraba el acceso de la ciudad. Las tropas opositoras
se apoderaron en la mañana del 22 de agosto del Fortín Solano, conocido como El
Vigía, sitio por encima de la ciudad, por el lado de tierra firme.
El
tejado de la Aduana estaba completamente acribillado de balas de fusil; en la
calle Comercio pude ver impactos sobre todo en los pisos superiores, ya que los
soldados venezolanos tienen por costumbre disparar sus armas bajo el brazo. El
sombrero encarnado que colgaba como rótulo ante la tienda de un sombrero
alemán, así como una bota de montar que servía para fines idénticos a un
zapatero, estaban igualmente acribillados.
Antonio
Zuazola (ahorcado en el Fortín)
A
finales de 1813 Manuel Piar establece el
bloqueo marítimo de Puerto Cabello, en combinación con el sitio terrestre
impuesto por el Libertador Simón Bolívar recupera
la plaza fuerte para los patriotas consolidando la Segunda República.
El brigadier Antonio Zuazola será
capturado por Bolívar, quien propuso inmediatamente su canje por el
Coronel Diego Jalón, propuesta rechazada
por el general Monteverde,
quien persistía en su conducta de no tratar con los enemigos. Esto y el haber
Monteverde fusilado algunos prisioneros, obliga a Bolívar a ahorcarlo en el
Fortín Solano.
Pedro
Carujo (Preso en el Fortín)
Pedro Carujo, natural de Barcelona, Estado
Anzoátegui fue militar, periodista y uno de los jefes de
la Revolución de las Reformas de
1835. Fue hijo de José Carujo, nacido en Canarias,
quien era oficial realista y
de Juana Hernández, venezolana de nacimiento. Formó parte del batallón Orinoco
acuartelado en Angostura en
el 1819. Este militar venezolano era reconocido por sus atributos
intelectuales.
No
compartía los ideales del Libertador Simón Bolívar,
era abiertamente enemigo de cualquier dictador y a Bolívar le consideraba un
tirano. El Libertador era Jefe Supremo de los poderes políticos de la Gran
Colombia y Carujo se había convertido en su enemigo
personal, llegando a atentar contra su vida. El participaba de un grupo de
conspiradores integrado por oficiales.
El
28 de septiembre de 1828, estando Bolívar en su residencia de Bogotá le
intenta asesinar, pero todo el plan se logra frustrar gracias a la intervención
de Manuelita Sáenz.
Aunque
Carujo se salvó de ser fusilado, lo embarcaron en la Fragata Colombia
y le enviaron a Venezuela. Fue llevado en calidad de preso
político sin ventajas alguna.
El Primer Comandante del buque era inglés y, español el Segundo de a bordo,
ambos admiradores de Bolívar. Su castigo no fue solo en el barco, al quitarle
los grilletes para llevarlo a tierra le ataron los brazos a un cabestro y lo
pasearon por los sitios públicos de Puerto Cabello mostrándolo como forajido,
asesino y gran criminal. La fragata llegó a Venezuela el 3 de marzo de 1829.
El
paso siguiente fue llevarlo al Fuerte El Vigía, muy bien custodiado entre filas
que formaron los soldados y le encerraron en una bóveda donde era poco el aire
y casi sin entrada de luz. Se le encargó al comandante del fuerte que se le
hiciera sentir todo el rigor por el crimen que había cometido. Fue Antonio
Valero que se ocupó de todo, siendo este enemigo personal de Carujo.
Su
estadía en el fortín fue de cinco meses, los cuales utilizó para preparar su
evasión, él imaginaba que estaría preso mientras el «tirano» como se refería a
Bolívar, estuviera en el poder. Logró escapar el segundo día de agosto, pero
dejó un escrito justificando su huida. No obstante, al poco tiempo fue
capturado y regresado en forma humillante a la fortaleza donde le colocaron
grillos.
Telégrafo
desde El Mirador
En
1836 y con el fortín casi abandonado, ya que no estaba ocupado por los
militares, se decide colocar en el Mirador un telégrafo. El sistema que se
colocó fue el telégrafo óptico,
un poste de madera y de gran altura que transmitía señales con combinaciones de
un mecanismo de brazos movibles. Fue usado en diferentes oportunidades y
funcionó durante algunos años.
