miércoles, 23 de diciembre de 2015

¿QUÈ HACER?

Hemos ganado la AN; pero, el gobierno ha emprendido una campaña en la opinión pública para generar una matriz de descalificación y desconocimiento de los resultados, metiéndole miedo al pueblo de que la oposición acabaría con “lo bueno” que el gobierno habría logrado en 16 años.

Mi opinión es que si hubiera habido algo bueno, sería a un costo impagable por la sociedad, como fueran los logros administrativos y de infraestructura, ciertos y todavía verificables, de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Retan a la oposición y la criminalizan y no le reconocen los proyectos que ésta ha presentado de manera individual y en la propia AN, donde les cortan el micrófono y les golpean y les remueven la inmunidad y los botan. Esto ha sido así a lo largo de estos 16 años de aplanadora parlamentaria. Ahora, por voluntad del pueblo, la aplanadora tendrá un nuevo conductor.

Para mí, lo que se debe hacer y pronto es la reactivación del oprimido aparato productivo nacional, en una maniobra de tenaza, o en paralelo con la reunificación del tejido social fracturado por esta década y media de desunión y enfrentamientos, basados en una supuesta lucha de clases, inventada guerra económica y falso  antiimperialismo.

Para reactivar el aparato productivo habría que respetar el principio de propiedad, estimular y fomentar a la iniciativa privada y el emprendimiento; para que las fuerzas productivas logren crear riqueza, empleos productivos con seguridad social, puesta de manifiesto en salud y pensiones, acompañado de reentrenamiento de aquellos que las abandonaron para unirse al festín de Baltazar del despilfarro improductivo de la cooptación, el clientelismo y el populismo. Que los trabajadores puedan volver a operar eficientemente y con solvencia técnica las fábricas y que el nuevo empleo aprenda de sus mayores y tome los puestos dejados por aquellos que se marcharon al exterior a desarrollar la economía de otras naciones.

Que el empresario pueda adquirir los dólares que sus empresas han creado y que si están en el tesoro nacional, es gracias al principio de unicidad del tesoro; pero, que todos sabemos que son el resultado de las exportaciones de bienes y servicios,  tanto del petróleo como de los productos llamados no tradicionales; pero que, para mí, son lo que era nuestra originaria tradición productiva (café, cacao y otras manufacturas del sector secundario de la economía) antes que reventara el Zumaque 1.

Que se eliminen los peajes burocráticos y los jefes corruptos enriquecidos por el cohecho y la mordida institucional. Que se cambie de la mentalidad socialista a una de libre empresa, con el dosificado y adecuado control del estado en función de primo ínter pares, para evitar que el CAPITAL explote al TRABAJO o que éste extorsione y sabotee al primero amparado en decisiones de inamovilidad para esconder la incapacidad del estado de crear empleos y alcanzar las metas de producción nacional. Hay que volver a un sistema de remuneración integral y de seguridad social de capitalización individual mixto, donde el trabajador gane bien a valor presente y configure su propio plan d retiro, no ese donde el gobierno mete la mano en la "caja chica" de los fondos de pensiones, como fuera el caso del  ineficaz IVSS. Esto es indispensable para que esta tierra de gracia sea no sólo el emporio de riquezas naturales que siempre fue y no ha dejado de ser por gracia de Dios, sino que sean transformadas en realidad para el bienestar de nuestro pueblo. No debemos conformarnos con el mero crecimiento de las variables e indicadores macroeconómicos, si éstos no se reflejan en los indicadores sociales; o sea, lo que se llama desarrollo.

Eso sí, no podemos corregir la crisis con los mismos pensamientos y hombres que la crearon. Esto es sencillo, una verdad evidente.  Por eso, el sabio y poderoso pueblo de Venezuela decidió cambiar a los diputados y no fue un cambio cosmético cualquiera, sino uno radical y profundo, la tortilla fue revertida totalmente, en claro mensaje que debería ser escuchado por perdedores, pero aún más por los ganadores. No queremos comunismo, ni el eufemismo del socialismo del siglo XXI ni de ningún siglo o fuente de inspiración como fuera ese de dudosa estirpe, como fue la emulación del castro comunismo.


En este particular hay que agregar que no fue solamente que los lideres torcieron el rumbo y se volvieron corruptos, se asociaron con el narcotráfico y se aliaron con intereses ajenos a nuestra geopolítica, haciendo connivencia internacional con el terrorismo, sino que - de entrada - el modelo adoptado era y es erróneo, y así lo hubieran seguido a la letra, como en efecto creo que hicieron, pero con ángeles como de líderes, hubieran fracasado de igual manera. Esta es una comprensión esencial que todos debemos hacer; pues, se le está vendiendo al pueblo una engañosa idea de un presunto  arrepentimiento de algunos líderes aviesos como manipuladores, de reconocimiento tardío de errores, etc., como abonando el camino para un posible regreso  para intentar una vez más. Ahora si resulta válida la frase de “NO VOLVERAN”; y no deben volver, porque han demostrado incompetencia, corrupción y que no tenían ni la más mínima idea de cómo se administra una república democrática y de justica social, de respeto al estado de derecho y la constitución, como de eficiencia gerencial pública. 

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