El
documento que fue enviado a Puerto Cabello para utilizar el fortín como base
para el telégrafo fue el siguiente:
República
de Venezuela
Valencia, 22 de septiembre de 1836
Gobierno
Superior Político de Carabobo
Nº
568.
“Sr. Jefe Político del Cantón de Puerto Cabello.
El
Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra con fecha 8 del presente
me dice lo que sigue.
No
destinándose a ningún servicio militar la Vigía de Puerto Cabello, y siendo muy
conveniente establecer en ella un telégrafo para las necesidades del comercio,
el Poder Ejecutivo me ordena decirlo a usted para que con este objeto oficie a
quien corresponda y dedique sus esfuerzos a conseguir el importante fin
mencionado pues en ello se hace un buen servicio al comercio de aquel puerto.
Y
lo transcribo a Usted para que de acuerdo con los señores del comercio de ese
Pto., se escojan los más convenientes al establecimiento del Telégrafo.
Soy
de Usted muy atentamente
Alejandro
Landaeta”
El
famoso disparo del Fortín Solano
Bloqueo Naval a
Venezuela de 1902-1903
Carlos Brandt, escritor, políglota y filósofo realiza
una descripción minuciosa de los sucesos del bloqueo naval de Puerto
Cabello en 1902. Explica como tuvo gran participación
el Fortín Solano para defender la zona de enemigos superiores en poder.
Cuando
ocurre el Bloqueo Naval a
Venezuela, el acorazado inglés HMS Charybdis y
el crucero alemán SMS Vineta bombardean
la ciudad de Puerto Cabello, justificando la acción por algunas ofensas a
oficiales y tripulantes de un buque mercante de bandera inglesa llamado
«Topaze» que había estado en el muelle de la aduana vieja en diciembre de ese
mismo año.
Brandt
describe esta acción llamándola; «El famoso disparo del Fortín Solano»
Faltaba
poco para las 5 de la tarde del fatídico día 13 de diciembre, cuando convencido
por Cipriano Castro ya
no nos contestaría o que lo haría tarde, pensé ir a San Esteban con el objeto
de ver como trasladar mi familia allí. Al efecto le pedí permiso a mi Jefe, el
general Mora y partí.
Cuando
ya iba acercándome al «Fortín Solano» al extremo de que éste me quedaba solo a
dos cuadras, rompieron los fuegos. Más tarde se habló de un disparo salido del
Fortín. Muchos negaron dicho disparo; otros dijeron que había sido hecho por el
Capitán Meyer y otros, entre ellos el General López Contreras,
sostuvieron que fue Antenor Ugueto quien lo hizo. Pero la generalidad afirma
que fue un soldado desconocido quien, al oír los primeros disparos del
«Charybdis», no quiso correr sin antes, por despecho, pegarle un fósforo
encendido al oído del cañón.
Pero
el caso es que esa vez pude presenciar y describir la trayectoria de casi cada
una de las balas del «Vineta». Vi primero un fogonazo en la explanada del
Fortín, fogonazo que ha debido provenir del cañoncito sin balas. Luego vi los
dos primeros disparos del Vineta que desmontaron los dos cañoncitos que había
en el Fortín. Nunca me imaginé una puntería más certera. Las demás balas se las
dirigieron a la base del Mirador Solano, pero sin lograr demolerlo, pues ya
sabemos que los españoles construían sus fortalezas con un material más sólido
que el mismo granito.
En
1905 por orden del General Cipriano
Castro, fueron montados dos poderosísimos cañones de 155
milímetros para rechazar cualquier nuevo intento de bloqueo del puerto por
potencias extranjeras.
Imaginación
popular
Se
habían creado cantidad de leyendas en la ciudad donde el Fortín Solano era
principal personaje. Decía la gente que existía una cueva que comunicaba el
Fortín con el Castillo, supuestamente este subterráneo atravesaba por el mar de
punto a punto. También vivió un militar retirado, un Teniente Coronel que en
algún momento como oficial prestó servicios en el Fortín y siendo ya un anciano
se deleitaba contando que había conseguido un baúl en
un subterráneo que tenía el fuerte, que contenía uniformes descoloridos y
documentos que fueron propiedad de José Solano y Bote,
que había sido Capitán General y personaje del que lleva el nombre el Fortín.
Adornaba el pasaje diciendo:
Después
de haber caminado un gran trecho, alumbrado con dos potentes faroles, en
compañía de un Cabo Primero y dos soldados, sorpresivamente llegamos a una
especie de recámara, donde encima de una mesa reposaba un baúl antiguo con
varias tablas desprendidas. Al revisarlo contenía varios uniformes descoloridos
por el tiempo, una espada en cuyo mango estaba estampado un escudo de nobleza y
más al fondo unos documentos que certificaban su procedencia: pertenecían a
José Solano, ex capitán General de Venezuela en el siglo XVIII. Sí,
Indudablemente eran cosas dejadas ahí por Solano.
Lo
que este militar retirado ignoraba es que Solano nunca visitó el lugar que
llevaba su nombre. En el Fortín hay un depósito para almacenar agua de lluvia
que se utilizó en la etapa colonial y de esto sacan leyendas populares.
Hubo
en las filas militares un joven de Barlovento, vía al oriente de Venezuela, que
había fallecido en el portal del cementerio de Puerto Cabello. Este joven
militar sirvió en el Fortín, su nombre era Roso Busich. Se decía que al pasar
junto al largo muro de cementerio su cuerpo como de calavera salía al paso de
los peatones, que obligados tenían que pasar por ahí.
Todo
el camino de San Esteban acumuló una serie de cuentos, anécdotas, procesos
históricos y otras menudencias, ciertas o inventadas por sus protagonistas.
Calle
lanceros
La
vía de unos 300 metros de largo antes se llamaba Calle Morán, pero
fue cambiada a Lanceros en honor al general José Antonio Páez quien
desfiló por este lugar junto a sus lanceros, luego de haber ganado
una de las batallas que llevaron a cerrar para siempre la guerra de
independencia de Venezuela. Se dijo, no fue usada como vía de aproximación al
catillo durante la toma, sino como lugar para un desfile posterior. No
obstante, la conseja popular es que la calle tuvo que ver al momento de la Toma
del Castillo de Puerto Cabello
Batallón
Valencey
Dignos
y valientes soldados del Batallón realista Valencey, combatieron con denuedo en
Carabobo y una vez rendidos, se les permitió retirarse y se replegaron a
refugiarse en el Castillo Sn Felipe, en Puerto Cabello; más, no sentaron base
en esta ciudad.
Catedral
de la ciudad
La Catedral
de San José o Catedral de Puerto Cabello
es el nombre que recibe un edificio religioso que pertenece a la Iglesia
católica y se encuentra ubicado en la localidad de Puerto Cabello, al norte del
Estado Carabobo.
El
templo sigue el rito romano o latino y es de
la sede de la Diócesis de Puerto Cabello (Dioecesis
Portus Cabellensis) creada el 5 de julio de 1994, mediante la
bula Sollicitus de spirituali del Papa Juan
Pablo II. Está bajo el cuidado pastoral del obispo Saúl Figueroa Albornoz.
Su
historia se remonta a 1851 cuando el congreso nacional otorgó unos terrenos
para su construcción que concluyó en 1852. Posteriormente sufrió numerosas
modificaciones e incluso llegó a ser usada temporalmente como prisión en la
Guerra Libertadora.
Su
construcción ocupó el antiguo edifico del Cuartel Anzoátegui; sus trabajos
comenzaron en 1852 y se paralizan en 1892 por falta de recursos. Fue con mucho
sacrificio y donaciones que el edificio se levantó. Los trabajos se reanudaron
en 1938, trasladado el culto de la Iglesia del Rosario a la Catedral en solemne
ceremonia, oficiada por el Obispo de la Diócesis de Valencia, Mons. Gregorio
Adán, el 11 de abril de 1943. El campanario no formaba parte del diseño
original, y fue agregado en 1957 y su construcción tomó seis meses y
medio. (Fuente: José Sabatino Pizzolante)
Hitos
de la Historia porteña
Entre
los hechos históricos que ocurrieron en el castillo se citan los siguientes:
El comodoro británico Charles
Knowles fue el primero en comandar un ataque naval al castillo en 1743 en
el marco de la Guerra del Asiento.
Desde el 4 de abril hasta el 13 de mayo de 1743, en que la nave insignia de la
escuadra se aleja, fue un constante bombardeo, desembarque de tropas, canje de
prisioneros y hasta permiso a los ingleses para la toma de agua en la
desembocadura del río Borburata. Durante este ataque los ingleses dispararon un
aproximado de 900 bombas, de las cuales impactaron 40 en el castillo, aunque el
daño en las murallas, cuarteles y baterías no fue proporcional al inclemente
bombardeo. El ataque inglés dejó 30 muertos, entre los que se cuenta el
Condestable del castillo y 60 heridos.
Asalto
de la HMS Hermione en Puerto Cabello
En
la noche del 24 al 25 de octubre de 1799, seis botes y lanchas procedentes de
la fragata inglesa HMS Surprise asaltaron el navío Santa Cecilia (antes HMS
Hermione) que sus amotinados habían entregado a los españoles. La sorpresa fue
total y el bombardeo de las piezas del castillo fue inefectivo; los escasos
soldados de guardia en el buque fueron fácilmente arrollados. El capitán Hamilton
y sus hombres se apoderaron del alcázar del barco y luego cerraron las
escotillas, dejando a la tripulación –aún somnolienta– encerrada, limitándose a
disparar tiros y sablazos a los confinados. Eso explica que los españoles
sufrieran 119 muertos y 57 heridos. Sin embargo, los ingleses no tuvieron una
sola baja, únicamente 12 heridos, entre ellos el capitán Hamilton.
En
1806 la flota realista escoltó a las
goletas Bee y Backus de la fracasada expedición libertadora
de Francisco de Miranda hasta
Puerto Cabello junto a 58 prisioneros que fueron encerrados en las bóvedas del
Castillo de San Felipe. En represalia, 10 prisioneros, en su mayoría estadounidenses,
fueron ahorcados y descuartizados en la explanada del castillo el 21 de julio
de 1806. Los demás sufrirían prisión por más de diez años. Las víctimas han
sido consideradas como los primeros mártires no hispanos de la independencia de
la América Española.
El
alzamiento del subteniente Francisco Fernández Vignoni, cuando el 30 de junio
de 1812, armó a los prisioneros españoles del castillo al mando del
coronel Simón Bolívar,
iza el pabellón real y bombardea la ciudad de Puerto Cabello ocasionando la
pérdida de la Primera República.
Allí
estuvo preso el Generalísimo Francisco de Miranda antes
de ser enviado a Cádiz vía Puerto
Rico.
A principios de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas exigiendo
el cumplimiento de la capitulación de San Mateo de 1812.
El
17 de septiembre de 1814 fue fusilado Vicente
Salias, que según la tradición fue el autor de la letra
del himno nacional de Venezuela.
Luego
de la batalla de Carabobo de
1821, el batallón realista Valencey en heroica retirada se refugió en el
castillo, el cual fue el último reducto español en territorio venezolano hasta
el 10 de noviembre. Este batallón no tuvo siento o base en la ciudad.
En
1822, asume el mariscal de campo Francisco Tomás Morales el
mando supremo de la fortalezas de Puerto
Cabello y el brigadier Sebastián de la Calzada fue
nombrado segundo jefe. A partir del 3 de agosto de 1823 y como consecuencia de
la capitulación de Morales ante los republicanos en Maracaibo,
Calzada quedó como último comandante en jefe de la fortaleza, cargo que
desempeñó hasta el 10 de noviembre del mismo año cuando capituló sus fuerzas
ante el caudillo venezolano José Antonio Páez.
El
3 de noviembre de 1835, Páez decretó el indulto para los principales jefes de
la Revolución de las Reformas,
que aún combatían en oriente. La mayoría de los rebeldes cesaron la lucha, pero
el 17 de diciembre de 1835, un grupo de reformistas bajo el mando de Blas
Bruzual y Pedro
Carujo tomó la plaza de Puerto Cabello y declaró el
puerto en estado de sitio. Páez y el general León de Febres Cordero intervinieron
en los combates en los cuales tanto Bruzual como Carujo fueron capturados el 24
de diciembre de 1835. Carujo fue herido, y como consecuencia de la infección
murió en Valencia mientras que Bruzual fue encarcelado y luego escaparía para
dirigirse a Colombia. Finalmente, con el control de Maracaibo el 1 de enero de
1836, y luego con la rendición del castillo Libertador el 1 de marzo de 1836,
llegaba a su fin la contienda armada.
Cuando
estalló la Guerra Federal,
la escuadra española al mando del almirante Casto Méndez Núñez negándose
a reconocer el bloqueo que practicaban los insurgentes, con arreglo al derecho
internacional, penetró en la rada del puerto y protegió los bienes y vidas de
los extranjeros.
El
general Venancio Pulgar es
encarcelado en el castillo, luego de la intentona de independizar al estado
Zulia de Venezuela en 1869. Pulgar logra subvertir a
la guarnición que configuraba el último bastión contra el recién instaurado
gobierno de Antonio Guzmán Blanco.
En
1902, tanto la fortaleza, como el fortín Solano y hasta el mismo Puerto Cabello
fueron objeto de los ataques de las baterías del acorazado
inglés HMS Charybdis y el
crucero alemán Vineta por
incumplimiento de pagos de deudas a estas potencias europeas durante el
gobierno de Cipriano Castro.
En
la época de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez,
el castillo fue convertido en cárcel donde estuvieron ilustres personajes
disidentes como el general José Manuel "Mocho" Hernández,
el escritor José Rafael Pocaterra,
el general Ramón Cecilio Farreras,
el general José Rafael Gabaldón,
el anarquista Biófilo Panclasta,
el tribuno Jóvito Villalba,
el poeta Pío Tamayo, el caudillo Juan Pablo Peñaloza,
el líder estudiantil Rómulo Betancourt,
el escultor Alejandro Colina y
el poeta Andrés Eloy Blanco quien
escribió su obra poética Barco de Piedra, mientras duró su encierro y
con este nombre aludía a la forma alargada del castillo, prisión rodeada del
mar. En esa misma época sufrió cárcel el ilustre médico valenciano Nicolás
Figueredo Boggio, quien luego de dar un valiente discurso en contra de la
dictadura en la Plaza Bolívar de Valencia, fue mandado a apresar al día
siguiente por orden directa de Juan Vicente Gómez. Poco más de cien años antes
su abuelo el Coronel Fernando Figueredo prócer de la independencia, también
allí sufrió cárcel en manos realistas, cuando junto al Marqués Del Toro, fueron
derrotados en la Batalla de Araure en 1812. Posteriormente, éste a solicitud de
José Antonio Páez, tomó parte junto a su escuadrón de espadas del Batallón de
Húsares en 1823 en el asedio y toma del Castillo para desalojar el último
reducto español en Venezuela.
El
2 de junio de 1962, Puerto Cabello fue escenario de una cruenta lucha entre
tropas leales al presidente Rómulo Betancourt y
fuerzas sublevadas de la base naval con apoyo de civiles y guerrilleros. Este
hecho, que convirtió a la ciudad en campo
de batalla, se conoce como El
Porteñazo. Finalmente, el día 3 de junio, el Ministerio de
Relaciones Interiores anunció que, desde el amanecer, las Fuerzas Armadas
leales al gobierno habían puesto fin a la rebelión con un saldo de más de 400
muertos y 700 heridos. Tres días después, luego de ser capturados los jefes del
alzamiento, cae el último reducto de los insurrectos, el Fortín Solano.
Actualmente
el acceso a la fortaleza está restringido al público, por encontrarse dentro de
la Base Naval Agustín Armario.
CONCLUSIÓN Y EPILOGO
Espero
haber aportado un instrumento útil para los estudiantes y docentes de Puerto
Cabello.
Así
mismo, haber demostrado las hipótesis de trabajo planteadas y analizadas,
desmontando algunos mitos y ofreciendo la recopilación comentada de aspectos de
nuestra historia como ciudad, su valor e importancia dentro de la guerra de
independencia y la relación biunívoca, como tan paradigmática, no solamente de
la vida de Simón Bolívar y su desempeño histórico en los eventos desarrollados
en su territorio, como el valor geopolítico y geoestratégico de Puerto Cabello,
para el país.
Me
animo a reforzar la idea de que la fecha del 8 de noviembre de 1823 sea
reconocida y elevada a fecha patria nacional y no solamente de celebración
local.
De
esta manera, inspirar a los jóvenes para que estudien y conozcan más y mejor a
su ciudad y aprendan a quererla con conocimiento de causa y puedan en
consecuencia defenderla y propender a su evolución y desarrollo de todos su
desarrollo y bienestar
CN EDDY DARÌO BARRIOS OROZCO
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